Capítulo 32.
Tanto tiempo sin publicar (人*'∀`)。*゚+
En fin, toca capítulo :D
...
Ese día fue un día tranquilo para ser uno de enero, el primer día del año. Normalmente este día estaba lleno de gente con resaca, y era verdad, pero no estaban aquí.
Aunque, Aylin tuvo la visión extraña de Steven Becker, sentado en la mesa del comedor, con un pantalón rosado con fresitas y una camiseta que decía "I ♡ my wife".
—...
Y Steven lo notó, pues sus mejillas se tiñeron de un suave rosa al ser descubierto así por la amiga de su hija. Sin embargo, Melissa se lo tomó con humor.
— Mi esposo es una lindura, ¿No? —Se rió mientras lo veía todo avergonzado.
En respuesta, Aylin sólo se rió. No tenía idea qué decir al ver a alguien que parecía frío y serio estar con esa ropa y ponerse tímido, pero sí, el padre de Samantha era lindo.
‹No me sorprende›. Pensó con una sonrisa mientras notaba que el hermano menor de Samantha, Joshua, estaba con un pijama verde de creeper. ‹Christina tiene un gusto peculiar›.
Sí, fue una mañana bastante normal. Melissa le había dicho que se podía quedar todo lo que quisiera, y como María le había advertido que hoy los peones estarían de mal humor por la resaca, decidió aceptar.
‹No es como si tuviera algo mejor que hacer›.
Bueno, quizás, si fuera un "buen personaje" le hablaría a Amber, pero no tenía ganas de hablarle, porque no eran amigas.
— Oh, Totoro. —Dijo, viendo a Tyler con su pijama de Totoro.— Es una buena película. —Le sonrió.
Ante esto, Aylin pudo notar la emoción de Tyler.— ¡Sí, es muy buena película! —Y era claro que él se moría por hablar de ella.— La he visto tanto que se me los diálogos. —Presumió.
‹Otaku›. Pensó Aylin, sintiendo ganas de reír. El personaje que todos amaban era un otaku, pero ella no estaba mejor.— ¿En japonés, español o en inglés?
— E-Eh...—Desvió la mirada.— Me gusta el doblaje...
Era divertido verlo sonrojado.— La música es buena.
— ¡Lo sé!
Y así ambos se quedaron hablando de las películas del estudio Ghibli.
Tyler era una persona bastante divertida, animada y entusiasta, no le sorprendía que fuera popular entre las lectoras, no obstante, hubo alguien a quien no le agradó mucho ver que esos dos se acercaran.
— Tu hermano es genial, ya entiendo porque las lectoras lo aman. —Le comentó Aylin a Samantha una vez que el chico recibió una llamada de sus amigos.
Esta respuesta no le gustó.— ¿Te gusta Tyler?
—...—Parpadeó.— Bueno...
Tyler era un chico divertido y amable, definitivamente era atractivo, pero...
Al notar que Aylin dudaba, Samantha entrecerró los ojos.— Si te lías con mi hermano no te lo voy a perdonar.
— No pensaba hacer nada con él...—Se defendió, sin entender muy bien su molestia. ‹ ¿Tan mal piensa de mí? › Se cuestionó, sin entender porque estaba así, no era una mala novia.
Pero, había alguien más escuchando esa conversación, y ella también estaba confundida ante las acciones de Sam.
‹Qué extraño›. Pensó Melissa, echándole agua caliente a las hojas de té. Cuando Joshua y Christina empezaron a salir, la más emocionada sin dudas fue Samantha. ¿Por qué ahora parecía tan molesta ante la idea de que Aylin saliera con Tyler? ‹Es una buena chica›. Le dijo en su mente.
Aun así, Melissa decidió no decir nada y sólo ver cómo se iba a desarrollar todo esto. Podía ser que Aylin no fuera buena o quizás...
— ¡Mamá, la abuela vendrá mañana! —Le dijo Tyler, muy emocionado por la noticia. Su abuela, Europa, amaba viajar y, después de que las acciones que tenía en su poder triplicarán su valor, pasaba al menos tres meses al año fuera.
— Eso suena genial. —Le sonrió a su hijo.— No había forma que se perdiera tu cumpleaños.
— ¡Sí!
Entonces el joven rubio corrió hacia Aylin, quien estaba en el sofá, mirando su teléfono junto a su hermana.
— ¡Aylin, ¿Quieres jugar baloncesto?!
— Hace frío. —Le recordó, mirándolo como si estuviera loco.
— Sí, pero, ¿Quieres? —Le dio una sonrisa digna de un comercial de pasta dental mientras tomaba su mano.
Aylin no pudo evitar sonreírle de vuelta, le recordaba a Yona.— Está bien. —De todas formas, sus cuerpos se calentarían jugando, ¿No?
— Eso suena como una mala idea. —Dijo Samantha, levantando la mirada.
— Aburrida. —Hizo un puchero.— Vamos, Aylin. —Volvió a mirarla con una sonrisa.
— Sí, aburrida. —Se rió la chica, acompañando al chico al patio.
A pesar del invierno y el frío que este provocaba, fueron afuera a jugar. Todo iba normal, ignorando que había un poco de nieve aún.
— ¡Voy ganando! —Presumió el rubio, lanzando la pelota al aro, consiguiendo encestar.
— Por ahora. —Se rió la chica.
Ante esto, Tyler tomó el balón entre risas.— ¡Ja! ¡La próxima yo-...! ¡Wah!
Entonces, cuando él estaba a punto de lanzarle la pelota, tropezó por culpa del piso mojado y la pelota voló de sus manos.
Al ver al chico caer, Aylin perdió la concentración y lo último que notó fue que la pelota de baloncesto se acercaba a su cara.
— ¿...?
Acostumbrados a lidiar con sus hijos, Melissa y Steven de inmediato notaron algo raro: las risas se habían detenido.
— Voy yo. Encárgate de la comida. —Le pidió a su esposo, quien asintió.
Cuando Melissa salió para ver qué pasaba, pudo ver a su hijo, el cual estaba retorciéndose en el piso con las rodillas llenas de sangre, y, junto a la pelota, a Aylin, quien estaba sentada en el piso con la nariz sangrando.
Suspiró.— Es por eso que te dije que no jugaras afuera. —Regañó a Tyler mientras lo ayudaba a levantarse.
— Mami, me duele. —Lloriqueó Tyler, sacándole un suspiro a Melissa, quién sacó un pañuelo de su bolsillo para dárselo a Aylin. Su hijo podía ser un poco tonto por momentos.
— Vamos a dentro.
Y así, Melissa volvió al interior con dos adolescentes heridos.
— Pero, ¿Qué pasó? —Preguntó Samantha, soltando su celular, sin entender qué había pasado. Sólo había pasado un rato.
— Él se cayó y la pelota le dio en la cara a ella. —Explicó vagamente su madre, sentando a su hijo en el sofá para luego ir por el botiquín.
Fue bastante curioso ver que cuando volvió, Samantha estaba ayudando a Aylin con su sangrado.
— Te dije que era mala idea. —La regañó la rubia, presionándole la nariz con el pañuelo.
— Pero yo no fui la que se cayó...—Se quejó.
— ¡Hey, ¿Y yo?, yo también me lastimé! —Protestó Tyler.
Samantha le dio una mirada muerta.
— Idiota.
— ¿Por qué tratas así a tu hermano mayor? —Lloriqueó.
— Sólo me llevas diez meses. —Rodó los ojos, ignorándolo.
< ¿Diez meses...? >. Miró raro a los padres, quienes evitaron su mirada, fingiendo demencia.
Quizás por compensación porque su hijo le golpeara la cara con una pelota, o por todas las cosas raras que escuchó y vio, ese día Aylin consiguió mucha comida deliciosa y fue invitada al cumpleaños número diecisiete de Tyler, que sería en dos días.
— Estaré encantada de venir. —Sonrió, pensando en la comida.
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