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12

Capitulo 12

Los sollozos de Claudia se fueron calmando toda la preocupación y el estrés de los últimos días se fue como por arte de magia.

Ella se acurrucó a él mientras él la mecía y gritaba su espalda.

Dejó que lo sacara todo hasta que dejara de sentir la frustración y la preocupación que la habían paralizado durante los últimos días.

Estar junto a su pecho era reconfortante, relajante.

Al sentir que ella se había calmado, Bruce intentó retirarse, pero ella apretó las manos sobre su camisa y se aferró a él con la cara enterrada sobre su pecho, no quería que la soltará.

—no, por favor Quédate así.

—¿Claudia? —pregunti preocupado pero también con ganas de saber que era lo que le estaba sucediendo.

Ella se apretó más a él y él la sujetó, trata do de darle el mayor consuelo posible.

Con él ella se sentía segura, a salvo, sentía que si la soltaba dejaría de sentir esa enorme paz que sentía a su lado y eso la aterraba.

  Pero estaba desesperada y se aferró a la fugaz sensación de bienestar y protección, sabiendo en su mente que se acabaría pronto.

Bruce contuvo la respiración. Agarrándola por los hombros, la obligó a separarse de él.

—¿Está todo bien?

—Sí —mintió, era terrible mintiendo. Recordó que que tenía que decirle de algún modo que Hiba a ser papá y Guti su cara para no verlo.

—No hagas eso.

—¿Qué?

—Solo dime qué te pasa. Estás arreglada y no has contestado mis llamadas estos días, y…

—no me sentía bien —dijo ella rápidamente, no era mentira realmente sr sentia como la mierda.

Él asintió.

—Y sabes que puedes compartirlo conmigo. A lo mejor puedo ayudar.

Ella negó con la cabeza.

—no creo que alguien pueda ayudarme.

Bruce no entendía que estaba pasando, lo que si sabía era que ella no era la misma, su Claudia, su nena, no estaba igual hasta no se reía igual. ¿Qué mierdas había pasado?

Estaba asustado.

Sin pensar, desesperado por aliviar las preocupaciones que le molestaban, se inclinó sobre ella y presionó los labios sobre los suyos de forma posesiva, con severidad. Ella respondió devolviéndole esa presión sobre la boca, entreabriendo los labios con avidez y derritiéndose en sus brazos.

Estaba más que satisfecho de saber que ella no estaba con ningún otro hombre, que sus besos fueran solo para él.

Cómo los de ahora que no se había negado a devolverle el beso.

Ella estaba preocupada y él solo era un celoso. Él había notado su propia inseguridad al no ser capaz de estar cerca.

Beso sus labios  intentando aumentar lentamente el deseo entre ambos, pero la seductora a la que tenía en brazos tenía otros planes.

Ella le quitó la chaqueta  con la cabeza inclinada hacia atrás mientras le comía la boca con destreza.

Cuando ella no pudo hacer el beso más profundo, enterró sus dedos en su sedoso cabello y tiro de él, haciendo que Bruce comiera.

La estrecho en sus brazos sintiendo lo delicada que era y una euforia se hizo de él.

Claudia se estremeció en sus brazos cuando él tomó el control. Sus besos eran salvajes al punto que él le mordió la lengua levemente cuando ella jugó con la de él

Ella jadeo de placer y el liberó la lengua para centrar la atención en sus labios.

Presionó la parte inferior del cuerpo contra la de él. Su miembro, abultado y duro, le presionaba el cuerpo y un jadeo en respuesta lo llevó a la perdición.

Sin abandonar su boca la Alzó haciendo que ella enrollara sus piernas al rededor de su cintura y sus brazos rodearon su cuello

Ella tenía un sabor increíble y un olor maravilloso. Colocándola sobre el sofá a lo largo, se tumbó sobre ella sin ponerle el peso encima y deslizó la mano por la parte frontal de su cuerpo.

Ella arqueó el cuerpo, doblándose hacia su caricia mientras él pasaba la mano por su pecho, apretándolo con suavidad, bajándola hasta su vientre y por el costado de su cadera.

Cuando la mano llegó a su muslo, la metió por debajo del vestido para pasar las yemas de los dedos por su muslo suave y desnudo.

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Por un momento, Claudia volvió a la realidad de su pésima situación cuando él deslizó la mano brevemente sobre su vientre plano.

Pero ella disfrutó de su dulce boca, de la nube de lujuria que planeaba sobre ella.

Era como despertar de un fantástico sueño para enfrentarse a la realidad, y ella todavía no estaba preparada para enfrentarse a la realidad.

Quería seguir soñando, porque ese sueño era de todo menos aterrador.

Se sentía segura en sus brazos, bajo su devastadora boca y sus manos examinadoras y posesivas.

Le hacía sentir que pertenecía a él, y ella no quería escapar de esa fantasía.

Y entonces él deslizó la palma de la mano desde su muslo hasta la goma de sus bragas y bajó de nuevo. Ella levantó las caderas para que él la tocara, para sentir más. Necesitaba darse el gusto.

Merecía a alguien como él. Era bueno y maravilloso, siempre la hacía reír y ella lo merecía.

Ella sabía bien que ese hombre no se quedaría a su lado cuando le diera la noticia, así que lo ocultó. «Solo esta noche. Se lo diré mañana», se prometió a sí misma.

Y la culpa desapareció.

Bruce pareció sentir el cambio en ella. Ella relajó las piernas, dándole acceso al espacio entre sus muslos para que pudiera deslizar los dedos sobre sus bragas, que estaban empapadas.

En cambio él sacó la mano, deslizándola por la espalda hasta encontrar la cremallera que mantenía el vestido en su sitio.

—Te quiero desnuda —susurró él en su boca antes de besarle el labio inferior.

Ella abrió los ojos lánguidamente y él le dio un beso en la punta de la nariz—. He echado de menos tu cuerpo…   Agachándose, él le dio un beso en la parte superior de sus pechos, donde la carne se hinchaba formando el escote—. He echado de menos a estas dos. He echado de menos tu risa. —

La besó en la comisura de los labios.

Claudia  se quedó petrificada, mierda,  No podía hacerlo. No podía decir nada, pero sentía que era una mentirosa.

Él era tan bueno con ella. Era magnífico.

Nunca la habían tratado así antes, con tanto respeto, con tanto cariño, y quería aferrarse a eso como una niña pequeña y tener una rabieta porque quería seguir con él. Era suyo. Pero no lo era.

Él le abrió la cremallera y le bajó el corpiño dejando ver su sujetador, y volvió a su cuello con la boca. La mordió a bocados, inhalando su esencia, deslizando la punta de la lengua sobre su piel.

Cuando ella lo agarró de las solapas de la chaqueta del traje, él se acomodó entre sus piernas.

Le golpeó la entrepierna con su miembro y ella jadeó. Él atrapó el sonido en su boca, metiéndole la lengua salvajemente.

Inclinando la cabeza, él intensificó el beso como si no pudiera saciarse, como si no pudiera saborear lo suficiente.

—me siento insaciable contigo Claudia, y no sabes cuánto te deseo.

Ella  levantó las caderas y lentamente él le retiró el vestido de los pechos por completo.

Estaba excitada, estaba a punto de ceder, de dejar todo en el olvido por ese día, hasta que el bajo la mano por su estómago.

Ella abrió los ojos de golpe y se quedó paralizada, no podía, por muchas ganas que tenia, simplemente no podía.

— Bruce —susurró ella

—¿Si? —Él le apretó las caderas para luego pasar su mano desde su vientre hasta sus pechos.

—Estoy embarazada.

Su cerebro no había procesado bien la información hasta que segundos después dejo de besarle el cuello  levantó la cabeza como resortera, mirándole a la cara buscando una señal de que era un chiste.

—¿Que dijiste?— preguntó claramente aturdido.

Ella lo miró a los ojos, grabando su color en su memoria, está sería la última vez que estaría así con el, semi desnuda en sus brazos, después de todo ¿Porque estarían ella en su vida después de estar embarazada?

—Estoy embarazada.

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