La Sra. Elena encontró a Jimin arrebujado en el sillón de la biblioteca.

- Cielo- dijo sorprendida- ¿qué haces aquí tan sólo? ¿Y Jungkook?¿Se pelearon nuevamente?- se sentó a su lado y Jimin la abrazó buscando su calor y negó con la cabeza.

- Jane y su padre se marcharon del fundo, tía- Jimin suspiró- Jungkook fue a ver si la encontraba en el pueblo.

- ¿Cómo?¿Se marcharon ambos?- preguntó sorprendida.

Jimin volvió a asentir con su cabeza.

- Y creo que tengo parte de culpa en que se haya ido. Tal vez fui demasiado duro con ella.

- No te culpes, cielo. Ella ya es adulta y toma sus propias decisiones.

- Sí, pero le dije que era una cobarde y que no le importaba si preocupaba a Jungkook. No debí haberme inmiscuido.

- No lo hiciste con mala intención, ¿verdad?

- ¡No!¡Porsupuesto que no, tía! Sólo quería que reaccionara. No quería que pensara que me daba lástima, se lo dije porqué me dio rabia verla en ese estado.

- No tienes que preocuparte. Sé que tus intenciones eran buenas. Y siendo sincera hace tiempo alguien debió decírselo. ¿Jungkook se molestó contigo?

- No. Pero esta triste, tía. Y aunque no me dijo nada, creo que en el fondo se arrepiente de haberme dejado ir a verla.

- Mi niño no te culpa, cielo. Sólo está preocupado por esa muchacha. Le he dicho hasta el cansancio que él no tiene la solución a todo, pero no sería él si no lo hiciera.

- Es demasiado noble, ¿verdad?- dijo Jimin mirándola- incluso conmigo tuvo paciencia.

- Tu lo has hecho revivir. Hacía tiempo que no lo veía tan bien. Debe ser que nunca ha tenido un amigo.

Jimin omitió responder. Sí su tía supiera.

- ¿Tía?¿Puedo preguntarte algo?

- Claro.

- ¿Porqué no te casaste?

- ¡Ah!, es una larga y triste historia, cielo- respondió la Sra. Elena.

- ¿Puedes contarme?

- Claro- la Sra. Elena se acomodó mejor y Jimin se dispuso a escucharla- cuando tenía veinte años conocí al muchacho más hermoso que nunca había visto. Era alto, moreno, un sueño a mis ojos. Lo que más me gustaba eran sus manos de dedos largos y también su risa. Cuando lo escuchaba reír mi día siempre mejoraba. Pero era mayor y tenía novia. Estaba comprometido y yo respetaba eso. El destino fue cruel y nos hizo acercarnos y terminamos enamorados, pero sin poder expresar nuestros sentimientos. Después de mucho pasó lo inevitable, no pudimos contener lo que sentíamos y me entregué en cuerpo y alma a él. Fue una experiencia maravillosa, nunca me arrepentiré de haberla vivido, pero fuimos descubiertos y mis padres me mandaron lejos. Cuando volví me enteré que se había casado yéndose lejos con su familia. Lloré por meses su pérdida y culpé a mis padres por todo mi sufrimiento. Años más tarde lo volví a encontrar. Mis sentimientos por él seguían intactos y los de él por mí, tampoco habían cambiado. Pero ahora tenía una familia, hijos y yo no iba a ser la que se los arrebatará. Fue la última vez que nos vimos. Yo sabía que nunca amaría a nadie más. Yo era su Golondrina y lo sería por siempre. Por eso el fundo lleva ese nombre. Las golondrinas tienen una sola pareja de por vida. Yo la encontré...pero no fue posible mantenerla conmigo.

- ¡Oh, tía!- exclamó Jimin abrazándola- es una historia de amor hermosa, pero muy triste. ¿Cómo pudiste seguir después?

- Ahí entra mi muchacho- dijo la Sra. Elena- el vino a darme una razón para seguir viviendo. El fue mi salvación y también mi alegría. Por eso espero que el encuentre su Golondrina y sea feliz por siempre. Se lo merece.

- Sí- admitió Jimin- quien logre tener su corazón se ganará el cielo.

Jimin deseó que así fuera. Jungkook se lo merecía. Pero sintió una pequeña inquietud y tristeza de imaginarlo casado, con hijos y feliz. ¿Podía ser tan egoísta? Su relación con él terminaría al finalizar el verano. No podía pretender que Jungkook no hiciera su vida, cuando él mismo seguiría con la suya en Seúl. ¿Dios porqué se estaba complicando tanto, cuando el mismo dijo y aclaró que sería sólo una aventura de verano y punto? Más le valía no olvidarlo.

- ¿Porqué tan callado, cielo?

- Pensaba en lo que me contaste. Creo que yo no quiero encontrar mi Golondrina, tía. Eso sería un problema. Soy un alma libre. No quiero atarme a nada ni nadie.

- Eso no lo decides tú, cariño. Sólo pasa y cuando te das cuenta es demasiado tarde. Negarlo sólo te acarrea dolor y sufrimiento.

- Puede ser cierto. Pero yo no creo poder estar eternamente enamorado de nadie.

Fueron interrumpidos al ingresar Jungkook . Jimin se levantó inmediatamente. Su corazón se sintió tibio, había anhelado su regreso. Eso se contradecía con lo recientemente dicho a su tía, pero él era así. Lo vivía todo a concho y Jungkook ahora era el centro de su mundo.

- ¿La encontraste?- preguntó Jimin inmediatamente.

- Sí- Jungkook se acercó y saludó a Ma'Elena- no pude convencerla de que volviera. Por lo menos pude pagarle su sueldo. Están quedándose en su vieja casa en el pueblo.

- Muchacha tonta- masculló la Sra. Elena- estaremos pendientes por si necesita algo. Es lo único que podemos hacer, mi niño. Ve a lavarte para cenar, Rosita está terminando sus tareas para ir a clases de baile con Jimin. Me lo ha repetido todo el día. Si la escuchó decirlo una vez más mis oídos van a explotar- se quejó la Sra. Elena y salió de la biblioteca.

Jimin inmediatamente se acercó a Jungkook y lo abrazó.

- Lo siento mucho.

- Yo también, princeso, yo también- Jungkook se dejó abrazar. El calorcito de Jimin le hacía bien a su alma y corazón. ¿Se estaba enamorando? Realmente no le importaba, quería vivir a fondo lo que tenía con Jimin. Eso era una decisión que había tomado y nada ni nadie lo haría echar pie atrás.

Tomados de la mano con sus dedos enlazados, permanecieron juntos unos minutos antes de salir. El beso que compartieron fue muy distinto. Fue suave y tierno. Jimin supo que se iría con un pedazo menos de su corazón, porque por más que trató, ahora una parte le pertenecería siempre a aquel hombre que abrazaba.