Capítulo 22
Jimin se preparó en su habitación. Sacó sus aceites de lavanda y camomilla que usaba para sus masajes personales. Puso una toalla grande y blanca en un lado de la cama para no manchar el cobertor. Cuando Jungkook llegó con sólo una toalla alrededor de sus caderas, su pelo húmedo cayendo desordenado por su rostro, negro como alas de cuervo, abrió la boca y la cerró repetidamente.
Jungkook al ver su expresión movió una ceja y luego la otra mientras sonreía de lado.
- No me digas que te has puesto tímido, princeso, no tengo nada que tú no tengas- le cerró un ojo y Jimin seguía mudo mientras Jungkook se acercaba a la cama- ¿me recuesto sobre la toalla?
Jimin asintió con la cabeza.
- ¿De espaldas o sobre mi abdomen?- Jungkook seguía sonriendo ladinamente. Y Jimin por fin reaccionó.
- Sobre tu abdomen- le dijo Jimin pensando en la venganza.
- ¿Con toalla o sin toalla?- preguntó Jungkook a punto de largarse a reír.
- Preferiría con- le respondió Jimin haciéndose el desinteresado y colocando los aceites en la mesilla de noche.
- Tú te lo pierdes, princeso- Jungkook ahora se largó a reír a carcajadas.
- Veo que estás de buen humor- le dijo Jimin- y lo de hetero al parecer es sólo una etiqueta, ¿has pensado en eso?- le dijo mordaz.
Jungkook no le respondió y se recostó como Jimin le había indicado. Jimin tenía razón, últimamente lo hetero se le había olvidado y todo por culpa del princeso.
Jimin sonrió a sus espaldas al verlo guardar silencio. Le esparció un buen poco de aceite en la espalda y empezó a masajear desde los hombros hacia el cuello. El único sonido fue el suspiró de satisfacción de Jungkook que se relajó en la cama.
- ¿Se siente bien?- preguntó Jimin yendo hacia el centro de su cuello y extendiendo sus dedos haciendo presión con ellos en su base para soltar los músculos tensos y abarrotados en movimientos circulares.
- Como los dioses- articuló perezoso Jungkook.
Jimin siguió masajeando hasta que su cuello estuvo relajado y suave contra sus dedos y se dirigió a su espalda empezando por su columna vertebral hacia las costillas una por una. Antes de llegar al final un fuerte ronquido le indicó que Jungkook estaba dormido profundamente.
- ¡Serás bruto!¡ni siquiera había llegado a la mejor parte!- masculló Jimin por lo bajo, no tenía caso seguir con el dichoso masajito. Jimin suspiró y aprovechó de mirarlo a su regalado gusto ahora que podía.
Jungkook tenía lo suyo, pensó, espalda ancha que disminuía hacia las caderas, un cuello fuerte y firme que había probado con sus manos, su piel morena por la exposición al sol que blanqueaba al inicio de los glúteos y que dejaba entrever la floja toalla que se había corrido algunos centímetros y probablemente su trasero también fuera fuerte y duro al tacto. Siguió hacia abajo paseando su mirada por aquel par de piernas musculosas y bien formadas terminando en sus pies que estaban bien cuidados. Eso le agradó. Nada de uñas sucias largas o con hongos, esa era la peor de las matapasiones que existía. Volvió su mirada nuevamente hacia arriba, su pelo sedoso era una muda invitación a ser tocado con las manos. Jimin se imaginó claramente enredando sus dedos en aquella maraña de cabellos. Su rostro relajado por el sueño lo hacía parecer un niño agotado después de hacer travesuras.
No. No podía dejar de apreciar aquel pedazo de hombre. ¿Estaría bien dotado?¿sería un potro semental?. Jimin se llevó la mano a la boca para ahogar una risita. Lo más probable era que sí, ya le había echado un vistazo por sobre sus pantalones. Bueno eso no decía nada en todo caso. Había miles de hombres con herramientas de buen calibre que en el momento de los que hubo...no tenían idea de como usarla. Pero le latía que Jungkook si sabía. Él emanaba cierto aire de sensualidad nata. En la forma de moverse, de mirar, de hablar...¿cómo sería el bruto en plan de conquista?
Jimin suspiró lentamente. Jungkook estaba fuera de cualquier probabilidad. Primero y lo más importante era que sólo estaría durante el verano, segundo el era heterosexual y no valía la pena cambiarlo por satisfacer un capricho y en el camino lastimarlo, y tercero...¡Diablos! No encontraba ninguna otra razón para autoconvencerse de lo malo de todo lo que podría salir mal. Movió la cabeza para despejarse. Lo mejor era seguir así, coqueteándole, pero sin cruzar ninguna barrera.
- Jungkook...Jungkook...- Jimin trató de despertarlo. Pero al parecer el pelinegro dormía como roca. Ni modo no se iba a calentar la cabeza y hacerse el virginal asustado. Tomó la colcha y lo tapó con ella. Apagó las luces y el se recostó a su lado bajo las sábanas y a diferencia de horas atrás se quedó dormido enseguida.
- ¡Ahhhhhhhhh!- chilló Rosita cuando entró a la habitación y vio a Jimin y Jungkook durmiendo abrazaditos.
Los dos se sentaron de golpe y se encontraron con los ojos de Rosita vomitando estrellas mientras los miraba con sus manitos en la boca para no alarmar con sus chillidos a la Sra. Elena.
Jungkook y Jimin se miraron y luego miraron a Rosita.
- No te pases ninguna película en esa mente de alcantarilla que tienes, polilla- dijo Jungkook serio.
- ¡Durmieron juntitos, Kookie!- chilló lo más silenciosamente que pudo.
- Rosita- Jimin habló- observa. Jungkook está sobre la colcha- Rosita asintió- yo estoy bajo las sábanas, así que supongo que te das cuenta que no hay nada extraño.
- ¡Pero durmieron juntitos y abrazaditos!- replicó Rosita moviendo su dedo de uno a otro señalándolos.
- ¡Suficiente, polilla! ¿otra vez quieres meterte en las patas de los caballos?¿se te olvidó el lío que armaste recientemente?. Me quedé dormido sobre la cama de Jimin cuando me dio un masaje, eso es todo- Jungkook la miró advirtiéndole.
- ¿Un masaje?- los ojos de Rosita vomitaban un arcoíris completo después de oír a Jungkook y Jimin se largó a reír tirándose de espaldas sobre el colchón.
Jungkook enfurruñado se levantó olvidando que sólo lo cubría la toalla.
Rosita dio un grito y se tapó los ojos, Jimin silbó apreciativamente, y Jungkook se colocó nuevamente la toalla y salió colorado cual tomate en dirección a su habitación para vestirse.
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