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Capítulo 27.80.

[Advertencia: Este capítulo puede contener temas que afecten la sensibilidad del lector. Se recomienda discreción.]

Aylin jamás pensó mucho en el hecho de que el apellido de Patrick fuera McDonald, o así fue hasta que descubrió que su compañero, de hecho, vivía en una de las granjas que había en los alrededores del pueblo, que a su abuelo le llamaban "el viejo McDonald", que tenían un perro guardián cuyo nombre era Bingo, que la vaca lechera favorita de la familia se llamaba Lola y que María, la hermana mayor de Patrick, tenía un corderito que la seguía a todos lados.

— No te rías...—se quejó el chico al verla a punto de echarse a reír al ver todas las referencias que había ahí.

— ¿Cómo se supone que no me ría...? —le preguntó, conteniendo a duras penas las ganas de reírse al saber que su compañero vivía en una granja que parecía sacada de una canción infantil. Ay, se notaba que este mundo estaba hecho por una chica de quince años...

Sin embargo, la familia McDonald era muy agradable y le dieron la bienvenida con los brazos abiertos. Pese a que eran gente de campo, a diferencia del estereotipo de "campesino tonto", ellos eran tan inteligentes como cualquier otra persona, probablemente porque la autora no había pensado en ellos; además, le dieron mucha comida.

— Ustedes comen mucho —le comentó Aylin a Patrick mientras se comía un sándwich con miel, haciendo que el chico se riera con cierto nerviosismo ante esto. Había llegado hoy, pero no tardó mucho en darse cuenta de esto ya que hoy habían tenido cuatro comidas muy abundantes a pesar de que aún no atardecía.

El rubio desvió la mirada— El trabajo de campo toma mucho esfuerzo...—fue toda su excusa.

‹Eso explica porqué es tan fuerte› pensó Aylin dándole una mordida al sándwich que la madre de Patrick, Irina, muy amablemente le dio, sin darle mucha importancia a la excusa de su amigo. No iba a quejarse, gracias a esto se estaba recuperando bastante rápido— Oigan, no soy comida —se quejó, viendo que las gallinas estaban picoteándole los jeans que traía puestos como si fuera lo más divertido del mundo.

— Coco...

Al final, antes de ir a la granja, a Aylin se le permitió ir a buscar algunas cosas a casa de Amber pero... la casa estaba completamente destruida: no había puerta delantera, ni puerta del baño, ni puerta trasera; el piso de madera estaba quebrado y todo el lugar estaba lleno de trozos de madera y astillas. Era obvio el porqué no les dejaron volver, sobre todo porque era invierno y había mucha nieve.

‹ ¿Qué diablos invocó Amber que pudo hacer todo eso? › se preguntó, decidiendo ignorar que las gallinas no tenían ni el más mínimo respeto por su persona, ni siquiera la gallina que tenía cinco pollitos con ella la estaba respetando, de hecho se pareció enojarse con ella cuando le dijo que la dejara de molestar e hizo unos ruidos de amenaza de mamá gallina mientras sus pollitos escarbaban la tierra al lado de su bota.

— Ven, Ralph, ¿Quieres que te cepille?

Por cierto, Ralph era un toro que tenían los McDonald, era un toro muy tranquilo, dócil y bien portado incluso sin estar castrado y tener vacas a su cuidado.

— ¿Por qué el toro se llama Ralph? —le preguntó, sin entender porqué un toro se llamaría así.

Patrick se encogió de hombros— ¿Porque no?

— Tienes un punto —aceptó, dejando caer un trozo de pan al suelo, pan que las gallinas atacaron como si estuvieran a minutos de morir de hambre, cosa que no era cierto porque habían comido hace media hora.

Una vez las gallinas la dejaron de molestar por pelearse por el pan, Aylin con cuidado se alejó del gallinero con cuidado y caminó hacia Patrick, quien estaba cepillando al gran toro negro ahí.

— ¿Puedo hacerlo yo?

— ¿Segura...? —le preguntó el rubio, un tanto inseguro. Aylin se asustó mucho cuando su padre se acercó a ella montando a caballo, tanto que se escondió tras de él, ¿Estaba segura de querer hacer algo así con Ralph? Era un toro Simmental, no tenía cuernos, pero... era muy grande ¿No le tenía miedo?

— Sí —con una sonrisa Aylin tomó el cepillo y se acercó sin miedo al toro— Hola, Ralph, ¿Quieres que te cepille? —le preguntó con un tono amable, a lo que el toro no mostró ningún tipo de desagrado ni intentó alejarse, todo lo contrario, cuando ella empezó a cepillarlo él pareció estar disfrutando mucho el cepillado, tanto que cuando este terminó él la comenzó a lamer— ¡Eso da cosquillas...! —se rió, siendo "víctima" del toro.

Esto realmente sorprendió a Patrick. Aylin no era alguien de campo y era una chica, las chicas normalmente no están interesadas en las vacas ni en los toros, ¿Por qué estaba tan divertida jugando con Ralph? Y ¿Por qué Ralph estaba tan feliz con ella? Él no era un toro agresivo, jamás había atacado a nadie, pero... él no conocía a Aylin, esto era extraño, él normalmente no se acercaba a los desconocidos.

Al ver la expresión de absoluta incredulidad de su compañero, Aylin se rió— Este chico es un buen chico —le acarició la cabeza, consiguiendo que Ralph se acercara más a ella, como diciendo "más".

La verdad es que entendía la inseguridad de Patrick, a ella realmente le daban mucho miedo los caballos ya que había muerto varias veces por culpa de estos, como la vez que uno la pateó y le rompió la espalda, o la vez que ese caballo le tiró de su lomo y terminó muriendo por la caída, o la vez en que ese carruaje con caballos le pasó por encima...

‹Sí, no recordemos más de eso› pensó, poniéndose ansiosa al recordar esto.

Desde que llegó a este planeta había tenido pésimas experiencias con los caballos. Sabía que los animales la odiaban por culpa de la maldición que Lux le había tirado y que ahora que esa maldición se había roto ellos la trataban bien, pero seguía negándose rotundamente a acercarse a un caballo pese a que sabía que no se repetiría, que los caballos ya no iban a intentar matarla, pero eso no le importaba, el trauma que tenía con ellos permanecía, sin embargo, esto no era lo mismo con los toros.

— ¡Cómo se esperaba del hijo amado de Nannar!

En su primera vida en este planeta, o segunda si consideras que en la primera vivió menos de cinco minutos; Nannar, o Sin, el dios lunar de los sumerios y babilonios, cuyo principal símbolo era la luna y los toros, lo había bendecido y había hecho que su existencia en este mundo fuera un poco menos miserable. Por esto, los toros siempre le habían tratado bien y nunca habían intentado matarle, cosa que no podía decir de los caballos y de un montón de otros animales. Era obvio que iba a preferir a Ralph y se iba a alejar de los caballos que había en la granja.

— Jaja, qué asco —se rió Aylin después de que Ralph le babeara la cara y el pelo para "acicalarla"— Creo que mejor me voy a bañar.

— Sí, deberías...—cedió Patrick, aún incrédulo por lo que vio. Aylin parecía demasiado acostumbrada al ambiente de la granja— ¿En serio nunca has estado en una granja...?

— Nunca en esta vida —rió.

Sí, nunca en esta vida.

A decir verdad, Aylin estaba muy cómoda aquí. Estar lejos de la trama principal, sin tener que lidiar con Amber y sus estupideces de protagonista, además tenía internet y electricidad y los padres y abuelo de Patrick le dieron libertad de hacer lo que quisiera, así que si quería podía quedarse en el cuarto que le dieron y no volver a salir, pero eso no era divertido.

‹Los padres de Patrick son muy amables› pensó, comiendo la cena que la madre había preparado para la familia y algunos peones de la granja, por cierto, muchos de esos peones eran antiguos adolescentes que los McDonald habían acogido. La familia McDonald tenía un largo historial de ser familias de acogida para chicos desamparados que vivían en las ciudades cercanas, razón por la que el sheriff Brown los llamó para ver si querían cuidarla un tiempo. ‹Aunque, de seguro influyó que sea amiga de Patrick...›

Según escuchó, varios de los chicos que habían acogido se habían ido a la universidad o a la ciudad, pero algunos decidieron quedarse y ayudar en la granja. Eso era buena señal, uno no se quedaría quedar en un lugar donde la pasaba mal, sobre todo si se trataban de chicos de acogida; esto sin mencionar que Irina, la madre de Patrick, era una mujer muy amable con un aire maternal, pero... su acento ruso era muy fuerte...

‹ ¿Acaso es una de esas novias por correo...? › se preguntó, viendo al padre de Patrick, Lance, quien era un hombre muy taciturno y que parecía muy frío, ¿Cómo es que él había conseguido antes del año 2006, antes de que existiera Facebook, a una mujer rusa si vivía en un pueblo pequeño y era un granjero? ¿Quizás había recurrido a algo así para conseguir una esposa?

Sin embargo, aunque su intuición le decía que había algo más ahí, Aylin no iba a preguntar, no quería meterse en una situación extraña que arriesgara su situación habitación y alimenticia. El cómo se conocieron esos dos no era su problema, después de todo, ellos se veían bastante felices juntos...

Poco después de la cena, los hombres de la familia se fueron a guardar a los animales en los establos mientras María se iba a su cuarto e Irina terminaba con los platos. Aylin se había ofrecido a ayudarla, pero ella le dijo que no, que descansara, y es por eso que comenzó a mensajearse con Phillip, hace tiempo no hablaba con él.

「 Tiempo sin hablar, Lya, ¿Cómo han estado las cosas por allá? o(≧∇≦o) 」

Ante esta pregunta, Aylin suspiró. ¿Cómo resumirle toda la mierda que había pasado desde que sus padres la tiraron a un pueblo pequeño para hacer de niñera de una chica tan...?

Suspiró, decidiendo decir la verdad.

「 He estado mejor...」

「 Eh, ¿Ha pasado algo? (°ヘ°) 」

Decidió resumir todo lo que pudo, como el hecho de que la hija de la familia con la que Joel tenía una alianza estaba en una relación tóxica, que ella estaba lidiando con una chica bastante idiota que por alguna razón muy extraña era popular, que dicha chica había invocado un demonio o algo y esa cosa rompió la casa y que, claro, había un par de maestros que la detestaban y que Joel le regaló una anillo que supuestamente estaba maldito para Navidad.

「 No entiendo... ¿Cómo es que esa chica invocó un demonio? (⁠๑⁠•⁠﹏⁠•⁠)」

「 No tengo ni la más remota idea, y creo que tampoco quiero saberlo...」

「 ¿Y tú no deberías dudar de lo que estoy diciendo? Tú no crees en estas cosas」

「 Pero yo sí creo en ti, porque eres tú ( ' ▽ ' )」

Una pequeña sonrisa apareció en sus labios al leer esto. ‹Este chico...›

Afortunadamente, la charla pronto volvió a temas más terrenales, como que Matthew era un novio horrible.

「 Qué idiota (๑•̀д•́๑)」

「Ese tipo merece un golpe, quiero golpearlo (#`д')ノ」

Al leer eso, Aylin contuvo una risa. Phillip seguía siendo el mismo de siempre.

「 ¿Serías capaz de golpear a un adolescente? 」

「 Si es por ti, sí (⁠。⁠•̀⁠ᴗ⁠-⁠)⁠✧」

「 Sólo di una hora y un lugar. También podría llevar algunos amigos conmigo (⁠人⁠*⁠'⁠∀⁠`⁠)⁠。⁠*゚⁠+」

「 Ja... Joel fue una mala influencia para ti」

「 Nah, estoy bien, por ahora」

「 Bueno, si cambias de idea, ya sabes a quien hablarle ('・ω・`)」

「 Mi base está a sólo dos horas, así que, ¡No te preocupes! Yo estoy aquí si lo necesitas 。・:*:・゚☆」

— Si la violencia no resuelve nada es porque la estás implementando mal.

Sí, definitivamente Joel fue una mala influencia para Phillip.

— Aylin...

Al escuchar la voz de Irina llamarla, la chica desvió su mirada de su celular para mirarla— ¿Pasa algo?

En ese momento, la mujer suspiró, sin saber muy bien cómo empezar, pero tenía que aprovechar que su familia se había ido para esto— A ti te tienen con brujería fuerte.

— ¿Ah...? —fue entonces que la sonrisa de Aylin se borró. ¿Brujería fuerte? ‹ ¿De qué está hablando? ›

— Te tienen con cuatro trabajos diferentes —siguió hablando Irina— Y creo que lo mejor sería que te hicieras una limpia.

— ¿Una limpia...? —repitió Aylin, sin saber si asustarse o pensar que esta mujer estaba loca.

— Sí, estoy segura que te sentirás mejor si aceptas —aseguró la mujer, notando el hilo de pensamientos de la chica. Era normal, no todos piensan que las brujas y cosas paranormales existen, y que te digan algo así debe ser muy raro, pero, tenía que decirlo.

Por su parte, no fue sino hasta ese momento que Aylin abrió su estado y buscó la habilidad "antagónico", sólo para confirmar algo...

Habilidad antagónico: Nivel 10.

‹Pero, ¿Qué mierda? › se preguntó, sin entender nada. Se supone que esa habilidad había aparecido hace unos días y que había subido seis niveles, pero... ¿Cómo había llegado al nivel máximo de la nada? Se suponía que sólo podía subir de nivel si lo intentaba de manera activa o que algo pasara, a menos que...

Sólo entonces Aylin cayó en cuenta que, en realidad, sólo sabía que había subido seis niveles cuando se puso el anillo, pero no sabía cuál era el nivel en que estaba originalmente...

‹Cuatro trabajos de brujería... cuatro niveles...›

Con esto en mente y en contra de su sentido común, Aylin decidió aceptar que Irina le hiciera una limpia. Por una parte fue porque ahora mismo estaba confundida y quería saber si podía averiguar más, ¿Cómo una habilidad así había subido al nivel máximo sin que ella lo supiera? ¿Cuándo había pasado eso? Y, por otra parte, fue por el hecho que se iba a quedar varios días en casa de los McDonald y si Irina quería hacerle una "limpia" aceptaría porque, en realidad, no quería problemas mientras estuviera ahí.

‹Oh, la limpia con un huevo› reconoció el ritual al ver a Irina tomando uno de los huevos que habían recogido del gallinero para hacer lo que sea que quería hacer. Mentiría si dijera que no había visto antes este ritual, lo había visto antes pero no recordaba haber sido ella quien fuera la que recibiera la limpia alguna vez.

Pero, lo que la asustó fue cuando la mujer terminó con el ritual y rompió el huevo en un recipiente, el huevo estaba totalmente podrido y, a su vez, lleno de sangre roja. Ella había ayudado a recolectar los huevos esa mañana y habían sido bastante pocos debido a que hacía frío, podía estar segura que los huevos de esa canasta estaban frescos, ¿Cómo diablos se había colado un huevo así de podrido en la caja? ¿Y cómo podía estar podrido y con sangre roja a la vez?

— El primer trabajo no era para ti —dijo Irina, viendo el huevo con tranquilidad pese a que el hedor de esa cosa era horrible— Este trabajo era para tu madre, un trabajo para acabar con su vida, pero este de alguna forma rebotó y cayó en ti —comentó con tranquilidad— ¿Tu abuela, la madre de tu padre, odiaba a tu madre?

—...—todavía cubriéndose la nariz con la manga, Aylin le dio una mirada confusa a la mujer. Esa era una pregunta bastante específica— Sí...

— Este trabajo es antiguo entonces. Tu abuela era una bruja muy poderosa, de seguro no creyó que el trabajo podría rebotar en ti, pero era de esperar que lo absorbieras si tu madre estaba embarazada cuando lo hizo. El trabajo era para que tu madre muriera, sin embargo, este trabajo se rompió cuando lo absorbiste tú.

—...

Le dio una mirada amable, notando lo confundida que lucía— ¿Sabes? Cuando un trabajo de brujería es roto, este se devuelve en contra de quien lo hizo —le dio una pequeña sonrisa— ¿Cómo murió tu abuela?

Parpadeó, tan confundida a este punto que ni siquiera el olor del huevo podrido la molestó— Ella... murió de un cáncer fulminante...

— Eso significa que el trabajo de alguna forma se rompió —en ese momento, ella pudo jurar que Irina no estaba viéndola a ella, sino a su hombro, pero ahí no había nada...

‹Ella me está viendo› escuchó una siseante voz en su cabeza.

‹ ¿Qué? › pensó, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Esta mujer... ¿Podía ver a la serpiente?

— Los otros tres trabajos son amarres —anunció la mujer, alejando el recipiente con el huevo de ella— Eres bastante popular, ¿No crees? —sonrió.

— Eso no me tranquiliza...

Le dio una mirada compasiva— Lo sé, pero déjame ayudarte a deshacerte de esos trabajos —le sonrió antes de irse por unos diez minutos hacia uno de los cuartos de la casa, un cuarto del que ella pudo escuchar rezos en voz alta antes de que la mujer volviera con un brebaje que se veía raro— Después de una hora, vomitaras el mal.

—...—con ciertas dudas y sin poder descifrar qué era ese brebaje ni siquiera con ayuda de "inspeccionar", Aylin tomó ese brebaje y lo probó. Si esto era una trampa, "antagónico" debería contrarrestarlo y Abismo decía que Irina McDonald no tenía malas intenciones con ella, pero— Esto sabe asqueroso...—puso mala cara después del primer sorbo.

— La medicina no sabe bien —rió Irina, mientras la veía beber de mala gana el brebaje— Es curioso, con tantos trabajos sin contrarrestar tú ya deberías haber muerto, pero...—comentó, volviendo su mirada a su hombro donde una serpiente negra de ojos morados le devolvía la mirada. Su guía espiritual le decía que eso era un devorador de sueños, crueles maldiciones que se comen tus sueños, tu corazón y tus sentimientos, pero este no estaba haciendo mucho más que alimentarse de los sentimientos de esta chica— Hay algo que no debería cuidarte, cuidándote.

— ¿En serio...? —fingió demencia, dándole el último sorbo a eso. Asqueroso, simplemente asqueroso; tenía una textura de gelatina diluida y un sabor como a pasto molido mezclado con un aroma a tantas hierbas raras que por primera vez en muchos años no supo qué diablos se había metido a la boca.

— Sí —tomó la taza con el brebaje— Es sorprendente. Deberías estar agradecida por eso.

‹No te voy a agradecer nada, maldito parásito› sentenció en su mente, escuchando la risa de la serpiente en el fondo de esta.

‹Yo también te quiero› respondió la serpiente, logrando ponerla de malas.

Y sí, una hora después de terminar ese raro brebaje, Aylin sintió tantas ganas de vomitar que apenas logró llegar al baño.

— ¿Aylin está bien? —preguntó Patrick, viendo con confusión como su amiga corría al baño. ¿Acaso algo le cayó mal?

— Sí, no te preocupes —sonrió su madre.

‹ ¿Qué es esta cosa...? ›

Por su parte, Aylin se puso pálida al ver que había vomitado una masa muy extraña de cabello humano con sangre mezclada junto a alfileres, mondadientes e incluso podía ver unos cuantos clavos ahí dentro. Todo se veía viejo, tan viejo que los clavos y alfileres se veían oxidados y corroídos, como si hubieran estado a la intemperie por mucho tiempo.

‹Yo no comí esto...› pensó, aterrada al ver esa masa amorfa que había vomitado. Olía horrible, el olor a la sangre mezclada con el olor del metal oxidado le revolvieron el estómago al punto de que estuvo a punto de vomitar otra vez.

Mientras intentaba procesar el trauma de vomitar algo así, Aylin pudo escuchar que tocaban a la puerta del baño, puerta que abrió de inmediato, encontrando a Irina ahí fuera.

— ¿Q-Qué diablos fue eso? —preguntó, totalmente pálida y temblando un poco, sintiéndose débil por vomitar algo así. ¿Quizás la sangre en esa masa era suya? No lo sabía ya que podía hablar con normalidad y no sentía dolor en la garganta ni en la boca, lo cual no tenía sentido y se contradecía con lo que había vomitado.

— Te lo dije, tú deberías estar muerta —comentó Irina con naturalidad, viendo lo que esta chica vomitó. De hecho, de no ser porque la brujería de su abuela se rompió ella ni siquiera debería haber nacido, al menos no con vida— Pero, todavía falta un paso.

— ¿Otro más...? —puso cara de miseria.

— Sí, otro más.

El siguiente paso fue echarle agua bendita encima, como si fuera una especie de bautismo, y luego de "curarla" con eso le paso algo que parecía papel higiénico rojo por todo el cuerpo, por sobre la ropa. Después de hacer eso, Irina quemó el papel afuera de la casa y en este apareció el nombre de dos personas.

— ¿Midha Saab? —Irina leyó uno de los nombres, un poco confundida al notar que este era un nombre claramente árabe, pero luego pudo ver como Aylin de pronto perdía todo el color del rostro, luciendo cómo si hubiera visto un fantasma— ¿La conoces? —preguntó, notando que su expresión era de pánico total.

— Ella... Era la abuela de mi ex novio...—admitió Aylin, quien en realidad estaba viendo el otro nombre en el papel: Dalton Sawyer.

— Este chico... Está obsesionado contigo, ¿No es así? —le preguntó, notando que la chica se puso más nerviosa ante estas palabras y en lugar sólo asintió en silencio.

Si los amarres en esta chica hubieran funcionado...

— ¿Quieres tomar un poco de agua? —le propuso, poniéndole la mano en el hombro.

— Sí...

Aunque ninguna de las brujerías que le habían hecho a Aylin había funcionado debido a que "antagónico" causó el efecto contrario, ella se sintió un poco más tranquila después de la limpia, pero, a su vez, estaba aterrada al notar quiénes habían hecho brujería contra ella y, claro, era un tanto intimidante la idea de que literalmente estaba hospedándose en casa de una bruja...

No obstante, pese a lo traumático que fue para ella el vomitar pelo y cosas punzantes, la noche de la limpia le pasó algo muy raro: esa noche se quedó dormida escuchando música en sus audífonos y, por primera vez en su vida, tuvo parálisis de sueño, algo que de por sí era aterrador, pero que se puso peor cuando, de pronto, un bicho raro y negro, como una si de una larga sombra con ojos rojos se tratara, apareció y se acercó a la cama... Sólo para que cuando la canción cambiará esa sombra se pusiera a bailar salsa al ritmo de quimbara...

— ¡Pffff...!

Al escuchar algo tan absurdo y a la vez tan detallado, Patrick y su hermana, María, se echaron a reír.

— ¡Ay, jajaja, no respiro...! —se rió Patrick con la voz ahogada por culpa de la risa.

— Jaja, ¿Y bailaba bien? —preguntó María entre risas, con su corderito en su regazo. Por cierto, al corderito no le pudo importar menos la conversación y siguió durmiendo.

— Bailaba muy bien —se burló Aylin, recordando los pasos del bicho raro que vio durante la parálisis de sueño— Ni los demonios se resisten a Celia Cruz.

— ¡Definitivamente, jaja!

La anécdota del demonio bailarín de la parálisis de sueño fue algo que los hizo reír toda la semana y les hizo poner las canciones de Celia a todo volumen durante el trabajo de campo, para que los demonios no se aburrieran.

— ¿En serio no quieres quedarte para la fiesta? Tendremos alcohol —comentó María, viéndola arreglarse para la fiesta de Año Nuevo en casa de los Becker.

Aylin sonrió— Sí, ya me comprometí a ir —se disculpó, entendiendo la razón por la que Patrick había traído vodka a la fiesta. Melissa ya le había preguntado esta mañana si iba a venir, así que no podía echarse para atrás ahora, además, no le gustaba el alcohol. ‹Aunque su hidromiel es buena› pensó, recordando que la familia McDonald hacía hidromiel con la miel de los panales que habían en la granja.

— Está bien, pero ten cuidado, ah, y si vas a quedarte allá vuelve después del mediodía. El abuelo y los peones despertarán con resaca tras la fiesta y estarán de malas un rato —le advirtió, recordando lo aburrida y molesta que era la mañana del 1 de enero.

— Sí, lo tendré en cuenta.

Afortunadamente, había traído la ropa que había elegido para la fiesta cuando trajo sus cosas, así que no tuvo mayor inconveniente que el tener que caminar la hectárea de tierra que separaba la granja McDonald con una calle del pueblo.

‹Qué flojera› pensó, estirándose mientras esperaba al Uber, agradecida de no haberse puesto tacones o algo así. Si lo hubiera hecho, de seguro se hubiera caído en el camino empedrado que daba a la granja.

El conductor no tardó más de cinco minutos en llegar y, en realidad, fue un viaje tranquilo, sin mucho más que decir que el auto al que se subió tenía diseño de vaca. ¿Por qué tenía un diseño de vaca?

— ¿Por qué no? —respondió el conductor, sin mucha preocupación por esta pregunta. De seguro respondía esto a diario, pero se veía bien, un auto extraño pero tierno.

Una vez el auto vaca llegó a la calle donde estaba la casa de los Becker, Aylin no tardó mucho en notar que esta estaba llena de autos aparcados frente a la casa y en la calle aledaña. Resultó ser que las fiestas de Año Nuevo eran tan importantes para los Becker como la Navidad, pero la diferencia es que en Año Nuevo ellos sí invitaban a personas que no eran familia, esta fue la razón por la que Aylin decidió bajarse un poco antes de llegar a la casa de los Becker para evitar el tumulto de autos cerca de la casa.

— Gracias, aquí está bien. Que tenga un buen día —se despidió del conductor, quien respondió con un asentimiento de cabeza. De seguro iba a ganar mucho dinero llevando borrachos a casa hoy. ‹Supongo que llegué un poco temprano› pensó, comenzando a caminar por la acera de la calle. Todavía no estaba oscuro, pero estaba atardeciendo y en unos minutos la oscuridad reinaría.

— Así que aquí estabas.

Cuando estaba a pocos metros de la casa Aylin pudo escuchar una voz que se le hizo vagamente familiar, una voz que la hizo voltearse a ver quién era, sólo para inmediatamente arrepentirse de su decisión. Ahí estaba el protagonista del otro libro, el cual se llamaba... ¿Jun?

‹Ah...›

Cierto que este chico era amigo de Tyler...

— Hace tiempo quería verte —sonrió Jun, acercándose a ella, lo cual la puso incómoda— ¿Me has extrañado?

— ¿Es en serio? —ni siquiera se molestó en disimular su mirada de desagrado.

— ¿Sabes cuánto te he buscado? No podía dejar de pensar en ti, Aylin —aseguró Jun, intentando ser romántico— ¿Por qué me diste mal tu número? Realmente quería hablarte —se quejó, intentando tomar su mano, a lo que ella se apartó.

Lo más seguro es que la autora estaba escribiendo esta escena ahora mismo, tachándola como la mala por no mostrar interés en Jun, pero esa era la verdad: No le interesaba este chico.

Suspiró— Creí que habías entendido la indirecta, pero veo que no lo hiciste —se quejó— Como ya te había dicho, sólo eres uno más y lo que estás sintiendo es un error. Ahora, sé un buen chico y déjame en paz —intentó pasarlo.

— Nuestra charla aún no termina, Aylin —sentenció Jun, tomándola del brazo, impidiéndole avanzar. ¿En serio se suponía que esto era algo romántico?— No he podido olvidarte desde esa noche, ¿No te gustaría repetirlo? —preguntó con una sonrisa llena de malas intenciones— Has sido la última mujer con la que estuve y desde ese día sigo a la espera de repetir la experiencia.

— ¿Repetir la experiencia? —dijo, decidiendo que iba a jugar un poco el juego de este chico para salir de esta situación— Qué lindo te ves creyendo que habrá una próxima vez —susurró, acariciando su cuello con su dedo, logrando que él soltara su agarre sobre su brazo— Nunca me enamoraré de un chico tan fácil como tú. No me gustan los chicos que se acuestan con cualquiera, son repugnantes —dijo esas palabras en su oído antes de alejarse un poco— Solamente estaba aburrida esa noche y quise jugar contigo, pero tú no vales más de mi tiempo —aseguró a centímetros de sus labios— Estas son mis reglas, este es mi juego y tú decidiste entrar en él sabiendo esto. Sólo fuiste uno más, Jun, un simple juego de una sola noche, y te lo dije. ¿Qué tiene de malo que no quiera volver a llamarte? ¿No es esto lo mismo que haces con esas chicas que conquistas cada noche para luego desechar como basura...?

Aunque estaba rechazándolo, Aylin había envuelto sus brazos alrededor del cuello y estaba muy cerca de él, tan cerca que Jun pudo sentir su aliento mentolado, coqueteando directamente con él mientras lo rechazaba.

— Tengo un objetivo más grande en mente, así que no interfieras con mis planes, ¿Quieres? —se alejó de él, dejándolo congelado en medio de la calle, a pocos metros de la casa de su mejor amigo.

— Oh, ¡Aylin! —en ese momento Melissa salió de la casa, porque su hermana le había dicho que estaba a punto de llegar, encontrándose con la chica a pocos pasos de su puerta— Pasa, pasa, de seguro Sam estará feliz de verte —sonrió, sin saber que Jun, el amigo de su hijo, estaba escuchando a unos metros, sólo que no lo notó porque estaba un poco lejos y su atención se concentró en Aylin.

‹ ¿Eh...? ›

— Tengo un objetivo más grande en mente, así que no interfieras con mis planes.

— Pasa, pasa, de seguro Sam estará feliz de verte.

¡¿Acaso Aylin se quería ligar a la hermana de Tyler?!

‹Pero ella tiene novio...› pensó, sin poder procesar esta información del todo, no podía, su ego lo impedía— Tyler, ¿Tu hermana tiene novio?

— Pues, sí, ¿Por qué preguntas...? —preguntó Tyler, mirándolo con sospecha. No, no iba a permitir que su amigo quisiera hacerle algo a su hermana.

— No es nada...

No, eso era imposible, ¿No?

...

El siguiente capítulo será el especial por las 500 estrellitas (⁠人⁠*⁠'⁠∀⁠`⁠)⁠。⁠*゚⁠+

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