Capítulo 25.
[Advertencia: Nada de lo que verán en este capítulo es gay, todo está heterosexualmente calculado (?).]
No podía dormir de los nervios.
Ni siquiera sabía la razón por la que estaba nerviosa, pero se sentía inquieta mientras escuchaba la tormenta y veía como su balcón se comenzaba a teñir de blanco ¿Acaso tenía miedo de que se fuera la luz? No lo sabía y eso sólo empeoraba su inquietud.
‹Me pregunto si Pipo está molesto con tanta gente en la casa› pensó por un momento, recordando que esta mañana le había dado unas mantas para que no tuviera frío, pero con tanto pelo era un poco difícil que eso pasara, además de que el espacio bajo la escalera era un lugar confortable, aunque un poco ruidoso si había gente subiendo las escaleras. Quizás esa era la razón por la que a Pipo no le gustaban los invitados.
Sintiendo todavía esa sensación de inquietud en su pecho, Samantha se giró en la cama, decidiendo que ver como el balcón se llenaba de nieve no era bueno para su ansiedad, pero al otro lado de la cama estaba Aylin.
Tragó duro ‹Maldición›
Por un momento se había olvidado que no estaba durmiendo sola...
‹ ¿Quizás ella es la razón por la que estoy nerviosa? › se preguntó mientras veía su rostro mientras dormía. En realidad ella nunca había sido capaz de mirarla de cerca por tanto tiempo, pero ahora que lo hacía estaba segura de que esta chica era una protagonista: sus rasgos eran suaves y delicados, como si hubieran sido hechos a mano por un artista experimentado, su piel pálida no mostraba ningún tipo de imperfección visible, todo en ella lucía... como una obra maestra, una que mientras más mirabas más hermosa se hacía.
Su mirada se dirigió al pecho de Aylin el cual se elevaba y bajaba con una suave y tranquila respiración.
‹ ¿...Tendrá los lunares que leí? ›
En el libro decían que Aylin no tenía lunares en el cuerpo, sólo en el torso, donde decían que tenía cientos de lunares ¿O eran pecas? Ya no lo recordaba, pero las describieron como el cielo nocturno. Siendo sincera sintió curiosidad por eso, quería saber si lo que había leído se mantenía, pero no lo hizo; en libro también advertían que el sueño de Aylin era, de hecho, muy ligero y que si dormía con sus audífonos se despertaría cuando las estrellas "titilaran muy fuerte" y aquí estaba menos sorda que en ese libro, así que hacer algo así sonaba como una muy mala idea si no quería que ella se despertará y la encontrara haciendo algo así.
‹Aunque, no tiene cicatrices en los brazos› pensó, sintiéndose un tanto adormilada.
Una cosa que llamaba la atención de Aylin en su libro es que por un accidente o algo por el estilo, en realidad no lo explicaron bien, ella había quedado con cicatrices en ambos brazos, cicatrices que había cubierto con tatuajes, pero Aylin, esta Aylin, no tenía ninguna cicatriz destacable aunque sí tenía unos cuantos tatuajes...
— Mi vida es mucho más fácil aquí.
Recordó las palabras que le dijo la segunda vez que hablaron, sintiendo como poco a poco mantener los ojos abiertos era más difícil. ‹Eso es bueno...› fue su último pensamiento coherente antes de caer dormida.
Sin embargo, la tormenta que pronosticaron en las noticias resultó ser peor de lo esperado. A medianoche una masa de viento polar proveniente de Canadá golpeó el norte de Estados Unidos con un especial énfasis en esta zona, causando que la suave caída de nieve de pronto se volviera más brusca y en cosa de minutos comenzará a sonar como si estuvieran golpeando el tejado. El ruido de la nieve chocando con el techo, de hecho, fue lo suficiente fuerte para lograr despertarla.
— ¿Eh...?
Cuando Samantha abrió los ojos pudo notar más oscuridad de la que esperaba. Eso no tenía sentido, estaba segura que había dejado su celular cargando y que la luz de este iluminaba su habitación la última vez que abrió los ojos, ¿Acaso se había desconectado?
‹Tengo miedo...›
Aterrada, Samantha extendió su mano hacia su lámpara en su mesita de noche, buscando a tientas el interruptor.
‹ ¿Dónde está? › pensó, sintiendo su mano temblar de miedo, pero cuando su mano lo encontró y lo presionó para activarlo, su lámpara no encendió. Un fuerte escalofrío recorrió su espalda al caer en cuenta que la electricidad se había cortado y ahora estaba a oscuras.
*Ba-dump* *Ba-dump* *Ba-dump* *Ba-dump* *Ba-dump* *Ba-dump* *Ba-dump* *Ba-dump* *Ba-dump*
El sonido de su corazón latiendo con fuerza en su pecho sólo empeoró el temblor de su cuerpo, pero aquello no fue por ese frío que parecía pellizcarte la piel ahora que el aire acondicionado se había apagado por el corte de luz, no era eso, ella... Realmente le tenía miedo a la oscuridad.
— A-Ah...—sintió sus ojos llenarse de lágrimas mientras su corazón latir con fuerza en su pecho, como cuando era una niña y su luz de noche se apagaba o cuando la luz del pasillo que se colaba bajo su puerta se apagaba antes de estuviera preparada para irse a dormir.
— Mmm...—fue cuando jaló las sábanas en un intento de convencerse a sí misma que sólo estaba tapada y que todavía había luz fuera de estas que escuchó esa queja. Este quejido la sacó de sus pensamientos, recordándole que no estaba sola en la cama.
— Aylin...
Al escuchar su nombre dicho con una voz rota de manera automática Aylin abrió los ojos sólo para encontrarse con que todo estaba oscuro y que el cuarto estaba muy frío. Fue entonces que una mano helada la tomó del brazo, casi haciéndola saltar de la cama.
— ¡¿...?!
A decir verdad, en ese momento Aylin realmente se asustó.
Al sentir el sobresalto de su compañera de cama, Samantha cerró los ojos y trató de aligerar el agarre que tenía sobre el brazo de Aylin, pero no pudo, estaba demasiado asustada para hacerlo.
— Aylin, la luz se cortó...—informó en voz baja, intentando sin éxito controlar el temblor en su voz.
‹Ah, cierto› pensó Aylin, relajándose un poco al recordar que se había quedado a dormir en casa de los Becker y que estaba compartiendo cama con Samantha. Ante ese aviso ella extendió su mano libre y tomó su celular, el cual había dejado en la mesa junto a la cama, encendiendo la pantalla sólo para que el brillo de esta la cegara por un momento.
Cuando el cuarto se iluminó con la tenue luz del celular el cuerpo de Samantha se relajó de manera notable, algo que de inmediato Aylin notó.
— ¿Estás asustada...? —le preguntó con un tono algo adormilado a lo que la rubia inmediatamente asintió. Un suspiro salió de sus labios al notar que, a pesar de que hoy no estaba durmiendo con sus hermanos, de todas formas alguien la despertó en medio de la noche porque tenía miedo. ‹88%› leyó en la pantalla, haciendo el cálculo mental si con este porcentaje de batería podría dejar la pantalla prendida las más o menos siete horas que iba a tomar que amaneciera o hasta que la electricidad se dignara a volver— ¡Qué frío...! —sólo en ese momento su cerebro se dignó a procesar que fuera de las sábanas el frío parecía pincharte y, apenas su cerebro lo procesó, decidió taparse con las sábanas una vez más para recuperar el calor perdido.
Mientras Aylin intentaba volver a sentir los dedos, Samantha decidió imitar sus acciones y cubrirse por completo con las mantas, aprovechando que la pantalla del celular seguía encendida.
Una vez volvió a sentir las manos, Aylin hizo la pregunta decisiva— ¿Qué quieres hacer? —le preguntó con el celular en la mano, notando que esta chica le tenía más miedo a la oscuridad de lo que llegó a imaginar.
Sintió la boca un poco seca— Yo... ¿Puedo abrazarte? —al ver su expresión de confusión ante una pregunta así de inmediato se apresuró a intentar explicarse— E-Es que, c-cuando tengo miedo y duermo con papá y mamá, la oscuridad no... no da miedo...—explicó de manera nerviosa, un poco asustada ante el posible rechazo.
Al verla actuar de manera tan nerviosa al punto de tartamudear, Aylin sintió fuertes ganas de reírse y molestarla, pero se contuvo. No creía que hacer algo así ahora mismo fuera buena idea, pero su falta de respuesta por estar tratando de no reírse no ayudó a que esta chica se relajara.
‹ ¿Acaso no me escuchó bien...? › se cuestionó Samantha, sintiéndose incapaz de repetir esa vergonzosa petición.
Al notar su inquietud, Aylin decidió que lo mejor era configurar la pantalla de su celular para que no se apagará y responder a su petición.
— No soy ellos, pero lo intentaré —esas palabras dichas de manera suave fueron todo lo que Samantha necesito para aferrarse al cuerpo de Aylin— Estás fría —se quejó al sentir lo fría que esta chica estaba.
— Lo sé...—los libros no mentían, el cuerpo de Aylin estaba cálido incluso en este clima, pero esto no era suficiente.
— ¿Qué estás...? —preguntó Aylin al sentir su nariz fría tocar su cuello.
— Lo siento —se disculpó, entrelazando sus piernas en un intento desesperado de sentir sus pies una vez más.
¿Por qué siempre terminaba en situaciones extrañas...?— Está bien, no es tu culpa —cedió, dejando el celular a un lado para envolver sus brazos alrededor de ella. Sam estaba fría al punto que se sentía como si estuviera abrazando un muñeco de nieve y esa... esa era una sensación un tanto melancólica... ‹Ya no importa› pensó, descartando esos pensamientos innecesarios.
Al sentir el abrazo de Aylin, instintivamente Samantha se acurrucó más contra ella, respirando contra su cuello.
‹ ¿Lavanda? ›
Aylin olía un poco a lavanda... No, no era lavanda, era un aroma parecido pero no igual, pero no sabía cómo describirlo más que como un olor relajante que se sentía familiar de alguna manera. Ese aroma sumado a la calidez de su cuerpo daban una sensación muy agradable, le gustaba esta sensación.
— ¿Mejor?
— Aún no...—susurró, pegándose más a ella si es que eso era posible. Envolvió sus brazos alrededor de su cintura, sintiendo el calor de su cuerpo y disfrutando de su aroma.
— ¿Qué estás-? ¡Wah...! —Aylin soltó un pequeño chillido tembloroso cuando sintió la mano helada de Samantha tocar la piel desnuda de su espalda— ¡Estás helada! —se quejó, sin entender cómo es que podía seguir así de fría a pesar de todo.
— Lo siento —se disculpó una vez más. Había rozado sin querer su piel porque la musculosa que ella llevaba puesta se movió cuando se pegó a ella, pero entonces se le ocurrió una idea— Aylin, ¿Puedo tocarte bajo la ropa? —preguntó contra su cuello, logrando que Aylin se estremeciera al sentir su aliento contra su piel— Quizás así pueda calentarme —sonrió.
‹Es heterosexual. Tiene novio. Le tiene miedo a la oscuridad. Tranquilízate, ya tienes suficientes problemas, no agregues uno que involucre la alianza de la empresa› repitió una y otra vez en su mente, notando que esta situación había escalado demasiado rápido— Te estás aprovechando mucho de tu situación.
— ¿Por favor?
‹ ¿No se suponía que estabas asustada? › se quejó en su mente, sintiendo que, fuera cual fuera su respuesta, se iba a arrepentir. ‹ ¿Qué clase de trampa de la chica heterosexual es esta? › maldijo en su mente, sin querer caer en esos juegos— Bien, pero vas a quitar tus manos cuando recuperes el calor —intentó sonar severa, pero se le escapó un leve temblor en la voz porque sintió a Samantha reírse contra su cuello. Su cuello era sensible.
— Está bien~.
Aylin se estremeció visiblemente al sentir las manos de la hija de los Becker meterse bajo su ropa en busca de calor.
— Lo siento —se rió Samantha al notar que ella tembló ante sus acciones. Claramente no se arrepentía, en realidad para ella esto se sentía como una pequeña venganza por todas las veces que esta chica la molestó.
‹No debí aceptar› no había pasado ni un minuto y ya se arrepentía de aceptar su petición— Estás tentando demasiado a tu suerte.
— ¿Y qué me vas a hacer?
‹Nada›
De no ser porque sus padres la invitaron a casa, de no ser porque sus hermanos también estaban aquí, de no ser porque Melissa fue tan amable con ella, de no ser porque había una fuerte tormenta afuera, de no ser porque compartían varias clases, de no ser porque esta chica tenía novio, de no ser porque iban a la misma escuela, de no ser porque ella literalmente era de los principales de este libro; de no ser por todo eso Aylin probablemente hubiera hecho algo y no se hubiera arrepentido ni un poco, pero todas esas circunstancias la hicieron reflexionar y pensar que este no era momento de hacer algo así y que, en realidad, no habría un momento para hacer algo así con ella.
Sin embargo, Samantha malinterpretó el silencio de Aylin, tomándolo como una victoria al dejarla sin palabras de una vez por todas.
‹Su piel es suave› pensó mientras pasaba su mano por su espalda. Por un momento sintió deseos de pellizcarla, pero se contuvo, Aylin ya le dijo que estaba tentando demasiado a su suerte y no quería que ella se levantara y se fuera, la veía capaz de levantarse e irse si lo hacía. ‹Es una lástima que no pueda ver nada› lamentó para sus adentros, acomodándose para dormir. No, no quería alejarse de Aylin, estaba bastante cómoda como estaba y no le gustaba el frío había en su casa.
Al sentir a Samantha acomodarse en la posición en la que estaba Aylin no pudo evitar suspirar. Ella no pensaba moverse, ¿No?
— Ya vete a dormir y aléjate de mi cuello —ordenó, un tanto agobiada ante esta situación. Ya no quería arriesgarse a que a esta chica se le ocurriera hacer algo más, con esto ya había tenido suficiente contacto físico con Samantha para todo el resto del libro.
— Bien —aceptó de mala gana, bajando un poco su cuerpo y apoyando su cabeza en su pecho.
‹Al menos ya no está cerca de mi cuello› pensó Aylin, intentando concentrarse en cualquier cosa que no fuera la situación comprometedora en que estaba metida.
Estuvieron así un rato, en un silencio un tanto incómodo hasta que Samantha volvió a hablar.
— Aylin.
— ¿Todavía no te duermes? —elevó una ceja.
—...—abrió la boca, buscando una excusa ante tal acusación, pero no la encontró— ¿Estás molesta?
— ¿Debería? —ante esa pregunta pudo notar que el cuerpo de Samantha se tensó un poco.
— Lo siento...
‹Esta chica...› suspiró— Te disculpas demasiado —¿Realmente creía que iba a irse después de todo este lío?— No te preocupes, no me iré, así que ya duérmete.
Ante estas palabras amables pero duras, Samantha no pudo evitar sonreír un poco. Aylin realmente era muy amable— Está bien.
Ambas estuvieron un rato así, quietas y en un silencio mucho más cómodo esta vez, sólo escuchando la respiración de la otra en un intento de saber si finalmente se había dormido, pero, con los sentimientos revoloteando en su pecho ni siquiera notaron cuándo fue exactamente que se durmieron en brazos de la otra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro