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Capítulo 3

La cena terminó sin sobresaltos y el humor de Jimin subió  bastante con su barriga llena.  Rosita se encargó de lavar los platos y ordenar la cocina.  La Sra. Elena,  Jimin y Jungkook se despidieron de Rosita y se dirigieron a la biblioteca que también servía de oficina. 

- Toma asiento,  cariño- le dijo la señora Elena a su sobrino indicándole un sillón cerca de la ventana por dónde se podía ver la noche estrellada- no le demos más vueltas al asunto.  Tú padre  me pidió que te hiciera parte de las labores que realizamos en el fundo,  ¿te lo dijo?

Jimin asintió con la cabeza.

- Sí- no iba a entrar en detalles del porqué de la decisión de sus padres- aunque en realidad no me explicó que tipo de trabajo espera que yo haga.  No sé nada de cómo funciona un fundo y menos el trabajo que se hace.

La Sra. Elena le sonrió y palmeó su mano.

- Tranquilo,  Jungkook se encargará de enseñarte- le dijo la Sra. Elena y Jungkook le cerró un ojo,  cosa que de inmediato lo puso molesto- nos dedicamos a la crianza de caballos,  pero no cualquier caballo.  Son caballos que entrenamos para ayudar a personas con discapacidades,  Jungkook es quien se encarga de su adiestramiento tiene una conexión especial con los caballos.

Jimin enarcó una ceja y miró a Jungkook.  Porsupuesto que debía tener vínculos con las bestias por eso era así de bruto, pensó Jimin.

- ¿Y qué se supone que haré yo? Tía supongo que viste que me aterrorizan esos animales.  No creo que sea buena idea...

- Calma,  cariño.  Los caballos son animales muy nobles,  los amarás cuando empieces a conocerlos.  Empezarás con labores simples,  como darles de comer hasta que se acostumbren a tú presencia.

- Dudo que alguna vez lo hagan,  simplemente no tengo esa "conexión"- Jimin hizo unas comillas con sus dedos índice y medio para recalcarlo- y no sólo es con los caballos,  es con los animales en general.

- Simple- intervino Jungkook ya sin pizca de humor- o te acostumbras o te acostumbras- miró a la Sra. Elena- tengo toda la disposición de ayudar principalmente porque me lo pidió el señor Park,  pero estamos con mucho trabajo y no tengo tiempo de adiestrar a novatos que no ponen ni una pizca de su parte.

Jimin se quedó estático.  ¿Cómo ese espécimen de troglodita se atrevía a hablar así?

La Sra. Elena trató de apaciguar el ambiente.  Aunque sabía que Jungkook tenía razón.

- Serénate muchacho- le dijo- se que Jimin hará su mejor esfuerzo.  Eres conocido por tu paciencia y generosidad con todos,  no me decepciones.

- Tú sobrino es un caprichoso.  Se cree superior a nosotros porque viene de la ciudad.  La gente acá es sencilla y resentirá sus modales de divo.

- ¿Paciente?¿generoso?- dijo Jimin con tono irónico- no es lo que he visto en las pocas horas que llevo aquí.  ¡ni siquiera me conoces para emitir un juicio sobre mí!- le gritó Jimin colorado de furia contenida- ¡ Eres un bruto,  machista que no tiene ni pizca de sensibilidad!

La Sra. Elena estaba pálida escuchándolos.  Nunca su Jungkook se había comportado de esa forma.  Nunca lo había visto perder los estribos con nadie. 

- Por favor no se sigan insultando,  muchachos. Me duele verlos enfrentados apenas conocerse- su tono fue apenas un susurro pero tan emotivo que Jungkook y Jimin se sintieron avergonzados.

- Perdón Ma'Elena- Jungkook le puso la cabeza en el regazo- te prometo que seré paciente. No te pongas triste,  no por mí causa.

- Lo siento- dijo Jimin apenado al verla tan conmocionada- me he comportado exactamente como dijo Jungkook.  Trataré de aprender a llevarme con los caballos.  Lo prometo.

La Sra. Elena le estiró la mano para que se acercara y cuando lo tuvo cerca tomó la mano de Jungkook y la puso sobre la de Jimin cobijando ambas en sus propias manos.

- Quiero que sean amigos,  que se dejen de pelear,  ¿me lo prometen?¿prometen que por lo menos lo intentarán por esta vieja?

Jimin se sintió conmovido.  No era exactamente lo que quería,  pero tampoco era tan insensible como para alterar la vida tranquila de su tía.  Tendría que comerse su orgullo,  por lo menos frente a ella,  porque tampoco se dejaría mangonear como cualquier peón por el bruto. Haría lo que se esperaba de él aunque le costara y luego se lo aventaría a la cara.

- Tienes mi palabra Ma'Elena- dijo Jungkook besando su mejilla con cariño.

- ¿Y tú,  cariño?- la Sra. Elena miró a Jimin.

- Te prometo que lo intentaré- dijo Jimin sonriéndole aunque dudaba que el y Jungkook tuvieran algo en común como para ser amigos,  pero se guardó muy bien ese pensamiento.

- Dense un abrazo entonces. Olviden lo de antes y piensen que es la primera vez que se ven.

- ¡Ma'Elena!- bufó Jungkook.

- Lo prometiste- la Sra. Elena levantó un dedo acusador- son adultos no un par de mocosos malcriados.

Jungkook miró a Jimin con cautela.  No creía que el princeso estuviera con ganas de muestras de afecto. Seguramente era frío y calculador.  Ni de broma se volverían amigos.  Pero Ma'Elena no tenía porqué saberlo.

A regañadientes se dieron el abrazo que la Sra. Elena esperaba y se soltaron de inmediato.

Jimin sí notó en el breve contacto los duros músculos de los brazos de Jungkook y pensó que en otras circunstancias tal vez lo habría vuelto a mirar una segunda vez si se lo topará en la calle.  Y Jungkook aunque no lo admitiría jamás,  pensó que Jimin olía como los dioses y su piel era suave como la seda cuando rozó su mejilla al terminar de abrazarlo.

La Sra. Elena sonrió complacida.  Estos muchachos parecían dos toros tratando de mostrar cual era más fuerte, creían engañarla, pero era una zorra vieja y sabia por los años vividos.  Había una chispa extraña entre ellos, eso estaba a la vista.  Lo más probable es que al finalizar el verano serían inseparables como siameses.  Y la Sra. Elena,  raramente se equivocaba. Pero ese pensamiento se lo guardaría para ella,  porque viendo lo testarudo que eran ambos sí se los decía harían lo imposible por que su vaticinio no se cumpliera.

Jimin y Jungkook no entendieron el porqué de la sonrisa enigmática de la Sra. Elena. Y al abandonar la biblioteca se habían olvidado por completo de ese pequeño detalle.

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