Ayer viajé a un lugar lejano, al principio lucía oscuro y solitario, pero una luz me guiaba al destino que añoraba y como paraíso encantado, nos vi. Nos he visto corriendo entre las flores hasta cansarnos. Las preocupaciones pasaban a nuestro lado como destellos, creados para encender la puesta en escena de nuestros cuerpos danzantes. Nos vi, en un universo cercano e imposible, siendo felices como si nada hubiera pasado. Nos vi tan tontos que hasta solté una carcajada, pero era tan frágil aquel sueño que bastó una pequeña risotada para derrumbarlo. 

Pude volver a mis sentidos fácilmente, mientras veía aquel plano destruirse. A mi regreso las posibilidades escarbaban en mi cabeza como cincel. Observaba por agujeros luminosos otros muchos mundos, otros en que no fuimos cobardes. Nos vi, siendo valientes, siendo sinceros, siendo felices, siendo dos y siendo uno. Era hilarante aquel momento y parecía parodia el mundo real en que nos escondemos.