Poema #15
Te escucho en las horas espejo.
Nunca cambias ese tono odioso
Sigues siendo apática en mis recuerdos.
Cambiarte en ellos no sería correcto.
Te quería tal como eras,
aunque nunca te lo dijera.
Sé que estas son las consecuencias de mi silencio.
Pero no es lo mismo saberlo que vivirlo.
En mis sueños, tengo el valor necesario.
Me rechazas cada vez que te lo cuento.
Te ríes en mi cara
y luego dices Lo siento.
A veces no dices nada.
Me observas con expresión taimada
mientras ruego porque no sueltes una carcajada.
Entonces despierto y han pasado nueve semanas.
Hicimos una vigilia en tu honor.
Los medios siguen especulando
y tu familia aprende a vivir con ese horror.
¿Por qué fuiste con él?
¿Por qué confiaste en su palabra?
Dijiste que ya no lo amabas,
pero le creíste cuando te pidió que lo acompañaras.
Sé que peleaste.
Siempre te tacharon de salvaje,
así que lo demostraste.
Los surcos rojizos de sus brazos
fueron tu marca antes de irte.
Me lo dijo el diablo o Dios,
no sé muy bien cuál de los dos.
Por las noches viene un ser alado,
de seis piernas y ocho manos.
Me ha dicho que probó el sabor de tus labios.
«Hielo. Frío. Dolor. Muerte».
Esos no son sabores.
No sé muy bien, eran las nueve.
Temprano para dormirme
y tarde para hablarte.
¿Nueve semanas han pasado?
Estaríamos hablando sobre la fiesta de graduados.
En su lugar, guardamos silencio.
Nadie lo dice, pero celebrarán en secreto.
La muerta eras tú.
No es su culpa,
sólo quieren desvelarse,
intercambiar anécdotas.
Tal vez te mencionen en ellas.
Dirán que fuiste tonta,
que te lo merecías por creída.
Harán bromas.
Siempre las hacen.
Es mejor reírnos de las tragedias .
Por las noches nueve ojos me acechan.
Pertenecen a cuatro bestias pequeñas
y un ser enorme sin orejas.
Él está tuerto.
Dice que no escucha lamentos,
pero ve a los muertos.
Creo que se refiere a mí.
No, la verdad hablaba de ti.
Me contó sobre tus últimos momentos.
O quizá yo los invento.
Quiero pensar en ti como alguien perfecto.
Nueve semanas han transcurrido.
Me parece un siglo.
¿Y si compartiéramos la eternidad?
¿Allí me podrías amar?
Aún conservo tu cuaderno.
Tengo miedo de leerlo.
¿Ya te conté que hay monstruos en el techo?
Me dijeron que por ti fueron hechos.
A nueve años lo condenaron.
¿No te parece grotesco?
No quiero que pase nunca el tiempo.
Quiero que se congele con nosotros
viéndonos el uno al otro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro