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ღ Capítulo 10 ღ

Me marcho cuando las cosas están bien, nunca entendí del todo la forma en la que me mirabas, de manera que nadie más podría. Lo siento, mi amante desconocido, lo siento por no poder creer que alguien realmente pueda empezar a enamorarse de mí.
—Sorry; Halsey

La música de ese viernes por la noche en el bar más económico de la ciudad era una mezcla básica de electrónica que tenía a todos saltando en la pista formada frente a la entrada. Para tratarse de un lugar en el que diluían las bebidas alcohólicas con agua, estaba bastante bien concurrido y el ambiente que se respiraba era de todo menos fresco.

A salvo de todos esos cuerpos sudorosos, en una de las sillas en la esquina derecha de la barra, Jungkook pidió su cuarto vaso de alguna marca barata de ginebra. Él odiaba tomar y que no fueran bebidas de las buenas, pero ese día no había tenido muchas opciones. Una copita de cristal apareció en su campo de visión, siendo sostenida por una mano de dedos delgados perteneciente a un brazo cubierto por una cazadora gris, levantó la mirada para encontrarse con un tipo alto que le sonreía con las cejas enarcadas.

—¿Qué? —preguntó, llevaba veinte minutos esperando, no estaba en su mejor estado de ánimo.

—¿Me permites invitarte un trago, precioso? —El azabache le observó de arriba a abajo sin pudor, tomándose el tiempo de recorrer todo su cuerpo con la mirada mientras consideraba sus opciones. El chico era guapo, esbelto, tal vez le hacía falta un poquito de músculos en los brazos y en unas cuantas zonas más, pero poseía un porte atractivo. Nah, no estaba ni la mitad de lo bueno que Kim.

—No me interesa —respondió, volviendo la mirada a su propia bebida. El muchacho lo intentó un poco más, pero la llegada de Yeri hizo que desistiera y se marchara—. Te tomaste tu tiempo —le dijo, mientras ella se acomodaba en el asiento a su lado.

—Eh, que tú fuiste el que me canceló ayer —se defendió, haciendo una seña al barman para que le sirviera algo fuerte.

—Ya, te avisé una hora antes de nuestro encuentro, no seas injusta. —Dio un trago a su bebida y observó a la muchacha arreglarse el cabello con los dedos—. ¿Qué has estado haciendo? —preguntó—. Me refiero a... Ya sabes.

—¿Umh? Solo estoy centrándome en mis estudios, ahora casi ni estoy saliendo —contestó, tomando de la copa que le habían puesto enfrente.

—Oh...

—Quieres hablar de Taehyung, ¿no? —inquirió, yendo al grano, y se giró en el asiento para mirarle de frente.

—Sí, bueno, cómo decirlo... En realidad todavía no le conozco bien, pero no me ha generado la impresión de que sea... Huh, ¿un auténtico hijo de puta? —dijo, como si intentara buscar las palabras adecuadas, y resopló ante la mueca de incredulidad de su compañera—. No lo sé, Yeri, lo único que puedo destacar que no sea tan correcto es que no parece recién salido de una relación.

—¿Eso qué significa? —cuestionó, de repente terminando su trago de un tirón.

—Bueno, ayer nos morreamos, no parece que te eche mucho de menos —soltó, con una sonrisita ladina, la rubia rodó los ojos y pidió que rellenaran su copa, Jungkook la imitó, empujando su vaso hacia el bartender.

—No me refiero a eso.

—Significa que el tío es amable, es cortés, se interesa por las personas —explicó, dando vueltas a su bebida sobre la barra.

—No me jodas, ¿te enamoraste de Kim?

—¿Disculpa? —preguntó, volviendo a mirarla, como si lo que acabara de escuchar se tratara de una ofensa de las grandes—. Taehyung es atractivo y definitivamente mi tipo, pero no voy a enamorarme por eso, hay muchos chicos así —espetó—. Pensé que me conocías.

—Y yo pensé que ibas a enamorarlo, no a jugar a conocer todo de él —dijo con molestia, el muchacho comenzaba a sentirse irritado. Acabó la ginebra y esta vez pidió que le sirvieran algo más fuerte.

—¿Cómo pretendes que no le conozca si tengo que pasar tiempo con él? Escucha, solo te estoy pidiendo que me digas algo más, lo que sea. Haz que le odie para no sentirme como una basura por lo que haré —pidió, llevando el vaso nuevamente lleno a sus labios, e hizo una mueca ante el cambio brusco de sabor—. Si es verdad todo lo que me dijiste sobre Taehyung, entonces eso no ha de ser difícil, ¿no?

—No, hombre, si Taehyung es el tipo perfecto —dijo ella, con evidente sarcasmo—. Supuse que esto pasaría, pero no te culpo, yo también caí ante él después de todo —masculló—. Sé que parece un puto ángel, ¿bien? Sé que a quien sea que le preguntes solo te dirá cosas buenas de él, créeme lo sé, y por eso te confié a ti esto, porque pensé que tú ibas a verlo como es realmente, porque pensé que tú sí te le ibas a resistir. Pensé que eras más fuerte, supongo.

Jungkook evadió sus ojos rencorosos para terminar su trago y el barman volvió a llenarlo sin que él tuviera que pedirlo. No sabía si era por lo que ya había bebido, pero se sentía susceptible y con muchas ganas de pelear... O de conseguirse una cajetilla de cigarros, o de llevarse al baño al primer sujeto medianamente bueno que se le atravesara. Además, la voz de Yeri estaba resultándole fastidiosa por alguna razón, o eran sus palabras, quién sabe.

—Me pediste hacer esto —comenzó, mirando a la muchacha, quien se mantenía a la defensiva—, pero tú estás llevando tu propio plan aparte. Vi la foto que le enviaste, creí que yo ya estaba cumpliendo con tu idea de venganza.

—Oh, disculpa si no puedo quedarme de brazos cruzados luego de que me fuera infiel como si no importara —explotó, levantando un poco la voz.

—Yeri, linda, ese afán que tienes por lastimarle yo no lo tengo —le dijo, manteniéndose sereno—. Háblame más de ese día, dime lo que viste, me ayudará. —Su acompañante suspiró, pero asintió con la cabeza, dando un último sorbo al contenido de su copa.

—Bien, antes de que eso ocurriera estábamos teniendo algunos problemas y habíamos discutido, pero los dos somos tan malditamente orgullosos que no buscamos arreglar las cosas en ese momento —contó, con el azabache escuchándole con mucha atención—. Así que, ese día, fui a su casa porque quería que lo habláramos, no me gustaba que nuestro último encuentro hubiese terminado mal. No me gustaba que peleáramos. Mandé a la mierda mi jodida dignidad para buscarle y, cuando llegué, me encontré con que la puerta estaba entreabierta. Así fue como los vi, de pie en medio de la sala, Min Yoongi tenía sus imbéciles manos en la cara de Taehyung y... y... —Negó con la cabeza, Jungkook ya se había bebido dos vasos más para ese punto—. Me enojé tanto, empujé la puerta y ellos notaron mi presencia, los dos me miraron y él ni siquiera hizo el esfuerzo de acercarse, cuando me marché tampoco me siguió y luego de eso no volvió a buscarme, no se molestó en dar alguna explicación.

—Oh...

—Mira, no digo que Taehyung sea una mala persona. Sé que digo cualquier cosa de él porque estoy enfadada, pero era mi novio y le quise, le conocí. Salir con él era que siempre se ofrecía a pagar la cuenta y me abría la puerta del copiloto sin falta, son sus técnicas de conquista y es por eso que puede tener a quien quiera a sus pies, pero cuando ve que te tiene en sus manos, pues... no le interesa hacerte mierda.

—Tú eres igual... —masculló sin mirarla, luego de otro largo trago.

—¿Qué? —preguntó, con el ceño fruncido—. Deja eso. —Empujó su muñeca para que soltara el vaso, notando que el barman estaba bastante entretenido en mantenerle el contenido a tope.

—Que tampoco te interesa hacerle mierda —espetó, pasando de ella y volviendo a tomar. En lo que el hombre tras la barra tardaba en servirle más, se inclinó para alcanzar la copa de Yeri para acabarse también la suya, sin importarle en lo más mínimo que fueran bebidas alcohólicas diferentes—. ¿Te enamoraste de él? —preguntó, mirándole de soslayo, antes de darle tiempo a defenderse. Su acompañante abrió la boca, pero volvió a cerrarla en un breve titubeo que le hizo fruncir el ceño, como la primera vez que le había preguntado algo parecido.

—No sé si estaba enamorada, ¿bien? No llevábamos tanto tiempo, pero me gustaba y pensé que yo le gustaba también, pensé que lo nuestro iba en serio, que llegaría lejos. Yo sí estaba ilusionada, maldita sea. No es tan fácil enamorarse, Jungkook —añadió para excusarse—, pero eso tú lo sabes muy bien.

—Deja de recriminármelo —le dijo—. Me lo estás echando en cara, deja de hacer eso. Somos amigos, no se supone que me juzgues.

Observó su vaso lleno con una expresión de molestia, sintiendo los ojos de la chica clavados en su perfil.

—Dices que te importa y que estabas ilusionada, pero no lo hablaste con él, y ahora quieres que yo lo enamore y le rompa el corazón cuando tú ni siquiera estás segura de haber estado enamorada. Dices que te duele haberle visto besándose con su mejor amigo y ahora le envías fotos morreándote a otros tíos. Olvidaste que tenías amigos cuando estabas con él, pero me buscas para que te vengue cuando vuestra relación termina. —Levantó la mirada, llevándola por fin a los orbes marrones de su amiga—. O eres una hija de puta o no le querías, y si es que no le querías, entonces eres una hija de puta por desear hacerle daño de todas formas.

La muchacha se irguió en el asiento, con una expresión que no tenía nada de amable, lista para decirle sus buenas palabrotas, pero el azabache levantó la mano y negó con la cabeza, volviendo a evitar el contacto visual.

—Deja, estoy ebrio. Lo siento, no quiero pelear contigo, sigamos hablando de esto cuando esté en mis cinco sentidos, por favor.

—Sí, hagamos eso —masculló, con la mandíbula tensa, y se levantó mientras arreglaba su cabello—. Llámame cuando no vayas a decir tantas estupideces —añadió, ajustando su sudadera con fuerza y un semblante molesto, pero le dedicó una última mirada antes de marcharse—. ¿Te gusta Taehyung? —inquirió, decidiendo que era bueno aprovechar el estado actual del chico para saber la verdad.

—Taehyung es sexy —respondió, sin regresarle la mirada—. Es cortés y besa jodidamente bien —añadió, con una sonrisa ladeada, Yeri soltó una risa amarga y sin gracia.

—Casi te escuché decir sí. Al final solo eres un pobre gilipollas más al que consiguió tener a sus pies sin siquiera esforzarse, pero descuida, podrás unirte al club —escupió las palabras y dio media vuelta para largarse de ahí luego de arrojar algunos billetes a la barra.

Jungkook perdió la cuenta de cuántos vasos de una mala imitación del Ron Stroh más se bebió después de eso, pero se sentía frustrado.

Se levantó con la estridente música moviéndole el suelo y esquivó a las personas que bailaban y se drogaban dispersas por todo el lugar. Tenía la intención de largarse de ahí, pero se detuvo en una esquina porque lo menos que quería en ese momento era tomar el tonto autobús y volver a su estúpido y solitario apartamento. Sacó el móvil del bolsillo delantero de sus pantalones vaqueros y buscó el nombre de su rubio amigo entre sus contactos. Tuvo que apretar el aparato con fuerza contra su oreja para escuchar los timbres, y él no tardó demasiado en contestar.

—¿Jungkook-ssi? ¿Dónde estás?

—Umh, en el bar que queda en una esquina sobre la calle donde hay como cuatro moteles juntos —explicó, hablando fuerte para que le escuchara sobre todo el estruendo.

—¿En ese barcito de mala muerte? Tío, eso es caer bajo incluso para ti. —Le escuchó decir con una risita, y comprobó que de su lado también se escuchaba música fuerte de fondo.

—Ya, ¿dónde estás tú?

—En una disco con Sannie, te escribí para invitarte y pasaste de mí. Jimin hyung dijo que también se nos uniría en un rato, se antojó por la foto que subí. ¿Vendrás? ¿Quieres que vaya por ti?

—No, no, quédate con San-ah.

—Kook, ¿crees que me molesta ir por ti? Espérame dentro, llegaré enseguida.

—Que te quedes con tu novio, mierda, si vienes te patearé el trasero —le dijo, y colgó la llamada sin dar tiempo a Wooyoung de contestar. Suspiró con irritación, buscando otro nombre entre su lista de contactos con la cabeza dándole vueltas, y presionó en la opción de llamar.

—¿Jungkook?

—Jackson, ¿a qué te referías esa vez cuando me dijiste que Kim Taehyung ya había tenido suficiente con mi amiga?

—¿Huh? ¿Estás ebrio? ¿Dónde estás ahora?

—Contesta, joder —gruñó, y se desplazó por el lugar, barriendo a las personas con la mirada.

—Uno escucha muchas cosas, pero si no quieres tener esta conversación con él entonces háblalo con su mejor amigo, pregúntale por los bajones de autoestima de Kim. —Frunció el ceño, sintiendo que esas palabras le mareaban todavía más, y se llevó la mano izquierda a la sien—. Veo que no me has llamado para aceptar mi propuesta, así que colgaré ahora. —Jungkook rodó los ojos ante su tonito arrogante y colgó, divisando a su objetivo a lo lejos.

Volviendo a guardar el móvil, avanzó hasta el chico de cazadora gris, quien estaba en una esquina aparentemente intentando coquetear con alguien, y tiró de su hombro para hacer que se volteara. El muchacho deslizó la mirada por todo el cuerpo del azabache y le dedicó una sonrisa ladeada, no demorando en seguirle cuando él se lo pidió con una seña, olvidando a la otra persona que tampoco le copiaba mucho. No era como que hubiese que pensar demasiado teniendo a semejante hombre encabezando la marcha hasta los baños.

Había un par de personas más metidas en sus cosas ahí dentro, donde la música se ahogaba los suficiente como para poder escuchar los jadeos exagerados. Jungkook tiró de él hasta uno de los cubículos y cerró la puerta a sus espaldas, el desconocido no tardó en lanzársele encima, intentando alcanzar sus labios, pero ladeó el rostro para evitarlo e hizo un gesto de negación con la mano.

—Oh, no, no, nada de morreos —aclaró, sujetándole de los hombros. Bien, él no solía negarse a eso, prefería no complicarse, pero en esa ocasión simplemente no le apetecía besuquearse con el tipo. El más alto aceptó con un encogimiento y le empujó hasta presionarle contra la pared de acero inoxidable, dirigiendo entonces la boca a su cuello, comenzando a repartir besos ahí mientras le desabrochaba los vaqueros y asimismo bajaba la cremallera—. ¿Viniste solo? —preguntó, dejándose hacer.

—Muy solo —le respondió él, comenzando a mordisquear la piel de sus clavículas a la vista por los dos botones abiertos de su camisa negra.

—Ni se te ocurra dejar marcas —advirtió—. Ah, tú solo haz lo tuyo —masculló, irritado, y le empujó la cabeza hacia abajo con un poco de brusquedad para hacer que se arrodillara de una vez.

El chico no se quejó y procedió a sacar la camisa del azabache de dentro de su pantalón antes de bajar su bóxer. Jungkook miró hacia abajo, pero sus cabellos de color cenizo no fueron los rojos que deseaba ver.

—Mierda —musitó, apretando los dientes, y terminó alejándole, ganándose una mirada confusa. No añadió nada más y salió de ahí, volviendo a arreglar su ropa con la frustración desbordándose por sus poros.

Dejó los baños y se pasó una mano por el cabello, el ambiente de fiesta y desenfreno le dio la bienvenida de nuevo y se dirigió a la salida, esta vez dispuesto a marcharse aunque tuviera que hacerlo en transporte público. No pudo disfrutar correctamente de su noche de viernes por todo el maldito alcohol que se había metido durante una patética conversación que quizá ni siquiera había durado sesenta minutos, y todo era culpa del tonto de Taehyung y de sus adictivos labios que no podía sacarse de la cabeza luego de haberlos probado hacía poco más de veinticuatro horas.

«Estúpido, estúpido Kim Taehyung».

Visualizó el pequeño letrero rectangular que indicaba la salida con letras iluminadas de color rojo... rojo como su cabello. Sin embargo, las cortinas oscuras fueron abiertas antes de que él las alcanzara y su cuerpo entero se quedó estático al reconocer a la persona que era protagonista de todos sus delirios. Él también le vio, porque no dudó en acercarse de inmediato.

—Jungkook, ¿estás bien? —Ah, esa jodida voz suya, tan profunda como el abismo en el que estaba cayendo al mirar sus ojos marrones e intensos.

Huh, ¿qué?

Taehyung le sostuvo por los hombros al ver que no reaccionaba y el menor sintió que su piel ardía ahí donde él la tocaba, por más que estuviera la delgada tela de su camisa de por medio. El pelirrojo escudriñó al detalle su rostro y el resto de su cuerpo, revisando su estado.

—Vamos, te llevaré a casa —dijo, luego de asegurarse de que todo estaba en orden. Tiró de su muñeca y le sacó del lugar, siendo recibidos por el aire fresco y el silencio nocturno de las tranquilas calles.

—¿Cómo me encontraste? —le preguntó, intentando seguir su ritmo, con la vista clavada en los bonitos dedos largos que rodeaban su antebrazo.

—Wooyoung-ah me lo dijo —respondió sin mirarle—. Más bien le pidió a Yoongi hyung que me lo dijera, no tenía mi número. Mencionó que patearías su trasero si era él quien venía.

—Ah... —musitó, el mayor se detuvo en un callejón vacío cuando ya se habían alejado lo suficiente del bar y se giró para dedicarle una mirada severa, soltando su muñeca y cruzándose de brazos.

—¿Por qué estabas aquí solo? ¿Sabes la clase de personas que vienen a este lugar? No, de hecho eso no me interesa, pero tienes que ser más consciente. Toma hasta perder la puta cabeza únicamente si estás con alguien de confianza que no va a permitir que te pase algo. ¿Sabes lo peligroso que es emborracharte cuando estás solo? ¿Cómo pensabas irte, ah? ¿Ibas a subir a un taxi en este estado, a solas con un conductor desconocido? ¿O acaso pensabas irte en el maldito autobús?

Jungkook le observó regañarle, pensando en lo endemoniadamente sexy que se veía así de molesto. Se perdió por un momento en el movimiento de sus rosados labios, y es que casi le parecía que estaban rogando por los suyos.

—Eres un chico guapo y ebrio, cualquiera querrá aprovecharse de ti en estas circunstancias, joder.

—¿Y tú estás dentro de ese cualquiera?

—¿Qué? —Taehyung le observó con el ceño fruncido, ¿acaso no había escuchado nada de lo que dijo? El azabache se acercó hasta rodear su cuello con ambos brazos y el mayor siguió con atención sus movimientos, sin relajar su tenso semblante.

—Aprovéchate de mí, Tae —musitó sobre su boca, pudiendo percatarse del movimiento pesado de su pecho debido a la cercanía—. Puedes hacer lo que quieras conmigo —le dijo, plantando entonces sus labios en los de él y pegándose a su cuerpo lo más que podía.

El pelirrojo le correspondió, apoderándose de sus caderas con un agarre firme y posesivo, besándole con fuerza y una fogosidad que le hizo sentir acalorado al primer segundo. Y, mierda, ese era el calor corporal que quería que le abrazara, ese era el cuerpo que quería contra el suyo. Aunque no lo comprendiera del todo, era con él con quien se sentía cómodo. Jadeó cuando la lengua del mayor se abrió paso hasta encontrarse con la suya, todos sus instintos solo pedían más contacto. Se presionó contra él, frotando sus pelvis juntas y tirando de sus cabellos, haciéndole gruñir. Taehyung mordió su labio inferior, como si quisiera dejar en claro que le pertenecía y Jungkook no estaba en condiciones de negar eso en aquel momento.

—Ten cuidado con lo que dices —le advirtió entonces, con una mirada oscurecida en lujuria que envió una punzada directa a su entrepierna. ¿Bajones de autoestima? Pero si ese tío era un puto dios.

Su espalda fue estampada en la pared de cemento, el beso era tan rudo, pasional y excitante que estaba acabando con toda su cordura, y es que en ese chico sin duda había todo lo que a él le gustaba en un hombre. Se aferró a su cuello para rodear su cintura con las piernas cuando él le levantó por los muslos, y se abrazó con fuerza a su cuerpo para mantenerle cerca. Kim apretó su trasero a su gusto, robándole pequeños jadeos que morían contra su boca. El pelirrojo bajó por su mandíbula hasta su níveo cuello, haciendo al menor suspirar ante la forma tan intensa en la que repartía húmedos besos que le erizaban la piel y le hacían desear más. La sensación de sus labios en esa zona sí le gustaba, los suyos sí, y era una maldita tortura.

Llevó ambas manos a sus mejillas para redirigir su rostro y volver a apoderarse de sus labios, labios expertos que amenazaban con volverse su jodida perdición; los chupó y mordió tanto como quiso, sus pantalones se sentían estrechos y su frente seguro estaba brillante por la fina capa de sudor consecuente de tanto calor. Sus pechos se empujaban entre sí al compás de sus respiraciones entrecortadas, sus manos repartían caricias que ardían en deseo, sus cuerpos sabían lo que querían, pero el mayor no permitió que se extendiera más y se separó de su boca.

—No, no te alejes —pidió, con voz débil, volviendo a buscar ese contacto. Quería más de sus besos, quería más de sus roces. Taehyung mordió con suavidad su labio inferior una última vez y tomó distancia de nuevo.

—Jungkook, espera —murmuró, viendo que su acompañante insistía, y le dejó con cuidado en el suelo—. Estás demasiado ebrio —señaló, con un tono bajo, sus ojos se desviaron a los labios rojos e hinchados del chico, sabiendo que los suyos estaban en las mismas condiciones.

—No importa —expresó, repartiendo besos por su mandíbula que hicieron al mayor entrecerrar los ojos.

—Sí, sí importa —replicó, acunando su rostro con ambas manos para detenerle—, porque en definitiva yo no estoy dentro de ese cualquiera. No haré nada más contigo en este estado. —Jungkook le hizo ojitos y sus labios formaron un puchero que Taehyung ansió besar, pero se resistió.

—No pierdo la consciencia de mí mismo cuando estoy ebrio, solo me vuelvo más honesto. ¡Por eso es que estoy diciendo esto! —le dijo, mirando directo a sus ojos para que viera que estaba seguro—. Además, tengo buena resistencia para el alcohol, sé quién soy y sé quién eres. Ahora bésame.

Fue él mismo quien inició un nuevo beso, esta vez más suave, recibiendo delicadas caricias en las mejillas mientras movían sus labios sobre los del otro, saboreando sus bocas con calma, perdiéndose más en las sensaciones. Un vaivén lento pero profundo que casi les agitó más que el encuentro desenfrenado de antes. El pelirrojo se separó despacio, tomándose su tiempo para soltar su labio inferior, y miró los bonitos orbes oscuros del muchacho, eran tan brillantes que perfectamente podrían contener una galaxia.

—Vamos a casa, pequeño, tienes que descansar. —Salió del perímetro que alcanzaba a cubrir su calor corporal y volvió a tirar de su muñeca para hacerle caminar—. Dejé el coche a unas cuadras, el tráfico estaba pesado y no tenía tiempo para eso —explicó, con el menor siguiéndole a regañadientes.

—¿Te quedarás a dormir conmigo? —preguntó, enfurruñado. Su acompañante exhaló una pequeña sonrisa.

—Tal vez otro día. —Jungkook resopló en respuesta. Ugh, tonto y jodidamente sexy Kim Taehyung.

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