capítulo siete
—Jeongin te quiere demasiado, ¿no es así Hyunjin? — Misuk preguntó emocionada al pequeño que le ayudaba a ordenar su ropa.
—Lo quiero mucho — confesó el niño un tanto sonrojado, cubriendo su rostro con sus finas manos.
—Estoy segura que serán grandes amigos — afirmó ella sentándose a un lado del niño que reía con nerviosismo.
—Le prometí a Jeongin que viviremos en Saturno cuando seamos mayores, seremos una familia — sonrió dejando a la vista sus mejillas pintadas de un color carmín.
—¿Una familia? — la mayor cuestionó algo divertida —. Es increíble eso Jinnie, aunque no deberían hacer planes a largo plazo, el universo puede no ser muy bueno a veces.
—Nada se compara al cariño que siento por Jeongin, sé que juntos podemos contra cualquier cosa mala que se nos atraviese — respondió Hyunjin seguro de su respuesta.
Misuk sonrió al escucharlo :—Espero que aún me tengas presente cuando ya hagas tu familia con Jeongin — murmuró con algo de gracia empujándolo suavemente provocando risas en el más bajo.
—Aunque estemos lejos, prometo que vendremos a visitarlos, incluso podía ayudarte a cuidar a mi hermanito o hermanita cuando Jeongin y yo tengamos nuestra casa.
La mayor lo abrazó agradecida de tener a tan dulce niño a su lado, se separó de él y depositó un suave beso en su frente.
—Serás el mejor hermano mayor que pueda existir — habló ella sonriendo con amabilidad —. Él o ella tendrá mucha suerte de tenerte a ti como su cuidador, te va a adorar con su vida entera.
La mujer le dedicó una sonrisa antes de decirle que en unos minutos la cena estaría lista, Hyunjin sonreía con sólo imaginarse a él y a Jeongin jugando una vez que naciera el ser que crecía en el vientre de Misuk. Sería un gran hermano mayor.
—Toc Toc, ¿se puede? — su soledad se vio interrumpida por su padre quien estaba parado en el marco de la puerta.
—Sip — soltó un suspiro tras responder aquello.
—Tu madre quiere que te lleve ahora a su casa, dijo que no tardará mucho en llegar pero igual no quiero que te quedes solo con Kyung — habló poniéndose de cuclillas y estar a su estatura —. ¿Te gustaría ir después o antes de cenar?, será a la hora que tú quieras.
Hyunjin se sentía tan cómodo en aquella casa que olvidaba que en algún momento tendría que volver a su hogar junto con su madre.
—No quiero ir — bajó la mirada algo desilusionado —. Quiero quedarme contigo, me la paso mejor contigo.
—Tu mamá no me dejará verte en mucho tiempo si no te llevo hoy como ella ordenó — bajó la mirada algo triste —. Yo tampoco quisiera separarme de ti.
Hyunjin abrazó a su padre fuertemente, odiaba cada momento en el que tenían que estar lejos del otro por unos días.
—Estrellita — el pelinegro se separó de su progenitor para mirarlo atentamente —, ¿te gustaría vivir conmigo y que tu madre sea la que venga a visitarte?
Los ojitos del niño brillaron de forma especial, su padre nunca desaprovechaba alguna oportunidad para pedirle vivir con él ya que al ser su único hijo — por el momento — hacía no querer dejarlo solo en ningún momento. En los primeros meses en los que se separó de la madre del pequeño, éste siempre negaba a irse a vivir con su padre pues creía que sería un estorbo para él y para su nueva esposa, pero después de estar casi una semana entera con ellos se dio cuenta que eso era solo invento suyo, pues ambos mayores lo hacían sentir tan bien.
—¡Sí! — contestó demasiado feliz haciendo enternecer a Dongyul.
—Bien campeón, lamentablemente hoy sí o sí debo llevarte a casa con mamá, pero prometo que mañana que ella esté en casa hablaremos, para que así yo pueda convencerla de que te vengas a mudar conmigo.
Hyunjin asentía con entusiasmo abrazando fuertemente a su padre, sentía demasiada alegría en mudarse permanentemente en aquella casa.
—Ay no, pero si vengo dejaré abandonada mi casa del árbol — explicó Hyunjin después de recordar todo lo que había en ella —. Tengo todas mis cosas ahí, las imágenes que uso para enseñarle a Jeongin, también está el proyector que mamá me compró y las luces neones que simulan una noche estrellada.
Sus ojitos comenzaron a cristalizarse sintiéndose triste por todo lo que dejaría si se iba a vivir con su padre.
—Mi niño, no te preocupes — tomó sus pequeñas manos para depositar un suave beso en ellas —. Iremos por todas tus cosas e incluso podría contratar a alguien que construya una casita en uno de los árboles que hay en el patio, puedes usarla para jugar ahí con Jeongin, incluso podrías enseñarle sobre la galaxia y el universo a tu nuevo hermanito.
Hyunjin dejó su tristeza de lado al escuchar las palabras de su padre, no había duda que aquel hombre era el mejor.
—¡Gracias! — lo abrazó fuertemente una vez más, sintiéndose cálido entre aquellos brazos que lo sostenían como si fuera una persona tan delicada y capaz de romperse, se sentía a salvo con su padre.
—Lamento interrumpirlos pero la cena está lista — Misuk se acercó a donde estaban ambos Hwang abrazándose.
Hyunjin extendió su mano para tomar la de la mujer, en un movimiento hizo que ella se uniera a su abrazo conmovedor, el cual aceptó con gusto. Se abrazaron como si una familia feliz se tratase, aunque claro, la realidad no estaba lejos de eso.
Ambos Hwang esperaban pacientemente a que la puerta frente a ellos fuera abierta, Dongyul soltó un suspiro lleno de frustración al ver a aquel hombre con una sonrisa cínica.
—Hola pequeño, extrañaba verte por acá — habló el hombre provocando que el menor comenzara a sentir miedo dentro de él.
—¿Aún no ha llegado Eunji? — preguntó con cierto enojo, habían llegado un poco tarde de la hora que habían quedado y parecía ser que su ex esposa no se dignaba a aparecer.
—Salió hace unos momentos a comprar cosas para la cena, se desesperó al no verte llegar con el niño — Kyung explicó con cierto fastidio —. Dijo que hoy no podías llevarlo contigo otra vez sí aparecías y ella no estaba.
—Me quedaré aquí hasta que llegue tu mamá, ¿te parece bien, campeón? — Hyunjin asintió al momento que su padre ignoraba al que algún día fue su rival de amor —. Bien, ¿podemos pasar a esperarla?
—Sabes que ella no permite que entres, Dongyul — su tono de voz parecía burlesco haciendo enojar al otro adulto mayor.
Dongyul estaba a punto a hablar devuelta hasta que su celular comenzó a sonar con cierto desespero, Hyunjin por su parte admiraba atentamente todo lo que su padre hablaba, igual que veía con atención su rostro deformándose a uno aterrado, temiendo lo peor.
—Maldición — susurró Dongyul para sí mismo al momento que terminaba la llamada —. Prometo hacer mañana lo que quedamos, Hyunjin. Todo estará bien, mi niño — lo abrazó fuertemente —. Misuk se puso mal y debo ir rápidamente con ella, mañana vendré por ti, para llevarte a la escuela, sé un buen niño, por favor, mi cielo.
Hyunjin sintió un beso cálido en su frente, por parte de su padre, dándole a entender que todo estaría bien. Sintió las manos de su progenitor temblar y eso le hacía sentir mal.
—Cuida muy bien a mi hijo, dile a Eunji que mañana vendré a hablar con ella — se dirigió al otro adulto que se encontraba con él —. Por favor Kyung, hazme ese favor.
—Cuidaré muy bien de él — se puso a su lado tocando suavemente el hombro del menor.
Dongyul se alejó de ellos con algo de inseguridad, no le daba confianza dejar a su hijo con aquel hombre pero tampoco podía hacer nada ya que provocaría más problemas con la madre del niño y no quería eso.
Hyunjin esperaba la presencia de su madre con ansias, Kyung lo hacía sentir demasiado incómodo y sin su madre ahí, le provocaban unas inmensas ganas de llorar.
El pequeño pelinegro corrió rápidamente hacia su habitación con la adrenalina corriendo por sus venas al momento de sentir unos grandes pasos detrás suyo. Antes de poder cerrar la puerta de su habitación, sentía que esta era violentamente empujada, asustándolo en demasía.
Kyung lo tomó entre sus brazos, mientras él intentaba pegarle con sus pequeñas extremidades, el gran hombre cerró la habitación de un portazo que hizo temblar al niño en su lugar.
—No sabes cuanto te extrañé, bonito — murmuró dejando delicadamente el cuerpo del menor sobre la cama —. Extrañaba tu dulce aroma — acercó levemente su rostro al cuello del menor, donde descansaba un dulce aroma a frutos rojos.
Hyunjin seguía oponiéndose ante cualquier tacto, aunque de igual forma la fuerza del hombre era mayor que la suya, sintiéndose demasiado inservible. Sus mejillas se llenaban de las gotas saladas que caían de sus ojos tristes.
—No llores pequeño Jinnie — murmuró el mayor pasando sus largos dedos por su rostro eliminando cualquier rastro de lágrimas, las cuales no paraban de caer —. No te haré ningún daño.
El niño lloraba desconsoladamente al momento que sintió aquellas sucias manos tocar sus partes sensibles, por más que quería no podía emitir sonido alguno, un nudo en su garganta se formaba haciendo que le fuera imposible pedir ayuda, al igual que otra mano se posaba en sus labios interrumpiendo que soltara algún sollozo siquiera.
—No llores por favor, Jinnie — unió sus labios rápidamente ocasionando que el menor voltear su rostro aún sollozando —. Estás a punto de conocer las estrellas.
—Jeongin, debes ir a tu salón, cielo — la delgada figura de la maestra de cursos mayores se posó a su lado —. Las clases comenzarán en 20 minutos y no quiero que te atrases.
—Jinnie no ha llegado — murmuró el niño con su voz quebrándose poco a poco —. Él nunca falta.
—De seguro llegará en cualquier momento, no te preocupes, cariño — alentó SooYoung en una voz dulce —. Puedes ir con Seungmin, cuando llegue Hyunjin me encargaré de decirle que lo estas esperando.
El niño asintió un poco más alegre que antes, comenzó a correr en busca de otro de sus amigos para así juntos esperar al pelinegro que faltaba.
—¿Y Hyunjin? — Minho llegó a su lado algo preocupado —. Siempre entras con él a tu salón, ¿No ha llegado?
El menor lo miró con un tierno puchero :—Creo que a su papá se le hizo tarde.
—Es raro, siempre es de los primeros en llegar a la escuela — el más alto miraba con preocupación la entrada de la escuela —. Quizá está enfermo.
—Holi — la voz de cierto niño los hizo salir de su plática, se trataba de Felix junto con Seungmin, éste último parecía comer algo así que no dijo nada —, ¿Qué pasa? — preguntó algo confundido al ver los rostros de ambos niños.
—Hyunjin no ha llegado — Minho fue el que informó al par que acababa de llegar —. Es raro porque es de los primeros en llegar a la escuela, pensamos que podría faltar ya que casi comienzan las clases.
—No te sientas mal, Innie — Seungmin habló por primera vez yendo hacia un lado del menor —. Podemos hacerle algo, sabes que le gusta mucho dibujar y no hay mejor regalo para él que sus mejores amigos dibujen algo para él.
—Minnie tiene razón, podemos juntarnos en el receso y así dibujar entre los cuatro — el mayor se acercó a él para así hacerlo sentir un poco mejor ante la ausencia de su amigo.
—¡Haremos un cielo estrellado por él! — mencionó Felix emocionado haciendo sentir mejor al menor de los 4.
Jeongin sonrió al escuchar a sus amigos, harían hasta lo imposible por verlo sonreír y eso le agradaba demasiado, más cuando se unían todos para regalarle algo a su mejor amigo. Los niños rieron al momento que se abrazaban mutuamente, haciendo un ambiente demasiado cómodo para ellos mismos. Aunque claramente les faltaba una pieza importante en su grupo, el universo no estaría completo sin un cuerpo celeste tan importante como la Luna. Recordó que su padre le había dicho que habían personas que encontraban refugio, amor y calidez al ver un astro tan lindo como la Luna. Hyunjin era su Luna faltante.
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