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capítulo once

El jardín era adornado con cientas de serpentinas y globos indicando el grandioso día para el hijo de los Yang.

El pequeño niño corría a toda velocidad por los alrededores del jardín, faltaba solo una semana para cumplir 7 años oficialmente, pero su padre había prometido llevarlo de viaje para disfrutar toda una semana de padre e hijo.

Sus pequeñas botitas lo hacían resbalar de vez en cuando ya que eran nuevas, sin embargo aquello parecía no importarle, recorría todo el salón de eventos esperando para que sus amigos llegaran a su fiesta, ¡tenía que contarles su buena noticia!

El lugar se dividía en dos, una parte está decorada como el antiguo Oeste, la arena y cactus falsos era lo que más resaltaba ahí, claramente una falsa estación de policías que era donde mayormente se encontraba el mejor sheriff de todos los tiempos, Yang Jeongin (en este momento solo quería ser llamado Woody).

Por otra parte se encontraban estrellas, cohetes espaciales y planetas con extraterrestres, quizá no era Pizza Planet pero era lo más parecido a la que aparecía en la película. Jeongin veía entusiasmado todo, sabía que aquello haría tan feliz a Hyunjin.

—¡Jeonginnie! — el nombrado dejó de recorrer el patio de juegos al momento que sentía dos pares de brazos sosteniéndolo fuertemente.

—¡Seungie!, ¡Lixie! — habló con emoción unos instantes después de ser soltado.

—¡Feliz cumpleaños! — dijeron al unísono entregando cada uno el regalo que le tenían preparado al pequeño.

—Gracias por venir — les sonrió sosteniendo sus obsequios para ir a la mesa donde su mamá había ordenado que ahí pusiera todo lo que le regalasen.

Los dos soldaditos lo seguían como si de dos pollitos se tratase, una vez el sheriff estuviera libre salieron a jugar al gran inflable que habían puesto a mitad del espacioso jardín.

—Creímos que al menos Minho estaría aquí — Seungmin habló entrecortadamente ya que sus pies no parecían querer dejar de saltar.

—Yo también creí que llegaría primero Minho, pero no importa, supongo que vendrá en un rato más — respondió confortante Jeongin dando piruetas en el aire.

—¡Llegaron! — Felix gritó bajándose del juego apresuradamente al ver a Minho algo tímido con un niño desconocido a su lado.

—Hola Minho — los tres menores saludaron al más alto que los miraba algo apenado.

—Mis papás creyeron que era bueno traer a mi hermano menor conmigo, espero no les moleste — señaló al niño a su lado quien les sonreía con entusiasmo —. Se llama Chan y creo ahora es el menor de nosotros.

—¿Cuántos años tiene? — preguntó Seungmin curioso viéndolo fijamente con algo de curiosidad.

El castaño — no tan castaño ahora — le dió un leve codazo a su hermanito quien mostró sus dedos indicando que tenía unos cortos 5 años.

—¡Yo tengo 6! — habló emocionado Jeongin abrazando al pequeño payasito de cabello azul —, cumplo 7 la próxima semana.

—Cierto, feliz cumpleaños, Innie — Minho alejó a su hermano para abrazar fuertemente a su amiguito entregándole el regalo que le había preparado.

—Soy el sheriff más valiente y guapo, ¡Woody! — el vaquero mostraba su estrellita pegada en el lado izquierdo de su pecho.

—¡Yo soy Jessie! — respondió Minho emocionado inclinando su sombrero rojo para hacer reír a los menores.

—¡Risitas! — el pequeño payaso les sonreía con felicidad mientras aplaudía con total alegría.

—Iré a llevar el regalo, ahora vuelvo — Jeongin se alejó de sus amigos para ir a dónde se encontraban la mayoría de las mesas.

Algunos de sus tíos se encontraban ahí, igualmente que amigos de su padre o su madre, sus abuelos se encontraban disfrutando de la grandiosa vista y sus primos jugaban con las decoraciones del jardín.

Todos se encontraban sentados en el trampolín esperando por Jeongin quien había sido atrapado por uno de sus familiares, en eso un precioso auto blanco se estacionó frente ellos, mirándose algo confundidos ya que nunca lo habían visto por esos rumbos.

De ahí bajó el bajito Buzz LightYear acompañado de una linda mujer con una notable pancita de embarazo. Los niños corrieron hacia él para darle la bienvenida.

—¡Hyunjin! — los niños gritaron llamando su atención y la de su linda acompañante.

—Bien, te dejo Jinnie, recuerda que pasaré por ti a las ocho, diviértete mucho y no te portes mal — la mujer dejó un besito en su frente descubierta para después acariciar su mejilla suavemente —. Te quiero, Jinnie.

Los niños se acercaron al guardián espacial que les sonreía con entusiasmo, buscando entre el par de cabecitas a su mejor amigo, mirando algo extrañado la cabecita azul que comenzaba a resaltar por su pequeños brinquitos ya que los mayores se habían interpuesto en su campo de visión.

—¿Innie? — preguntó algo dudoso viendo como aquel niño ya no se movía y sólo parecía resignarse.

—Ah no — habló Minho sonriéndole mientras cargaba al dueño de la cabellera azul que saltaba y saltaba sin lograr su cometido —. Es mi hermano, se llama Chan.

El payasito comenzó a patalear gritando para ser soltado, no le gustaba que Minho lo cargara frente a todos ya que se ponía sensible y no quería separarse nunca de su hermano.

—¿Y Jeongin?

—¡Aquí estoy, Jinnie! — el vaquerito se hizo presente sonriendo por completo para abrazar a su mejor amigo —. Me gusta tu disfraz, te queda muy bien.

—¡Soy Buzz LightYear!, Guardián del espacio — sonrió haciendo una pose que logró soltar varias risas en sus amigos —. Por cierto Innie, ¡Felicidades!

Ambos se abrazaron fuertemente ignorando a los demás que los rodeaban, se sentían tan completos justo en estos momentos, parecía que ellos pertenecían a los brazos del contrario, ya que era todo tan cálido como si se tratara de un hogar.

Los niños lograron separarse ignorando que sus mejillitas se pintaban de un color rosita y no era gracias al clima.

—Mamá dijo que ya es hora de comer, vamos.

Todos siguieron emocionados al cumpleañero, corrieron entre risas a la pequeña mesa que se les había asignado para los niños. Minho y Hyunjin se encargaban de hacer chistes para los menores quienes reían animadamente.

Era todo tan irreal y asombroso, que quisieran poder quedarse estancados en esos tiempos perfectos y no volver a saber más de como pasaban las horas. Para la mala suerte de todos, las manecillas del reloj seguían corriendo.

Los niños se encontraban sentados en el jardín, el payaso se había ido hace una media hora y ahora se encontraban comiendo pastel mientras hablaban sobre el show recién terminado.

—Le diré a papá que que eres un llorón — se burló el pelirrojo de su hermano menor quien tenía el maquillaje corrido de tanto haber llorado, el payaso le pidió participar pero sólo logró asustar al pequeño Chan que se fue a encerrar al baño.

—Basta — pronunció difícilmente mientras seguía comiendo de su pastel limpiando su maquillaje con las mangas de su trajecito.

—¡Quería contarles algo! — el cumpleañero llegó corriendo a toda velocidad, para sentarse en medio de los soldaditos.

—¿Qué pasa, Innie? — preguntó Hyunjin mirándolo atentamente algo extrañado.

—¡Voy a tener un hermanito! — exclamó dando aplausos rápidos con total emoción.

—¿En serio? — cuestionó Minho mirando a su hermanito que también aplaudía con euforia.

—¡Sí!, papá tiene una nueva novia y ella tendrá un bebé — el niño se veía demasiado feliz lo cual provocaba alegría en sus amigos, pero un dolor en el pecho de la mujer que los miraba a la distancia.

—¡Ahora sí seremos hermanos mayores juntos! — chilló Hyunjin admirando el brillito de los ojos de su mejor amigo tras escuchar aquello.

—¡Seremos los mejores hermanos mayores juntos! — los dos infantes se abrazaron antes de ser envolvidos por los restantes uniéndose al abrazo grupal.

—Innie — el nombrado salió de su abrazo para encontrarse con la mirada triste de su madre —. Hay una mamá allá afuera, dice que ya vino a recoger a Minho y a Chan.

—¡Ya vamos, mami!

La rubia le sonrió sin ninguna pizca de alegría en su ser, limitándose a esperar a su hijo y que saliera con sus amigos.

—Nos vemos el Lunes en la escuela — el mayor abrazó al pelinegro que lo envolvía en sus brazos con fuerza —. Vamos Channie, despídete de Jeongin.

—Arios — pronunció difícilmente moviendo su pequeña manita con delicadeza.

—Adiós Minho — los demás niños se despidieron de él con un saludo el cual les devolvió con una sonrisa.

—¿Por qué la felicidad siempre tiene que terminar? — preguntó el vaquerito bajando la cabeza algo decepcionado, se había divertido tanto las últimas horas que quería estar con sus amigos por el resto de sus días.

—El Lunes nos veremos en la escuela, Innie, podemos seguir jugando ahí — Felix le acarició su mejilla con ternura haciendo reír al más bajito.

—Lix tiene razón, no estés triste — Seungmin fue quien terminó abrazando a su amiguito con demasiada felicidad.

—Seungmin — una voz gruesa se hizo presente llamando la atención de los niños que estaban ahí.

—¡Papá! — el chiquillo corrió con emoción hacia los brazos de su progenitor que lo miraba con total emoción.

—Mamá me dijo que debemos llevar a tu amiguito a su casa, ¿Nos vamos ya?

—¡Claro! — el soldadito menor volvió a donde sus amigos para abrazarlos y tomar al pecoso de la mano.

—¡Nos vemos el Lunes! — dijeron ambos mientras salían del jardín tomados de la mano con la supervisión del mayor Kim.

—Parece que sólo quedamos tú y yo, Innie — sonrió el guardián espacial con una sonrisa dibujada en su rostro.

—Mientes — habló el festejado tras sacar algo de su espalda —. No es una serpiente en mi bota, ¡Pero si es el Señor Abrazos!

Hyunjin rodó los ojos con diversión tras ver a su amigo demasiado emocionado con su peluche, sabía que le iba a encantar el regalo que había conseguido para él.

—¿Qué tanto me ves? — el sheriff dejó de abrazar a su oso para mirar a su amigo intentando intimidarlo con su potente mirada.

—Pensaba en qué te va a gustar mi regalo — el castaño se sinceró admirando como la gran sonrisa de su amigo hacía que sus dos ojitos se transformaran en dos medias lunas.

—¡Vamos a abrirlo! — tomó con su mano libre la de su mejor amigo para correr hacia la mesa de regalos.

Ignorando a sus familiares restantes bailando en la pista de baile y otros más ayudando a recoger algunas cosas que ya habían desocupado.

Volvieron al jardín con el regalo del mayor entre las piernas de Jeongin, este había pedido a Hyunjin que tomara al Señor Abrazos por mientras en lo que él se dedicaba a abrir su obsequio.

Abrió la bolsa con estampados de Woody y Buzz LightYear, sonriendo con emoción al mirar el peluche que había dentro, era un oso vestido de astronauta y al parecer también cantaba al momento de presionar su pancita.

—Es para que le haga compañía al Señor Abrazos — alcanzó a decir antes de que el cuerpo más chiquito de su amigo se avalanzara contra él.

—¡Eres el mejor amigo del mundo! — Jeongin seguía abrazando al mayor sin tener la intención de soltarlo por nada en el universo, lo amaba demasiado.

—¡Jeonginnie tengo que ir al baño! — soltó retorciéndose sobre el suave pasto.

—¿Qué me está diciendo, Capitán Besitos? — el pelinegro acercó su nuevo peluche a su oreja levantándose rápidamente —, ¡Guardián Jinnie debe ir al baño!

—Volveré en unos minutos, Sheriff Jeongin — el castaño se levantó rápidamente haciendo una señal de orden —. Le prometo que no tardaré.

Jeongin miró a su mejor amigo alejarse, estaba tan feliz de compartir un cumpleaños así, amaba demasiado a su mejor amigo que estaba seguro que se sentía irreal, era raro pero lindo a la vez aquel sentimiento que crecía en su pechito.

—¿Qué está diciendo, Señor Abrazos?, ¡Es un tonto! — comenzó a reír con sus dos peluches en mano —. El Señor Abrazos quiere ir a buscar por toda la galaxia al Guardián Jinnie, dice que está perdido — comentó al astronauta que olía a fresas —, si Capitán Besitos, yo también opino que vayamos a buscarlo.

El niño corría por todo el jardín, entre los arbustos grandes y los árboles algo dañados, hablaba en pequeños susurros intentando no ser escuchado por el castañito que parecía no salir del baño.

—Yah, parece ser que el Guardián Jinnie se perdió en lo más oscuro del universo — comentó con la mirada gacha pasando por detrás de unos arbustos perdiéndose de la vista de sus familiares.

Sintió algo tocando su espalda con delicadeza, soltando un grito y a su nuevo juguete de paso, corrió rápidamente alejándose de aquel lugar algo asustado. Una vez ya lejos del lugar donde estaba, pudo notar la rama de un árbol moviéndose por el fuerte viento.

Soltó un suspiro algo aliviado, ahora por su cobardía tenía que volver a ese arbusto para volver por su Capitán Besitos. Tenía un plan, solo lo tomaba, corría e iba con su familia para esperar a Hyunjin ahí con ellos.

Caminó con pasos silenciosos hacía donde se suponía que debía estar su muñeco pero no se encontraba más ahí, su madre se iba a enojar con él por perder su juguete nuevo.

—¿Ésto es tuyo? — los ojitos del vaquerito brillaron al ver a su oso en la gran mano del hombre frente a él.

Asintió en repetidas ocasiones con una gran sonrisa :—Sí, es mío, ¿podría dármelo, por favor?

El hombre le sonrió dulcemente antes de entregárselo, el niño admiró su lindo peluche al ver qué el señor que le había dado su juguete sé había ido, ¡le había salvado la vida!

Ahora debía ir con Hyunjin. Sólo si era posible.

Hyunjin sonrió victorioso al ver qué la puerta del baño pudo abrirse, se había quedado atascado por al menos unos quince minutos y eso le había causado desesperación y algo de tristeza, ya que nadie podía escuchar sus pedidos de auxilio.

Al momento de salir su sonrisa se esfumó, todos los familiares de su amiguito corrían en diferentes direcciones, podía ver a SeunHee con los ojos llorosos tomando entre sus manos su cabello con frustración.

Iba a dirigirse a él cuando unos brazos lo envolvieron en un abrazo, quiso hablar pero los sollozos de su padre se lo impedían, ¿Qué había ocurrido cuando fue al baño?

—Dios mío, que bueno estás bien, si te pasara algo yo me muero, ¿sabes?, Eres mi todo Jinnie, sin ti yo no sería nada — Dongyul lloraba contra el cuerpecito de su hijo intentando detener el horrible sentimiento que obtuvo cuando SeunHee le llamó diciendo que no había rastro de ninguno de los infantes.

—¿Qué pasó, papi? — preguntó un poco aturdido por lo recién visto, tal parecía que nadie podía calmarse.

—Jeongin — murmuró su padre con dificultad —, ¿dónde está?

—¿Qué? — soltó de repente algo confundido.

—Sí, amor, ¿dónde está, Jeongin?

—No lo sé — se alejó de su padre ante la repentina pregunta —. Fui al baño y él dijo que me iba a esperar, pero me quedé atascado y recién pude salir, ¿Qué pasa con Innie?

—Jinnie — Misuk se acercó a él con una sonrisa tímida y sus ojitos llorosos —, vamos a casa, ¿sí?, papá se quedará aquí.

—¿Qué está pasando? — comenzó a alterarse al no ver por ningún lado a su amigo vaquerito.

—No encontramos a Jeongin — Hyunjin dejó de mirar a su padre para ver a SeunHee que lloraba descontroladamente.

—Es broma, ¿Verdad? — su voz comenzaba a atorarse en su garganta, claro que aquella debía ser una broma de mal gusto por parte de su amigo.

—Papá ayudará a buscar a Jeongin, Jinnie, pero tú debes descansar — la mujer frente a él estiró sus brazos para recibir al pequeño que buscaba con sus ojitos por todo el jardín —. Vamos, Jinnie.

El niño corrió hacia donde Misuk, reposando su cabeza en el vientre abultado de la mujer que lloraba silenciosamente. Aquello debía ser una broma, una malvada y despiadada broma.

No. Su estrellita estaba perdida.

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