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Capítulo 5: Encuentros desagradables [S]

SOPHIE

Sé que por fuera puedo parecer perfecta, pero no se dejen llevar por las apariencias. Soy bastante imperfecta y una de las cosas que me hacen ser así, son mis nervios por encajar ante una multitud desconocida, como lo es en esta ocasión.

¿Qué sucede cuando estoy nerviosa? Mi maldita vejiga cobra vida.

— Disculpa —le digo llamando su atención. Ella voltea a verme— ¿Dónde está el baño?

— Al final del pasillo, señorita.

— Gracias —contesto con una sonrisa forzada.

En cuanto la chica va a recibir a otros invitados, me percato de que Skyler está viéndome extrañada. Arqueo una ceja, algo molesta ante la situación y su actitud.

— ¿Vas a ir al baño ahora? —me pregunto en cuanto la chica se va.

— Cuando estoy nerviosa me dan ganas de hacer pipí —bajo la voz para evitar ser el centro de atención por dar demasiada (e innecesaria) información sobre mi misma— Deberías saberlo.

Ninguno de los tres dice nada, tampoco los dejo protestar. Apenas termino de hablar me dirijo por las instrucciones que me dio la empleada. Encuentro la puerta luego de unos cuantos pasos y de la prisa, no toco primero.

Gran error.

— ¡¿Qué...?!

Vuelvo a cerrar la puerta tras ver a dos personas teniendo sexo en el lavabo del baño de mi abuela. El chico tenía los pantalones abajo y pude tener un primer plano de su trasero, así como también de su rostro enrojecido y enojado por interrumpirlo cuando parecía estar a punto de acabar.

Me quedo en la puerta, sorprendida por lo que acabo de ver y enojada porque necesito hacer pipí pero no puedo por la culpa de estos dos inadaptados que no conocen la vergüenza.

Estoy a punto de abrir la puerta devuelta para decirle sus verdades y descargar mi enojo, pero alguien del otro lado se me adelanta.

El chico asoma el rostro y me mira enojado, y eso me enfurece aún más.

— ¡¿Qué diablos te pasa?! ¡¿Acaso no sabes lo que son las puertas y que antes de entrar debes tocar?!

— ¡¿Y tú no conoces los modales?! ¡Eres un idiota y un maleducado! —le contesto, indignada por su actitud.

— ¡¿Y quién demonios eres tú?! ¡¿La reina de Inglaterra!?

— ¡Vete al diablo, idiota! —le digo antes de darme la vuelta e irme.

Escucho que cierra la puerta al instante que volteo y cuando estoy a unos pasos me detengo. Vuelvo a ir al baño, pero está vez abro la puerta. La chica que está acomodándose el vestido es la primera en verme y con su expresión asustadiza alerta al imbécil de mi presencia. Él voltea; tiene la camisa abierta, pero los pantalones puestos, gracias al cielo.

Me dirige una mirada confundida.

— Puedes conseguir a alguien mejor que este idiota —le digo con una sonrisa. Él me mira con falsa diversión— Con permiso, idiota.

Cierro la puerta de un portazo y aunque todavía siento ganas de hacer del uno, me siento mejor después de haber dicho eso.

Salgo como si nada hubiera pasado y aun recordando el encuentro con el idiota en el baño, vuelvo con mis amigos. Ellos siguen buscando a mi abuela con la mirada, Skyler es la primera que nota mi regreso y también mi expresión de disgusto.

Aunque me doy cuenta de que mi abuela se acerca a nosotros y mi enojo se esfuma, dejando paso a la alegría por volver a verla. Le doy una mirada de advertencia a Skyler antes de saludar con entusiasmo a mi abuela.

Nos fundimos en un abrazo y puedo sentir como mi malhumor se esfuma cuando sus brazos me rodean. De verdad extrañé a mi abuela. Hace dos meses no nos vemos, sí que seguimos en contacto, pero no es lo mismo que tenerla frente a mí.

En cuanto acaban los saludos y las presentaciones, Sarah entrelaza su brazo con el mío, de cierta forma obligándome a permanecer con ella.

— ¿Por qué no van a probar los aperitivos? Nosotras los alcanzamos en unos segundos —les sugiere a los chicos.

Ellos no protestan y se dirigen en busca de los aperitivos. A medida que vamos caminando, la abuela me va presentando a algunas amigas. En todas me presenta como su dulce nieta y aquello hace que mi corazón se llene de alegría. Volver a verla es algo genial y solo puedo pensar en que me gustaría que Ashton esté aquí.

Después de las presentaciones nos dedicamos a caminar alrededor de la piscina, mientras me pregunta sobre mis opciones universitarias.

— Yale sigue siendo mi opción número uno, abue.

Ella sonríe.

— Y vas a ser aceptada. Sé que sí —suspira con melancolía— Recordé cuando le dije las mismas palabras a tu madre caminando exactamente por aquí. Siento como si hubiera sido ayer, pero en realidad pasó toda una vida.

Aprieto los labios.

Odio que mi madre y la abuela no se lleven bien. Me pone triste pensar en que nunca podré salir de compras con ellas, ni que disfrutaré de algo tan simple como mantener una conversación con ambas al mismo tiempo.

Como me quedo en silencio porque no sé qué decir, mi abuela mueve la cabeza y vuelve a hablarme con un tono dulce.

— Como, obviamente, van a aceptarte en Yale creí que necesitarías un amigo para no sentirte sola ahí.

Frunzo el ceño.

— ¿Un amigo?

Ella no responde mi pregunta, centra su atención en alguien más.

— ¡Theodoro, cariño, qué bueno que te encuentro!

Un chico castaño voltea a vernos e incluso antes de que se diera vuelta lo reconocí por su contextura física. Es la misma espalda ancha que vi hace unos veinte minutos. Sus ojos celestes se clavan en mí y de alguna forma puedo ver el horror en ellos al reconocerme, no tarda mucho para hacerlo. Supongo que mi expresión de asco le recuerda fácilmente nuestro encuentro hace unos minutos.

Mi abuela no nota mis gestos de disgusto porque tiene los ojos en él.

El horror del idiota se esfuma y es reemplazado por un toqué más burlezco. Nos mira, más bien, me mira con los labios apretados durante unos segundos, como si quisiera aguantar una risa.

— ¡Sarah! —contesta con un falso tono de entusiasmo— ¡Te ves fabulosa esta noche! —declara con seriedad.

Mi abuela ríe y hace un gesto con la mano.

— No vas a escaparte de mí con halagos esta noche, Theo —le advierte divertida— No cuando quiero presentarte a mi nieta Sophie.

El maleducado y corriente que ahora puedo identificar como Theo -aunque prefiero seguir refiriéndome a él con los adjetivos negativos- asiente con la cabeza.

— Es un placer, Sophie.

Aunque me gustaría decir lo contrario, la mirada de mí abuela me obliga a mentir de forma educada.

— El placer es mío, Theo.

Sospecho que, por su sonrisa burlona, sabe mi verdadera respuesta.

— Oh, mira quien acaba de llegar. ¡Giselle y su adorable esposa Heidy! —junta las manos en un aplauso y nos mira por turno— Voy a recibirlas. Ustedes, por favor, diviértanse.

En cuanto se va, ruedo los ojos y dejo de forzar a mis labios una sonrisa que mi acompañante no merece. Theo no vuelve a apretar los suyos para aguantar la risa.

Se ríe haciéndome enojar.

— Lamento...

— ¿Tener sexo en el baño de la casa de mi abuela en el cumpleaños de mi difunto abuelo? —le interrumpo arqueando una ceja.

— Lo siento. En serio.

— No pareció en el momento.

Vuelve a aguantar la risa.

— Oh, vamos, ¿puedes culparme? Estaba en medio de una situación...

— Y yo también —contesto y miro alrededor— ¿Dónde está tu situación, de todas formas? Parece que mis palabras dieron resultado.

— Sí, creo que la espantaste —contesta mirando alrededor también.

— Bueno, no es apropiado enrollarse con alguien en el baño de alguien más...

— Suenas cómo mi abuela.

— ... así que si esperas que me disculpe... —me interrumpe.

— Lamento desilusionarte, pero no buscaba una disculpa tuya.

Theo me observa algo molesto y extrañado, al mismo tiempo que posiblemente lo esté viendo de igual forma.

— Qué bueno que no estés esperando una disculpa, porque no iba a dártela de todas formas —contesto retomando mi compostura— Y ahora, voy a buscar a mis amigos. Con permiso.

Y dicho eso, camino de vuelta hacia la multitud con una sonrisa.

¡Qué equivocada está Sarah si cree que voy a relacionarme con alguien tan idiota!

Porque sí, puedo decir abiertamente que Theo es un idiota y con todas las letras.

¿Quién tiene relaciones en medio de una fiesta donde hay puros ancianos? Alguien maleducado.

¿Y lo que me respondió cuando me enfadé? Ni siquiera quiero pensarlo. Espero no cruzármelo en lo que resta de la fiesta y espero que tampoco en Yale.

Encuentro a Thomas mirando a su alrededor y cuando me ve, camina hasta mi con un gesto de alivio.

— Al fin —espeta— Skyler y yo te estábamos buscando.

Arqueo una ceja.

— ¿Y dónde está Skyler? —pregunto.

Thomas mira detrás de él y vuelve a verme desconcertado. 

-.-.-.-.-.-.-

😏😏😏😏 Theo en multimedia

Conocemos a uno de los nuevos personajes: Theo De Loughrey, quien como vimos, no congenia bien con Sophie.

Sigan deslizaaando, queda uno más 😏

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