La Duquesa Roja
Su mirada, esa sumisa mirada cautivante
Hechiza a todos los mortales
Mi mirada pasa rápida, vagante
Y sus labios carmín entregan danzantes.
Esa mujer tan encantadora, tan viviente
Caminando hacia dirección al oriente
Sus ojos verdes enloquecen
A los vivientes con solo verle.
Pasando por su suave mano
Y sus gestos tomando el anhelo
Hacen que los días pasen en vano
Un privilegio, ese aquel día de enero.
Bombeado apasionado en mi corazón
Mirando sus reflejo en el rojo sol
Sus delicados labios dentro de mi interior
Y con un suave vino me imagino a los dos.
Dichosos los diamantes de su cuello
Y de la fragancia más rica que un florero
Esa duquesa es el ser más bello
Imaginando estar con ella en un velero.
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