Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

TRECE

Estoy sentada en la silla del capitán de Drakor, frente a la enorme ventana desde donde puedo observar parte de este hermoso planeta. ¿Cómo algo tan bello puede ser tan mortal? Miro sus dos soles, ya han pasado cuatro días y estoy sintiendo algunos efectos de la gravedad cero como cansancio y dolor de oídos. Estoy aterrada y desesperada me siento inútil no conozco nada de la tecnología alienígena y no puedo ayudar. Intento no contagiar a Zenithar con mi tristeza, él aún lo está intentando, pero mierda, estoy triste y asustada. Creo que no lograremos escapar de este planeta y amo tanto a Zenithar. De verdad que sentía que por fin podría ser feliz. Tantos planes que tenía con él. Y tantos planes para mí que ahora quería conocer y explorar el maravilloso universo. Esto me está destrozando y en cualquier momento solo seré un montón de llanto.

Siento como la compuerta del puente de mando se abre y por ella veo a Drakor quien entra en la habitación. Este hombre lagarto es gigante e intimidante, nadie creería que es un ser amable y bondadoso.

—Hola, pequeña —me saluda con ternura mientras se acerca.

Sonrío y le hago un gesto para que se siente en la silla que está a mi lado. Sé que él está preocupado, como todos en la nave, y también se ve muy cansado.

—¿Como sigue todo? ¿algún avance?

—Nada que reportar pequeña—responde con su mirada perdida—todos queremos regresar a nuestro hogar.

—Lo se. —suspiro— Y de verdad lo siento mucho.

—Pequeña, lo vamos a lograr ya veras juntos iremos a conocer mi planeta mi pareja estará muy feliz de conocerte.

—¿Cómo se llama ella?

—Nihalla. —responde con una mirada intensa.

—Por tu mirada debe ser muy hermosa.

—Lo es. Mi pareja es hermosa, cariñosa y muy inteligente.

Sonrió ante su declaración de amor —Pronto estarás con ella.

—Si pequeña. Pronto estaré en mi hogar con ella.

—¿Cómo es tu planeta? —le pregunto a Drakor. Él toma mi mano con delicadeza antes de comenzar a hablar.

—Mi planeta es enorme y hermoso, en su mayoría cubierto por abundantes selvas con árboles que se alzan uniendo sus copas para formar un techo verde, todo esto bañado por la luz dorada de nuestro enorme sol. Razón por la cual siempre es cálido. Solo cuando llueve se vuelve algo húmedo. Por las noches, el cielo se ilumina con las estrellas que brillan junto a unas pequeñas criaturas llamadas Osiis. Ellas emiten bellos cantos y su cuerpo irradia luz. Es un verdadero espectáculo.

—Tu planeta suena hermoso, un paisaje muy parecido a las selvas tropicales que había en mi planeta, claro que sin las criaturas brillantes.

—Sí, es realmente hermoso. Mi hogar está cerca de un río. Con mi pareja, decidimos construir nuestra casa allí, lejos del bullicio de la ciudad. Ahí vivimos junto con Sarah. Tengo hermosos recuerdos de los tres juntos. Cuando salgamos de aquí, te llevaré a mi planeta. Quiero que veas esos lugares con tus propios ojos y descubras las maravillas del universo.

Los ojos de Drakor brillan con nostalgia mientras me habla sobre su planeta y su familia.

—¿Cómo era Sarah?

—Era una niña muy tímida al principio. Tenía solo tres años cuando la encontramos. Mientras fue creciendo y confiando en nosotros, se volvió muy inquieta. Todo lo quería explorar, preguntaba por todo y si algo no le parecía justo, lo hacía notar. Era hermosa, muy parecida a ti, tenía el mismo color de tus ojos, de ese bello azul.

Mientras Drakor habla, puedo imaginar a Sarah corriendo y riendo en aquellos paisajes.

—La describes como una niña muy feliz.

—Sí, lo era. Con mi pareja, siempre fue nuestra prioridad darle felicidad y amor —dice en un tono melancólico.

—Sarah tuvo mucha suerte de que la encontraras y la cuidaras.

Drakor se levanta de su asiento seguimos tomados de la mano. Me levanto junto a él y lo abrazo. Él me corresponde el gesto.

—Sé que estás asustada, pero te prometo, pequeña, que nada malo te va a ocurrir —dice acariciando mi cabeza con su tono suave y reconfortante mientras me abraza.

Su promesa me da un poco de esperanza, aunque la situación en la que nos encontramos es desesperada.

Drakor me suelta la mano con suavidad y se sienta de nuevo, mirando a través de la ventana. Sé que él también siente la carga de nuestra situación, pero mantiene su compostura por el bien de todos nosotros.

—Sabes, pequeña, en momentos como estos, siempre pienso en las historias de mi infancia —dice, intentando distraerme—. Mi abuelo solía contarme historias sobre los grandes guerreros de nuestro pueblo, quienes enfrentaron desafíos aún más grandes que este y salieron victoriosos.

—¿De verdad? —pregunto, curiosa y necesitando cualquier distracción en estos momentos—. ¿Podrías contarme una de esas historias?

Drakor asiente y su expresión se suaviza mientras comienza a contar una historia:

—Había una vez un guerrero llamado Vortar, conocido en todo el planeta por su valentía y su corazón noble. Un día, una terrible tormenta se formó en nuestra tierra, trayendo consigo criaturas oscuras que nadie había visto antes. Eran sombras vivientes, capaces de absorber la luz y la vida misma. La gente estaba aterrorizada, y muchos pensaron que era el fin de nuestros días...

A medida que Drakor cuenta la historia, puedo sentir cómo mi mente se desvía de la angustia que siento. Imagino a Vortar enfrentando las sombras con valor, protegiendo a su pueblo.

—Vortar reunió a un grupo de guerreros que lucharon incansablemente y lograron vencer a las sombras, devolviendo la luz a nuestro planeta.

Drakor termina su relato con una sonrisa.

—Y así, Vortar se convirtió en una leyenda, no solo por su valentía, sino también por no perder la esperanza incluso en los momentos más oscuros.

Sus palabras resuenan en mi corazón, llenándome de esperanza,

—Gracias, Drakor, sé que, aunque nuestra situación es crítica, no estamos solos. Juntos enfrentaremos este desafío.

Drakor me sonríe y asiente, y en ese momento, sé que no importa cuán difícil sea nuestra situación, no nos rendiremos.

Nos mantenemos ahí observando este maravilloso planeta a través de la enorme ventana se forma un momento que no resulta incomodo solos los dos compartiendo nuestras esperanzas.

Escucho el ruido de la compuerta al abrirse y veo que entra Zenithar

—Aquí estabas mi compañera, cariño te he buscado por toda la nave

—Bueno obviamente no buscaste aquí antes.

—No. Claramente no. Y que sorpresa encontrarte acá también Drakor

—Bien muchacho relájate te dejare con tu compañera —dice Drakor riendo. —Después de la cena ven a buscarme Zenithar necesito discutir algo contigo.

—Entendido Drakor.

—Que fue todo eso. No creo que sean celos o sí. — digo burlonamente. Zenithar solo me sonríe.

Me acerco a él dejando que me envuelva en sus brazos, respiro su suave y rico aroma olvidando el tiempo y nuestros problemas deseando poder estar así con él por mucho tiempo.

—¿Qué tal ha sido tu día, cariño? —pregunta, acariciando mi mejilla con suavidad.

—Estaba aquí conversando con Drakor, —respondo, apoyando mi cabeza en su pecho—. Ha estado contándome sobre su planeta, su familia.

— Es una distracción necesaria en medio de todo esto. —responde sonriendo y acariciando mi cabello con ternura.

—Tengo miedo no quiero, dejar de disfrutar estos momentos no quiero estar sin ti. —expreso sinceramente.

—Siempre estaré a tu lado, mi amor. Somos un equipo, ¿recuerdas? Juntos podemos superar cualquier cosa que se interponga en nuestro camino.

Me siento abrumada, por su amor incondicional. —Te amo, Zenithar —susurro, dejando que mis palabras expresen todo lo que siento en este momento.

Él me abraza con más fuerza, como si quisiera fusionarse conmigo en un abrazo eterno.

—Te amo también, mi dulce compañera. Siempre y para siempre.

Después de un momento, nos separamos, pero seguimos tomados de las manos.

—Vamos a nuestra habitación nos vendrá bien un baño y yo necesito a mi compañera.

Lo miro con una sonrisa cómplice y asiento a su preposición. Caminamos juntos por el pasillo. Las luces tenues iluminan nuestro alrededor. Cada tanto, nos detenemos para besarnos. Nos besamos con fuerza y fuera de nuestro control. El me agarra por el trasero levantándome y me apoya en sus caderas. Le envuelvo la cintura con las piernas. Mi espalda choca con la puerta de nuestra habitación, pero no me importa no cuando el me esta besando de esta manera. Zenithar comienza a tocar los botones para entrar y no da con el correcto comienzo a reír y le doy un beso en la comisura de su labio.

—Necesitas ayuda con eso. — sonrió burlonamente

—No. —responde dándome un pequeño nalgaso.

Después de un ultimo intento logra abrir la compuerta a nuestro dormitorio. Avanza decidido a la cama donde me tiende.

—Llevo todo el día pensando en ti cariño. —admite con voz ronca.

­—Mmm. —respondo por que con sus caricias ya dejé de pensar.

Su mano se detiene en mi cintura y comienza a acariciar mi cuerpo, mientras me desviste lenta y tortuosamente.

—¿Esto es lo que quieres cariño?

—Dios. Si — exhalo besando su cuello.

—Si es lo que quieres, cariño, eso es lo que te daré. —anuncia mientras me desviste.

Termina de sacar mi última prenda de ropa y el mueve su cadera y presiona su pene hacia mi centro.

—Necesito tenerte. Quiero que estes dentro de mí.

Sin poder esperar mas me muevo para montarme en su regazo y alineo todo mi cuerpo. Me alineo a el por completo. El me afirma de la cintura sin dejar de acariciarme. Me hundo en toda su longitud y se me escapo un gemido.

El me tomo de las caderas levantándome unos centímetros para luego yo bajar. continuo con ese movimiento, la presión en mi núcleo es demasiada. Miro a Zenithar y el esta mirando donde nuestros cuerpos se unen. Besa mis pechos y antes de poder darme cuenta me estoy moviendo más rápido sobre él y el placer es demasiado mi clímax llega fuerte. Gimo su nombre al tiempo que me estremezco. Él se mueve haciéndome rodar bajo de el y empuja sus caderas contra las mías, empuja dentro de mi moviéndose hasta que presiona con fuerza. Su grito es silenciado por nuestros besos mientras se estremece.

Nos mantenemos así por un momento, el apoyando su frente contra la mía, mientras yo acaricio a su espalda. Nuestros corazones y nuestra respiración tardan en regresar a la normalidad.

—Te amo cariño. —susurra Zenithar.

Sus ojos me miran con tanto amor y ternura. Mierda solo pido y ruego a cualquier ser que tenga infinito poder en este enorme universo que me dé la oportunidad de ser feliz junto a Zenithar.

Él se mueve y se acuesta a mi lado arrastrándome para que me acurruque junto a él. Compartimos el silencio mientras nos acariciamos.

Me debo de haber quedado dormida en algún momento, cuando despierto me decepciono a no sentir a Zenithar junto a mí, haciendo un puchero me levanto para ir al baño y mi estomago ruge en protesta no he comido nada desde el desayuno. Me meto a la ducha disfrutando del agua tibia, cuando salgo me seco y visto rápidamente decidida a ir a buscar a mi compañero.

Mientras camino por el pasillo con destino al comedor me encuentro con varios Leroit quienes me saludan al pasar. A pesar de ser intimidantes son bastantes amables, cuando entro al comedor mi mirada recorre el lugar buscando a Zenithar uno de los Leroit se acerca y me cuenta que mi compañero se fue con Drakor al puente de mando a conversar en privado, no se me escapa lo de privado. Bien, entonces decido que es mejor esperar acá mientras como algo ya que mi estomago duele un poco de hambre.

Miro toda la comida que hay a disposición nada que se parezca a alguna comida en la tierra. Después de un largo momento hago mi elección fideos blancos hechos con une especie de trigo extraterrestre muy parecidos al sabor de una sopa maruchan mientras como dejo que mis pensamientos vaguen, preguntándome qué estará pasando en el puente de mando y si Zenithar estará bien. Pero prefiero no dejarme llevar por la ansiedad y confiar en que todo se resolverá como debe ser. Por ahora, lo único que puedo hacer es esperar y ocupar mi mente con algo más.

Observo con curiosidad a un grupo de jóvenes Leroit mientras juegan a un juego de mesa que me resulta familiar. ¡Jenga¡ Me acerco a la mesa con una sonrisa, sintiendo un destello de emoción al pensar en la posibilidad de unirme a ellos en su juego.

—Hola, chicos. ¿Puedo unirme? Parece que se están divirtiendo mucho —pregunto con un tono amistoso, tratando de ocultar mi entusiasmo.

Los Leroit parecen sorprendidos, pero uno de ellos asiente con una sonrisa amable y me explica las reglas del juego. A medida que avanzamos en la partida, me doy cuenta de que mis habilidades en el Jenga siguen siendo tan buenas como siempre, y pronto me encuentro ganando no una, sino tres partidas consecutivas.

Las expresiones de asombro en los rostros de los Leroit me llenan de satisfacción, aunque trato de mantener la modestia mientras acepto sus felicitaciones con una sonrisa.

Justo en ese momento, Zenithar entra en el comedor, su risa resonando en el espacio mientras observa la escena con una mezcla de diversión y admiración.

—Vaya, parece que te estás divirtiendo mucho aquí, ¿eh? —comenta, con una sonrisa.

Corro hacia él, dejando atrás el juego y lanzándome a sus brazos con una risa despreocupada.

—¡Zenithar! —exclamo, besando su mejilla. —Te extrañé mucho. ¿Dónde has estado metido?

Él me devuelve el abrazo con fuerza, su calidez me hace suspirar.

—Solo tuve una pequeña reunión con Drakor. Pero parece que no te has aburrido mucho sin mí, ¿verdad? —responde, señalando hacia la mesa donde los jóvenes Leroit, quienes observan nuestra muestra de cariño con una mezcla de curiosidad y diversión.

Sonrío ampliamente, disfrutando de la sensación de estar con mi compañero.

—¿Quieres unirte a nosotros en la próxima partida? Seguro que eres un poco de competencia.

Zenithar asiente con entusiasmo. —¡Por supuesto! No puedo dejar que te lleves toda la diversión.

Nos acercamos a la mesa y nos acomodamos para comenzar a jugar. De pronto una alarma suena en toda la nave me tapo los oídos por que el sonido es demasiado fuerte.

—Gravedad cero inminente. Evacuar. Gravedad cero inminente. Evacuar. Repite una y otra vez la computadora de la nave. Miro a Zenithar y jamás había visto su rostro con tanto temor.

Entra al comedor Drakor quien mira a su tripulación veo miedo y tristeza en su rostro. Se dirige a nosotros.

—Zenithar ya sabes que hacer cumple con tu promesa.

—¿Qué promesa? ¿Qué esta ocurriendo? — inquiero preocupada.

Veo a Zenithar asentir hacia Drakor. Toma mi mano y me arrastra corriendo a través del pasillo. Llegamos al lugar donde se encuentran las capsulas de escape y veo como el comienza a digitar algunos códigos.

—Ya para con esta locura. ¿Qué mierda está ocurriendo? —grito furiosa.

—Lilith mi amor, mi compañera te amo más allá de lo que podría explicar. Tu eres exactamente el regalo que pedí en mi vida. Eres mía por siempre y si el destino quiso que te tuviera solo este tiempo estoy agradecido toda lo que espere por ti valió la pena.

Se acerca y me abraza no me doy cuenta de que estoy llorando hasta que el me seca una lagrima con su mano.

—Pon atención. —Me explica sin dejar de acariciarme la cara. —Vas a entrar a la capsula yo ya escribí las coordenadas, esta vez llegaras a un lugar seguro. Se que eres valiente cariño y no te rindas jamás.

—Quieres que solo me salve yo. Estas jodidamente equivocado. Si vas a morir yo moriré contigo.

Zenithar me besa y yo entre lágrimas le correspondo el beso. El me empuja dentro de la nave caigo sentada en el asiento y antes de que pueda levantarme el activa la capsula de escape.

—Lo siento amor. —murmura tocando el vidrio de la puerta de la capsula.

—No lo hagas. Zenithar por favor. —grito llorando.

Comienzo a golpear la ventana de la capsula desesperada por que no quiero dejarlo, no puedo seguir sin él. La capsula sale eyectada. A través de la ventana veo como me alejo del planeta mientras mi corazón se destroza al saber el destino de mi compañero.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro