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Los tristes recuerdos del pasado

Narra Milo.

Estaba afuera de la cabaña, viendo hacia él hermoso cielo azul Athena me había enviado aquí junto con los caballeros de bronce para tenerme más seguro, no se qué es a lo que se refiere pero no me disgustaba mucho la idea de alejarme un poco del santuario es más sentía una enorme y tranquila paz los caballeros de bronce me habían escuchado y se portaban muy amables conmigo eso me gustaba aunque sentía raro que Hyoga no estuviera aquí ¿acaso él es igual que él idiota de Camus y tampoco me creé?, Me sentiría muy mal si eso sucediera ví mis manos entrelazadas, no pude evitar sonrojarme al recordar el favor que le fuí a pedir a Athena y la vez que me entregué a Camus por primera vez que fue la que ocasionó la existencia de mí bendición en caminó.

Flashback.

Eran un poco pasadas de las ocho de la mañana cuando subí al templo del patriarca en búsqueda de Athena, aprovechando que todos mis compañeros y novio estaban en el coliseo. Al llegar pasé directamente a la habitación de Athena dónde ella permanecía sentada sobre su cama rápidamente me arrodillé y entonces ella hablo.

Athena: hola Milo, buenos días ¿Que te trae por aquí caballero de escorpio? - pregunto con voz suave.

Milo: buenos días señorita Athena e venido a pedirle un enorme favor - le dije arrodillado ante ella.

Athena: ¿En qué puedo ayudarte? - me preguntó.

Milo: bueno pues esto es algo muy delicado por así decirlo, y es que quiero pedirle ayuda para hacerle un pequeño regaló a Camus - le respondí.

Athena: aaaw... ¿Quieres hacerle un regalo a tú novio?, Que tierno, ¿En qué te ayudo? - pregunto con una sonrisa que me hizo sonrojarme por lo que iba a decir.

Milo: bueno... Em... Quiero - dude un poco si decirle esto ya que Athena siempre a sido una diosa virgen y bueno, eso era realmente incómodo, nervioso pase mi mano a mí nuca mientras veía hacia otro lado para no verla a los ojos.

Athena: vamos Milo solo dilo, de lo contrario pensaré que eres un gran cobarde - me dijo con sus manos en su cintura.

Milo: quiero darle un bebé a Camus - solté de golpe sin verla a la cara y bueno yo ya parecía tomate.

Athena: ¿Un bebé? - pregunto.

Milo: Si - respondí nervioso por lo que me pudiera decir, sin embargó sentí cómo ella se acercó y tomó mis manos entre las suyas para después ver cómo un brillo desprendió de su manos e ingreso a las mías.

Athena: listo de lo demás encargense ustedes - fue lo que me dijo para después soltar mis manos suavemente.

Milo: ¿Pero que hizo? - pregunte confundido.

Athena: bueno si quieres darle un bebé primero debes ser doncel y eso ya está arreglado de lo demás tienes que encargarte tú y Camus Milo. Ya sabés a lo que me refiero - me Susurro lo último al oído cosa que me hizo sentir una corriente eléctrica subir por mi espalda y haberme temblar.

Milo: Pe... - susurré y Athena interrumpió.

Athena: vamos Milo, ¿No me digas que también quieres que los ayude a ir a la cama?, Ese es tú trabajo, más el de Afrodita si no tienes él valor suficiente para hacerlo por tú cuenta y necesitas un empujón, debes seducirlo para despertar su lujuria aunque no creo que sea tan necesario Camus tiene pensamientos impuros contigo desde que se dió cuenta de que le gustabas además que... - le interrumpí.

Milo: ¿Cómo sabe eso Athena?, Yo sabía que Camus era un pervertido de primera pero... - recordé algo - ¡Ah!, ¿Entonces usted a estado leyendo la mente de los demás caballeros dorados verdad diosa pervertida? - pregunte mientras veía un ligero rubor aparecer en sus mejillas para después sonreírme con "inocencia" bien me lo advirtió Mu, estar en el mundo de los humanos perdió a Athena ahora es una diosa pervertida >:v

Athena: vamos Milo no pasa nada, aveces estoy aburrida y no encuentro nada mejor que hacer - dijo mientras reía tímidamente yo por mí parte sólo le di una mirada de desaprobación - por cierto Milo una cosa más - indico.

Milo: ¿De que se trata? - pregunté.

Athena: no vayas a gemir tan fuerte, que bastante tenemos con escuchar a Afrodita hasta las tres de la mañana - dijo ella.

Milo: ¡¿Pero que rayos le pasá Athena? Yo no le conocía esas mañas! - le grité mientras ella comenzaba a reír.

Athena: lo siento mucho Milo pero no me puedo contener, es que te vez tan tierno con esos sonrojos tan agresivos - dijo riéndose de mí cara la cuál perfectamente podría hacerle competencia a un tómate.

Horas más tarde...

Templo de acuario.

Nervioso me acerque hasta la puerta de la biblioteca y la abrí un poco viendo hacia dentro me di cuenta de que Camus se encontraba sentado en su sofá leyendo un libro cómo le era costumbre, suspiré cansado mientras recordaba las palabras de Athena, me sonroje rápidamente mientras negaba rápidamente me arme de valor si no hacia esto hoy no lo haría nunca así que me arme de valor y entre a la habitación, entonces ví a mi novio levantar la vista de su libro y verme.

Camus: ¿Milo?, ¿Qué estás haciendo aquí amor? - pregunto confundido mientras yo me acerque hasta quedar frente a frente conmigo le quite el libro de las manos y lo puse en otro lado para después sentarme sobre sus piernas mientras él me veía confundido - ¿Oye que tienes? - pregunto.

Yo por mí parte no dije nada sólo le tome del rostro para después besarlo en los labios, él por su parte sorprendido se quedó inmóvil por unos instantes pero después correspondido con bastante intensidad, puso una de sus manos sobre mí nuca para atraerme más a él mientras la otra se posó sobre mi cadera, después de unos cinco minutos nos separamos por la falta de aire, mientras nos veíamos con la respiración agitada, cuándo recuperamos aire él habló.

Camus: ¿Y eso a que se debe? - pregunto mientras yo me pegue más a él para esconder mí rostro en el espacio que estaba entre su cuello y hombro para después susurrarle.

Milo: lo siento mucho amor, pero te necesito - fue lo que le dije mientras él acarició levemente mí espalda para después susurrarme al oído.

Camus: si ese es tú deseo no veo porque no pueda cumplirlo - fue lo que me susurro.

Continuará...

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