Capítulo 62
El señor Park miraba a la parejita. Parecían pegados con chicle. Desde su reencuentro no se habían separado ni un solo segundo. Se miraban, se tocaban, se reían, eso era amor y el era feliz al verlos.
Cenaron en un lujoso restaurante todos juntos. Cortesía del suegro de Jungkook, que no escatimó en gastos. Para eso era el dinero. Para disfrutarlo con las personas que se amaban. Lo único que todos extrañaban era a Ma'Elena y Rosita . Dos días antes, Ma'Elena, se contagió de un severo resfriado y no pudo viajar. Rosita no quiso dejarla sola y se quedó a cuidar de ella. También lo hacía por su Kookie, para que viajara tranquilo. Él, le prometió, que las llevaría a Seúl apenas Ma'Elena estuviera en condiciones de viajar y de ahí él y Jimin la llevarían a ella a Japón. Rosita soñaba con conocer ése país.
Después de cenar regresaron a la mansión Park, donde estaba todo dispuesto para alojar a los visitantes. En realidad sólo a Yoongi, porque los padres de Jimin sabían que esos dos no se alejarían ni para dormir. Bueno, otra cosa que también dudaban que hicieran.
Ya a solas, en la habitación de Jimin, se dedicaron a amarse. Tendrían mucho tiempo para hablar después. Ahora sólo deseaban, anhelaban, perderse en los brazos del otro. Los besos no eran suficientes para decirse cuanto se habían extrañado. La ropa de ambos desapareció en segundos. Jungkook notó algo diferente en la cadera de Jimin.
-¿Qué es esto princeso? - Jungkook deslizó su dedos por la tinta que dibujaba una golondrina con las alas extendidas.
-Un tatuaje... Me lo hice para no olvidarte, para recordarme que volvería a ti.
-¿Cómo?
-¿Ma'Elena, nunca te contó su historia y porqué le puso Golondrina al fundo?
Jungkook negó con la cabeza. Ni siquiera sabía que su Ma'Elena había estado enamorada alguna vez.
Jimin le contó la historia de principio a fin. Jungkook sintió tristeza por ella y a la vez se dio cuenta de lo afortunados que eran por estar juntos.
-¿Esa golondrina eres tu? ¿Mi golondrina eres tu, princeso?
Jimin asintió.
-Soy tu golondrina. Eres y serás el único para mi. Ese es su significado.
Jungkook sintió la emoción más pura y visceral inundarlo entero. Beso aquella golondrina dibujada en la piel de su princeso.
-Eres un regalo maravilloso, princeso. Todo yo te pertenece.
Jimin lo jaló para unir su boca a la suya. Ya no necesitaba más palabras. Ahora lo necesitaba a él. Su complemento, su otra mitad, su todo.
Jungkook le hizo el amor a cada centímetro de piel, sediento de su aroma, sabor, textura. El corazón galopando veloz con cada suspiro y gemido que su princeso le regalaba.
Jimin tenía sensible cada parte de su cuerpo, las manos de Jungkook lo tenían en la gloria. Había extrañado la forma tan única de Jungkook de hacerlo sentir especial, como si fuera lo más hermoso del universo. Sus propias manos lo recorrían, las yemas de sus dedos reconociendo la textura de la piel de Jungkook, de su musculatura que ahora era más acentuada. Sus dedos descendieron pecho abajo, dibujando cada centímetro, hasta llegar al abdomen y bajar rozando apenas el miembro erecto de Jungkook. Parecía un mástil de acero caliente entre sus dedos y lo envolvió con su mano, tan cálido, tan suyo.
Jungkook, se quedó sin respirar unos segundos, al sentir como ramaladas de placer recorrían su espina dorsal al sentir la mano de Jimin acariciando y provocando su hombría. Un gemido salió desde lo profundo de su garganta mientras Jimin lo veía a sus ojos. Necesitaba besarlo. Hacerle lo mismo que su mano le hacía, pero con su boca. Sus lengua fue en busca de la contraria, se enredaron, danzaron, se succionaron, al ritmo de los frenéticos movimientos de la mano de Jimin. Jungkook podía sentir la dureza de su princeso. Su glande húmedo rozando su abdomen en movimientos desordenados. Lo necesitaba ahora. Ambos necesitaban estar unidos de la forma más completa e íntima posible. Los pezones de Jimin dolían de tan duros y sensibles que se habían puesto con el roce del pecho de Jungkook. En realidad cada terminación nerviosa estaba activada y alerta.
Cuando por fin Jungkook se deslizó por aquella funda interior que lo envolvía como un guante, Jimin perdió la poca noción que aún tenía de la realidad. Ahora era sólo sentir y sentir. Sentirse lleno, completo, tan perfecto. Con cada movimiento lento o brusco, suave o violento, el orgasmo se fraguaba como lava corriendo por las venas. Jimin ahogó su grito de liberación en la boca de Jungkook. Ni siquiera era un beso, era un simple receptáculo de los gemidos de ambos. Jungkook alcanzó el suyo segundos después al ser ordeñado por los espasmos de la liberación de su princeso. Luego lo cubrió de besos. Su frente, sus ojos sus mejillas, su nariz. Jimin sonrió tan saciado, tan completo. Jungkook lo hacía volar. Lo abrazó atrayéndolo más cerquita de su corazón, mientras poco a poco sus respiraciones agarraban un ritmo tranquilo y sedante. No necesitaban nada más que sus cuerpos acurrucados.
- Jungkook...¿Ahora es tiempo de hablar de nuestro futuro?
-¿Qué quieres tú, princeso? ¿Has pensado en lo que realmente deseas?
-Solo deseo seguir a tu lado. Me da lo mismo donde sea, mientras puedas sostener mi mano. Creo que deseo volver al Golondrina con todo mi corazón.
-¿Estás seguro, princeso?
-He tenido un año completo para saber lo que realmente quiero. Y te quiero a ti. Así como estamos ahora. Juntos. Sí, Jungkook. Estoy seguro.
Jungkook lo miró con una sonrisa que reflejaba cuan feliz lo hacían las palabras de su princeso. El quería exactamente lo mismo.
-Me haces un hombre afortunado e inmensamente feliz, princeso- Jungkook lo beso dulcemente.
- ¿Dudaste algún momento de nuestro futuro? - le preguntó Jimin deslizando sus dedos por su mandíbula.
-Nunca. ¿Y tu?
- Tampoco. Confiaba ciegamente en que tus sentimientos no cambiarían. Yo sabía que los míos se mantendrían intactos.
-Princeso, ¿serás feliz siendo sólo el esposo del capataz del Golondrina?
- Sí. Pero también tu futuro esposo seguirá trabajando- Jimin le pinchó la nariz - me ofrecieron ser crítico de espectáculos de danza, podré trabajar desde casa.
-Eso es grandioso, princeso- le dijo Jungkook-¿tendrás que viajar para verlos?
-Sí, pero sólo algunas veces. ¿Eso te incomoda? - le preguntó Jimin.
-No princeso, porque se que siempre regresaras a mi. Cada vez que te ausentes te estaré esperando para recordarte cuanto te amo.
-¿Porqué siempre dices cosas tan lindas?- Jimin le puso su pierna encima acariciando su muslo con el pie.
-Porque este bruto te ama. Ya deberías saberlo.
-Pues este caprichoso berrinchudo y descarado también te ama.
- Seremos felices, princeso. Crearemos un futuro. Deseo ser viejito y todavía sentir mi corazón agitarse al verte. Aunque lo otro - Jungkook miró divertido su miembro en reposo - ya no funcione como ahora.
Jimin se largó a reír.
-Que romántico, Jungkook. Pero tienes razón. Seremos muy felices porque ambos deseamos que sea así. Te amo mi bruto dominante.
Jungkook sonrió antes de atrapar la boca de su princeso en un beso hambriento.
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