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ღ Capítulo 1 ღ

¿Cómo es que soy el único que parece interponerse en mi camino? Últimamente he estado jodiendo algo bueno en cualquier oportunidad que pueda tener. Y no estoy tratando de estar solo, pero todo lo que toco se convierte en piedra.
—Maybe; Lewis Capaldi

La helada brisa de una pacífica noche despejada acarició la piel blanquecina de su rostro, ráfagas frías que intentaban calar en su cuerpo a través de sus ropas. No era sorprendente que incluso el viento quisiera rozar su atractiva figura.

Las suelas de sus botas resonaban contra el pavimento y los dedos de sus manos ajustaron la cazadora por los pliegues de imitación de cuero. Había pocas personas transitando la calle a esas horas y atraer la vista de todos ya se le hacía completamente normal, que se lo devoraran con la mirada era el café de cada día.

Se percató del muchacho que se mordía el labio inferior mientras deslizaba los ojos por todo su cuerpo sin pudor, así que le guiñó un ojo cuando pasó por su lado, llevando también una mano a sus propios cabellos azabaches para despejar su frente, en un movimiento tan sensual como solo él podía hacerlo. Sexy, Jeon Jungkook era sexy.

Apreció de reojo el ademán que hizo el desconocido mientras le dejaba atrás, como si hubiese querido pedirle que se detuviera y Jungkook tal vez lo habría hecho, pero tenía prisa por llegar al encuentro imprevisto en el que reclamaban su presencia con apremio.

El bar en el que le habían citado estaba más abarrotado de lo que era usual para un monótono día martes, la alegre música del interior le recibió junto a las luces de colores y el olor a transpiración, alcohol y sexo. Deslizó la mirada por las personas que se encontraban en la barra mientras se abría paso entre los hormonales bailarines que parecían querer quitarse la ropa. El frío del exterior se desprendió de su piel tan rápido como un cuerpo sudoroso se le puso en frente para bloquearle el paso. Dejó de buscar a su objetivo y rodó los ojos cuando reconoció al sujeto, una mano voló hasta apretujar su cintura y Jungkook no dudó en apartarla de un manotazo.

—Volviste. —El tipo era alto y de hombros anchos, buena contextura física y lengua experimentada, pero tan intenso que se le hacía insoportable. Su aliento apestaba a hierba barata y a una combinación de bebidas alcohólicas y energéticas, sus cabellos castaños se pegaban humedecidos a su frente.

—Jackson, no sé cómo más decirte que no volveré a acostarme contigo. Yo no repito, lo siento —le dijo, ya tenía perdida la cuenta de la cantidad de veces que había pronunciado esas últimas palabras, se las había dejado tan claras el primer día que su insistencia ya le tenía bastante nerviosito.

Palmeó su hombro amistosamente y le pasó de largo cuando visualizó una rubia cabellera, perteneciente a una muchacha delgada que estaba ubicada en una de las mesas del fondo con dos shots de alguna bebida fuerte enfrente. Caminó hasta llegar al asiento frente al de ella y se dejó caer en él con una exhalación, mientras la chica se bebía uno de los tragos de un tirón. Jungkook observó con emoción el otro vasito de cristal que suponía era el suyo y estaba a punto de tomarlo cuando ella se le anticipó, terminándolo también de una sola.

Frunció el ceño y abultó sus labios, centrándose entonces en detallar mejor a su amiga de la infancia, con quien hacía rato no se veía, y se sorprendió cuando fue consciente de su aspecto. Yeri tenía corrido el rímel y el delineador negro, dejando sus ojos con un bordeado oscuro cual oso panda, las comisuras de sus labios tenían unos ligeros manchones carmín, como si se hubiese quitado bruscamente el labial con el dorso de la mano, y sus dientes se apretujaban entre sí como parte de un semblante tenso, que dejaba en claro su estado furibundo e irritable.

Wow, ¿qué pasó contigo? Parece que te ha arrastrado un camión de carga pesada —le dijo, intentando aliviar la tensión del ambiente, pero la mirada seria y oscura que la muchacha le dedicó le hizo saber que no estaba de humor para sus bromitas.

Uno de los camareros se acercó para dejar sobre la mesa otras cuatro copitas de aquella bebida ambarina y rellenar las dos vacías, dejándoles además un plato pequeño con rodajas de limón. El hombre le dedicó una sonrisa coqueta a Jungkook antes de irse y el azabache le respondió con un guiño sugestivo, después se bebió el primer shot, comprobando que era un tequila del bueno.

—Entonces... supongo que no me pediste que viniera para jugar a las adivinanzas. —Yeri levantó la mirada para clavar sus marrones ojos en los oscuros de su acompañante, se recostó en el espaldar del asiento luego de otro trago y cruzó los brazos sobre su pecho.

—Sabes de mi novio, ¿cierto? —preguntó, su amigo apoyó los antebrazos en la cuadrada mesa metálica para inclinarse en su dirección, dándole toda su atención.

—Linda, tus diez publicaciones diarias con él me han dejado más que claro que no puedo hincar mis dientes en su bonito trasero —respondió, con una sonrisa de labios apretados—. Por supuesto no lo supe de tu boca, desde que sales con él te has olvidado de nosotros los mortales. El típico comportamiento de un idiota enamorado, según sé.

—Jungkook, justo ahora no tengo ganas de que seas un patán celoso. —El azabache soltó una risita sin gracia ante sus palabras—. Necesito tu ayuda.

—Oh, así que de eso se trata. —Se dejó caer contra el respaldo y sus dedos se cerraron en torno a otro vasito de tequila, que llevó a sus labios para dejar deslizar el líquido por su garganta—. Ahora entiendo por qué volviste a mí. Escupe.

—Ya no estamos juntos —informó, luego de rodar los ojos.

—¿La parejita feliz no funcionó? ¿Qué pasa, quieres mi ayuda para recuperarlo? —cuestionó, con un tono que mezclaba diversión y sarcasmo.

—No, quiero tu ayuda para vengarme —aclaró, su compañero la miró con los ojos entrecerrados.

—Voy a necesitar que te expliques, cariño, porque realmente no estoy entendiendo nada.

—Escucha —le dijo, acomodándose en el asiento y mirándole fijamente—. Esta tarde fui a su casa y le encontré morreando a un tío. Un tipo, Jungkook. Ni siquiera sabía que también le van los hombres.

—Uh, eso es feo.

—Íbamos a cumplir cinco meses en una semana —añadió, negando con la cabeza, y se pasó los dedos por los pómulos para retirar un poco del maquillaje que se había corrido gracias a las lágrimas de mera frustración—. Yo... me siento tan...

—¿Imbécil? —completó, recibiendo una mirada fulminante. Él no quería sonar apático, pero no comprendía lo que era una decepción amorosa, no era el indicado para brindar consuelo si es que era eso lo que la chica pretendía—. ¿Entonces, quieres que yo...? —dejó la pregunta en el aire, esperando que ella la completara, si le había buscado para pedirle que le partiera la cara a puñetazos a su ex novio podía ir despidiéndose de la idea, él era muchas cosas, pero un chico violento no hacía parte de ellas. Yeri fue quien se inclinó en la mesa en esa ocasión, con una expresión seria y ojos que casi lanzaban dagas filosas.

—Quiero que vayas con él y utilices todos tus atributos para conquistarlo y luego botarlo, quiero que sienta lo mismo que yo, quiero que lo destroces y que me lo envíes de regreso en cientos de pedacitos. —Jungkook observaba a su acompañante con la boca y los ojos bien abiertos, esa adorable muchacha rubia no tenía nada de adorable en ese momento y su petición le dejó escandalizado por varios segundos.

—Espera, espera. Me estás pidiendo que-

—Rompe el corazón de Kim Taehyung —soltó, con la mandíbula tensa, por si acaso no había sido lo suficientemente clara.

—Yeri... —murmuró, incapaz de creer que su buena amiga de la infancia estuviera pidiéndole jugar con los sentimientos de alguien. Vale que Jungkook no era una persona de compromisos, pero siempre dejaba eso en claro antes de cualquier cosa, si alguien no lo aceptaba, entonces solo se marchaba, así funcionaba, lo que ella quería que hiciera estaba por debajo de sus principios.

—Eres el indicado para esto, hacías apuestas con Wooyoung en la preparatoria por quién conseguía más citas y eras el puto dios en eso. Por favor, Jungkook. A Taehyung no le importó lo que yo sentía a la hora de comerse la boca con otro hombre, hazlo por mí —pidió, atrapando las manos del azabache por encima de la mesa—. Lo enamoras y lo dejas de la peor forma, no tienes que comprometerte en nada ni renunciar a tus noches de sexo, alcohol o lo que sea.

—Ya. ¿Te das cuenta? No sé cómo enamorar a alguien, Yeri, solo soy bueno coqueteando y a la hora de la verdad ni siquiera llego al final porque en realidad no me gusta acostarme con cualquiera —le dijo, las palabras escapando a una velocidad rápida de su boca—. Yo no creo que yo sea el indicado.

—Eres el único que me ayudaría... —Su voz sonó algunos tonos más baja, pero lo suficientemente audible para que el muchacho le escuchara por encima de la música y del ambiente de fiesta—. Lo que Taehyung hizo de verdad me duele, y mientras yo tengo el maquillaje estropeado él tal vez está revolcándose con ese tío. —Jungkook resopló.

—Muy bien, te ayudaré —accedió, los ojos de su acompañante se iluminaron—, porque eres mi amiga, te aprecio y me parece una mierda que jueguen contigo.

—Gracias, Jungkook —musitó, el de oscuros cabellos hizo un sonidito de afirmación y se llevó a la boca un shot de tequila, ella no dudó en imitarlo.

—Háblame de él.

—Bueno... Taehyung es un chico demasiado atractivo, ya sabes, del tipo que queda bien en todas las fotos y que nadie puede quitarle la mirada de encima. Tiene una voz que dejaría de rodillas al hombre más heterosexual del planeta y su cuerpo... Su cuerpo es un jodido monumento, Jungkook. —El azabache enarcó una ceja ante esa descripción, esperaba datos acerca de su personalidad para hacerse una idea de lo que le aguardaba, pero todo lo que Yeri había mencionado de Taehyung era físico, cosas que él mismo descubriría con tan solo hablarle una vez.

—Ya veo —comentó, y se terminó el último trago. Bueno, al menos podría divertirse un poco con su nuevo trabajito, para variar.

—Eso sí, le gusta tener el control, ya sabes, prepárate mentalmente para eso. —El muchacho bufó.

—Eso ya lo veremos. Espera, ¿estás diciendo que puedo acostarme con él? —preguntó, levantando las cejas—. ¿No te importa? ¿No dices que le quieres de vuelta?

—Para patearle el trasero cuando me suplique regresar —aclaró—. No voy a volver con él, Jungkook, tengo amor propio.

—Oh, pues bien, que te conste que no me voy a reprimir. Le tengo ganas a tu novio desde que subiste la primera foto, tenía que decirlo.

—Da igual, ya sé que esa es la manera en la que mejor se te da acercarte a las personas. —Yeri se encogió de hombros, restándole importancia, y se acomodó el largo cabello rubio, peinándolo un poco con sus dedos. Todo bajo la atenta mirada de incredulidad de Jungkook. 

—Ya, en fin. ¿Conoces al sujeto con el que le viste besándose? —Ella asintió, con una mueca de absoluto fastidio.

—Min Yoongi, su mejor amigo.

—¿Qué demonios...? —Frunció el ceño—. Ah, ¿es una manera de reforzar la amistad? —Negó con la cabeza ante sus propias palabras—. ¿Qué te dijo él al respecto? —Y sus cejas se fruncieron todavía más ante la expresión de su acompañante, ¿no lo habían hablado? ¿Ella no le había preguntado por eso? ¿No era lo normal buscar algún tipo de aclaración? Bah, él no entendía de esas cosas después de todo—. Como sea, ahora me encargo yo. Espero que ese Taehyung de verdad sea un auténtico hijo de puta, Yeri, porque lo que me pides no es cualquier cosa.

—Si no lo fuera no me habría puesto los cuernos con su amigo hombre. Te enviaré su dirección por mensaje, el resto es tu especialidad —le dijo, con una pequeña sonrisa ladeada, y se acomodó la chaqueta verde musgo—. Por ahora disfruta el resto de tu noche, aquella morena de ahí no ha dejado de mirarte en todo este rato —añadió, indicándole con un movimiento de cabeza el lugar de la barra donde una muchacha alta y de cabello corto le lanzaba miraditas seductoras, Jungkook hizo una mueca y regresó su atención a la rubia.

—No me van las mujeres, dulzura —le dijo, a modo de reproche, la chica rodó los ojos y se levantaron de sus asientos—. Por cierto, ya que lo mencionaste, Wooyoung te manda saludos —comentó, mientras caminaban hasta la barra para pagar.

—¿Hablas con él? —le preguntó, con cierto deje de sorpresa.

—Claro, los amigos normalmente hablan, Yeri, y Wooyoung... él nunca me dejó de lado por San.

—Jungkook... —Detuvo el paso y el azabache hizo lo mismo, ella con una mirada de culpa por haber hecho a un lado a sus amigos tras conseguir novio y él con una sonrisa tranquilizadora, manteniendo una actitud fresca.

—Hey, no te agobies, no soy fan de los compromisos, ¿recuerdas? De ningún tipo. —Retomó el camino y Yeri le siguió en medio de un suspiro. Le aseguró que ella invitaba los tragos, diciendo que era lo menos que podía hacer, y el azabache no pudo insistirle en que no porque la cuenta sumaba más dinero del que cargaba en sus bolsillos.

Cuando salieron, la fría brisa del exterior les recordó que eran más de las once de la noche. El apartamento de Jungkook estaba a tres cuadras largas y Yeri pidió un taxi desde una aplicación de su móvil, el azabache la acompañó hasta que el vehículo llegó y, cuando se despidieron, no pudo evitar el impulso de tirar del brazo de la muchacha para que volviera a mirarle, siendo consciente de que el conductor estaba esperando.

—Aguarda, Yeri. —Ella le observó, a la espera de lo que tenía por decir. Se pasó una mano por sus cabellos oscuros, buscando las palabras idóneas—. Tú... ¿le querías? —preguntó, para sorpresa de su amiga.

—¿Qué?

—A Taehyung. ¿Le querías? —Detalló sus expresiones y la manera en la que abrió la boca y luego volvió a cerrarla, en un leve titubeo, antes de responder.

—¿Por qué me preguntas eso? Era mi novio, claro que le quería.

—Es solo que... intento comprender por qué deseas que alguien a quien quieres sufra —musitó—. Mira, no voy a recriminarte nada porque no sé lo que se siente una infidelidad y ya te prometí que te ayudaría, pero... ¿el amor es así? —pronunció, como si ese pensamiento le entristeciera—. Creo que cada vez me gusta menos.

La bocina del taxi llamó la atención de ambos, soltó el brazo de su compañera y le indicó que fuera con un movimiento de cabeza. Ella le miró como si le pidiera perdón, dejando salir el aire despacio.

—Eres un buen amigo, Jungkook, no como yo... Te debo una grande, no lo olvidaré. —Esbozó una pequeña sonrisa melancólica antes de darle la espalda para dirigirse al coche, contoneando las caderas y haciendo que su cabello se agitara.

Dejó salir el aire en un suspiro lento cuando se quedó solo, observando en silencio la carretera despejada, y guardó las manos en los bolsillos de su cazadora para regresar a su apartamento a descansar. Si recibió miradas sugerentes o no, no lo supo a ciencia cierta, puesto que, contrario a como era característico en él, mantuvo la mirada fija en sus zapatos la mayor parte del camino.

Su boca tenía un gusto amargo que no se debía al tequila, le sabía mal que ese tipo hubiese engañado a su amiga de hace más de nueve años y entendía que ella quisiera desquitarse de alguna manera, lo único que esperaba era que Yeri no siguiera pasando malos ratos debido a eso. Por más que se hubiese alejado, la chica tenía amigos que la querían y cuidaban su espalda, así que si ese Kim Taehyung había tenido el valor de hacerle daño, más le valía tener el valor de resistirse a Jeon Jungkook.

Se lanzó a su cama una vez que estuvo en su solitaria y oscura vivienda. El mensaje de Yeri con la dirección de su ex novio no tardó en llegar, no le quedaba muy lejos, pero aun así debía tomar el autobús. Una punzada de curiosidad le hizo abrir la aplicación de Instagram, su compañera no había perdido tiempo para eliminar todas las fotos que tenía con Taehyung de su cuenta. Él siempre había notado que le gustaba presumirlo y no era nada difícil de entender, el chico tenía una belleza que sobrepasaba lo legal y Jungkook no había tenido reparo en notarlo desde el primer momento, aunque no le había dado demasiada relevancia tratándose del novio de una de sus amigas de toda la vida. Sabía que muchas chicas le habían manifestado su envidia y que eso enorgullecía el ego de la rubia.

Bloqueó la pantalla y dejó el móvil a un lado, comenzando a mecanizar en su mente un plan inequívoco para ganarse a Taehyung. Yeri no le había facilitado la tarea hablándole de los gustos personales del chico, pero ese en realidad era el menor de sus problemas, después de todo no había nadie que se le escapara. Su mayor preocupación era que no se enterara de que conocía a su ex novia o las cosas se irían al carajo.

Comenzó eliminando a la muchacha de todas sus redes sociales hasta que su medio de interacción a distancia con ella se redujo a Kakao Talk o directamente por llamada, en caso de que a Taehyung se le ocurriera buscarle en Facebook, o por donde fuera, luego de presentarse ante él, como solía pasarle con las personas a las que conocía y que querían seguir coqueteándole y entablando conversaciones por Chat que él nunca seguía.

Su infalible plan daría inicio al día siguiente: establecer el primer contacto con el objetivo.

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