Capítulo 47
- ¿A dónde vamos? _preguntó Jimin curioso, cuando lo depositó en el asiento del acompañante de su camioneta.
- A un lugar muy especial para mí. Quiero enseñártelo antes de que te vayas- pegó un silbido con los dos dedos en su boca y trueno apareció trotando. Luego se subió a la camioneta.
- ¿Trueno también irá con nosotros?
- Sí, porque después te llevaré a un lugar que también es especial para mí.
Jimin se acercó y le dio un beso en la mejilla y apoyó su mano en la rodilla de él mientras Jungkook conducía. Llegaron a una casita en las afueras de las inmediaciones del Golondrina. Estaba construida a orillas del río, pintada de blanco y con las puertas y marcos de las ventanas de un color azul cielo. Jimin se bajó de la camioneta y se quedó mirándola. Aquella casa parecía sacada de una pintura, así de bella se veía con el bosque y el río como marco.
- ¿Quién vive acá? - preguntó Jimin curioso.
Jungkook sonrío y le tomó la mano para llevarlo hacia la a la puerta.
- Aquí vivían mis padres y yo cuando era pequeño.
Jimin se detuvo y se giró para mirarlo.
- ¿Aún la conservas?
- Sí, es lo único que me queda como recuerdo de ellos y de mi vida con ellos. Ven, entremos, quiero enseñártela.
Jimmy lo siguió al interior aún tomado de su mano. El interior era modesto, pero acogedor. Una sencilla y pequeña mesa de madera. Pudo imaginarse a Jungkook siendo niño compartiendo los alimentos con sus padres. Unos sillones con una manta tejida de muchos colores, una pequeña cocina que se notaba sin uso ahora, y una puerta de madera de roble que supuso sería una habitación.
- Es hermosa, Jungkook, ¿Aquí viviste de niño entonces?
- Sí. Y fui muy feliz. Por las mañanas, en verano, me levantaba de la cama y corría a bañarme en el río para luego volver a tomar el desayuno con pan recién horneado que mi madre preparada los fines de semana- Jungkook sonrió al recordarlo - los fines de semana hacía esta rutina con mi padre y luego salíamos a cabalgar hasta la hora de almuerzo. El resto de la tarde la pasábamos los tres juntos. Mis padres se amaban demasiado y también me amaban incondicionalmente, por eso fue tan duro cuando los perdí.
Jimin ni siquiera podía imaginarse el dolor que había sentido y lo abrazó.
- Lo siento, Jungkook.
Jungkook suspiró y sonrío.
- Ya no duele, este lugar me recuerda que fui feliz junto a ellos. Cuando estoy aquí siento que ellos aún siguen conmigo. Doy gracias por haberlos tenido a mi lado aunque hubiera sido por poco tiempo. Por eso quería que la conocieras, contigo siento algo similar- Jungkook lo miró a los ojos - y quería que lo supieras- me has hecho muy feliz durante el tiempo que has estado aquí y siempre lo recordaré así, pero fue un tiempo robado y comprendo que llegó a su fin.
- Jungkook... - Jungkook le puso un dedo en los labios impidiendo que hablara.
- No digas nada, princeso, quiero que nuestras últimas horas antes de tu partida nos olvidemos de todo y sólo disfrutemos de estar juntos aún. Quiero que cuándo nos despidamos lo hagas con esa sonrisa que tanto me gusta y sólo pienses en lo maravilloso que te espera en Seúl. ¡Diablos, el Cisne Negro, princeso! Estoy feliz por ti y sé que brillaras más que las estrellas en el firmamento. Siempre serás mi estrella fugaz, princeso.
Jimin escondió el rostro en el cuello de Jungkook, sentía un nudo en el estómago y en la garganta y las lágrimas se derramaron sin avisarle, empapando el cuello de la camisa de Jungkook. Jungkook era demasiado para ser real. Un hombre que no tenía miedo de mostrar sus sentimientos y eso en vez de hacerlo ver débil ante sus ojos, le mostró que Jungkook era un hombre que difícilmente volvería a encontrar. Y saberlo lo golpeó muy fuerte.
- Shhh... Princeso. No llores que voy a llorar contigo y esa no es la idea - lo apartó un poquito y con sus pulgares le secó las lágrimas- quiero verte sonreír, ¿sonreíras para mi, princeso?
Jimin asintió con la cabeza y con sus ojos aún húmedos le sonrió. Era lo más difícil que había tenido que hacer.
-Así mi hermoso princeso, siempre sonríe - Jungkook besó su sonrisa - ven, quiero mostrarte la habitación- le tomó la mano y sonriendo lo llevó a ella.
Había una cama grande y una más pequeña. Ambas con mantas tejidas.
- Aquí dormía junto a mis padres, papá estaba planeando hacerme una habitación para mí, cuando ocurrió el accidente. Estaba un poco crecidito para dormir en su misma habitación - Jungkook sonrió llevando a Jimin hacia la que había sido su cama de niño para que se sentaran.
- ¿Cómo fue? ¿Cómo murieron tus padres? _ preguntó Jimin apoyando su cabeza en el hombro de él.
- Ése día había llovido mucho, el viento era muy fuerte. Mi padre estaba preocupado de que el río creciera y nos inundará. Pero al llegar la noche dejó de llover y nos fuimos a dormir. Cuándo desperté la habitación, esta misma, estaba inundada de agua. Había vuelto a llover con más fuerza y no nos dimos cuenta. Mi padre me tomó en brazos y con mi madre al lado empezamos a tratar de salir. Cuando mi padre abrió la puerta vio horrorizado que la casa estaba rodeada de agua y ramas. El y mi madre me dejaron sobre la mesa mientras iban a buscar los caballos, mi padre amaba a esos animales y no iba a abandonarlos, y además eran la única forma de salir de ese desastre sin ahogarnos. Nunca más los volví a ver. Desaparecieron en la lluvia mientras yo lloraba desesperado llamándolos una y otra vez- Jungkook hizo una pausa agobiado por los recuerdos - Así me encontraron los empleados de Ma'Elena cuando me rescataron. Mis padres fueron hallados al día siguiente, río abajo, ahogados. Los caballos también murieron. Esa es la historia, princeso.
Jimin lo abrazó muy fuerte. Quería borrar esa expresión de dolor que tenía Jungkook al haber recordado. E hizo lo único que podía. Lo besó entregándole el calor y amor que en ese momento se desbordaba de su pecho y que Jungkook tanto necesitaba.
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