Capítulo 4
Al subir las escaleras lo único que ocupaba la mente de Jimin era la gran y acogedora cama que lo esperaba. No quería pensar en el día siguiente. Estaba por entrar a la habitación cuando sintió a alguien subir las escaleras. Volvió la cabeza para ver quién era.
Jungkook se detuvo en el último escalón y se quedó viendo a Jimin parado frente a la puerta. No tenía ganas de seguir la discusión, había sido un día agotador y quería dormir.
- ¿Qué haces aquí?¿me seguiste?- preguntó Jimin belicoso.
Jungkook enarcó una ceja y luego suspiró pesadamente.
- Tengo cosas más importantes que seguirte. Buenas noches- Jungkook pasó de largo hacia su habitación.
- ¿Duermes aquí?- preguntó con los ojos abiertos como platos.
- ¡Bingo!- dijo Jungkook sonriendo burlón- sí, creo que sé perfectamente dónde duermo. No hagas demasiado ruido, princeso. Y ojalá no ronques, porque estoy demasiado cansado y no quiero desvelarme.
Jimin no tuvo tiempo de replicar cuando Jungkook cerró la puerta de su habitación dejándolo parado en medio del pasillo.
- ¡Qué se habrá creído!- Jimin bufó molesto y entró a su habitación dando un portazo con la intención de que le resonara al bruto hasta en los huesos. Esa idea lo hizo sonreír y acostarse durmiendo al instante.
Jimin abrio a duras penas los ojos cuando unos golpes molestos lo sacaron de los brazos de morfeo. Sentía los ojos como si tuvieran arena. Se estiró perezoso restregándoselos, cuando nuevamente los golpes lo sobresaltaron . ¿Quién diablos interrumpía su sueño cuando ni siquiera el sol había asomado por completo?
- ¿Qué?- gritó enfadado sentándose en la cama y recordando dónde estaba.
- Hora de levantarse. No te retrases- tardó unos segundos en asimilar la ronca voz que emitía aquel sonido. El bruto. Sintió pasos alejarse y el clap, clap de unas botas bajando los escalones.
Pataleó rabioso en la cama. Sentía ganas de ahorcarlo. Tiró de mala gana la cubrecama y puso los pies en la alfombra e igual que un zombie entre bostezo y bostezo se dirigió a darse una ducha.
Cuando bajó, el causante de todos sus males desde que llegó, no estaba. Sólo Rosita con su tía sentadas desayunando.
- Buenos días, cariño- lo saludo la Sra. Elena- siéntate para que desayunes.
Rosita se levantó como una flecha sonriéndole amistosamente. ¿Cómo podían estar de tan buen humor a esas horas de la mañana? Jimin se sentó, extrañando su vida de un día atrás, cuando su mañana recién empezaba cerca del mediodía.
- Buenos días, tía- sonrió más por cortesía que porque quisiera hacerlo.
- Mimi, ¿quieres leche en tu café?- le preguntó solícita Rosita poniendo un plato de tostadas humeantes frente a él y el solo olor le revolvió el estómago.
- No, gracias. ¿Habrá jugo de frutas?- preguntó apartando el plato con tostadas.
- Prepara un jugo de naranjas, por favor Rosita- le pidió la Sra. Elena- ¿un pocillo de frutas te gustaría, cariño?
Jimin sonrió agradecido a su tía.
- Sí, gracias tía Elena. Yo mismo me lo preparó- le respondió Jimin- ¿estás son las frutas?- le señaló la frutera de la encimera.
- Sí- la Sra. Elena se levantó y sacó un canastillo repleto de frambuesas- ¿te gustaría un poco? Las trajo Jungkook. Están recién cortadas .
Jimin asintió. Aunque las hubiera recogido el engendro, no iba a despreciarlas cuando se veían tan apetecibles.
Se tomó el jugo recién hecho por Rosita y sintió que despertaba. Luego se preparó un tazón de frutas salpicadas con las frambuesas.
- ¡Guau!¡estas frambuesas son increíbles!- dijo después de comer la primera cucharada.
- ¿Verdad qué sí?- intervino Rosita- las cultiva Kookie, no deja que nadie más que él las corte. Debe haberlas cortado especialmente para tí Mimi. Nosotras no comemos fruta al desayuno.
Jimin casi se atragantó con la información.
- ¿Para mí?- repitió Jimin anonadado- no lo creo.
- Mi muchacho es un dulce- dijo la Sra. Elena- pero basta de cháchara, que así como es de dulce también es muy estricto con los horarios de trabajo- le cerró un ojo a Jimin- Rosita te acompañará hasta los establos cuando estés listo.
Jimin asintió y se apresuró a comer, luego se despidió de su tía y partió con Rosita que no paraba de hablar y hablar hasta que llegaron a las instalaciones.
Jimin miró asombrado la enorme infraestructura. Desde fuera podía escuchar el relinchó de los caballos y el murmullo de voces.
- Me voy, Mimi. Creo que nuevamente llegaré tarde a clases. Ma' me lleva todos los días al pueblo para que vaya al colegio. "Tienes que tener algo más que pájaros en la cabeza, niña "- Rosita imitó la voz y actitud de la Sra. Elena haciendo sonreír a Jimin al imaginarlo- ¡Que tengas buen día, Mimi!¡Nos vemos en la cena!
Rosita se perdió rápidamente y Jimin tomó aire para darse valor y entrar a los establos y enfrentar al energúmeno de Jungkook. Aunque al recordar las deliciosas frambuesas se ablandó un poco.
Nada más traspasar el enorme portón todos los murmullos se detuvieron y Jimin vio muchos ojos posándose sobre él. Sí no estuviera nervioso hasta se habría reído del impacto que causó su llegada.
Jungkook se encontraba revisando las patas de un caballo y volteó a mirar cuando el silencio inundó el lugar. Y encontró de inmediato la razón de ello. El princeso había hecho acto de presencia. Jungkook enarcó una ceja al evaluar su vestimenta. ¿Se había vestido para trabajar o para desfilar sobre una pasarela?
Jimin vestía unos pantalones blancos ceñidos, demasiado pensó Jungkook. Una camisa suelta del mismo color y un pañuelo al cuello de mariposas estampadas. El puro pañuelo debía costar una fortuna, volvió a pensar Jungkook. Una vestimenta totalmente inadecuada.
Se levantó y caminó lentamente hacia él y luego se volvió hacia los trabajadores.
- El es Jimin. Sobrino de Ma'Elena- les informó Jungkook- trabajará con nosotros durante la temporada de verano.
Una chica morena, llena de curvas miró a Jimin despectivamente y se puso casi encima de Jungkook.
- ¿Y éste?- señaló a Jimin con burla disimulada en una sonrisa- me da la impresión que nunca ha trabajado ni un día a nadie. Será un problema, Kookie- poniendo ojos de borrego al mirarlo.
Jimin empuñó las manos a los costados y apretó los labios. Por lo visto tenía un nuevo enemigo. La furcia maleducada que se restregaba en el brazo de Jungkook como si tuviera comezón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro