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Después de lo ocurrido hace rato atrás. Fredd y Chica habían tenido que despedirse, pues ella tenía que irse. Había pensado en decirle que él la llevaba a donde vivía, pero ella se negro rotundamente. Y ahora se encontraba fuera del edificio, recargado sobre su auto mientras le daba la última tirada a su cigarro. Hasta que un golpe en el hombro llamo su atención, pero le resto poca importancia.
—Eres tú Foxy.—Dijo con indiferencia. Foxy era un chico de la misma edad que Fredd, de cabello Rojo.— ¿Qué se te ofrece?
—Nada, solo pasaba por aquí para ver cómo estaban las cosas en el set.—Respondió animadamente.—Por cierto, ¿paso algo que no sepa?
Fredd negó con la cabeza, pero luego algo por su mente.—¿Es posible que una actriz porno sea virgen?
Esa pregunta tomo por sorpresa a Foxy. Provocando que casi sus ojos se salieran de lugar.
—¿Qué…que acabas de preguntar? —Cuestiono de manera muy sorprendida el pelirojo, mirando de manera acusatoria al pelinegro.
Una Rubia estaba caminando por la senda peatonal cerca de su casa. En las catacumbas de sus pensamientos y recuerdos, trataba de buscar una forma de decirle a su mejor amiga y compañera de gastos, Bonnie que ella había conseguido trabajo como actriz porno. Lo peor de todo es que fue obligado aceptarlo ¿cómo se dice eso? Hay que tener mucho carácter para no salir corriendo avergonzada hacia el baño y encerrarse de por vida allí dentro.
Todo esto que ella sufría ahora mismo era por culpa de una bailarina hueca, aun sabiendo esto, Chica se fio de las palabras de la estúpida Ballora. Esta se había enterado de que ambas no tenían trabajo y no andaban bien económicamente ¿cómo? El chismerío de las universidades va a velocidades increíbles.
Entonces, La Bailarina le ofreció una entrevista de trabajo, la muy mal parida la había llevado al lugar más perturbado de todos, el mundo del sexo actuado. A la pobre Rubia no la habían dejado con ninguna opción posible, el hombre que la "entrevistó" le dijo que estaba contratada en cuanto le vio los atributos a penas entro por aquella puerta de oficina. Luego de salir de aquel lugar, se encuentra con un pelinegro. ¿Qué paso con este tipo? Le robo su virginidad, en definitiva ella cedió, pero aun así se la robó. El tal Fredd había accedido a mostrarle el lugar sin mucho ánimo, hasta llegar a un cuarto donde se filmaba la gran cantidad de los porno. Ahí fue donde él decidió ver que tan buena actriz era Chica, que al final no estaba actuando para nada.
Estaba en un dilema ¿Verdad o Falsedad? Esa era la cuestión en mente. Si le decía la verdad a Bonnie, se avergonzaría y no podría verle a la cara nunca más, pero, si le mentía, se sentiría muy culpable y no podría mantener una conversación sin pensar como reaccionaria si lo descubre. ¿Si la mandaba al carajo y se burlaba de ella yéndose con las trabajadoras sociales de la universidad? No, Chica no quería saber nada de eso.
Confiaba en Bonnie, sabía que ella no era así.
Se plantó frente a la puerta de su vivienda, suspiró con un toque de sufrimiento. La casa era agradable a la vista, tenía un hermoso parque verde al frente, no era la gran cosa, pero era cómoda para dos personas. Abrió la puerta principal, mirando al suelo se sacó los zapatos, estaba exhausta. Fue hacia la cocina a buscar algo de beber, necesitaba algo fuerte después de lo ocurrido ese mismo día. Sus caderas le habían empezado a doler, ese sujeto llamado Fredd fue brusco pero en cuanto supo que ella era virgen cedió a ser amable, aunque después ese sujeto rudo volvió a aparecer cuando ella lo incito con las caderas. Chica se llevó una de sus manos a la cara mientras se inclinaba para abrir un pequeño refrigerador en el cual guardaban licores. Saco una botella de tequila y abrió entre las repisas sacando un shot en el cual se sirvió de aquel licor.
—Bien hecho Chica.—Hablaba para sí misma contemplando el líquido de aquel pequeño baso miniatura. —Has conseguido el trabajo de actriz porno, semejante casi al de una puta de ballora…¡Salud! —Ingirió lo del pequeño baso e hizo una pequeña mueca al sentir aquel líquido quemarle la garganta. Muy a pesar de eso le encantaban las sensaciones del tequila raspándole y quemándole la garganta. Dejo el pequeño baso en el fregadero y lo lavo para volverlo a guardar al igual que hizo con el tequila. Si Bonnie llegaba y veía el tequila, sabría que algo anduvo mal. —Creo que las putas hacen mejor trabajo que Bonnie.
Sin más la joven Rubia se fue deshaciendo de su ropa hasta llegar al baño para depositarla en el cesto de la ropa sucia, al igual que su ropa interior. Fue hacia la tina que había en el baño y abrió ambas llaves para medir la temperatura, dejo la tina llenando y luego fue al botiquín que simulaba ser un espejo, lo abrió y de ahí saco algunas pequeñas sales relajantes para depositarlas en el agua. Antes de volver a la tina cerró el botiquín y se quedó viendo en el espejo contemplando su reflejo. No odiaba tener buen cuerpo, le gustaba mucho, pero había veces en las que las miradas curiosas de los pervertidos la sacaban de quicio, por eso mismo también era demasiado pudorosa. Ignorando aquello se fue a la tina y vertió algunas sales para al final meterse al agua, sería una larga y relajante ducha…al menos lo que restaba del día.
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