Mientras te observo dormir, puedo sentir como poco a poco el veneno va circulando en mis venas. Ciertamente, es veneno, esto no puede ser amor. ¿Puede el amor expandirse tan fácilmente por el cuerpo y consumirte el alma en segundos, puede el amor doler tanto? No es eso lo que hablan del amor. A tu lado todas las preocupaciones parecen simples tropiezos de los cuales recuperarse es sencillo. Me siento como una niña pequeña cuando debo ponerme de puntillas para darte un beso. Mientras te observo dormir, siento pena y a la vez orgullo por el hombre que eres. ¿Cómo es esto posible? Sí, ni siquiera te conozco. No es justo para nadie que me enamore de ti, ni siquiera para mí que estaría dispuesta a entregarlo todo a cambio de otro de tus abrazos. Todo eso lo pienso mientras te observo dormir y aun así no puedo dejar de mirar tus labios con deseo. Tan nostálgica mi mirada al verte dormir, y tan sucios mis pensamientos que se mueren por entrar bajo esas sábanas. Debe existir un antídoto para este veneno, pero por más que lo pienso, no sé siquiera curarme. Sea amor o no, sentirme tan excitada nuevamente no era una opción para mí. Incluso cuando sabía que podría ser una trampa mortal, elegí lanzarme sin seguridad alguna, y tú, tú solo lo aprovechaste al máximo, suavizando con tus labios mis pesares y desnudando con tus manos mis inseguridades, desvestiste mis más tristes defectos y los admiraste como si fueran arte. A este punto, me da igual si es todo mentira. ¿Y qué si lo fuera? ¿No merecemos todos alguna que otra vez engañarnos si se trata de ser felices? Soy una ilusa y no me interesa, cambiaría todas mis ilusiones porque me mientas una y otra vez y donaría todo mi tiempo por verte dormir cada noche de la misma forma que ahora. Pensé que mis experiencias me habían dejado inmune a este tipo de sustancias, pero el frasco que poseías cuando me atrapaste lucía tan hermoso que no pude evitar beberlo. Yo misma bebí de ese veneno sin que nadie me forzara y ahora veme aquí inerte y sin visión del futuro, tratando de detener este tiempo en el que solo yo te observo durmiendo, tiempo en el que me peleo crudamente con la mañana para que no te despierte y te haga volver al trabajo, tiempo escandaloso e injusto que tarde o temprano me hará perderte. ¿Es egoísta de mi parte si digo que te quiero? ¿Sería ruidoso si grito a los cuatro vientos que no quiero soltarte? Debo admitir que me gustaría estar dentro de aquella utopía que te hace parecer tan tranquilo, al menos unos segundos. Mejor no pensaré en nada ahora y seguiré protegiendo tu sueño.