Capítulo 28.
La fiesta de Año Nuevo de la familia Becker fue curiosa, pues la casa estaba llena de decoraciones navideñas acompañadas de decoraciones de año nuevo, como el cascanueces, a quien le pusieron unas gafas con el nuevo año.
‹De seguro se divirtieron haciendo esto› pensó Aylin, viendo que la casa tenía varios invitados a diferencia de navidad, aunque, lo que realmente le llamó la atención fueron los meseros, quienes traían copas con bebidas, las cuales tenía moñitos negros, y la comida en las mesas.
— ¿Y tus hermanos? —escuchó la pregunta de Tyler, quien parecía un poco confundido al notar que venía sola.
— Están en Tokio —respondió, sin darle importancia.
— ¿Cómo...?
Era obvio lo que este chico quería preguntar, pero decidió responderle con otra cosa, para ver si él de verdad quería saber— Mis padres aman demasiado Asia.
— Pero, ¿Por qué tú no estás con ellos...?
— Porque no me quieren —respondió como si nada, bebiendo un poco de champán.
—...
La expresión de incredulidad de Tyler fue clara. Él siempre iba con su familia de vacaciones y ninguno se quedaba atrás, escuchar algo así era... chocante para él, pero no pudo hacer más preguntas pues Aylin se escabulló entre los demás invitados, más interesada en comer y beber que en tener conversaciones incómodas, sin embargo, no pudo escaparse por mucho de los Becker.
— Aylin.
Al escuchar la voz de Samantha, Aylin levantó la mirada justo para verla sentarse a su lado.
— Las fiestas de mis padres son un poco extravagantes, ¿No crees? —sonrió. Su casa estaba llena de gente rica y poderosa del pueblo y, en general, del estado, todos divirtiéndose de manera poco escandalosa pero a su vez extremadamente escandalosa— ¿Qué están haciendo tus padres? —preguntó, mirándola con curiosidad al notar que Thoma y Yona no estaban con ella.
— Fueron a la torre de Tokio o algo así —respondió, sin mucho interés— Ellos querían que Thoma y Yona fueran a conocerla.
‹Entonces, ¿Por qué no estás con ellos? › pensó Samantha, un tanto incrédula. Tokio estaba muy lejos de Minnesota— ¿Por qué no fuiste con ellos?
— No me invitaron.
— Pero, cuando los viste...
— No los vi —la interrumpió, sabiendo que ella escuchó la excusa que dio cuando se fue en navidad— Una niñera vino por Thoma y Yona, ellos jamás se mostraron ante mí —Aylin parecía algo fastidiada cuando dijo eso, y la verdad es que lo estaba. Pudo haberse quedado más en la fiesta de navidad si ellos se hubieran dignado a decirle que enviarían a alguien más a por ellos.
— ¿Tú querías ir...?
Ante esta pregunta, ella bebió un poco de su copa de champagne— Hubiera ido si me hubieran invitado —dejó escapar un suspiro— Quiero más champagne —se quejó mientras miraba al techo.
— ¿Quieres que te traiga un poco? —preguntó, intentando animarla un poco.
— Sí, creo que estoy demasiado sobria para hablar de mis desgracias —se rió.
Realmente... Era triste...
‹Esos dos suenan peores padres de lo que imagine› pensó Samantha mientras tomaba un poco de champagne de los meseros— Toma, para que acompañes las galletas que tomaste del cóctel.
— Muchas gracias —sonrió, dándole un sorbo a la copa, sin darle importancia al hecho de que ella la había visto tomar galletas del cóctel— Ah~, esto no me va a embriagar.
— No es buena idea emborracharte —señaló la rubia viendo que todavía eran las ocho de la noche, aún faltaban cuatro horas para el año nuevo.
— ¿Para qué quiero estar sobria? —se quejó mientras miraba la copa de champagne, el color de la champagne era lindo— El próximo año de seguro será igual de malo que este.
Bebió un poco de su propia bebida, sin saber qué hacer para combatir la negatividad de Aylin— Tus demás familiares, ¿Son buenas personas...? —preguntó con cautela mientras recordaba a Lyall, el mejor amigo de su tío Timothy, él se veía amable, pero...
— La mayoría no son muy diferentes a un montón de aves de rapiña —admitió, metiéndose una galleta a la boca. Estas galletas combinaban muy bien con la champagne— Pero Lyall es muy amable y Joel fue el único que se molestó en acercarse a mí, así que les daré el beneficio de la duda.
Con cada palabra que Aylin decía, la imagen que Samantha tenía de la familia Vogel se iba un poco más a la basura...
Entonces, la chica vio a Aylin beberse toda su copa de golpe y levantarse— Hey, ¿Qué harás el resto de tu vida?
Ante una pregunta Samantha no pudo evitar reírse. ¿Qué clase de pregunta tan rara y repentina era esa?— Ni siquiera sé que voy a hacer esta noche.
Aylin sonrió— En ese caso, esta noche eres mía —le extendió una mano.
Por un momento, Samantha dudó, no porque no quisiera, sino porque... No entendía la forma de ser de Aylin...
Cuando ella le extendió la mano, esos ojos azules tenían un brillo peligroso, pero, incluso cuando sus ojos la asustaban... deseaba su mirada.
Tomó su mano— Está bien.
Samantha no sabía que tomar la mano de Aylin era algo que le traería más consecuencias de las que creyó posibles, o, tal vez, fue culpa de aquel pensamiento en su mente cuando lo hizo...
‹Quiero saber más de ella›
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