- ¿Disculpa?- Jimin habló con altivez enarcando una ceja- ¿cuál es tu nombre?

La chica lo miró de arriba a abajo y se tardó unos segundos en responder.

- Jane. Me dicen negra, pero tú llámame Jane- dijo desafiante.

Jimin largó una risita y un corro de murmullos se escuchó.

- Bueno "Jane"- arrastró la voz para pronunciarlo desdeñosamente- ¿tienes algún problema conmigo? ¿Me conoces para emitir un juicio sobre mí persona?

Jimin no se iba a dejar apabullar. Las cosas las decía de frente sin andarse con rodeos.

Jane miró a Jungkook que permanecía callado.

- No. Pero basta mirarte para saber que sólo serás un problema y un estorbo. Aunque seas sobrino de la patrona.

- Como bien lo dijiste soy sobrino de tú patrona y no aceptaré que me faltes el respeto- miró al resto de los trabajadores- ni tú, ni nadie. Eres una simple peona que ni siquiera recordaré cuando me vaya. Mírate y mírame, es obvia la diferencia...

- ¡Basta!- ordenó Jungkook interviniendo- vamos afuera- le hizo un gesto a Jimin para que lo siguiera.

- Tú no me dirás lo que tengo que hacer. Está mujer fue grosera, es a ella a quien debes darle una sanción...

Los murmullos se detuvieron. Jungkook tenía la cara roja de rabia y la mandíbula tensa.

- ¡Ahora!- gritó Jungkook y salió sin esperarlo y Jimin se sintió completamente humillado al ver la sonrisita de ganadora de la tal Jane. La fulminó con la mirada antes de salir tras Jungkook.

- ¡Me has humillado delante de todos!- le gritó Jimin apenas lo vio- sabes que tenía razón. Ésa me atacó sin motivo alguno...

- ¿Humillado?- escupió Jungkook- ¡Tú me humillaste a mí! Y eso no puede volver a suceder. No dejaré que por tú culpa se cuestione mi autoridad como capataz del Golondrina. No estamos en tu intocable ciudad con tus amigos buenos para nada. Estas en un fundo con gente sencilla y trabajadora que se gana el sustento con el sudor de su frente. Y déjame decirte que Jane es muy buena en lo que hace y tú la apocaste y humillaste comparándola contigo. Aunque a mis ojos sales perdiendo por mucho frente a ella. Y que te quede claro, no voy a perder una buena trabajadora por un niño caprichoso y consentido que no sabe lo difícil que es ganarse la vida porque siempre lo ha tenido todo.

Jimin no daba crédito a lo que escuchaba. ¿En qué momento el mundo se había vuelto al revés?él sólo se había defendido y ahora él era el victimario y su atacante la víctima.

- Estás siendo injusto y lo sabes. Es bueno saber lo que realmente piensas de mí. Eres un resentido y un bruto. No me dirijas la palabra más que para decirme lo que quieras que haga- Jimin tomó aliento- lo haré sólo por tía Elena.

- Estamos claros entonces. Primero ve a la pileta de agua- Jungkook le señaló una a un costado del establo- y lávate la cara, el cuello y las manos. Huelo el perfume a kilómetros de distancia y los caballos se pondrán ariscos en cuanto te acerques. No más perfume mientras trabajas- se llevó el dedo índice y pulgar al nacimiento de la nariz y se presionó ahí- tú ropa es inadecuada para las labores pero ya hemos perdido demasiado tiempo para que vayas a cambiarte. Y lo más importante...cualquier queja me la dices en privado. No quiero otra escena como la que produjiste allá adentro.

Jimin tenía los ojos brillantes de lágrimas. Extrañaba a sus padres a sus amigos y a su novio Héctor, quería que lo abrazaran con cariño. Había sido humillado como nunca en apenas unos minutos. Pero no le daría el gusto de verlo llorar, tampoco le mostraría ningún signo de debilidad.

- Más claro no pudiste haber sido. Supongo que no te remuerde la conciencia por la injusticia que cometiste conmigo, al fin y al cabo ves lo que quieres ver- Jimin alzó la barbilla que le temblaba imperceptiblemente - hagámoslo de una vez para que no tengas que soportar mi presencia.

Jimin se dio la vuelta y emprendió el regreso a los establos.

Jungkook tiró el sombrero y pateó el suelo. Sabía que algo así pasaría. Sabía que había sido injusto. Le ardió ver las lágrimas no vertidas en los ojos de Jimin. Pero no podía haber hecho nada distinto. El princeso tenía que aprender a ser humilde y no poner en entredicho su autoridad porque de eso dependía el buen funcionamiento del Golondrina. Era alguien a quien respetaban y obedecían y Jimin no podía simplemente llegar y pretender cambiar la dinámica de su trabajo.

¿Pero qué tenía Jimin que lo hacía sacar lo peor de si mismo apenas lo tenía delante? Porque resentido no era. Eso estaba muy lejos de la realidad. El menos que nadie que gracias a Ma'Elena había tenido y tenía una buena y tranquila vida. Bueno eso hasta ahora. La llegada de Jimin le tenía el mundo patas arriba.

Recogió el sombrero y a grandes zancadas volvió al interior de los establos para decirle a Jimin lo que tenía que hacer. ¡Que se lo llevara el diablo! El humor se le había aguado y estaba que echaba humo como un dragón.

- Kookie...

- Ahora no negra- escupió Jungkook malhumorado- mantente lejos de Jimin y no vuelvas a ser grosera. La próxima vez tomaré medidas severas.

Jane se hizo a un lado y miró con odiosidad hacia donde Jimin esperaba a Jungkook.

- ¡Yoongi!- gritó Jungkook- ¡ven aquí!

Un chico de unos veinticinco años acudió corriendo al escucharlo.

- Mande patrón.

- Tú te encargarás de enseñarle a Jimin como alimentar a los potros nuevos. Será tu ayudante durante esta semana.

- Será un placere- dijo Yoongi sonriéndole a Jimin con amabilidad.

Jungkook no dijo nada más ante un Jimin mudo y pálido y se largó.

- No le haga caso. En realidad es bueno. No sé que bicho le picó hoy. Y la negra siempre arma camorra. Entre nos...disfruté mucho que la pusiera en su lugar.

Jimin le sonrió.

- Gracias. Creí que ya todos me odiaban- dijo apenado Jimin.

- ¡Que va!- se rió Yoongi- hacía tiempo que no nos divertíamos tanto. Mañana nadie se va a acordar. Bueno la negra lo hará. Manténgase lejos de ella. Créame que es mejor.

- Gracias de nuevo. Pero si me busca me va a encontrar- sentenció Jimin y Yoongi largó una sonora carcajada totalmente de acuerdo.