Capitulo #5
A la mañana siguiente, Matt despertó con ánimos.
Se levantó mientras intentaba abrir sus ojos ya que los rayos solares que salían de la ventanilla blanca lo impedían.
Rápidamente se quitó la ropa desde que se levantó y froto sus ojos con sus puños.
Fue directo a la regadera junto a una toalla púrpura que traía colgada en su antebrazo, y unas sandalias anaranjadas que marcaban su paso.
Acomodo su toalla en un estante, prendió las luces del pequeño baño que tenía, y al quitarse las sandalias, tocó con sus pies la rasposa toalla que había en el suelo.
Abrió la llave del agua y espero un poco a que estuviera finalmente caliente.
Pasando su mano por sus cabellos, se metió rápidamente a la ducha y cerró la cortina decorada con flores azules de fondo blanco.
Terminando de la ducha, sacó su mano de las cortinas para poder alcanzar su toalla para luego poder taparse y secarse.
La amarro por su cadera y salió de la bañera sin antes ponerse las sandalias.
Agitó su cabello y fue directamente a su cuarto lo más rápido posible, ya que no le gustaba cuando su madre lo veía sin algo arriba.
Cerró la puerta y se dispuso a buscar la ropa de ayer para ponérsela nuevamente. Matt no solía usar una camisa nueva un día después. Le gustaba usarla varias veces a la semana, de echo hasta tenía reglas.
Camiseta de 2 a 5 días, pantalones de 3 a 7 días, calcetas 1 o 2 días, zapatos da igual y ropa interior solo un día o dos si es que no se bañaba.
Rápidamente se cambio, constantemente volteaba a ver un pequeño reloj despertador rojo al que nunca le ponía alarma.
Las manecillas sonaban cada vez que cambiaba de segundo, minuto y hora.
Matt terminó sin antes abrocharse los zapatos y enrollar la toalla en su cabello para quitar la humedad de este mientras podía desayunar.
- hola mi cielo, ¿listo para otro día de escuela? - la madre de Matt venía vestida con un traje negro con corbata roja, una falda y medias delgadas, al parecer ya se iba, las llaves de la casa ya las tenía a mano y una enorme maleta con papeles a rebozar le colgaba en su hombro derecho.
El desayuno estaba servido en la mesa decorada con un mantel blanco con flores azules, siempre había flores azules.
Un huevo estrellado junto a unas manzanitas cortadas en tiras, un vaso de leche caliente junto a una galletita de chocolate del tamaño de un porta vaso y unas cuantas pastillas para el rendimiento de su hijo.
- claro que si madre, solo déjame desayunar, peinarme e iré al autobús - Matt le regalo una gran sonrisa a su madre como agradecimiento de lo que había echo.
- me alegra amor, otra cosita más - la madre de Matt apuntó con sus pies hacia Matt y empezó a jugar con la correa de su maletín.
- no podré llegar temprano hoy a casa, así que puedes hacer lo que quieras hoy en la tarde, solo que no hagas cosas peligrosas. Tienes tus llaves y tu teléfono si algo pasa.
Se me hace tarde amor, ya me voy.
Cuídate - antes de que se retirara por la puerta delantera y saliera corriendo a su auto, le plantó un beso en la mejilla de Matt con cariño.
Matt suspiro mientras veía a su madre irse.
Volvió a la sala donde se dispuso a devorar su deliciosos desayuno.
Al poco rato Matt volvió a su cuarto y se quitó la toalla mojada de su cabello. Pasó un peine morado por su cabello unas cuantas veces, y estaba listo.
Volvió a la sala bastante tranquilo, no había ni un ruido, se sentía solo, así eran todos los días.
Colgó su mochila en su hombro y antes de salir a la parada de autobuses, recogió los platos sucios que había dejado después de desayunar, lentamente, los dejo en el fregadero ya que eran de vidrio y este le temía romperlos.
Ya listo, abrió la puerta dejando que el aire fresco y frío inundara su pecho y respiración.
Al instante en el que pusiera sus pies en el suelo y cerrará la puerta de su casa, sus mejillas se tornaron rojas al igual que su nariz.
El hormigueo empezó en sus pies hasta llegar a sus dedillos y orejas.
Camino lentamente sobre la nieve, tenía tiempo de sobra está vez.
Al llegar a la parada amarilla del autobús se fijó en que alguien más estaba ahí.
Edd había llegado primero.
El frío se fue en cuanto lo vio, se sentía más caliente que cuando estaba en casa, el hormigueo también paró.
Tragó saliva, y casi hundiendo los pies en la nieve mientras los arrastraba, llegó a plantarse a un lado del de rizos.
Edd al notar la presencia del de pecas se encogió de hombros y volteándolo a ver lo saludo.
- hola - la voz de Edd parecía quebrada, como si no hubiera tomado agua por un largo rato.
- hola - contestó Matt intentándose controlar.
Se quedaron ahí parados por unos minutos. La incomodidad no paraba y lo único que se escuchaba eran algunos carros pasar y el viento que iba de un lado al otro.
Al fin, el camión había llegado.
El aire del pecho de Matt se había ido en segundos cuando le daba paso al de menor estatura para poder ayudarlo a subir una vez más.
Tomando el tubo de metal del lado izquierdo del autobús y la mano de Matt, Edd pudo subir sin necesidad que el otro lo cargara.
Matt lo miro preocupado.
Edd parecía que quería mostrar algo, lo que no sabe es el que.
El autobús se movió al instante en el que Matt apenas subió el segundo escalón, y casi cayendo tomo el tubo más cercano.
Edd al notar esto, se espantó y aún así aunque no pudiera hacer nada por su tamaño y fuerza, jalo la camiseta de Matt.
Edd llevaba la misma ropa de antes, solo que esta vez, no tenía el gorro que traía encima de sus rizos.
- ¿estas bien? - preguntó Edd con preocupación, casi exaltado.
- si, gracias - Matt con vergüenza tomo la mano de Edd, se paró bien en ambos pies y caminaron al asiento que tomaron ayer.
Edd primero, siempre al lado de la ventana empañada con el frío y el calor.
Matt admiraba la notoria piel del chico mientras acomodaba ambas mochilas debajo del asiento de gomaespuma.
Edd se movió un poco a la derecha para darle el espacio suficiente.
Está vez, con más tranquilidad y confianza, la mano de Edd se recargó a un lado de la de Matt que la tenía en su regazo.
Matt sin ni siquiera voltearlo aver, tomo la mano de Edd, rápidamente antes de que Edd desidiera que hacer, Matt entrecruzó sus dedos con los suyos.
Edd jadeo, como si estuviera a punto de llorar, ¿pero de que?.
Matt, lentamente acaricio los dedos de Edd.
Sus dedos y palma recorrían cada milímetro y zona de las manos de Edd, sus ojos ya se había cerrado. Edd en cambio mordía el dedo pulgar de su otra mano con vergüenza.
Matt jugó con las venas del otro, sus nudillos eran perfectos, hundiditos y chiquitos.
Matt ,cambiaba la posición de su mano, Edd se dejó.
El autobús había llegado a su destino, Matt abrió los ojos con sorpresa, con la esperanza de seguir avanzando.
Todos los chicos se bajaron, Edd fue uno de los primeros, no si antes dejarle un mensaje en una nota de cuaderno en su asiento.
"Te veo debajo del roble"
La letra de Edd era prácticamente chiquita y redondilla, el papel estaba muy marcado, la ansiedad lo inundó.
<< roble, roble , roble . . . ¡Bingo!>>
Pensó Matt en su cabeza mientras intentaba acordarse de algún roble que se encontrará en la escuela.
Y lo había.
Detrás de las canchas, hay un roble enorme donde caen hojas y en verano suelen haber pequeñas flores rosadas. Ahora este roble estaba vacío, ni una hoja verde ni naranjas de podía apreciar, era Invierno, era imposible que hubiera alguna flor.
No puedes pedirle al invierno que perdone a un rosal.
El tronco era enorme, literalmente, si el tronco estuviera hueco, dentro, cabrían unas siete personas.
Bajo rápidamente del autobús, casi tirando sus cosas.
Tom ya estaba a un lado suyo cuando se dio cuenta.
Está vez no traía casi nada puesto encima, literalmente solo tenía una playera encima. Se notaba que el chico temblaba.
- ¿que haces loco? - preguntó Matt al ver la facha que traía Tom
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