||VENTITRÉ||
||23||El joven que eligió a las estrellas
Solo había silencio en la pequeña habitación. Sentados en el frio suelo y recargados sobre los casilleros. Seguían abrazos con la mirada perdida en los almacenes de provisiones del fondo. Luca se acurruco, envolviéndose más en enorme abrigo negro que le prestaron, con su cabeza en el pecho de su novio, dejándose llevar las caricias que él le hacía en su cabeza. Alberto enredaba sus dedos entre los oscuros rizos mojados del menor.
El perfume de ambos se había mezclado con el olor de tierra mojada. La mejilla de Luca aún se podía ver el enrojecimiento del golpe, ya no le dolía tanto como momentos atrás.
Le había contado todo lo que fue esa "pequeña" pelea con sus padres. Él lo escuchaba con completa atención manteniéndose en silencio. No se atrevía a opinar, durante sus primeros años saliendo pudo presenciar las tensas discusiones que tenía los miembros de la familia Paguro, pudo ver también como su madre le exigía y prohibía tantas cosas que hasta él mismo se sentía como un prisionero mientras que su padre lo ignoraba, estando más pendiente de sus cerdos premiados que de su propio hijo.
Nunca opinaba y Luca lo agradecía. Solo necesitaba desahogarse sin que le digan que está bien y que está mal. Aparte que sabía a la perfección que él no opinaba porque también tuvo una relación toxica con padre biológico. Mas cuando este se encontraba ebrio y golpeaba sin piedad a su novio con cualquier objeto que tenía en mano, razón de porque tantas cicatrices adornaban aquella piel bronceada. Gracias a él, Alberto aborrecía el aroma del alcohol y cigarros.
Ambos tenían problemas con sus padres biológicos y sabían que podían desahogarse entre ellos, sin que sientan lastima u opinen.
-¿Quieres salir? -le pregunto en un susurro sin atreverse a mirarlo.
Luca asintió despegándose un poco de su cuerpo. Alberto por su lado deshizo el abrazo para estirar su cuerpo y levantarse primero. Sentía un hormigueo invadir sus piernas y trasero, sus músculos se durmieron, habían pasado más de media hora sentados en una posición no tan cómoda, pero eso no le importaba. El menor soltó un quejido al estirar sus brazos y con ayuda del otro se levantó.
En lo que el acomodaba las ropas grandes que le prestaron -siendo que la única disponible en ese momento eran la de Rivera- cuales consistía una camiseta deportiva de una selección de futbol desconocida para la pareja y unos pantalones vaqueros negros (cuales apenas sostenía con cinturón). Miguel poseía una musculatura más grande que el mismo Alberto; quien lo miraba de reojo con intriga. A pesar que respetaba la vida familiar de su pareja, no negaría que tenía miedo que lo vuelvan a separarlo de su lado.
Luca estaba preparado para irse del vestidor pero cuando estaba a punto de tomar la perilla y salir fue detenido por la mano de su novio que impidió su objetivo. Él lo miro confundo pero el mayor evito mirarlo a toda costa a los ojos.
-Lu...-lo llamo por si apodo; se sentía nervio como inquieto- sé que no tengo ningún derecho en saber o meterme en asuntos con tu familia pero...
-Alberto -lo interrumpió soltándose de su agarre para tomar sus pecosas mejillas, obligándolo a verlo a los ojos- eres mi novio ahora, mis problemas como los tuyos nos involucra ambos. No debes temerle a que me enfade por si preguntas -dijo levantándose de puntillas y dejar un corto beso sobre sus labios- pero por ahora no quiero hablar de ellos, quiero despejarme. Fue un día duro incluso sin ellos entrometiéndose en mi vida -soltó su rostro en una delicada caricia y le sonrió con dulzura y confianza- Puedes preguntarme todo lo que quieras después lo único que quiero en este momento es estar contigo y los demás.
Asintió levemente mostrando una sonrisa al saber que él le tenía la confianza para dejarlo involucrarse en su vida. Y antes que salieran tomo su brazo, deslizo la tela de la manga del abrigo para descubrir aquella cicatriz que tanto adoraba. Luca lo miraba atentamente, él brillo en sus ojos castaños no tenía comparación en ese momento. Alberto aprovecho subió su brazo y deposito un pequeño beso sobre la estrella, haciendo sonreír tontamente al mismo tiempo que un sonrojo potente aparecía en las mejillas del menor.
De manera brusca retiro su brazo del agarre del mayor, quien rio al verlo ruborizado. Le hacía feliz saber que aun podía avergonzarlo con actos así.
Esperaron unos segundos para preparase. Alberto tomo la perilla y lo miro esperando su aprobación, Luca simplemente asintió con una expresión neutra para después respirar hondo una vez que abrieron la puerta.
Del otro lado, recargados en la pared los esperaban con preocupación. Giulia y Guido levantaron su mirada al verlos salir por fin. Luca les sonrió nervioso y ellos no dudaron en correr a abrazarlo con fuerza. El castaño más alto empujo a Alberto para que los dejara solo a los tres. Entre risas el pecoso actuó ofendido pero fue claramente ignorado por todos. Paguro abrazo con todas sus fuerzas a sus dos amigos, se sentía afortunado de tenerlos.
Al separarse se dirigieron con los demás, sin querer dejar solo al menor en ningún momento pero Ercole les regaño -más a la pelirroja- que continuaran con su limpieza para irse de una vez por todas. Luca con una sonrisa divertida tomo asiento en uno de los bancos altos de la barra mientras que Guido guardaba sus pertenencias, Alberto continuo barriendo -como lo hacía antes de que viera a su novio bajo la lluvia- y Giulia limpiaba las ventanas.
En eso Visconti coloco una taza mediana blanca de porcelana. Miro confuso el contenido, por el olor agradable que desprendía pudo identificarlo al instante; té de bálsamo de limón. Y antes que dijera algo la voz seria del mayor lo interrumpió:
-La casa invita.
Fue lo único que dijo antes de dar media vuelta seguir limpiando el área de cafeteras. Luca sonrió y le agradeció obteniendo un gruñido como respuesta. Se acomodó la chaqueta negra en forma de obtener calor ante el húmedo clima que había. Abrazo la taza con ambas manos, la tranquilidad y la paz lo envolvieron. Quería olvidarse de los malos momentos.
La tranquilidad no duro mucho, ya Miguel no espero más para encender los altoparlantes que tenían y conectar su teléfono con ellos. Russell y Ciccio salieron con prisas de la cocina al escuchar el sonido de conexión. Ercole se quejó golpeando su frente con la pared más cercana. Guido y Alberto rieron con alegría, animando al latino para que prosiguiera. Giulia a pesar de llevar más de un mes trabajando con ellos no sabía por qué tanto escándalo por las acciones de Rivera. No fue hasta que la canción "Despacito de Luis Fonsi" comenzó a sonar. Guido no espero más, rápidamente se colocó a lado del italiano de orígenes latinos y comenzaron a bailar pegaditos. Ambos se movían al ritmo de la canción evitando a toda costa el contacto visual, el castaño hacia el papel de la mujer y se dejaba guiar por el mexicano. Luca oculto su risa detrás de su mano mientras que Giulia miraba sorprendida como los dos se dejaba llevar. Cada vez que el ritmo disminuía los dos no podían evitar reírse sabían que hacían el ridículo pero se divertían.
Mientras que Ciccio y Alberto los animaban, Russell comenzó a grabarlos para molestar al moreno y enviarle el video al novio de él. Miguel cantaba los coros son su perfecto español mientras que Guido tarareaba sin entenderle nada a la letra de la canción.
Y cuando sabían que canción iba a llegar a su fin. El castaño lo empujo de manera brusca.
-Quítate que yo perreo solo -exclamo llevándose la atención de todos.
Miguel no se opuso, es más lo animaba a que siguiera ese muy mal perreo, que lo hacía recordar los movimientos rígidos de un palo medio roto. Hacia movimiento como si le lanzara dinero al bailarín quien se movía emocionado. Obviamente tratando de no reírse en voz alta de lo ridículo que se veía. Cuando la canción llego a su fin, soltó un fuerte soplido y sin pensarlo termino desparramándose en una de las sillas. Estaba exhausto y tenía una ligera capa de sudor en la frente pero aun así sonreía con diversión mientras Ercole sentía vergüenza ajena, el único rubio fue a entregarle una botella de agua y dándole una palmadita en espalda dijo con "orgullo":
-Lo hiciste genial.
Solo obtuvo una risa cansada como respuesta de su mejor amigo. La siguiente canción no tardo en reproducirse, siendo esta vez "Robarte un Beso de Carlos Vives y Sebastián Yatra". Era una canción un poco más tranquila pero aun siendo movida.
Alberto giro su mirar hacia su hermana. Ella bromeaba con Luca de los ridículos pasos de su amigo. Un carraspeo por parte del pecoso llamo la atención del par de mejores amigos, acercándose a ellos, extendió su mano hacia la pelirroja; quien lo miro sin entender lo que pasaba mientras que Luca miro a su novio con una sonrisa feliz de que animara a sacarla a bailar.
-¿Quieres bailar? -la invito con una sonrisa algo tímida.
Sorprendida a la vez feliz, acepto su invitación tomando su mano y caminar hacia el espacio del lugar. Giulietta no era tan buena bailando pero dio lo mejor de sí, Alberto tenía el control y la hacía bailar en un ritmo que moviera su cuerpo sin que ella cayera. Los empleados y los dos "intrusos" miraban con una sonrisa a los dos hermanos. En especial Paguro y Visconti miraban con una pequeña sonrisa a sus parejas (bueno, en el caso de Ercole a su quedante).
El largo y esponjoso cabello de Giulia se movía a la vez que ella reía ante las repentinas vueltas que le hacían dar. Y cada vez que sus ojos castaños claros se topaban con los avellanas del mayor, ambos se sonrojaban y una sonrisa boba aparecía en sus rostros. Expresiones que no pasaron por alto por el menor quien solo rio.
-En verdad le gustas -comento con calma Luca sin despegar su mirada de los hermanos.
-Lo sé -susurro aun con la sonrisa marcada en su rostro- y él en verdad te ama.
Luca sonrió de lado, miro a su novio y ambos sonrieron. Todos sus problemas se desvanecieron por un momento con tan solo ver su sonrisa.
La canción término Giulia y Alberto se separan con una sonrisa divertida en sus rostros para después mirar a sus amados. Paguro dejo su taza, sin dudarlo salto de su lugar y fue hacia él con intenciones de bailar juntos. Marcovaldo miro al mayor con una sonrisa y este serio negó con la cabeza. Y antes de que la rechazara verbalmente fue sorprendido al sentir como Russell y Ciccio lo cargaban (el rubio tomándolo de los brazos y el pelinegro de los pies) y se lo llevaran arrastrando fuera del área de la barra. La pelirroja rio y el empezó a moverse con intenciones de liberarse mientras se quejaba en voz alta.
-Oh, tú no puedes rechazarla -regaño Ciccio con burla.
-La pobre quiere bailar contigo -recalco el otro evitando que le diera una patada en el pecho.
Una vez estando en frente de la chica lo dejaron caer sin ningún cuidado al suelo.
-Hijos de puta -murmuro sobándose su cadera ante el impacto.
Giulia soltó una risita burlona y extendió su mano hacia él para levantarlo. "Suena El Dembow de Joey Montana" comenzó a sonar por los altoparlantes, Ercole gruño la tomo de la cintura y la acerco a él. Ella lo miro con asombro por unos instantes después sonreír de manera retadora. Coloco ambos brazos detrás de cuello del más alto y comenzaron a moverse.
Luca y Alberto no se quedaron atrás, ambos se movían con mucha más experiencia y manteniendo un contacto visual que en cualquier momento podían devorarse mutuamente pero los que se llevaban el premio eran Guido (quien había recuperado energías) y Miguel; ellos bailaban sin vergüenza alguna. Cuando el ritmo comenzó aumentar en una de las partes el castaño se emocionó -de nuevo- y se quitó la camisa, sorprendiendo no solo a su compañero, si no a los que no bailaban. El estadounidense atrapo su camisa roja aun riendo y sin dejar de animarlo -como si fuera una stripper-. Alberto no quiso quedarse atrás había parado de moverse para ver a su novio quien solo le sonrió dándole permiso a que no se dejara humillar. Con emoción beso a Luca en los labios e imito la acción de su amigo, quitándose la camisa para dársela al menor.
Una risa salió de los labios del castaño oscuro al presenciar la "competencia" que se generó entre los amigos.
-Ya cásate con él Scorfano, no encontraras nadie más que no sienta vergüenza cuando saques los pasos prohibidos -se burló Miguel.
Luca volvió a reír ante el comentario y miro de manera picara a su novio. Alberto al verlo se tensó y desvió la mirada avergonzado. Los chicos rieron ante la acción, Russell miro a su amigo con burla.
-Entonces le diré a Hiro que se case ya contigo porque no creo que alguien más aguante ver tus ridículos pasos, Rivera.
-Dile que espero con gusto el anillo -respondió con una sonrisa burlona y levantando su mano sin accesorios.
Ciccio rodeo la mirada con una sonrisa mientras miraba como su mejor amigo hacia movimientos raros en un terrible intento de mover su cadera como las chicas del video. La otra pareja habían dejado de moverse cuando la cosa se descontrolo. Ella reía mientras que él quería que la tierra se lo tragase. Ercole sintió un escalofrió al sentir como su amada lo abrazaba y dejaba caer su rostro en su pecho sin dejar de mirar al único par que aun bailaban.
-Soy yo o Guido tiene un trasero hipotecante -exclamo ella al ver a su amigo moverse.
Ercole gruño y le tapo los ojos con sus manos haciendo reír a su chica.
[...]
La noche cayo en la ciudad, la lluvia se había calmado un poco dejando solo el fuerte viento que movía el único paraguas de ambos. Todos comenzaron a abandonar el local, siendo los primeros: Luca, Guido y Alberto quienes se subieron a un taxi después de despedirse de los demás. Giulia y Ercole caminaban bajo su paraguas por uno de los jardines del centro de Génova. Ambos no querían irse a casa tan pronto, así que decidieron dar un paseo. A pesar que tenían su cita mañana en la mañana.
-¿Enserio no te molesta que Luca viva contigo? -pregunto ella mirándolo con la ceja arqueada.
El negó.
-Luca necesita un lugar donde quedarse y no quiere acelerar las cosas entre él y Alberto. Aparte de que tengo una habitación extra donde Guido duerme a veces, no me molesta tener algo de compañía -confeso con simpleza- Además confió más en él que en ese par de animales.
Giulia rio. A veces le sorprendía como él podía ser tan agresivo como amable, sin duda no había casi nada de rastro del Ercole que ella odio toda su infancia. Ella se aferró a su brazo mientras miraba los enormes jardines solitarios iluminados por las luces blancas de los faros. El centro era hermoso de día pero de noche y con la lluvia envolviéndolo lo hacía un lugar especial.
-Me hubiera gustado bailar contigo si no fuera por el par de exhibicionistas -susurro cerrando sus ojos por unos momentos.
Dejaba que el húmedo viento de la noche chocara contra su rostro y moviera su larga cabellera como las olas de un mar inquieto. El la miro de reojo al escucharla. Ambos comenzaban a ser más abiertos en cuestión de expresar lo que siente. Al principio les disgustaba pero ahora les alegraba sentir que el sentimiento es mutuo.
-¿Por qué no bailamos ahora? -inquirió.
-¿Qué?
Él paro su paso dejo su las mochilas de ambos en una de las bancas mojadas -no les importaba ya que terminaron mojándose en la tarde- dejo el paraguas sobre ellas dejándolo expuestos a la lluvia. Giulia sonreía sin entender que es lo pretendía. Ercole saco su celular y con todo el volumen que el aparato le permitía; reprodujo "Not Today de Imagine Dragons". Coloco su celular bajo el paraguas y levanto su mano hacia ella. Ella sonrió con burla pero por dentro le pareció lindo el detalle.
Tomaron las manos del otro; entrelazando sus dedos y de manera torpe como lenta comenzaron a bailar bajo la lluvia. Él la guiaba y ella solo pego su cabeza su pecho, sonriendo a un más al sentir los latidos acelerados del corazón del mayor. No les importaba si la gente los mirase, ambos estaban en su propio mundo dejándose llevar por la melodía dulce de la canción.
[...]
La puerta principal fue abierta y Guido fue directo hacia su habitación. Alberto y Luca dejaban los paraguas como el impermeable y botas del menor en la entrada. Fue un día largo y lo único quería era descansar. Scorfano se dejó caer en el sillón grande una vez que llegaron, por fin era viernes y podría descansar un poco. Paguro por su lado tomo asiento a su lado.
-¿Por qué no quieres que vaya ayudarte a con las cosas? -Pregunto cansado Alberto sin despegar su cara del cojín del mueble- No me agrada la idea de quedarme en el auto mientras tu empacas.
Él suspiro y giro su mirada hacia él, tampoco le gustaba la idea pero no quería más problemas.
-No quiero que mis padres te insulten -respondió bajando la mirada.
Se escuchó como el otro chasqueo la lengua molesta al mismo tiempo que se sentaba de manera correcta sin ver a su novio. Luca peino sus cabellos hacia atrás dejando salir un bufido y sin ninguna pisca de vergüenza o duda se sentó en sus piernas como de costumbre. Tomo el rostro del pecoso entre sus manos obligándolo a que lo mirara.
-Amore, entiende, mi mamé es complicada al igual que le repudia la idea de que salga con un hombre y más si salgo contigo -explico de manera seria.
Alberto respiro hondo entendía que el menor se preocupara por él pero ya no eran unos adolescentes calenturientos. El menor beso la punta de su nariz y con una pequeña sonrisa acaricio sus mejillas.
-Recuerda que tienes la aprobación de mi abuela -le animo soltando una diminuta risa.
El mayor ríe al escucharlo. Su abuela fue la única que los apoyo en toda su relación.
-Me sorprende que lo tomo tan a la ligera atraparnos en pleno acto, hasta nos lanzó un condón -recordó ese momento tan vergonzoso y caótico; ambos creían que la anciana les gritaría o correría al mayor a escopetazos.
El menor puso la mirada en blanco sus mejillas estaban prendidas a mas no poder de un tono carmesí, recuerda que después de que se fuera el mayor su abuela le dio una plática sobre abejas y flores para después entregarle una tira de condones. Fue lo más vergonzoso que ha vivido pero seguía amando con todo su ser a su abuela.
-¿Has hablado con ella? -pregunto al ver que su rostro decayó al recordar a Nonna.
-Solo en mi cumpleaños o en navidad podemos hablar por un momento, mis padres aun la culpan de meterme ideas en la cabeza.
-¿Ella sabe que nosotros nos encontramos?
Luca asintió con una pequeña sonrisa.
-Dijo que no te dejara ir esta vez, que por algo nos encontramos...-respondió con una sonrisa melancólica-...y que si quieres pedir mi mano con ella tienes que llevarla a comer un día de estos.
Luca pellizco el puente de su nariz, Nonna nunca tenia vergüenza en expresar lo que piensa. El contrario rio ante el último comentario.
-Si le vuelves a llamar dile que venga y le invito todo lo que se le antojo.
-Oh, amore, estarás pobre en menos de unos minutos.
Ambos rieron esta vez, el mayor acariciaba sus muslos sin ninguna intención, el menor escondió su rostro entre el cuello y hombro de su novio, la pareja se encontraba en completa tranquilidad. Después de pasar por días o años (en el caso de Alberto) de acoso en la universidad, las peleas de Luca con sus padre o las inseguridades de Alberto con el tema del chico que le gusta a su novio. Los seguían allí, juntos.
-Alberto...-lo llamo en un murmullo sin salir de su escondite.
-¿Si?
-¿Sabes que te quiero? -confeso abrazando su pecho como si de un enorme oso de peluche se tratara- te quiero tanto...
Abrió los ojos con sorpresa sintiendo sus ojos lagrimear, era todo lo que necesitaba escuchar para aguantar la mierda de vida que le toco, correspondió al abrazo con fuerzas.
-También te quiero, como no tienes idea.
Luca sonrió y siguió abrazado a él. No se arrepentía de haberlo elegido, él era el indicado. La persona por la que no le importaba pelear con todo el mundo. Amaba a su novio que le importaba un carajo las miles de llamadas perdidas de sus padres y tío. Lo único que quería en ese momento era consentir al hombre que quería. Porque él era la estrella que iluminaba sus noches mas oscuras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro