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Capítulo 54

Faltaban minutos para que Jimin hiciera su debut. ¿Estaba feliz? Sí, había soñado con este momento desde que inició su carrera de bailarín. Era su consagración definitiva. Estarían una semana presentándose en Seúl y luego lo harían por las más importantes salas y teatros de Corea. Después el extranjero. Sería un año completo moviéndose de un lado a otro. Por otro lado era el precio más caro que había tenido que pagar por realizar sus sueños. Había renunciado al amor. Había renunciado a Jungkook. Y no sabía si al pasar de los años se arrepentiría de su decisión.

Hablaría con él. Lo había decidido. Jungkook merecía saber el porqué de su actitud. Merecía saber que el también lo amaba, pero que no había un mañana juntos por ahora. Merecía más que su comportamiento idiota al verlo. Su única justificación era que fue demasiado sorpresivo y no había sabido reaccionar. Tal vez debido a su inmadurez o por ser la primera vez que se había enamorado. Estaba tan asustado.

Cuando regresó a Seúl supo que nunca sería el mismo. Pero también su desconcentración en los ensayos lo hizo aterrizar. No podía seguir así. El amaba su carrera tanto como ahora amaba a Jungkook, pero esos dos amores no podían convivir. Jungkook llevaba el Golondrina en la sangre y no era justo que fuera él quién tuviera que renunciar a su vida para estar a su lado y seguirlo alrededor del mundo, como un espectador, con gente con la que no compartía ningún interés. Sabía que Jungkook le diría que podían lograrlo, ¿pero a que costo? . Tarde o temprano una situación así terminaría matando aquel amor. Y se negaba a que la experiencia más hermosa de su vida terminará siendo un tormento para ambos. No es sencillo vivir. El amor, por muy grande que sea, no es como en las novelas donde hay un felices para siempre. Eso no era real. Y saberlo, le tenía el alma triste y trizada.

Vio a sus padres llegar y ubicarse en la primera fila de asientos, también a Jane. Pero no veía a Jungkook por ningún lado. Una sensación de frío le atenazó la boca del estómago y detuvo su corazón por unos instantes. Tal vez había ido al baño o se había entretenido en algo. No quería pensar en otra posibilidad. Menos a segundos de salir al escenario. Inspiró hondo, y sólo a base de su fuerza de voluntad y años de práctica, orientó su pensamiento y espíritu a aquel escenario. No podía permitirse distracciones. No se trataba sólo de él. Un error y podía lesionar a Héctor o a él mismo.

Se deslizó en el escenario como en un sueño, bailó y entregó su alma y corazón con su danza, el único amor que había conocido hasta Jungkook. Los aplausos y vítores de pie del público asistente, fueron un bálsamo para su alma. El sólo podía sentirlos, las luces lo encandilaban y no podía ver si Jungkook era parte de ellos. Sí su bruto también lo aplaudía. Ése era su temor. Necesitarlo tanto, que al hablar terminará cediendo a la egoísta tentación de mantenerlo a su lado. Él no podía. Lo amaba demasiado para hacerle eso.

Cuando el telón se cerró, ni siquiera fue a su camerino, corrió en busca de sus padres, necesitaba salir de esa incertidumbre que le carcomía el alma ahora que las luces se habían apagado. Esquivó los abrazos de sus compañeros, sus felicitaciones, su euforia por tan maravilloso debut. El sólo tenía en su cabeza a Jungkook. Necesitaba su abrazo. Necesitaba su perdón y comprensión. Era egoísta, lo sabía, pero lo necesitaba con desesperación.

Divisó a sus padres conversando con algunos conocidos y se acercó a ellos inmediatamente. Jungkook no estaba.

Sus padres al verlo le abrieron sus brazos y lo llenaron de elogios. Pero ni eso logró entibiar su corazón.

-¿Y Jungkook? - preguntó mirando aún con la esperanza de verlo.

- ¡Ah! - su padre suspiró moviendo la cabeza - fue imposible convencerlo de quedarse. Apenas te fuiste esta mañana se marchó. Una lástima.

Jimin se puso pálido. Las fuerzas lo abandonaron. Su padre alcanzó a sostenerlo antes de que su hijo cayera desmayado. Jimin ni siquiera se enteró del revuelo qué causó su desvanecimiento. Cuando reaccionó estaba en su camerino con sus padres y Jane mirándolo preocupado.

Su madre al verlo reaccionar lo abrazó contra su pecho.

-Hijo mío, que susto nos has dado a tu padre y a mí - sollozó ella - de seguro te has exigido tanto que no te has estado alimentando adecuadamente. ¿Cómo voy a estar tranquila cuando te vayas amor?

-No lo angusties mujer - le reclamó su padre - el sabe cuidarse. Debe haber sido toda la tensión acumulada por su debut. Pero ya fue. Ahora ya no habrá esa tensión.

Jane sólo lo miraba. Ella intuía mucho más. La llegada de Jungkook. Su rápida partida. La tristeza que veía en Jimin desde su regreso a Seúl.

-Estaré bien, mamá. Sólo es cansancio - Jimin le sonrió para tranquilizarla.

- No, señor. Éste fin de semana te quedarás en casa y descansaras y te alimentaras como es debido. No acepto un no por respuesta. ¿Entendido muchachito? - su madre intentaba ser severa al respecto, pero su regaño no ocultaba el inmenso amor que le tenía a su único hijo.

-Está bien, mamá, no pensaba discutir.

- Y respecto a la fiesta de celebración con tus compañeros... Nada de nada. Ahora a casa y a descansar- dijo la Sra Park.

No necesitaba decírceselo. El no tenía ánimos ni ganas de ninguna fiesta. Quería la soledad de su habitación para poder llorar tranquilo.

-Nene- Héctor se abrió paso entre sus padres. El Señor Park lo miró con disgusto.

-Apareció el novio del año. ¿Recién te diste cuenta de que Jimin no estaba?

-Papá - Jimin le pidió con la mirada que no continuará. Héctor no tenía nada que ver. Le debía mucho y no merecía el disgusto de su padre. Debía decirles que ya no eran novios. Qué sólo era una pantalla para evitar el acoso de la prensa antes de su debut. No querían que el final de su relación adquiriera más relevancia que su actuación.

Héctor había sido muy comprensivo y se había comportado como un verdadero amigo cuando Jimin dio por finalizada su relación. No preguntó los motivos ni Jimin se los dijo. Y ambos estaban bien con ese acuerdo. Al fin y al cabo nunca hubo sentimientos involucrados en su relación y así como fueron novios, ahora eran amigos. Sin problemas, sin reproches. Mantener su ruptura en secreto era cómodo para ambos y nadie sospechó nada porqué siguieron siendo igual que antes. Nada había cambiado frente a los demás, pero en la privacidad ya no lo eran. No tuvieron que fingir, ya que su relación en público nunca fue de demostraciones físicas de cariño. Jimin lo encontraba vulgar y Héctor nunca se quejó. Así que para todo el mundo seguían siendo la pareja dorada de la danza. Pero quería que su familia por lo menos lo supiera. Sobretodo porque era injusto para Héctor la odiosidad de su padre.

Héctor le besó la frente con cariño.

-No te preocupes, nene, tú padre está preocupado. ¿Estás bien? Apenas me acabo de enterar - se disculpó.

¿Bien? No. No lo estaba y no sabía si algún día volvería a estarlo.

-Todo bien, no te preocupes. Dile a los muchachos que no podré ir con ellos, pero que estoy tan feliz como ellos por el éxito de nuestro debut. ¿Lo hicimos bien, verdad?

-Sí, nene. Todos lo hicimos.

Jimin le sonrió y luego fue sacado del camerino por sus padres. Evitando que los periodistas lo atosigaran a preguntas. Héctor se encargó de ellos y Jimin otra vez se sintió afortunado de tenerlo como amigo.

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