¿Que es lo que pasa contigo?
En la cabaña.
A la mañana siguiente.
Narra Milo.
Sentía que algo me jalaba con insistencia del cabello, no le di importancia porque quería seguir durmiendo, pero seguían jalando con insistencia mí cabello así que me gire y cuando lo hize pude ver a un niño de cabello azul de aproximadamente un año él cuál jugaba con mí cabello, asustado me levanté ante la mirada de confusión del infante, él cuál se sentó en la cama mientras me veía yo también lo ví y después ví cómo comenzó a gatear hasta mí, hasta que me abrazo por mi cintura. Confundido busque a mí bebé en la habitación pero no estaba... Sólo estábamos él niño y yo, pero por él parecido del color del cabello al mío y él mismo estilo del de Camus supuse que era él...
Milo: ¿Pero que está pasando? - pregunte confundido, él nene por su parte se puso de pie y me dió un beso en la mejilla. Aún me sentía un poco débil así que me recosté nuevamente en la cama mientras abrace al pequeño que rápidamente hizo lo mismo conmigo.
Éso fue lo primero que sucedió, los caballeros de bronce sabían que algo no estaba bien con mí hijo y nuestro alrededor. No era normal que creciera tan rápido estaba adelantándose mucho tiempo, cada día que pasaba se veía más grande, primero de un año, después de dos, tres y así sucesivamente hasta que llegó el día quince, ese día había logrado levantarme de la cama y busque por toda la casa a los chicos y a mí hijo, sin embargó al único que encontré durmiendo en él sillón fue a Shun y de los demás no había rastro.
Salí de la casa, pero al salir afuera pude ver qué aquel lugar era tranquilo y agradable, demasiado incluso para mí lentamente puse mí pie en él pasto sintiendo la cómoda sensación de este y así decidí salir a buscar a los demás.
Tiempo después.
Milo: ¡¿Ikki?, ¿Shiryu?, ¿Seiya?! - llamaba mientras me internaba en él espeso bosqué, dirigí mí vista al cielo esté estaba sumamente despejado, escuchaba a los pajaritos cantar y él agua del río pasar suavemente por el arrollo - sinceramente esto ya me está dando un poquito de miedo - susurré mientras seguía caminando - ¡Camilo! - grité tratando de llamar a mí hijo.
No me fijé bien en dónde pisé pero esto basto para que me doblará él tobillo y cayera al suelo, para después llevar mí mano a ese lugar.
Milo: ay, debí tener más cuidado - susurré molesto, tiempo después escuché pasos acercandose y rápidamente dirigí mí vista a dónde venía el ruido encontrandome con mí hijo quien ahora se veía como un jovencito de quince años, cada vez que lo veo no puedo dejar de pensar en Camus, es que se parece tanto a su padre la única diferencia es el color de su cabello él cuál es idéntico al mío.
Camilo: ¿Que estás haciendo aquí mamá? - pregunto mientras se acercaba a revisar mí tobillo - bueno al parecer sólo está inflamado, no debiste haber salido aún de la habitación, aún sigues débil - me dijo mientras me cargó en sus brazos - te voy a llevar así no creo que puedas caminar ahora - me dijo mientras comenzó a caminar hasta la casa.
Milo: ¿Dónde están Seiya, Ikki y Shiryu? - le pregunté.
Camilo: tranquilo, estoy seguro que apartir de ahora van a estar muy bien - dijo mientras en sus labios se dibujo una siniestra sonrisa.
Milo: ¿A qué te refieres con eso de que apartir de ahora van a estar "muy bien"? - le pregunté haciendo que su sonrisa se borrará de su rostro para después verme.
Camilo: me refiero a que ellos salieron a comprar unas cosas que les hacían falta mamá tranquilo, te prometo que mientras esté yo para protegerte puedes vivir tranquilo no voy a dejar que nada te pase - dijo sonriendo.
Milo: ¿De que estás hablando hijo?, ¿Cómo que protegerme?, ¿de que? - le pregunté.
Camilo: mirá ya llegamos - dijo mientras entrabamos a la casa.
Al llegar a la sala me recostó en él sillón para después dirigirse a la cocina, yo por mí parte busque con mí vista a Shun pero no lo veía, oh vamos acaso también él se fue de "comprás". Tiempo después mí hijo volvía a aparecer mientras traía una pomada la cuál fue a aplicar en mí tobillo, una vez más lo ví y por décima vez me pregunté ¿Porque se parecía tanto a Camus?, Él hecho de que se pareciera a él me hacía sentir mal porque aún sentía ese maldito amor hacia ese acuariano que se habían encargado de entrar hasta lo más profundo de mi corazón y con la apariencia de nuestro hijo, nunca iba poder olvidar ese amor...
Camilo: Por favor deja de compararme con él - dijo mientras yo lo voltee a ver.
Milo: ¿Que? - pregunte.
Camilo: quiero que dejes de recordarme que me parezco al idiota de mí padre. No me gusta mucho saber que con sólo mi presencia te pones triste - dijo serio.
Milo: Camilo por favor no te expreses así de él, es más deberías sentirte orgulloso de parecerte a él... - mí hijo interrumpió.
Camilo: ¿sentirme orgulloso de parecerme a alguien que hace sufrir a alguien que es muy importante para mí? Ja, que inocente eres mamá, no me sorprende que te hayan visto la cara, pero tranquilo no dejaré que vuelva a suceder - me dijo, dejándome sin palabras, después termino lo que hacía y se fue de nuevo a la cocina con intención de preparar algo.
Milo: ¿Pero porque actúas así? - pregunte al borde del llanto, no sabía porque cada vez que toca vamos él tema de Camus él se ponía muy frío y a la defensiva era cómo sí... Odiara a su padre y todo lo relacionado a él. No podíamos hablar tranquilamente sobre Camus sin que Camilo se pusiera a insultarlo de idiota y cobarde - abre ya los ojos hijo, entiende que lo que sucedió es un mal entendido y se que si tú padre se hubiera enterado de tú existencia jamás nos hubiera abandonado, pero no pude hablar a tiempo - susurré mientras me volvía a poner de pie, que curioso la inflamación ya había bajado y podía moverme bien, así que cuidando no hacer ruido me levanté y fui a buscar a los caballeros de bronce de nuevo.
Continuará...
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