Capítulo 56
Nunca un viaje se le había hecho tan largo a Jimin. No hallaba las horas de llegar a su destino. Su padre, le había conseguido con un amigo, que lo llevara en su avioneta privada. Y ya le había reservado, también, pasaje de vuelta para el domingo en la tarde. Serían sólo horas que tendría antes de regresar , pero si Dios y Jungkook lo permitían, aprovecharía cada segundo.
Su padre había urdido un plan con su hermana Elena. De primera su tía estaba un poco molesta, pero tras la explicación de su padre, del porqué del comportamiento de Jimin, se ablandó como una jalea y participó entusiasmada. Ayudaría en todo ahora que sabía que él amaba a su muchacho . Ahora faltaba ver como reaccionaría Jungkook cuando supiera la identidad del misterioso visitante de su tía.
Cuando aterrizaron, Jimin, se despidió y le dio repetidamente las gracias al amigo de su padre y luego se sentó a esperar, mientras se retorcía los dedos nervioso y se mordía los labios una y otra vez. Dejó de respirar cuando vio la camioneta de su tía estacionarse.
Respiró hondo, para darse valor, se levantó del incómodo asiento, y caminó hacia él . Nunca había tenido el corazón tan acelerado. Estaba aterrado.
-Hola - dijo cuando estuvo parado al lado de Jungkook que estaba de espaldas a él.
La espalda de Jungkook se puso rígida y tardó unos segundos en girarse para quedar frente a Jimin.
-¿Qué haces aquí? - preguntó secamente, sin ninguna sonrisa ni saludo.
Definitivamente, fácil no iba a ser la cosa, pensó Jimin. Tenía que decir algo para ganar tiempo y que Jungkook en algún momento le diera la oportunidad de explicarse y pedirle perdón.
-Tía Elena... Mmm... Mi padre se dejó unos documentos y me envió... - realmente la excusa apestaba.
Jungkook enarcó una ceja, como evaluando si decía la verdad o no. Después de un momento, habló :
-Sube. Estoy bastante cansado y quiero ir a dormir - volvió a abrir la puerta de la camioneta y encendió el motor mientras Jimin seguía parado mirándolo.
-¿Qué esperas para subir? Ya te dije que estoy cansado.
Jimin suspiró y tiró la mochila al asiento trasero y luego se subió al asiento de copiloto.
-Ponte el cinturón - le ordenó ásperamente sin mirarlo, saliendo del estacionamiento.
Si Jimin pensó que hablaría o algo, estaba equivocado. Jungkook encendió la radio y se dedicó a manejar en silencio mientras la música llenaba el incómodo y tenso silencio . Ni una mirada. Nada. Sólo su mandíbula tensa como cuerda de violín, le dijo a Jimin que su presencia no le era indiferente. Se lo merecía. Él habría reaccionado peor si estuviera en el lugar de Jungkook. Por cobarde ahora tenía que aguantarse calladito . Así, que se mantuvo en silencio también, hasta que llegaron a la casona.
Jungkook simplemente se bajó y se dirigió al interior. Ni siquiera miró si Jimin lo seguía. Pero Jimin se infundió valor y lo siguió rápidamente. Había venido con un objetivo y aunque tuviera que amarrarlo a la cama para que lo escuchara lo haría. El sólo imaginar a Jungkook a su merced le envió un escalofrío a la entrepierna. Mala idea ponerse a pensar en eso ahora. Pero es que Jungkook frío, indiferente y enojado lo ponía a mil. Se veía tan sexy con su cara de bruto y neandertal.
Una seguidilla de maldiciones salieron de la boca de Jungkook cuando leyó una nota encima de la mesa de la cocina.
-¿Pasa algo? - preguntó Jimin preocupado dejando la mochila en una silla y acercándose - ¿Y la tía?
Jungkook se alejó como si la cercanía de Jimin le provocara alergia.
-Lee tu mismo - dijo Jungkook sirviéndose un vaso de agua.
"Mi niño, lo lamentó mucho. Rosita, mi amiga, tuvo un apuro y tuve que ir a auxiliarla. No te preocupes me vinieron a buscar. Dale mis más sinceras disculpas a Jimin por no estar ahí para recibirlo. Les dejé comida en el horno. Yo no llego hasta mañana al mediodía. Nuevamente no te preocupes, me irán a dejar. Dale besitos a Jimin de mi parte. "
Jimin se habría largado a reír si no fuera por la cara de asesino de Jungkook. Su tía era una vieja zorra. Simplemente la amaba.
-Puedes cenar si quieres - Jungkook dejó el vaso en el lavaplatos - yo me voy a descansar. Ya conoces la casa así que puedes atenderte solo.
Jungkook empezó a caminar hacia fuera de la cocina.
-¡Detente ahí si no quieres que te de con el vaso en la cabeza! - le gritó Jimin. Ya estaba bueno de berrinches. El también estaba sufriendo. El también lo había pasado mal- no viaje hasta aquí para que simplemente me ignores.
Jungkook se detuvo. Todos los músculos tensos. Pero no se giró.
-¿Que quieres, Jimin? No me hagas perder mi tiempo...
-Te quiero a ti - dijo Jimin en un susurro.
Una carcajada amarga inundó la cocina.
-Seguro. Buenas noches - Jungkook salió de la cocina y empezó a subir las escaleras en dirección a su dormitorio. Pero cuando iba a cerrar la puerta, el pie de Jimin se interpuso.
-Me vas a oír, quieras o no-le apuntó repetidamente el pecho con su dedo. La escena parecía un deja vu.
Jungkook lo miró furioso. La indiferencia dio paso a la rabia que ni el mismo sabía que acumulaba. Que tenía atorada desde su regreso de Seúl.
-Escúchame bien, no voy a volver a repetírtelo. No quiero hablar nada. No quiero ni siquiera saber que estás aquí. Déjame en paz- hizo el intento de sacar a Jimin- ¡Demonios!, tienes una rara habilidad para sacarme de mis casillas. Vete, Jimin.
Pero Jimin se mantuvo firme.
-No me dejas otra alternativa bruto del demonio - Jimin lo agarró de la camisa y lo acercó bruscamente hacia sí, sorprendiendo a Jungkook que no se lo esperaba, y en ese lapsus los labios de Jimin se pegaron a los suyos. Se quedó tieso. Jungkook era literalmente una estatua.
Jimin suspiró encima de sus labios y habló bajito encima de su boca. Respirando el mismo aire. Cuanto había extrañado eso.
-Vine por ti. Porque te amo.
Jungkook se derrumbó al escuchar esas palabras. Tanto que había soñado con oírlas.
-No es tan fácil. Un beso no soluciona nada. Estoy herido y con un beso no vas a ablandarme.
Jimin lo volvió a besar. Jungkook se negaba a responder el beso. Jimin suspiró nuevamente.
-¿Y con dos? - preguntó Jimin mirándolo con amor.
Jungkook negó. Reacio a caer nuevamente en la seducción de Jimin. Pero no se apartó ni un milímetro del cuerpo de él. Las piernas no le obedecían. Malditas traidoras.
A brutos tercos , soluciones extremas. Jimin mordió fuertemente el labio inferior de Jungkook y él abrió la boca indignado. ¡Lo había mordido!
Jimin ni corto ni perezoso aprovechó la oportunidad. Su lengua se introdujo suavemente acariciando tentativamente la de él, deslizándola por su labio magullado. Tentándolo, seduciéndolo. Era todo o nada. Era la victoria o la derrota.
Jimin supo, que había ganado, cuando los brazos de su bruto lo rodearon y le devolvió el beso. Desesperado, ansioso, hambriento . Bebiendo todo lo que Jimin le estaba ofreciendo.
*Orgullosa de mi niño ❤️
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