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Capítulo 45

Junkook sin pensarlo llegó a su rincón de plantación de frambuesas. Desmontó de trueno y se tiró en la hierba a mirar las estrellas mientras buscaba la calma que necesitaba para poder poner en orden sus pensamientos. Trueno mordisqueaba tranquilo la hierba fresca a pocos pasos de él.

En ese mismo lugar, fue la primera vez que vio a Jimin de manera diferente. Fue el primer coqueteó entre ambos. Las frambuesas desde ese momento eran y serían un recordatorio de Jimin. ¿Porqué el tiempo había pasado tan rápido?

Estuvo ahí quieto por un largo rato, había perdido la noción del tiempo. Jimin de seguro pensaba que se había comportado como un niño inmaduro, pero la verdad es que para él era muy difícil ocultar lo qué sentía y no reaccionar visceralmente. No era culpa de su princeso que se hubiera enamorado como un adolescente, él siempre le dijo la verdad. Tenía una vida en Seúl, un novio en Seúl, una carrera hecha en Seúl y una familia esperando por él en Seúl. Pero saberlo no hacía que le doliera menos. Era su culpa, su error, Jimin le dijo que era un amorío de verano, ¿podía culparlo? ¿Podía dejar que se fuera con un recuerdo ingrato de algo que había sido tan hermoso? No. No lo haría. Quería que cuando él lo recordará lo hiciera con cariño al menos, no con desagrado ni amargura.

Se puso de pie de un salto, se sacudió los pantalones y se acercó a Trueno.

_ Vamos, campeón. Tu dueño tiene que disculparse con su princeso.

Montó en el caballo y salió al galope hacia la casona. Ya era tarde y esperaba no haber preocupado a Ma'Elena.

Entró en la cocina y encontró a Ma'Elena dormitando en la mesa de la cocina. Eso lo hizo sentir culpable. No era un crío para darle ese tipo de sobresaltos. Se acercó despacio para no asustarla y le tocó la mejilla apoyada en la mesa.

_ Ma'Elena... _ella abrió los ojos y se los restregó, despertando de inmediato al ver a Junkook.

_ Pero, mi niño, ¿Dónde te habías metido? _ preguntó levantándose de la silla para abrazarlo.

Junkook tuvo que reunir toda su fuerza interior para no derrumbarse delante de ella.

_ Necesitaba poner mis ideas en orden, Ma'Elena. Disculpa por preocuparte_ Junkook le besó la frente.

_ Siempre serás mi hermoso niño y siempre me voy a preocupar por ti, no puedes pedirme que no lo haga_lo regañó Ma'Elena con cariño _ no tienes que disculparte.

_ Te quiero, te amo mucho, Ma'Elena.

La Sra Elena lo abrazó más fuerte aún.

_ ¿Tienes hambre, corazón?

_ No. Vamos es hora de descansar _ le tomó la mano agradecido de que no le hiciera preguntas que no estaba preparado para responder aún.

La Sra Elena, por su parte, ya sabía que era lo qué tenía así a su muchacho. Jimin le había contado las novedades y ella sólo unió cabos y supo el porqué de la desaparición de su niño. Tampoco le hizo preguntas incómodas a Jimin, no tenía derecho a inmiscuirse en lo qué sucedía entre ellos. Sólo esperaba que su muchacho no sufriera mucho, pero por lo visto, ya lo hacía. Se fue a su habitación, consciente de qué Junkook lo más probable era qué fuera a la habitación de Jimin a conversar con él ahora que estaba más calmado. Su niño nunca fue bueno para esconder sus emociones o tal vez ella lo conocía demasiado bien.

Junkook se detuvo unos instantes en la puerta de Jimin, inspiró con fuerza y luego entró. La cama estaba hecha y de Jimin ni luces. Tampoco había luz en el baño, así que salió cerrando la puerta tras su espalda.

Fue directo a su habitación y ahí estaba su princeso, hecho un ovillo abrazando la almohada. Se acercó despacito y se sentó en el borde de la cama. Lo miró dormido, grabando en su memoria sus rasgos. Se veía tan hermoso con sus facciones relajadas.

Jimin intuyó su presencia y abrió los ojos. Lo quedó viendo un instante y luego estiró la mano y lo atrajo hacia él.

_ Fui a buscarte a tu habitación _ le comentó Junkook apretándolo fuerte contra su pecho.

_ No quería arriesgarme a que volvieras y no pasaras a verme _ dijo bajito Jimin pasando su nariz por su cuello para luego depositar un suave beso en su barbilla.

_ Lo siento, princeso, no reaccioné de la mejor forma...fue tan inesperado que no supe reaccionar de otra forma.

_ ¿Estás bien ahora?_ Jimin apoyó su barbilla sobre el pecho de Junkook para verlo a los ojos.

Junkook sonrió, aunque se moría por llorar.

_ Sí, princeso. Ahora estoy bien_ le respondió _ ¿Y tú?

_ Ahora que te veo, sí. Me preocupaste mucho cuando te fuiste, luego comprendí que también necesitabas estar a solas... Así que esperé.

_ ¿Cuándo te vas? ¿Ya hablaste con tu padre?

Jimin asintió con la cabeza.

_ Sí, el sábado por la noche tengo que viajar.

Junkook sintió un agujero en el pecho que lo hacía sentir frío, mucho.

_ Está bien, princeso. Nos queda mañana para estar juntos aún. Me tomaré la tarde para disfrutar de nuestras últimas horas, bueno, si tú estás de acuerdo.

_ Sería genial _ Jimin sonrió. ¿Cómo no comprenderlo si él se sentía de la misma forma? La diferencia era que Junkook era un libro abierto en cuanto a sus emociones y él...él era un experto en ocultarlas _ ¿puedo dormir contigo?

Junkook lo miró con infinita ternura.

_ Eso no deberías preguntarlo, princeso. No te dejaría ir aunque tuviera que atarte a la cama.

Jimin rió.

_ A lo bruto, para no desteñir.

Ahora fue Junkook quién se rió.

_ Ven, está noche sólo quiero dormir contigo entre mis brazos y sentirte muy cerquita de mi corazón.

_ ¿Mucho? _ preguntó Jimin pegándose a su pecho.

_ Sí, princeso _ Junkook lo arrastró hacia sí y le dio un beso. Un beso teñido de amor y anhelo. Un beso de anticipación a la inexorable despedida.

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