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Capítulo 29

- ¿Qué dijiste?- dijo Jimin sin poder creer que Jungkook lo hubiera dicho.

- Ya me oíste.  No lo voy a repetir- Jungkook desvió la mirada- puedes fingir que no escuchaste.

- No. No voy a hacer eso- Jimin le tomó la barbilla con una mano y lo obligó a mirarlo- ¿por eso me evitaste todo el santo día?

Jungkook asintió con la cabeza.

- No pensaba decírtelo.  No quiero que las cosas entre nosotros se pongan incómodas.  Necesitaba poner distancia hasta que pudiera controlarlo.  Sí estabas cerca,  era mucho más difícil...es mi problema tú no tienes la culpa.

Jimin no dejaba de mirarlo mientras hablaba.  Sabía lo difícil que debía ser para Jungkook decirle lo que le estaba diciendo.

- Tal vez tenga parte de culpa, tal vez no debí coquetear de forma tan descarada...

- No, princeso.  Tu no tienes la culpa.  No te preocupes sabré manejarlo y todo será como al principio. Dame unos días...

- Ése es el problema,  Jungkook, que no quiero que se te pase- Jimin lo dijo en un susurro- yo...yo también me siento atraído por tí.  Hoy ha sido un día de mierda y todo porqué quería tener tu atención como siempre.  Y esas malditas gemelas rondándote todo el rato. Tenía celos de todos los que se te acercaban y tenían tú atención,  quería ser sólo yo, y tú ni me mirabas.

Jungkook sonrió por primera vez en el día.  Una emoción desconocida hasta ahora le calaba los huesos.

- Te miraba todo el rato. Hervía de celos al verte coqueteando con el primo de Yoongi.  Por eso me vine sólo a la estancia,  no quería seguir viendo y cometer alguna imprudencia.  No tengo ese derecho.

Jimin meneó la cabeza.

- Menudo par de tontos hemos sido- Jimin rozó su nariz con la de Jungkook.

- Esto no cambia nada,  princeso- Jungkook le habló con suavidad acariciando su mejilla- tú tienes novio en Seúl y te irás al finalizar el verano.  Yo no puedo de un día para otro asumir  que me gusta un hombre,  no sé si sería capaz de hacerlo delante de los demás,  ni siquiera yo entiendo como sucedió.  Así que quedamos igual.  La única diferencia es que ahora ambos estamos claros y podemos sobrellevarlo de mejor manera.

- Nunca te pediría que asumieras ante los demás algo para lo que no estás preparado.  Yo sólo sé que el hoy es ahora y el mañana no sabemos.  Hay que vivir el día a día.  Tengo novio y está en Seúl,  eres tú quien está ahora conmigo,  eres tú quien despierta mi deseo.  Podemos tener un romance de verano.  Sería nuestro secreto,  nadie se enteraría- Jimin lo miró fijamente. Nunca lo había hecho.  Nunca había engañado a Héctor.  Tal vez porqué nunca había conocido a alguien como Jungkook.  Y no quería,  no estaba dispuesto a irse sin vivir lo que la vida le estaba ofreciendo,  por efímero que fuera.

- ¿Y después qué,  princeso?- preguntó Jungkook aún dudando.

- Después me iré,  tú sabes que tengo una vida y carrera en Seúl,  pero tenemos lo que queda del verano para nosotros. Eso es todo lo que tenemos.  ¿Crees poder lidiar con eso?

- Si fuera sensato mi respuesta debería ser no...pero no quiero ser sensato  por una vez en mi vida.  No quiero llegar a viejo y lamentar haberme perdido esta experiencia.

- ¿ Eso es un sí?- preguntó Jimin. Él tampoco sabía que sucedería si llegara a enamorarse de Jungkook.  Sus vidas, lamentablemente, terminando el verano tomarían rumbos diferentes.

- Sí- le respondió Jungkook- te deseo tanto y tan mal que voy a mandar al diablo la vocecita que me advierte que  nada de esto está bien, porque soy territorial,  porque soy celoso,  porque no comparto lo que llego a considerar mío.  Pero tú no lo eres,  y lo asumo.

Jimin sonrió con el corazón henchido de ternura.  Jungkook a pesar de despertar todos sus deseos carnales,  le producía una infinita ternura.

- Voy a besarte ahora- le susurró Jimin rozando su nariz con la suya- aún estás a tiempo de arrepentirte. 

Jungkook puso sus manos alrededor de su cintura y lo atrajo más cerca.  Sus respiraciones mezcladas sus corazones latiendo de prisa y en descontrol.

- Ya no. Simplemente no quiero. Puedes besarme,  princeso- Jungkook lo dijo tan dulcemente que Jimin sintió que se derretía como mantequilla.  Y lo hizo.

El primer roce fue tímido,  ambos conteniendo sus respiraciones.  Tan distinto a como se lo había imaginado Jimin.  Cuando lo pensó,  creyó que sería apasionado y caliente.  Pero esto lo superaba con creces.  Jungkook se veía tan tímido,  tan curioso,  sentía el temblor de sus manos en la espalda, que removió algo desconocido y sorprendente en el corazón de Jimin.  Y también se sorprendió al encontrarse temblando entre los brazos de Jungkook bebiendo su respiración con cada vello de su cuerpo erizado.

Los labios se rozaron conociéndose por primera vez en una intimidad que era bienvenida por ambos. Jimin deslizó lentamente su boca hacia el labio inferior de Jungkook atrapándolo entre los suyos y Jungkook respiró hondo,  nada lo había preparado para ese nivel de conexión,  y eso que había besado bastante a lo largo de su corta vida.  Pero este nivel de sensación no la había sentido.  Cuando la lengua de Jimin,  tibia y húmeda acarició su labio ya no se contuvo y dejó de pensar.  Esto se trataba de sentir, de goce puro y carnal y atrapó esa lengua dulce y carnosa entre sus dientes para luego acariciarla lentamente con la suya.  Jimin emitió un pequeño jadeo ahogado por su boca, quería tragarse cada jadeo y gemido de placer del princeso que estaba lánguidamente apresado en su pecho sin el menor atisbo de resistencia.  El besó agarró intensidad,  sus lenguas se buscaban,  se succionaban hasta sentir que les faltaba la respiración,  pero volvían a hacerlo,  volvían a explorarse,  aprendiendo a dar y recibir sin limitaciones.  Descubriendo que un beso podía ser tan erótico como espiritual si dos personas lograban tener aquella sorprendente conexión.

Cuando se separaron por falta de aire,  Jimin sabía que sus labios estarían hinchados y rojos producto del mejor beso que había dado en su vida.  Con la adrenalina todavía en subida,  con sus ojos brillantes y  luminosos,  miró a Jungkook que a simple vista se encontraba en las mismas condiciones.  Jungkook le sonrió esplendorosamente mirándolo como si fuera el más hermoso lucero del firmamento, haciéndolo sentir único y especial.  Y lo abrazó depositando un collar de besos sobre su rostro y cuello.  Ninguno podía articular palabra aún.  Jimin temía que al hacerlo se pondría a llorar,  así de conmocionado estaba.  Y Jungkook sentía que la voz se le había quedado atrapada en la garganta por la emoción vivida, por el increíble hecho de tener a Jimin allí entre sus brazos,  pegadito a su corazón.

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