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Capítulo 31.

[Advertencia: Este capítulo contiene temas e imágenes que van a afectar la sensibilidad del lector: tortura, gore, muerte de un personaje (en el pasado), abuso físico y psicológico. Se recomienda discreción.]

‹Morir así no suena tan mal...›

El cielo azul se alzaba delante de ella, tan brillante y despejado, sin ninguna nube...

Si esto fuera lo último que viera, no se iba a quejar.

‹Duele mucho...› Pensó, cerrando los ojos con la imagen del cielo aún fresca en su mente. Ese caballo la pateó muy fuerte, todo dolía, seguro estaba sangrando mucho.

Sin embargo, el cielo azul no fue lo último que vio...

— Señora... ¿Por qué...? —Preguntó con la voz ahogada, respirar dolía.— ¿Por qué...?

¿Acaso había fallado en servirle? ¿Cometió un error? ¿Por qué no quiso dejarla morir de manera tranquila? ¿Por qué tuvo que traerla ahí una vez más...?

—...—La mirada de la mujer no cambió ni un poco.— Tus ojos son bonitos.

El miedo la invadió cuando tomó el cuchillo y lo acercó a su ojo izquierdo.

— Será un buen recuerdo.

Probablemente esa fue su peor muerte.

— Esto apenas está empezando, aún no termino contigo. —Pudo ver su figura o, bueno, la mitad de su figura, tan seria y solemne, con su ojo izquierdo en la mano. Dolía mucho.

Aunque ya estaba al borde de la muerte cuando la llevaron al cuarto de juegos de la señora, esta mujer se las arregló para mantenerla con vida por un par de horas que fueron simplemente horribles.

— Cuando me case, te llevaré conmigo.

Al recordar las palabras de la señorita, sintió las lágrimas brotar al ver ese futuro ser destruido delante de ella.

— Por favor, sólo... déjeme morir...

Ella ni siquiera sabía que podías llorar cuando perdiste un ojo, pero lo hizo. La sangre y sus lágrimas mezcladas bajaron por sus mejillas, causándole una sensación desagradable.

— ¡Todavía no puedes morir! —Le gritó, girando el cuchillo para sacarle otro grito. Su garganta dolía.— No podemos detenernos aún. Si me detengo, tú te irás a un lugar donde no pueda alcanzarte. ¡Tú me perteneces, no puedes huir!

Poco a poco, las palabras comenzaron a volverse más dispersas, más inaudibles. La pérdida de sangre y el dolor estaban mareándola, haciendo que perdiera su conexión con la realidad, una realidad en la que ya no quería estar.

— ¡¿Entiendes lo que eso significa?! —Escuchó ese grito mientras esa mujer lamía su estómago, literalmente.

— No...

Ese "no" fue sólo un susurro ronco, pero la hizo enojar.

— No hay cosa como... "solamente mío" en este mundo...—Le recordó, mirándola con lástima mientras la sangre salía de su boca. "Sólo tuya" o "para siempre" sólo eran una ilusión, lo que esta mujer sentía era sólo lujuria, un amor falso, uno que pronto llegaría a su fin. ‹No necesito un amor así...› Pensó, sin lograr entender las palabras que esta mujer escupía, su cabeza ya no quería hacerlo. ‹No es como si importara ya.› Decidió, viendo a la mujer con un cuchillo.

— Tú no puedes morir aún...—Dijo la mujer, tomando el cuchillo en la mesa.— Acabaré con Grace mis propias manos...

Pero no fue el corte del cuchillo lo que sintió, sino un golpe seco que la sacó de su sueño.

— ¿...?

Samantha abrió los ojos al escuchar ese golpe, sólo para notar tres cosas: uno, que le dolía la cabeza; dos que estaba durmiendo en su sofá y, tres, que Aylin estaba en el piso, cubriéndose el rostro con los brazos.

— ¿Aylin? —La llamó, tomando sus brazos sólo para toparse con un par de ojos llorosos y con una expresión de pánico.

‹Sólo fue un sueño. Sólo fue un sueño. Sólo fue un sueño.› Se dijo Aylin a sí misma mientras Samantha la ayudaba a levantarse del suelo, pero... no fue un sueño ni una pesadilla, fue un recuerdo.

— ¿Estás bien? —Le preguntó Samantha con su mano en su hombro, notando que ella estaba muy tensa.

— Creo que dormí mal...—Eso, técnicamente, no era mentira.— Me duele todo...

Sin embargo, no fue porque durmió en una posición rara en el sofá de Samantha, sino porque había soñado con su peor muerte desde que llegó a este mundo.

‹Ella aplastó mi corazón con sus propias manos...› Pensó, sintiendo un escalofrío al recordar esa muerte.

Los humanos eran aterradores, y los nobles más. En esa época tú eras algo de tu amo, incluso si un noble hacía algo absolutamente abominable a un plebeyo y lo atrapaban, nada ocurriría, lo máximo que pasaría sería ser puesto en arresto domiciliario si el noble era de alto rango y le hacía algo a alguien de la baja nobleza...

— ¿Quieres un masaje? —Le propuso Samantha, sin saber muy bien qué hacer. Todavía era temprano y había restos de alcohol en su sistema, así que dijo lo primero que se le ocurrió.

A decir verdad, Sam no esperaba que ella aceptara, pero lo hizo.

— Suena bien...

‹Creí que iba a decir que no.› Pensó la rubia, tocando su espalda sobre su ropa. Sus músculos estaban muy tensos.

Y no sólo eso, Aylin era sorprendentemente dócil con resaca.

— Ten más cuidado, me duele. —Gimoteó ella, sin levantar la cabeza de la cama.

— Lo siento...

¿En serio esta era la misma chica descarada que conocía?

Ahora mismo Aylin lucía como un cachorrito triste, se veía tierna y adorable, lo cual era extraño, la Aylin que conocía no era "adorable" ni dócil.

Después de un rato haciéndole un masaje, Aylin parecía haberse relajado al igual que su cuerpo, lo cual hizo más fácil su labor.

‹Eso es bueno.› Sonrió un poco. No sabía qué había soñado, pero estaba segura que fue algo feo.

Sí, ella no creyó su excusa, era imposible que su cuerpo se pusiera así sólo por dormir mal, sólo tenían dieciséis y el alcohol relaja el cuerpo.

— Sam, mamá-...

La voz de Tyler, irrumpiendo en el cuarto de su hermana menor, sin tocar, rompió el ambiente tranquilo y silencioso de este. Y mientras ambas chicas lo miraban, el joven se quedó en blanco al ver a su hermana en una posición extraña con Aylin.

—...—Samantha entrecerró los ojos.— ¿Qué te he dicho de entrar sin tocar la puerta?

— Sí... Lo siento. —Tyler sentía que acababa de interrumpir algo.— Mamá dijo que el desayuno estaba listo...—Dicho esto, el chico se alejó a toda prisa del cuarto de su hermana. ‹Yo no vi nada.›

— ¿Quieres desayunar? —Le preguntó a Aylin.

— Sí...

De seguro Tyler se había hecho ideas equivocadas, tendría que hablar con él más tarde.

‹Sólo le estaba haciendo un masaje.› Suspiró, sin verle lo raro a eso.

...

Aquí tienen su nuevo capítulo, y sí, Aylin tuvo una muerte muy fea en esa vida. (⁠'⁠-⁠﹏⁠-⁠'⁠;⁠)

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