Lamento la ausencia, en mi defensa... ayer era junio (⁠•⁠ ⁠▽⁠ ⁠•⁠;⁠) el tiempo pasa demasiado rápido.

...

Tres de enero, un curioso día para nacer.

‹Al menos sus padres no sólo hacen un sándwich y mezclan regalos de cumpleaños y navidad›. Pensó Aylin, viendo la fiesta delante de ella. Era una fiesta tranquila, sin alcohol, con adolescentes riendo, hablando y comiendo, y ella era parte de este tercer grupo.

Como era de esperar de los Becker, la comida estaba muy buena.

Tyler todavía seguía con algunos rasguños por la caída que tuvieron, y su nariz... estaba mejor. Según Steven, ese balonazo no le desvió el tabique, así que estaba bien.

‹Sería raro que afeen a un personaje secundario›. Divagó un poco, comiendo más de esas galletas. Si fuera un personaje principal, era posible, pero como era secundario podían matarla o algo... ‹Eso no me hace sentir mejor›. Puso mala cara ante la idea.

No quería morirse sólo porque a la autora se le cantó y porque, para las fujoshis, todo lo que fuera mujer era una amenaza y algo indeseable en la historia, pese a que fue Jun quien se le acercó primero, y después.

Por cierto, hablando de Jun...

— ¿Qué tal si salimos a tomar un poco de aire fresco? —Propuso Jun con una sonrisa.

Desde que llegó, este tipo estaba intentando obtener su atención, era molesto.— No, gracias.

— Vamos, no te hagas la difícil —Le sonrió—. Sé que te gusto.

Fue entonces que Aylin desvió su mirada de su plato con chucherías y le sonrió.— Creo que hay un mentiroso entre tus conocidos. Yo nunca he dicho eso.

— Pff, eres tan divertida —E, ignorando que lo estaba rechazando directamente, Jun se rió—. Somos jóvenes, sólo vivimos una vez, hay que disfrutar, Aylin.

‹Y precisamente por eso no te quiero cerca de mí›. Mantuvo su sonrisa— Eres muy bueno con las palabras, pero no soy tan tonta como para aceptar salir contigo. Estoy bien con mi aburrida vida.

Y antes de que Jun respondiera con una de sus frases de telenovela barata, alguien los interrumpió.

— Aylin, acompáñame —Ordenó Samantha.

— ¿Mm?, está bien.

Mientras se alejará de ese tipo, por ella estaba bien.

— Gracias, ese chico puede ser bastante pesado —Suspiró, viendo la terraza de la casa de los Becker.

— ¿Vas a salir con él? —Le preguntó, sin voltearse a mirarla.

— ¿Eh? —Esa pregunta realmente la sorprendió. No se esperaba eso— ¿No es obvio que acepté seguirte porque no lo quiero cerca?

Había ganado doscientos dólares, y una posible sentencia de muerte, por culpa de ese tipo. No lo haría.

— No lo sé, es difícil entenderte —Le dijo Samantha con cierta ironía, girándose a verla—. Eres una chica extraña, pero eres linda, seguro podrías salir con él y cambiar el género de esa novela.

— En serio, tú...—Suspiró— ¿Por qué insistes en eso? —No le veía sentido a salir con Jun, porque ni siquiera le gustaba, ¿No era obvio?

— Él es un chico malo, ellos no cambian —Fue la respuesta de Samantha.

— Ja...—Aylin no pudo evitar reír ante esta respuesta— Yo puedo volver buenos a los chicos malos —Declaró, sin siquiera dudarlo, porque ya lo había hecho antes.

— Eso es cosa de novelas —Rodó los ojos, cruzándose de brazos.

— Pero, estamos en una novela escrita por una adolescente —Le recordó, inclinándose un poco hacia ella—. Aquí todo se cura con amor.

— Por eso, es mentira.

Samantha no pudo evitar sentirse inquieta, la actitud de Aylin y la situación le recordaba a su primer encuentro.

— Si es mentira que puedes cambiar a un chico malo, ¿Por qué insistes en que Matthew cambiará, si tú no eres la protagonista?

—...

Ella... no supo cómo responder, y Aylin lo notó.

Contuvo una risa y se dio la vuelta de manera descuidada, con las manos en los bolsillos.— Estoy obteniendo demasiada atención, y eso no es bueno para un secundario como yo.

Obtener la atención de los lectores, y de la autora, podría significar tu muerte.

— No quiero morir.

No era un personaje lo suficientemente importante para la excusa de "entonces morí, pero sobreviví", pero sí un personaje con una relevancia suficiente para morir.

— Por eso, no necesitas preocuparte por mí —Le recordó, volviendo al interior de la casa.

No había necesidad de preocuparse, porque ella no tenía ganas de morir. Jun no era un chico por el que valiera la pena morir.

...

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