Capítulo 50
El día sábado Jungkook funcionó en una especie de piloto automático. No podía hacerlo de otra forma. Tenía miedo de derrumbarse.
Despertó cuando el sol aún no se ponía, con Jimin acurrucado en su pecho rodeado por sus brazos. Aún desnudos y con sus cuerpos y piel tibios. Se dedicó a observarlo, a grabar en su retina su hermosura. Desde su piel ligeramente más bronceada salpicada de algunos lunares y pecas, hasta su rostro de niño malcriado. Se sentía tan bien, tan correcto escuchar su corazoncito latiendo tranquilo y acompasado en su pecho, que el suyo se arrugó como una pasa al saber que era la última vez que lo tenía así.
Sí, ese día se sintió como si mirara desde afuera todo lo que sucedía. Desde que se bañaron y amaron, nuevamente, cuando Jimin despertó, hasta el momento en que se despidió de Ma'Elena y Rosita. Incluso cuando Yoongi llegó corriendo para decirle adiós.
Cada cosa, cada acontecimiento lo acercaban minuto a minuto al adiós. Y dolía. Mucho.
Pasaron por Jane, que los recibió eufórica y tomaron rumbo al pequeño aeropuerto desde donde tomarían su vuelo a Seúl. Antes que Jane se subiera a la camioneta mantuvieron sus manos entrelazadas en silencio. Jungkook sentía que si abría la boca para decir algo lo único que saldría de ella sería un lastimero sollozo. Así que permaneció en silencio sólo sonriéndole de vez en cuando.
Esa mañana Jimin se había comportado muy cariñoso y mimoso. Cada vez que podía lo abrazaba o le robaba un beso, le tocaba la mano, le sonreía. Dios santo, Jungkook amaba esa sonrisa tanto como sus besos.
Por suerte Jane se mantuvo en silencio absorta en sus propios pensamientos. Jungkook, sinceramente, era feliz por ella.
- Llegamos - fue la primera palabra que pronunció Jungkook desde que habían salido rumbo al aeropuerto.
- Llegamos - repitió Jimin y apretó su mano en el asiento.
Bajaron para sacar la maleta, aún maltrecha de Jimin y la mochila de Jane.
- Es mi primera vez... Nunca he subido a un avión- dijo Jane un poco asustada.
- Tranquila, es tan seguro como un caballo - la tranquilizó Jimin sonriéndole.
- Eso espero - balbuceó Jane no muy segura colocándose la mochila en el hombro. Luego miró a Jungkook - Te voy a extrañar Kook.
Jungkook la abrazó.
-Yo también, Negra. Me harás mucha falta. Se quedaron así unos instantes y luego Jungkook besó su cabeza- cuídate mucho y estudia mucho también, ¿promesa?
- Promesa - Jane se enjugó unas lágrimas.
Jimin los observó con el corazón estrujado. Nunca pensó que iba a doler tanto. Nunca pensó que con ese bruto iba a conocer el amor. En apenas dos meses. Y dolía, dolía tanto.
Caminaron al interior de las instalaciones. Faltaban cinco minutos para abordar.
- Jungkook, por favor acompañame al baño - le pidió Jimin - volvemos enseguida Jane.
Jane asintió sentándose y mirando todo a su alrededor.
Apenas llegaron al baño, Jimin cerró la puerta y miró a Jungkook.
- Abrázame fuerte, por favor - la voz a punto de quebrársele.
Jungkook hizo eso. Abrazó fuertemente a su princeso. Las lágrimas ya caían por sus mejillas. Sus corazones latiendo pecho contra pecho en agonía. El último beso cargado de dolor. Compartiendo el último respiro de sus bocas unidas.
Jungkook sacó fuerzas de donde no sabía y sonrió, tomando con sus dos manos el rostro de su princeso, y secando cariñosamente las lágrimas con sus pulgares.
- No lloremos, princeso. Regálame esa hermosa sonrisa tuya.
Jimin sonrió. Sonrió para ese bruto que le había robado el corazón.
- Así, mi princeso bello- Jungkook besó su nariz y luego la acarició con la suya - siempre sonríe. Amo tú sonrisa, ¿sabías?
Jimin asintió y escondió su rostro en su pecho incapaz de pronunciar palabra.
- Vamos, princeso. Llegó la hora.
Jimin lo abrazó por última vez, se secó las lágrimas del rostro y respiró hondo para tomar fuerzas.
- Vamos - extendió su mano y Jungkook la tomó. Realmente no podía importarle menos si los miraban.
Jane no dijo nada al ver sus manos unidas, y tampoco cuando Jungkook besó los nudillos de Jimin al momento de la despedida. Y tampoco dijo nada cuando vio las lágrimas cayendo por el rostro de Jimin mientras caminaban para abordar el avión.
Jungkook se quedó de pie, mirando hasta que ya no fueron visibles. Y ahí se derrumbó. La gente al pasar sintió su dolor. Sus sollozos entrecortados, mientras escondía su rostro entre sus manos, no podía ser más desgarrador. Nadie sabía la razón de su llanto al compadecerlo. Nadie sabía que sus lágrimas eran por aquel pequeño rubiecito que ahora se alejaba. Su único e inigualable, princeso.
Volver al Golondrina fue una dolorosa agonía. Lo esperaba una casa sin Jimin, sin sus risas, sin su voz. No sabía como hacer para que no doliera tanto. Nadie le enseñó a dejar. Nadie nunca le dijo que enamorarse podía ser una espina clavada en lo más profundo de su corazón.
Ya eran cerca de las diez de la noche cuando llegó de regreso. Nada más entrar, Ma'Elena lo rodeó con sus brazos y lo llevó al interior mientras los sollozos sacudían fuertemente sus hombros. No dijo nada, sólo acunó a su niño, como cuando era pequeño. No había nada que pudiera decirle, nada que pudiera hacer, para que le doliera menos. Sólo estar ahí para su muchacho que por primera vez se había enamorado.
Jungkook se quedó dormido en la falda de Ma'Elena, encogido en el sillón, sintiendo frío, sintiendo la cabeza y alma en suspensión.
La Sra Elena, mucho más tarde, lo tapó con una manta y lo dejó dormir. Le besó la frente y se fue a descansar.
El sueño de Jungkook fue intranquilo. Se sentía la ausencia de su princeso aún en sueños. Despertó llorando. Sentía los ojos ardiendo y el cuerpo entumecido. El sol empezaba a asomarse, pero ni eso logró entibiar su corazón. Arrastró sus pies hasta su habitación. Desearía tanto tener un interruptor y apagar sus sentimientos por lo menos un rato. Ver su habitación lo deprimió aún más. La cama donde pocas horas antes había amado a su princeso. Su olor aún fresco entre sus sábanas. Se envolvió en ellas y lloró. Lloró su ausencia. Lloró su amor abortado. Lloró por extrañarlo más que respirar.
❤️JUNGKOOK EN CALVIN KLEIN!!!
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