₊˚⊹⋆ O4.
Sabía que el evento estaría lleno de estrellas en ascenso, famosos consolidados y algunas figuras públicas de bajo perfil pero gran poder económico y mediático. Sin embargo, mi mente no calculaba, no razonaba del todo que algo pudiera estar tan repleto, que la gente hiciera tanto ruido incluso si estaban hablando a un volumen moderado y sin mucho alboroto, por no decir ninguna clase de gresca. Y todo eso me estaba poniendo nerviosa. Cada vez era más consciente del maquillaje que me habían puesto, de las extensiones de cabello que me habían puesto, del peso y la textura de la ropa sobre mi cuerpo de piel sensible. Algo irritada me saqué de encima las extensiones, me aparté de las personas con la sonrisa más amable posible, aferrada a mi vaso de alcohol suave.
Estaba muy angustiada por todas las luces, los ruidos y las texturas. La comida estaba deliciosa, claro, pero no había mucha porque era un evento enfocado en las presentaciones de los invitados. SooYoung y yo no nos presentaríamos, pero sí estábamos bajo el rol de representar a los novatos de la empresa a la que pertenecíamos, HYBE Labels. YoonGi estaba por presentarse con su banda cuando SooYoung y HyeJu se acercaron a mí, preocupadas.
─── ¿Qué sucede, JungKook eonnie? ─── preguntó la de rostro serio, similar al de un gato: con su camisa blanca llena de detalles delicados y botones de nácar, HyeJu se veía extraña, muy fuera de sí. No era su estilo para nada, pero de alguna forma le quedaba bien aunque pareciera chocar con su usual gusto.
Me encogí de hombros, agarrando en mi mano derecha las extensiones de cabello castaño.─── Había olvidado lo mucho que detesto las reuniones tan masivas: me provocan dolor de cabeza.
─── Corazona, escogiste la peor carrera posible para tu ansiedad social. ─── me sonrió con lástima SooYoung, luego bebiendo de su copa de vino espumante.─── Fuera de bromas, creo que sería mejor que al menos te tomaras un momento para respirar. ¿En el baño, quizás? Están limpios y no hay mucha gente yendo allá aún.
─── Pero YoonGi yah está a punto de presentarse. ─── reclamé de inmediato, sintiendo que mis aflicciones no eran tan graves como yo misma las sentía, minimizando mis propias sensaciones. La cabeza me daba tumbos, me dolían los ojos y los tímpanos... y mi prioridad era ver a mi amigo tocando la guitarra y rapeando en el pequeño pero costoso escenario que habían preparado.
HyeJu puso sus ojos en blanco, con la misma expresión seria de siempre.─── Se va a presentar y su guitarra es más ruidosa que ésta música, las luces se van a volver locas y la gente va a gritar las canciones que prepararon con su grupo. Es un grupo de metal, por favor, eonnie.
─── Bueno, ya voy. ─── suspiré con una sensación de derrota. Luego, dejando mi vaso de cerveza fina sobre la mesa más cercana, las miré con timidez.─── Gracias, chicas.
─── Que no te coma el lobo. ─── bromeó SooYoung mientras yo me alejaba, y escuché cómo HyeJu de inmediato la reprendía por la broma, que se sentía atacada porque su animal representativo era un lobo, que era un chiste de mal gusto, en fin. Esas dos siempre peleaban por las cosas menos importantes, y les daba risa hacerlo, así que seguí con mi camino sin prestarle más importancia de la necesaria.
Fuera del salón principal del evento, las luces eran tenues y amarillas. Los pasillos eran altos y algo estrechos, llenos de cuadros elegantes, viejos, plantas con flores blancas y una alfombra que se extendía de manera infinita en el centro del pasillo curvo. Los baños estaban bastante cerca del salón de eventos, pero me detuve a medio camino, disfrutando del silencio, del bullicio silenciado casi en su totalidad gracias al grosor de las paredes y la alfombra borgoña. Inhalé el aire a temperatura ambiente, el aroma ligero a lavanda falsa.
Mi corazón latía cada vez más lento, a un ritmo normal, recién me daba cuenta de ello. Lamía mis labios al avanzar de nuevo, se me ocurrió guardar las extensiones de cabello en el enorme bolsillo de mi blazer, y aunque sobresalían un poco, lo importante es que ya no se caerían ni perderían, y mi diestra estaba ahora libre cuando entré al baño de mujeres, que era amplio y blanco, solitario.
El reflejo del baño me saludó por el sector de los lavamanos, me acerqué para revisar mi estado físico: me veía igual que siempre, tan sólo un poco más pálida y maquillada. Mojé mis manos, las sequé un poco y probé a humedecer mis orejas calientes por el ritmo de mi pecho que por fin estaba recobrando su rapidez normal. Seguía respirando, seguía atenta a mis pupilas algo dilatadas, a la forma de mis labios más bien finos y la manera en que me veía bien con ése largo de cabello, sin necesidad de ponerme las extensiones. Los estilistas dijeron que me vería hermosa con el pelo largo y recto hacia la espalda, pero no sentía que fuera yo alguien con esa apariencia.
El hilo dentro de mi mente fue cortado cuando uno de los cubículos del baño se abrió, revelando a una chica rubia, más baja que yo. No pude evitar sobresaltarme, pero luego suspiré en una profunda exhalación, cerrando los ojos para calmarme. Ella no parecía sentirse segura, porque no la escuché moverse hacia mí, ni tampoco hacia la salida. La miré de nuevo y pude darme cuenta de que parecía congelada en su sitio, como esperando a que yo le dijera algo, la reprendiera, la insultara. Tenía esa expresión de estar acostumbrada a que la gente la amedrentara, no a que la halagaran o le hablasen con un tono afable.
Intenté expresar mi compostura en la expresión de mi rostro, pero como siempre, mis rasgos permanecieron inamovibles y mis ojos se encargaron de todo el trabajo, abriéndose de par en par.
─── ¿Necesitas que me aparte? ─── le pregunté, con el tono de voz más suave posible, no queriendo asustarla. Parecía en una situación similar a la mía, pero por causas que no me atrevía a asumir, diferentes a las mías. Ella me observó extrañada.
Se tardó en responder, luego asintió con timidez, como esperando a que le negara su petición que yo misma le ofrecí. Una táctica de humillación que veía mucho en el colegio, de parte de las bravuconas de la escuela.─── Por favor.
Pero yo no me hice de rogar, preferí darle su espacio. Sus ojos caídos y brillantes, elegantes, me hicieron recordar a un gatito triste, y la forma en que se movía también. Arrastraba sus pies sobre las baldosas del baño, encogida de hombros, respirando con irregularidad, aunque adivinaba que estaba más calmada que antes.
Mojó su rostro, sin importarle si arruinaba su maquillaje o no. No podía evitar admirar su fino perfil, humedecido, con esas largas pestañas de muñeca, los labios carnosos, pintados de un tono de rosa que le sentaba bien a su piel tostada. El arreglado del cabello rubio sobre su frente, hombros, encuadrando bellamente el rostro ovalado y pequeño, de mejillas abultadas y pómulos alzados. Se dió cuenta de que la miraba y se quedó quieta, petrificada. Esperando mi veredicto.
Desvié mi rostro hacia el frente, me ví con mis propias mejillas ruborizadas y los ojos brillando incluso más que cuando entré.
─── Lo siento si te incomodo. ─── me disculpé con un tono de voz que sentía podría ser sincero, para que entendiera mis intenciones. Lamí mis labios, nerviosa.─── Yo también necesitaba mi momento a solas; toda ésta gente me puso muy nerviosa.
Ay no, siempre que me pongo tímida empiezo a hablar sin parar, con esos nervios que me impiden cerrar la boca. Cualquier cosa que piense la digo en voz alta, dejo de tener ese filtro que a veces es necesario en las conversaciones del día a día. En ese momento, esa timidez afloró y me hizo querer entablar conversación con la rubia, quien parecía tan perpleja como yo. Bajo la luz blanca del baño se veía preciosa, con esa expresión confundida pero igualmente dispuesta a saber qué es lo que estaba tramando.
─── A mí... a mí también. ─── noté que jugaba con sus dedos, y pude ver que eran pequeños.─── Los sonidos, las personas, los fotógrafos... Llegué llorando, ¿sabes?
Fruncí el ceño.─── ¿Te agobió a ése nivel e igual entraste?
Suspiró, ahora ella fruncía el ceño y se veía preciosa incluso con una mala emoción en su rostro. No alcanzaba a distinguir bien qué emoción era, pero sabía que no podía ser buena por la forma en que su mentón se arrugó, como cada vez que alguien está por llorar, aguantando el sollozo que amanece y anuncia las lágrimas, el dolor, la mueca de dolor inevitable que viene con el llanto.─── No es como si tuviera otra opción.
Extrañada, intenté pensar en alguna forma de ayudarla, aunque no conociera su nombre y no recordara si la había visto antes o no. Se me hacía conocida. De todas formas, era de esas personas tan bellas que incluso si no la has visto antes quieres sentir esa conexión de ‘ah, la he visto ya y nuestros caminos se volvieron a cruzar, como una señal’.
Sí, soy una romántica.
─── Yo tampoco tengo otra opción... pero de todas formas podemos crear algo que nos acomode a las dos.
Me miró con mucha extrañeza.─── ¿Como qué?
─── Uh, ─── me puse más nerviosa aún, bajé la mirada al suelo, a sus zapatos Mary Jane rosa, de aspecto costoso y claramente nuevos aún.─── permanezcamos juntas por el resto del evento. Y si nos agobiamos otra vez, nos escapamos.
─── ¡¿Escapar?! ─── exclamó horrorizada la rubia, luego dándose cuenta de que tenía que ser más precavida. Tragó saliva.─── ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Qué haremos una vez escapemos? Mis padres me van a matar, mi agencia, mis estilistas...
─── Mi agencia también. ─── me encogí de hombros.─── Pero prefiero eso a arriesgar aún más mi salud mental. Quiero estar cuerda cuando debute, creo que no es mucho pedir.
Ante la oscura broma, la rubia soltó una minúscula risa casi forzada, aún mirándome con una expresión de miedo y algo encogida en sí misma. Me sentí tan observada que también comencé a encogerme en mi sitio, desviando la mirada de manera tímida y lamiendo mis labios otra vez.
─── Está bien. ─── asintió finalmente ella.─── Lo haré. Me quedaré contigo, no te ves como una mala persona...
─── JungKook. ─── asentí, sonriendo.
─── No, JungKook no es nombre de mala persona. ─── sonrió ella, menos incómoda ahora que sabía mi nombre.─── Yo me llamo Park JiMin.
─── Ese tampoco es nombre de mala persona.
JiMin rió ante mi mal chiste, por primera vez. Y supe que tenía que hacerla reír cuantas veces pudiera.
vamos lesbianaaaas🤪🤪
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