Capítulo 27.
Mi regalo de San Valentín a ustedes, mis queridos lectores <3
...
Cuando Samantha finalmente bajó a desayunar se encontró con un ambiente... tenso. Sus tíos parecían incómodos y su madre molesta mientras que, por su parte, Aylin estaba comiendo algunas de las galletas que habían sobrevivido la noche anterior.
‹ ¿Me perdí de algo? › se preguntó mientras se sentaba junto a sus hermanos, quienes también parecían haber notado el ambiente extraño.
— Eh, Yoshi, ¿Pasó algo? —le preguntó Tyler a su hermano, quien sólo suspiró.
— El tío Sariel se puso a interrogar a Aylin y aunque mamá lo detuvo todo se volvió incómodo —explicó de manera vaga lo sucedido, sin pausar el juego que estaba jugando en su Switch.
— ¿Eh? ¿Por qué hizo eso? —preguntó Samantha, sin entender la razón por la que su tío haría eso, él normalmente era alguien despreocupado y hasta descuidado ¿Por qué se pondría a hacerle preguntas a Aylin?
— Cosas de negocios o algo así...
Realmente Joshua no había entendido bien la discusión, sonaba a que su tío quiso llevar a la mesa cosas de negocios con una adolescente de su edad.
‹Aunque, ¿Qué tienen que ver los negocios con los títulos nobiliarios? › se preguntó el chico, sin entender muy bien la conexión actual de eso porque, aunque su familia tenía raíces británicas, su madre era estadounidense y su padre era irlandés, ni él ni sus hermanos estaban familiarizados con ello.
— ¿Podremos salir con esta nieve? —preguntó de la nada Tyler, viendo por la ventana que este año fue una blanca Navidad, una realmente blanca Navidad...
— ¿Qué? ¿Acaso estás loco? —preguntó su hermana, mirándolo como si hubiera perdido la razón por decir algo así. Entendía que a Tyler le gustara hacer deporte, ¡Pero afuera había como un metro de nieve!
— Oye, me gustan los columpios —puso mala cara ante esto, refiriéndose al columpio que había en el patio y que de seguro estaba sepultado bajo la nieve ahora mismo.
— ¿También te gusta nadar en nieve?
— Nunca lo he intentado, quizás debería probarlo...—el rubio lo meditó un momento, consiguiendo que sus hermanos lo miraran como si hubiera enloquecido.
— Ni se te ocurra —sentenció su madre, apareciendo para ponerle enfrente el plato con su desayuno— La electricidad sólo llegó hace unas horas y está helado afuera —lo detuvo antes de que hiciera algo loco y/o estúpido.
— Pero sólo es un poco de nieve —se quejó el chico.
Melissa entonces le dio esa mirada que sólo las madres tenían, logrando que la valentía de Tyler se apagara un poco— Ya te dije que no.
— S-Sí, mamá —desvió la mirada, sintiéndose intimidado por la mirada de su madre.
Después de que Tyler fuera persuadido de no hacer algo estúpido, el desayuno transcurrió con relativa tranquilidad. Louis, Joan y Lily parecían estar teniendo mucha diversión con Thoma y Yona, los cinco tenían edades similares así que fue fácil para ellos llevarse bien, aunque... Thoma después de un rato parecía haber perdido el interés en jugar con ellos, o eso es lo que decía el hecho que se pegará a su hermana y desayunará junto a ella mientras su mellizo corría por la casa con sus nuevos amigos.
— ¿No tuviste frío anoche? —le preguntó Aylin a su hermano menor, quien de inmediato negó con la cabeza— Eso es bueno —sonrió. Esta casa era muy grande y sin aire acondicionado era sorprendentemente fría. ‹O quizás fue el hecho de que en el cuarto hubiera un balcón› le dio una mordida a sus tostadas— Yona, ven a comer antes de que la comida se enfríe.
— ¡Sí!
Aylin ni siquiera necesito levantar la voz para que el niño dejará de actuar como una gacela y se sentara con ella, lo cual también hizo que el ánimo de los demás niños se calmara, algo muy diferente a lo que sucedió con los jóvenes.
— Sam, tú eres amiga de esa chica, ¿No? —le preguntó Tyler, recibiendo un asentimiento como respuesta— ¿Tienes su número?
— ¿Ah?
Al ver la mirada que su hermana le dio, Tyler supo que lo mejor era explicarse si no quería morir— ¡No es para mí! —se apresuró a asegurar— Es sólo que mi amigo Jun quiere hablar con ella.
— ¿Jun? —repitió, recordando al mejor amigo de su hermano. ¿No que él no era el protagonista del libro yaoi? ¿Cómo se supone que él sabía de Aylin?— ¿Se conocen? —se aventuró a preguntar.
— Jaja, creo que hicieron más que conocerse.
‹Eso significa que...›
Jun era conocido como un completo mujeriego, su fama lo precedía: nunca salía con la misma chica dos veces y todos sabían que iba a terminar saliendo con Jimmy. Ahora... ¿Cómo demonios ese chico llegó a interesarse lo suficiente en ella para que Tyler, quien nunca se metía en estas cosas, le pidiera a ella que le diera el número de Aylin?
‹Esta chica...› pensó, muy molesta.
— Eh... De ser posible no quiero involucrarme en la trama. Hacer algo así suena muy problemático~.
¿Por qué decía que no quería involucrarse con la trama y luego hacía algo así? ¡Y con Jun de entre todas las personas!
— No lo tengo.
— ¿Eh? ¿Cómo no lo tienes? —la miró raro— Son amigas, ¿No?
Puso los ojos en blanco— No tengo su número.
E incluso si lo tuviera no se lo daría, Jun le caía mal.
— Vamos, Jun no es tan malo, en serio. Nunca lo había visto así de interesado en una chica.
— Ya te dije que no.
Ignorando la pequeña discusión de sus hijos, Steven le entregó el bote de marmite a su hermano Timothy, quien parecía muy emocionado de poder comerla después de mucho tiempo ya que era un poco difícil de conseguir en Estados Unidos.
— ¿Mm? —el hombre entonces notó que esa chica, Aylin, estaba mirando el bote de marmite— ¿Quieres probar?
— Sí.
Ante esta respuesta Melissa y Lindsay miraron a la chica con cierta incredulidad y lástima. No, a ellas no les gustaba la marmite incluso si sus esposos amaban esa cosa.
— ¿En serio quieres probarla? —preguntó Melissa.
— Es horrible —se le adelantó Lindsay— Sabe cómo a batería.
"Lo sé, la comí durante la guerra".
No había forma en que dijera eso.
— Sólo tengo curiosidad por saber a qué sabe —sonrió, ocultando todo lo que pensaba. Aunque, en realidad, no creía que hubieran cambiado el sabor, después de todo estaba hecha con el extracto de levadura que quedaba después de hacer cerveza, por lo que era literalmente un desecho de la producción de la misma.
Con cierta discreción, Steven tomó una tostada y la partió en dos, por si a ella no le gustaba, para luego untar una mitad con una fina capa de marmite.
— Ten.
Y sí, como le advirtieron, la marmite tenía un sabor muy fuerte, salado, pegajoso, con la consistencia del aceite de motor viejo y, en general, tenía un sabor completamente desagradable.
‹Tan terrible como lo recuerdo› pensó la chica, comiendo el trozo sin poner mala cara para la sorpresa de los adultos. La marmite no era para todos, literalmente su lema era "la amas o la odias", pero cuando no hay nada más que comer te acostumbras al sabor por las buenas o por las malas.
— ¿Sabe bien? —preguntó Thoma con precaución.
— ¡Yo quiero! —exclamó Yona.
— No les va a gustar —sentenció Aylin, pero sus palabras no lograron persuadir a Yona, a quien los adultos le dieron un pequeño trocito de pan con marmite.
La cara que el niño puso lo dijo todo— Iugh...
— Te lo dije —le dio una servilleta.
— ¿Quieres más? —le preguntó Timothy, notando que esta chica no reaccionó como su hermanito.
— Sí.
No iba a volver a comer eso, sólo lo hizo por la nostalgia, incluso a Joel le parecía que esta cosa tenía un sabor horrible y que ni a él ni a Melody ni a André les gustó.
— No entiendo porqué a los ingleses les gusta esa cosa.
Bueno, los gustos no se discuten, ¿No?
— ¿Seguros que quieren irse ahora? Pueden esperar un poco más. No son problema.
Aylin suspiró ante las amables palabras de Steven Becker, acomodándose la bufanda. Aunque había caído un metro de nieve las autoridades del pueblo ya habían limpiado las calles para así evitar accidentes, así que era seguro irme.
— Me gustaría quedarme un poco más, pero mis padres avisaron que en cualquier momento venían a buscar a Thoma y a Yona para pasar las festividades juntos —aseguró, notando que parecían pensar que el tema de Sariel le había molestado, pero... las palabras de la joven alertaron a ambos adultos, ¿Por qué los Vogel sólo irían a buscar a dos de sus tres hijos?
— Si quieres p-...
— ¡Nieve!
— Yona, no-...
Las palabras de Aylin esta vez cayeron en oídos sordos pues el niño se tiró a un montículo de nieve blanca que era más grande que él. Unos segundos después, al ver que el niño no salía, Aylin se acercó al montículo y metió la mano en la figura que se formó cuando la nieve se compactó, sacando al niño el cual estaba totalmente cubierto de nieve.
‹Agh...›
Sólo esperaba que el chofer de Uber no le molestara que él estuviera mojado por la nieve.
Ignorando las preocupaciones de la mayor, el niño comenzó a reír, aún sujeto por su hermana— Quiero hacerlo otra vez.
— No.
— Pero...
— No, ni siquiera tienes guantes —sentenció, quitándole con la mano parte de la nieve del abrigo. Yona era albino, un niño tan blanco como la nieve, sabía que si lo dejaba sin supervisión era capaz de perderse entre toda esta nieve y debido a su condición no podrían verlo porque se camuflaba muy bien en el paisaje invernal— En casa puedes hacerlo.
— ¡Ok!
Melissa no pudo evitar reír al ver a Yona tan emocionado con la nieve— Pueden venir cuando quieran. Están invitados a la fiesta de año nuevo.
— ¡Yay! ¡Año nuevo! —exclamó el niño.
—...—Thoma sólo vio con desaprobación a su mellizo.
— Muchas gracias, por todo —sonrió Aylin, viendo el Uber parar frente a la casa.
— No te preocupes. Tengan un buen viaje —se despidió la mujer mientras que su esposo sólo hizo un gesto con la mano.
Una vez el auto se alejó, la pareja compartió una mirada, sabiendo perfectamente qué era lo que pensaba el otro.
‹ ¿Van a dejar a su hija sola en navidad...? ›
Ya sospechaban que el matrimonio Vogel no eran precisamente buenos padres, pero este era otro nivel. Ellos no podrían hacerle algo así a sus hijos.
Melissa suspiró— Vamos adentro.
— Sí...
Las calles principales del pueblo habían sido despejadas, pero las carreteras seguían cubiertas de nieve. Esto no sólo significaba que sus hermanos y sobrinos se quedarían un poco más en su casa, eso no les molestaba, es sólo que de seguro la unidad de emergencias del hospital pronto colapsaría con gente en estado grave debido a accidentes de tránsito y accidentes por la nieve y pavimento congelado.
‹Me pregunto cuánto tardaran en llamarme para una cirugía...› pensó para sí Steven, sabiendo que este era el único hospital con un centro de trauma nivel uno en un radio de dos horas, en ambulancia. Incluso si en el pueblo y las zonas aledañas no hubieran accidentes ni pacientes críticos, pronto pacientes de zonas aledañas serían derivados aquí.
— Mamá.
— ¿Sí, cariño? —sonrió la mujer mientras pensaba en todo el trabajo que le esperaba en su oficina.
— ¿Qué le regalaste a Aylin? —preguntó Samantha, recordando que ella no mostró su regalo.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro ante esta pregunta— Si tanto quieres saberlo, ¿Por qué no se lo preguntas tú misma? —rió, logrando que su hija hiciera un mohín. A ella no le importaría que Aylin y Samantha se hicieran amigas.
...
Por cierto, ¿Recuerdan que les prometí un especial si llegaban a las 500 estrellitas? Ya vamos en 429, ¡Falta poco! >w</
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