Capítulo 35
- ¿Cómo te fue?- le preguntó Jungkook inmediatamente cuando Jimin llegó a la casona en la camioneta.
Jimin se encogió de hombros.
- Después de gritarme que me metiera en mis propios asuntos...- Jimin hizo una pausa-...me cerró la puerta en la cara.
- Lo siento- se lamentó Jungkook.
- Yo no- dijo Jimin- le dije unas cuantas cosas que espero la hagan reflexionar. Además pude verla.
- ¿Cómo está?
- Golpeada, pero nada grave. Sus heridas no son visibles. Esa son las preocupantes- Jimin suspiró- ¿cómo es posible que esto suceda a vista y paciencia de todos y nadie haya hecho nada?
- Nadie quiere meterse. Para las personas es más fácil fingir que no ven, ignorar lo que sucede y más cuando la negra no deja a nadie acercarse.
- ¿ Porqué no expulsan a su padre del Golondrina? Ni siquiera es un trabajador.
- No es tan simple, princeso. Ma'Elena lo mantiene porque si él se llega a ir, la negra se iría también.
- ¿Cómo puedes ser leal con alguien que al final sólo te daña?- preguntó Jimin incrédulo.
- El ser humano es experto en justificar lo que nos hace daño y creer que es normal o que de cierto modo nos lo merecemos.
- Me parece increíble que una mujer que se ve tan fuerte, tan empoderada, que trabaja codo a codo con los hombres, e incluso los supera a muchos, sea tan débil y vulnerable ante su padre, realmente me da coraje- dijo Jimin chasqueando la lengua.
- Ya, princeso. Hiciste algo por lo menos. Vamos, Ma'Elena nos espera para almorzar.
- ¿La tía Elena volvió temprano?- preguntó pensando que disfrutaría de unos momentos a solas con Jungkook.
Jungkook sonrió al ver su contrariedad dibujada en el rostro y sonrió burlón.
- Tus planes de seducción han sido cancelados- Jungkook se encogió de hombros y soltó una pequeña risita.
- ¿ Quién te dijo que yo planeaba algo así? No seas engreído bruto- Jimin le golpeó el hombro con el suyo cuando pasó para subir los escalones hacia la entrada.
- ¡Mentiroso!- le susurró Jungkook a sus espaldas y Jimin sonrió y apuró el paso para ir con su tía.
La señora Elena escuchó atentamente, mientras almorzaba, las noticias sobre Jane.
- Pobre muchacha- dijo cuando Jimin terminó de narrar su fracasada visita- tengo la esperanza de que recapacite a tiempo. Tiene una vida por delante y debe vivirla sin ese peso en su espalda.
- Ojalá, tía. Ojalá y recapacite- comentó Jimin.
Jungkook sólo escuchaba sin hacer ningún comentario. Jimin lo vio preocupado de nuevo y disimuladamente le dio un puntapié por debajo de la mesa. Jungkook lo miró y le pisó el pie.
- ¡Ay!- se quejó Jimin que no se esperaba un contraataque.
- ¿Pasa algo cielo?- preguntó la señora Elena preocupada.
- Un calambre - dijo Jimin mirando enfurruñado a Jungkook que sonreía ladino.
- ¿Estás trabajando demasiado?- preguntó Jungkook burlón- tal vez tu musculatura se ha resentido.
Jimin frunció el ceño.
- ¿Lo estás sobrecargando de trabajo?- preguntó la señora Elena preocupada.
- No. Sólo era una broma, Ma'Elena. Jimin está en muy buen estado físico- dijo Jungkook tragando una lechuga.
- ¿Ah, sí?- preguntó Jimin belicoso- ¿y cómo sabes eso?
Jungkook se puso coloradito y tomó un sorbo de agua, mientras Ma'Elena miraba a uno y a otro.
- Nunca te has quejado del trabajo. Por eso lo digo.
La señora Elena se puso a reír.
- Ustedes dos no pueden estar cinco minutos sin llevarse la contraria, ¿verdad?. Pero me alegra que se estén llevando tan bien. He notado que lo hacen.
Ahora Jimin se sonrojó y tomó un sorbo de agua. ¿Cuánto había notado su tía?
- Sí- dijo finalmente Jungkook sonriendo- Jimin y yo nos llevamos bien.
La señora Elena sonrió enigmática y luego se levantó hacia el refrigerador.
- Traje helado de menta, tú favorito- miró a Jungkook mientras sacaba el helado- yo me iré a descansar, pero ustedes coman el postre.
- Gracias, Ma'Elena- Jungkook se levantó y besó sus mejillas- me malcrias demasiado.
- Alguien tiene que hacerlo muchacho- la señora Elena le acarició la mejilla- Jimin pruébalo, este helado artesanal es realmente bueno.
- Lo haré, tía - respondió Jimin con una idea de lo que haría con ese postre.
Jungkook se puso a silbar mientras servía el helado luego le pasó uno de los pocillos a Jimin y se sentó a comerse el suyo mientras Jimin lo miraba fijamente.
- ¿Pasa algo, princeso?- preguntó con la cuchara suspendida a medio camino entre el pocillo y su boca.
Jimin sonrió y se levantó de su silla dirigiéndose hacia Jungkook. Luego se sentó en sus piernas haciéndolo correr la silla un poco más atrás para acomodarse mejor en su regazo mientras le rodeaba el cuello con sus brazos.
- Tenías razón- le susurró inclinándose hacia su oreja.
- ¿Razón en qué?- preguntó todo bobalicón.
- En que tenía planes de seducirte- admitió Jimin con una risita que le reververeró en el cuello a Jungkook haciéndolo estremecerse.
- Soy material dispuesto- dijo Jungkook sonriendo y olvidando el helado de la cuchara aún en su mano.
- Me gusta el helado- dijo Jimin y llevó su dedo al pocillo embadurnando su dedo índice con la cremosa delicia y luego se lo llevó a la boca lamiendo y succionando su dedo sin dejar de mirarlo- ¿quieres?
Jungkook con la boca abierta asintió. Jimin hizo el mismo procedimiento y acercó su dedo a la boca de Jungkook.
Él soltó la cuchara y rodeó a Jimin por la cintura y sacando su lengua atrapó el dedo cerrando su boca sobre él, en una lenta y erótica caricia, lamiendo y tragando hasta el último poquito de helado de aquel dedo.
Jimin soltó un pequeño gemido y Jungkook sonrió, luego una de sus manos voló a la nuca de Jimin y lo acercó para disfrutar del sabor a menta en un beso que los dejó con la temperatura bastante elevada.
Se comieron el helado y la boca sin piedad. Jimin suspiró cuando se acabó la fuente de placer y besó el cuello de Jungkook repetidas veces.
- Prin...princeso- susurró Jungkook con apenas su cerebro funcionando- es hora de irse.
- Lástima- se quejó Jimin como un bebé- esta bien, que le vamos a hacer- hizo el intento de levantarse, pero Jungkook lo retuvo riéndose y lo puso nuevamente en sus piernas y lo besó por otros cinco minutos más.
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