¿Que es lo peor que puede pasar después de que besaste a un desconocido?

Que el desconocido sea el hermano mayor y apoderado de uno de los estudiantes de los cuales eres profesor titular.

Antonio era profesor de español en la escuela y, también era el profesor titular de tercero. Ahora, en una reunión de apoderados estaba sentado frente a él el tipo que había besado días atrás, resultaba ser el hermano mayor de uno de sus peores alumnos, Romeo Vargas.

— El mundo es un maldito pañuelo —dijo Vargas cuando la reunión había acabado y sólo quedaban ellos en el salón.

— Lamentablemente... Sobre lo del otro día, lo siento...

— Da igual, no importa —le cortó—. Tampoco es como si besara mal... Lo que quiero decir, es que ya pasó. Sólo procure no ir besando a la gente así como si nada sin su consentimiento.

— Eh... Sí, claro... Perdón...

— Ahora, yo quería hablar sobre Romeo.

⭐⭐⭐

Cuando volvió a su hogar se lanzó al sofá y de forma casi automática tomó el papel previamente cortado y comenzó a hacer estrellas. Era la forma que había tomado hace casi diez años para disipar el estrés.

— Estrellas de origami...

Canturreó mientras doblaba el papel hasta darle forma, la televisión la había encendido dejando el programa de farándula al cuál nunca prestaba atención. Al acabar la primera estrella la metió a un frasco que estaba hasta la mitad con estrellas de diversos colores.

El segundo frasco del año.

Sus estantes estaban llenos de frasco con estrellas de colores, colocados estratégicamente por órden en que los terminaba desde que se mudó a aquel departamento. Cinco años.

Benditos cinco años.

De pronto se detuvo y miró el papel que tenía en la mano, era un color curioso.

— Como los ojos del hermano de Romeo... —susurró.

Antes de hacer algo se levantó y fue a buscar otro frasco más pequeño, sin darse cuenta lo comenzó a llenar con estrellas sólo de ese color, hasta que cayó preso del sueño sentado en el sofá, con un papel a medio doblar del curioro color.