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16

Capítulo 16

Claudia entrelazó los dedos y los puso sobre su pecho mientras la ginecóloga le levantaba la camiseta y le pedía que desabrochar su pantalón. Por esa razón Bruce no quería que un hombre la atendiera, ni loco dejaba que otro hombre me viera un centímetro de su cuerpo.

Ella hizo lo que le pidió y miró a Bruce que la miraba a la cara sin parpadear.

-¿Qué?

-Estoy un poco preocupado -admitió él.

-¿Por qué?- pregunto ella frunciendo un poco el ceño -¿Te da miedo cuando lo veas?

-No, Claro que no. Me preocupo porque quiero que. Nuestro bebé este bien, este sano.

Claudia se tragó el nudo de emoción que tenía en la garganta y lo miró asombrada incluso cuando él ya había fijado su atención en el monitor.

-muy bien, veamos... Aquí está... escuchemos su corazoncito - de pronto el consultorio se llenó de unos latidos acelerados que entusiasmaron a la pareja - Aquí está el... -La doctora hizo una pausa y frunció el ceño.

-¿Que? ¿Qué pasa? -bruce habló con un tono duro y autoritario que parecía ser una configuración ajustada a las situaciones en las que quería dominarlo
todo y a todos y salir victorioso.

Claudia le agarró la mano para que se calmara.

-¿Y? ¿Qué pasa? -preguntó bruscamente otra vez.

Ella se dió cuenta que el estaba tenso y preocupado porque sus manos sudaban frío a parte de su tono de voz que asustaba claro.

El vio a Claudia y calmo sus impulsos de don mando.

-¿Estás bien?- le pregunto

-Sí.

-Estoy aquí. No te asustes.-¿Porque mierdas esa doctora no terminaba de hablar? Se reprochaba Bruce.

-Oh, ¡enhorabuena! - celebro la doctora - van a tener dos bebes

Todo paso como en cámara lenta Bruce miró con los ojos como plato y la boca abierta a la doctora , Claudia miró a Bruce. Por un momento ella no sintió nada mientras la información le llegaba a la zona sensorial del cerebro, donde tardó en ser procesada.

Pero, cuando Bruce la miró, ella supo que él había procesado esa información
más rápido porque, por alguna estúpida razón, él estaba radiante.

-dos bebé, ¡Por Dios! Mellizos

A Claudia se le enfrió el cuerpo y entró en calor de nuevo. Mellizos, por todos los cielos No era uno sino dos bebés de los que cuidar. Pero Bruce estaba ahí. Él estaba ahí, ¿Cierto? Se obligó a creerlo o en serio se volvería loca.

!Por Dios eran dos!

-Eh -dijo él con suavidad al ver que ella no sonreía ni reaccionaba.

Levantándose, él se agachó sobre el cuerpo de ella y escondió su cara de la doctora. Él se relajó cuando Claudia levantó la mano para agarrarle la espalda, pero clavó los dedos en la carne como si se estuviera ahogando.

-Dos bebés, y nosotros somos dos. Va a ser fácil.

-s.si -murmuro ella, y él le dio un beso en la mejilla.

Él miró su cara mientras intentaba entender qué le pasaba por la cabeza.

Estaba... No sabía cómo estaba, impactada, eso era seguro.

-Hey, Estoy aquí, nena-susurró él-. No te preocupes por nada, no estás sola

Claudia asintió y cerró los ojos cuando él le dio un beso en los labios.

-Vámos a casa.

Ella asintió, era lo mejor, todavía tenía que procesarlo.

.
.
.

La casa resultó ser la de él y no la de ella, y ella lo miró con cautela.

-¿Qué haces?

-Te llevo a casa.

-Pero esta es tu casa.

Él salió del coche y Claudia brinco de la impresión cuando alguien le abrió la puerta al mismo tiempo. Un hombre uniformado que... Bueno no sabía quién era

-claudia, El es nuestro mayordomo y ella nuestra ama de llaves- Bruce señalo al hombre y a la mujer que estaban frente a ellos, ambos le inclinaron la cabeza en señal de saludo y le sonrieron cálidamente.- ven te voy a enseñar la casa.

«Nuestro». La expresión no pasó desapercibida para ella, pero mantuvo la boca cerrada hasta que él la movió hacia un lado.

-¿Qué quieres decir con «Te voy a enseñar la casa»?

Él la agarró.

-claudia, sé que ya has tenido suficientes sorpresas hoy, no voy a pensar en presionarte. Así que solo te voy a enseñar mi casa. Nuestra. Porque, en serio, ¿te imaginas a los niños diciendo «esta noche nos quedamos en casa de mamá o en casa de papá»? Necesitan tener un lugar al que llamar hogar.

-Y esa puede ser mi casa también -discutió ella tercamente.

Él respiró hondo y asintió.

-Claro, lo que tú quieras. ¿Vale?

Claudia se sintió como una niña mimada cuando él la besó, sonrió y le dejó ganar la discusión antes de proceder a enseñarle su casa. Era enorme, aunque ella ya lo había dado por hecho. Había visto su casa en el extranjero y se dio
cuenta en ese momento de que Bruce no tenía ni idea de qué hacer con todo
el dinero que ganaba. Es que a ver, parecía que el hombre cagaba dinero.

-Tengo que admitir que esta casa es mucho más bonita que tu casa en el exterior.

-Gracias. ¿Te ves viviendo aquí conmigo? ¿Algún día? ¿Pronto?

Claudia respiró hondo y caminó hacia el comedor y después hacia unas puertas magníficas que conducían a la piscina.

Entonces se dio la vuelta.

Ella era perfectamente consciente del hecho de que él le estaba pidiendo que se mudara por los bebés. Pero, ¿se podía quejar? Ella quería su apoyo y lo tenía.

No quería parecer avariciosa. Él estaba haciendo todo lo que podía para que ella se sintiera especial y para que no tuviera tanto estrés.

-Ahora mismo no. Pero quizá pronto.

-No quiero meterte prisa. Cuando te sientas cómoda, Pero dime una cosa.

-¿Si?

-¿Estás feliz por los bebés?

Ella consiguió esbozar una pequeña sonrisa.

-¿Por tener dos?

-No -dijo él con suavidad-. En general, ¿estás feliz porque vas a ser mamá?

El miedo se apoderó de ella.

-Estoy más feliz ahora que sé que vas a estar aquí.

-Ya. Pero... ¿has empezado a sentir que quizá esto tenía que pasar y que podría cambiar tu vida a mejor? -ella asintió, pero él inclinó la cabeza-.Por favor, no me mientas. No te voy a juzgar, cariño. Solo quiero entenderte.

Ella se sentó en el sofá y él se sentó sobre la alfombra con las piernas cruzadas, observando cada expresión que aparecía en su cara.

Claudia sentía que él podía verlo todo, todos los defectos y todos los pedazos rotos que se había tratado de mantener ocultos todos esos años.

-A ver, No es que no quiera ser madre, es solo que... es aterrador y...

-¿Y?

-Y que no era lo que tenía planeado para mí vida.- le dijo casi en un murmullo

-¿Cómo Por ejemplo?

-como Por ejemplo... he pasado mucho tiempo trabajando mucho y muy duro para tener mi Asenso y ahora no vale de nada porque no solo voy a tener un hijo, ahora voy a tener dos.

Santino tragó y respiró hondo.

-Vale. He estado pensando mucho y... -comenzó él con tono animado, como si ella no hubiera dicho nada-. No pienso viajar fuera del país durante un buen tiempo, tal vez una vez al año. Pensé en hacerle una buena remodelación a una de las plantas del edificio contrataré a un diseñador de interiores para crear un espacio de juegos para los niños. Y también voy a ofrecer cuidado de niños gratis en nuesta empresa.

Claudia frunció el ceño mientras intentaba entenderlo.

-Así que puedo tener a los bebés conmigo. Como soy tan paranoico, los cuidadores estarían a mi alcance durante el día. Y tú puedes acercarte durante tu descanso para comer. Y después pasar a buscarnos a mí y a los niños cuando termines con tu trabajo.

La explicación que el leído la hizo sonreír y la hizo feliz porque, iba a tener a alguien que se preocuparía de ella y los bebés.

Ella lo abrazo y le susurró un «gracias», no pudo resistir decirle a ese hombre maravilloso y fantástico que estaba asustada por cosas mucho más profundas y oscuras.

Ella estaba asustada porque realmente no sabía cómo ser madre, nunca tuvo una buena figura materna como para guiarse y ahora no solo tenía que cuidar de uno sino de dos bebes

Lamentablemente se sentía horrible al saber que toda su vida se había interesado solo en ella, en salir adelante sin Importar nada ni nadie, y se sentía egoista por eso.

Pero una cosa sabía con seguridad: Bruce Black significaba para ella más de lo que había significado cualquier otra persona en su vida.

Era más que el apoyo de tenerlo cerca para los bebés. Se trataba de él, de la persona que era y del papel que desempeñaba en su vida.

Estaba enamorándose locamente de Bruce Deseaba poder confiar en que él se quedaría a su lado.

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