Capítulo 24.
Primer capítulo del año. (☞゚∀゚)☞
...
「 Eh, Lya, ¿Esta chica te parece linda? 」
— ???
Ya había terminado de alistar a sus hermanos cuando ese mensaje le llegó y cuando lo leyó desde las notificaciones se quedó muy confundida que, de todas las personas, fuera su tío quien le enviara algo así, se lo hubiera creído si hubiera sido Denis, pero ¿Qué clase de pregunta era esa? ¿Por qué Joel preguntaba algo así? Y cuando abrió el chat para ver la imagen su confusión no hizo más que aumentar al ver que era una foto de Samantha con Tyler y Joshua.
‹Siento que me estoy perdiendo algo...›
「 Sí, me parece linda 」
「 Qué bien, porque Azel Becker quiere usarla para "afianzar" la relación entre nuestras empresas 」
‹ ¿Qué? › parece ser que sí se estaba perdiendo algo.
「 Básicamente quiere hacer que ambas sean amigas para así asegurarse de que no rompamos el contrato 」
Eso la ofendió un poco.
「 ¿Y tú aceptaste?」
「 Bueno, pensé que sería divertido ver qué sucedía si ella te terminaba gustando 」
「 No es necesario que te hagas esas preguntas, ella me gusta 」
「 ¿Tan rápido? 」
Suspiró, ¿Cómo explicarle esto a su tío sin que éste pensara que estaba ocultándole cosas...?
「 Tío, ¿Recuerdas que te hablé de una chica con la que hice un proyecto y que su madre me invitó a pasar Navidad con ellos? 」
「 Sí 」
「 Pues resulta ser que son los mismos Becker」
—...—Joel se quedó un momento en silencio, procesando esta nueva información, información muy interesante por decir lo menos. ‹Así que ella ya la conocía›
「 Entonces, ¿Quieres que acepte que tengan una cita de juegos con ella por el "bien" la alianza con su familia? 」
「 No te preocupes por eso. Su mamá ya se adelantó.」
No necesitaba que su tío hiciera una "cita de juegos" como si tuvieran cinco años, Melissa ya se había adelantado y ahora estaba condenada a pasar la navidad en una fiesta de una familia a la que no pertenecía.
「 En ese caso ¡Buena suerte! 」
「 Ah, por cierto, Melody y André te mandan saludos 」
Usar un método así para afianzar una alianza, ¿No esas prácticas habían pasado de moda? Se suponía que estaban en el siglo 21, ¿No? ‹Al menos no intentaron emparejarme con Tyler...›
Aunque, a decir verdad, Tyler lucía como un chico muy agradable.
— Jiějiě, ¿Ya nos vamos? —le preguntó Yona, colocándose su gorro favorito porque afuera hacía frío.
Sonrió— Sí.
Bueno, era una cena familiar de una familia que no conocía, pero no podía ser peor que cuando conoció a los padres de Nina o a los de Román.
— Agh —si ese lápiz para borrar la memoria de "Hombres de negro" existiera no dudaría en usarlo para borrar esos recuerdos.
— ¿Jiějiě? —preguntó Thoma, tomando su mano mientras la miraba con preocupación.
— No es nada, sólo recordé algo molesto.
Sí, sólo recordó algo molesto...
— ¿Cuándo será mi turno de jugar?
— ¡Cuando Ty/Yoshi muera! —exclamaron sus hermanos, sin mostrar ninguna intención de soltar el mando ni de rendirse en su competencia.
— ¡Ya mueran de una vez, quiero jugar con Sam! —protestó Elaine, su prima, nada conforme con esta respuesta.
— ¡Más tarde!
Ante esta respuesta Samantha suspiró, distrayéndose con el ambiente familiar en casa mientras esperaba que esos dos terminaran de jugar de una vez. Además de ellos, sus padres y su abuela, hoy habían venido varios de sus familiares: su tía Merry con su amiga Jenny, su tío Timothy y su tía Lindsay con sus primos Louis y Joan, su tía Alison y su prima Lily, su tío Sariel y su primo Warren y, finalmente, su tío Luca y su prima Elaine. Todos parecían a gusto en la casa mientras disfrutaban del aire acondicionado que mantenía el ambiente acogedor, todos excepto ella y su prima porque Tyler y Joshua no querían soltar el mando de la consola y, claro, Pipo tampoco estaba feliz con esta reunión, así que se escondió en su casa debajo de la escalera porque no le gustaban sus tíos, ni los niños, ni los extraños, ni el ruido; en resumen, a Pipo no le gustaba nada ni nadie de aquí y no dudó en hacerlo saber.
‹Parece un anciano cascarrabias› pensó Samantha con cierta diversión mientras escuchaba a su prima protestar por el acaparamiento de la consola. Bueno, Pipo tenía once años y era un pomerania, eso en años humanos eran...
Al caer en cuenta que no sabía cuántos años tenía su perro, Samantha tomó su celular y cuando estaba por preguntar cuántos años humanos tenía su perro una figura muy conocida ataviada con una capa negra apareció en la puerta siendo seguida de cerca por dos pequeñas figuras que parecían osos polares, siendo todos ellos recibidos por su madre quien tenía una gran sonrisa.
— Aylin, querida. Pasa, debes estar congelándote ahí afuera.
Aylin rió un poco, sintiéndose un tanto incómoda por ser de pronto el centro de atención— No realmente. Gracias por enviar al chófer por nosotros, aunque sí está un poco frío afuera —comentó, mostrando que tenía un poco de nieve en la capa aun cuando estuvieron poco tiempo a la intemperie. ‹ ¿Mmmm? ›
Como era de esperar, la alerta de Abismo no tardó en aparecer, pero... había dos alertas. Una azul y otra con un leve tinte rojizo.
Habilidad abismo:
[Alguien te está mirando.]
↙
‹ ¿Qué? › de inmediato Aylin buscó con la mirada al culpable de la alerta con un tono rojizo, encontrándose con el culpable sin mucho problema: era un chico de cabello castaño claro, de unos dieciocho años con un leve parecido a Tyler, de seguro era un primo de ellos. ‹Sí, no me voy a acercar a él› sentenció en su mente mientras fingía que todo estaba bien y se bajaba la capucha. Ese chico no tenía buenas intenciones con ella y, aunque no parecía querer hacerle daño como tal, el hecho es que no tenía intenciones benignas como el resto.
— Oh, pueden dejar los abrigos aquí.
Fue cuando Aylin se quitó la capucha que Samantha notó que su tío Sariel se puso pálido como papel. ‹ ¿Ah? ›
— Steve, esa chica... ¿Es una Vogel? —de no ser porque ellos estaban cerca del sofá no habría escuchado esa pregunta. Ella podría jurar que era la primera vez que veía tan nervioso a su tío.
— Sí...—respondió Steven, un tanto confundido por el extraño cambio de actitud de su hermano.
— Steve, sé que no te llevas bien con papá, pero, por favor, asegúrate que esa chica sea bien tratada ¿Okay?
— Es la invitada de Melissa...—señaló él, un poco incómodo por lo nervioso que lucía Sariel, su hermano normalmente era un tipo relajado y algo sarcástico, verlo así era extraño. Tal parece ser que había subestimado la relación de su padre y hermano con los Vogel, pero esa chica era invitada de su esposa y amiga de su hija, incluso si Sariel no lo pedía ella y sus hermanos iban a ser bien tratados.
‹ ¿Me perdí de algo? › se preguntó Samantha, sin entender el repentino cambio de actitud de su tío. ¿Acaso su tío y su abuelo tenían negocios con la familia de Aylin?
Sin embargo, Yona pareció no notar el ambiente que se formó en la sala, o quizás sí lo notó pero no le importó, y en su lugar se acercó a sus primos menores: Louis, Joan y Lily, con quienes empezó a hablar con mucho ánimo en un inglés muy básico, recibiendo por parte de sus primos el mismo entusiasmo.
‹Pero... Aylin sabe inglés› recordó, un poco confundida al notar que el hermano de Aylin no sabía hablar bien inglés.
— Eres realmente tímido, ¿No es así, Thoma? —preguntó Melissa con una sonrisa al notar que el niño no se despegó ni un centímetro de su hermana aun cuando su mellizo fue de inmediato a jugar con los demás niños de la fiesta.
—...—Thoma no respondió, sólo se ocultó un poco tras Aylin.
Ante la actitud de su hermano menor, Aylin soltó una pequeña risita— Creo que él quiere saber del bizcocho.
— Ah, cierto. ¿Lo quieres ahora, Thoma? —preguntó a lo que el niño tímidamente asintió. ‹Qué tierno› Thoma le recordaba un poco a Samantha cuando era pequeña, ella también era muy tímida.
‹Siento que me metí en una película navideña› pensó Aylin, sintiéndose un poco abrumada por el espíritu navideño de los Becker que parecía estaba impregnado en cada rincón de la casa. La casa de los Becker realmente parecía sacada de una película navideña o, como mínimo, parecía que fue decorada por un profesional: varios árboles de navidad, muchas decoraciones, muchos adornos y un cascanueces gigante como anfitrión en la puerta.
Desde que tenía memoria hasta la muerte de Javier no recordaba haber celebrado nunca la navidad y desde ese entonces hasta sus doce años ni a ella ni a Joel les interesó celebrar y sólo hacían un intercambio de regalos, jugaban juegos de azar y tenían una cena, todo esto porque a André y a Phillip sí les gustaba la navidad. Cuando Melody entró a sus vidas ellos se vieron forzados a celebrar la navidad de una manera más tradicional pero incluso así sólo era poner un árbol, decorarlo, tener una cena navideña y poco más, nada similar a lo que estaba viendo ahora mismo.
A decir verdad jamás había estado en una celebración de navidad así, podía asegurar que todas las navidades que experimentó eran bastante pobres, tristes y hasta miserables, sentimiento que no cambió ni siquiera cuando nació en la edad moderna y que, de hecho, se mantuvo; en su vida pasada tampoco le gustaba la navidad y la fecha le seguía causando rechazo incluso ahora, así que este cambio de ambiente se sentía extraño para ella. Esto fue... nuevo...
— ¿Está bueno? —le preguntó Melissa a Thoma, quien desde el regazo de su hermana mayor le sonrió y asintió para luego seguir comiendo el bizcocho prometido— Me alegro que te gustara —le devolvió la sonrisa mientras acaparaba la atención de ambos hermanos en tanto Yona jugaba con los demás niños de la fiesta.
‹Esos dos son muy diferentes› pensó Samantha desde el sofá mientras sus hermanos seguían jugando y su prima estaba en su celular. Todavía no había tenido la oportunidad de hablar con Aylin porque su madre estaba hablando con ella en la cocina, pero era divertido ver el contraste entre ambos mellizos mientras esperaba que sus hermanos se murieran de una vez por todas para así poder jugar; Yona era un niño claramente hiperactivo mientras que Thoma era un niño reservado que se negaba a alejarse de su hermana.
「 ¿Cómo están las cosas allá?」
✓✓ visto a las 10:53 am.
Al ver que Matt aún no le contestaba un suspiro escapó de sus labios. Aunque habían hablado bien hasta ayer él ahora parecía estar ignorándola ¿Acaso había pasado algo? Quizás debería insistir.
Sin embargo, antes de que Samantha pudiera enviar otro mensaje, como Matthew quería que hiciera, Melissa notó que su hija parecía un poco melancólica mientras esperaba que sus hermanos soltaran el mando para que ella y su prima jugarán. Sabiendo que sus hijos podían estar un par de horas con el juego sin dar el brazo a torcer, decidió que era buena idea que su hija pasara el rato con Aylin, una chica de su edad con la que parecía llevarse bien o al menos llevarse mejor que con Elaine, con quien no era particularmente cercana; para intentar animarla un poco.
— Sam, ¿Quieres panqueques? —dijo las palabras mágicas, logrando captar la atención de su hija de inmediato. Su hija amaba los panqueques y aunque los suyos no eran tan buenos como los de su esposo, su pregunta surtió el efecto deseado.
— ¡Sí! —aceptó la chica de inmediato, decidiendo rápidamente que los panqueques eran mucho mejores que esperar a que Tyler y Joshua terminaran de jugar.
Y esa es la historia de cómo Samantha no cayó en cuenta de los planes de su madre hasta que estaba sentada junto a Aylin y Thoma con un plato de panqueques delante de ella.
— Tengo que hablar con tus tíos, así que diviértete con tu amiga —se despidió con una sonrisa, dejando a los tres solos en la isla de la cocina mientras ella iba a la sala.
—...
—...
Un silencio un tanto incómodo se formó en la isla entre Samantha, quien estaba comiendo sus panqueques, y Aylin, quien estaba distraída limpiado las migajas de galleta y bizcocho de ella y Thoma pues ambos estaban hechos un desastre migoso, si es que esa palabra existía.
‹ ¿Debería decir algo...? › se preguntó Samantha, sin saber muy bien qué decir o qué hacer. Ella no era realmente buena con el silencio...
Ahora que lo pensaba, Aylin era quien empezaba las conversaciones la mayor parte del tiempo, y esta vez no fue la excepción.
— Te ves muy linda hoy, Samantha —dijo la chica en un perfecto inglés, sentando a Thoma en la silla del lado, para molestia del niño.
— ¿E-En serio? —preguntó Samantha también en inglés, sin notar realmente el cambio de idioma gracias a que, por alguna razón, ese halago la puso un poco nerviosa.
— Sí, el color de tus uñas combina muy bien con tu atuendo —¿Ella notó eso?— Los colores fríos te quedan muy bien.
— G-Gracias...—le agradeció, moviendo de manera un tanto nerviosa uno de los panqueques con el tenedor. Había leído ese rasgo de Aylin en los libros, había leído que ella siempre se fijaba en los pequeños detalles y los menciona, pero esta era la primera vez que lo experimentaba en carne propia. ‹ ¿Qué clase de encanto demoníaco tiene esta chica? › se preguntó, sintiendo su corazón latir un poco rápido.
— ¿Estás bien? —le preguntó Aylin al notarla inquieta.
— Sí, estoy bien. No te preocupes —se apresuró en responder, sin mirarla a la cara.
Si está chica usará sus poderes para el mal el mundo estaría condenado, pero al menos el silencio incómodo se rompió y pudieron empezar una conversación cómoda y tranquila. Llevarse bien con Aylin era bastante fácil.
— A mi mamá le encanta la navidad —admitió Samantha, sin caer en cuenta de que gracias a Aylin ahora estaban hablando en inglés, su lengua materna, pero Thoma sí lo notó y a él le molestó no entender qué decían.
— ¡Ya perdiste, Tyler, es mi turno! —se escuchó la discusión entre su hermano y su prima, pero ambas decidieron hacer caso omiso de esto en pro de seguir su charla.
— ¡No es justo, estaba a punto de ganar!
— Ella tiene en el almacén un montón de cajas con adornos que ha acumulado con los años...—agregó la rubia, escuchando que su padre intervenía en la discusión y le ordenaba a su hermano dejar de ser un mal perdedor y que dejará a Elaine jugar con Joshua de una buena vez.
— ¿Cuántos días se tarda en decorar todo esto? —preguntó Aylin, nada sorprendida con la nueva información. Era obvio que a Melissa le encantaba la navidad y no creía que esa cantidad de duendes, esferas navideñas, teleféricos de esquí, cascanueces, trineos, bastones de caramelo y demás fueran conseguidos en sólo un año sin desabastecer unas cuantas tiendas.
Samantha se lo pensó un momento— ¿Una semana...? —respondió, un tanto dudosa. Sus padres trabajaban en el hospital así que no es como si tuvieran mucho tiempo libre para decorar— Aunque es un poco más fácil quitar-...
Y fue en ese preciso instante que Thoma comenzó a llorar, llamando la atención de ambas.
— Thoma, ¿Qué pasa? —preguntó Aylin volviendo al español, un tanto alarmada al verlo llorar.
— ¡Yo quiero sentarme contigo...! —sollozó el niño quien estaba a punto de hacer un berrinche.
— Pero vamos a terminar los dos sucios...
— ¡No me importa!
Aylin suspiró ante esa respuesta— Bien, pero no hagas un desastre con migas o comida, ¿Ok? —dijo mientras le limpiaba el rostro con una servilleta, ya resignada a que Thoma se pegará a ella cual sanguijuela si es que no quería que él hiciera una escena en una fiesta familiar que ni era de ellos.
— ¡Ok!
‹Tiene mucha paciencia› pensó Samantha, viendo la escena con cierta curiosidad. Ella no era buena con los bebés ni con niños pequeños, eran muy complicados y la estresaban, sobre todo cuando no podían hablar y, por ende, no podían decir qué querían, pero Aylin parecía bastante acostumbrada a lidiar con Thoma.
Para fortuna de Aylin, Thoma se controló y la ropa que se puso para la fiesta logró sobrevivir hasta la cena. La cena fue muy buena y tranquila, nadie la hizo sentir incómoda ni hizo alguna pregunta fuera de lugar, aunque tuvo que recordarle un par de veces a Yona que no hablara con los primos pequeños de Samantha mientras comía porque se podía ahogar. No obstante, cuando estaban prontos a terminar de cenar, la televisión, la cual estaba encendida para dar ruido de fondo, dio una alerta inesperada.
— Se pronostica que al menos un metro de nieve caerá esta noche sobre la ciudad, por lo que se pide a los habitantes que se queden en casa y eviten las carreteras para así evitar posibles accidentes —dio aviso el reportero del noticiero local mientras de fondo se veía un mapa de la tormenta que caería, mapa que en realidad nadie más que el meteorólogo entendió pero había nubes oscuras.
—...—los adultos se miraron mutuamente, sin saber muy bien qué hacer ante la noticia. Sabían que iba a haber una tormenta, pero tal parece que todos habían subestimado que tan grande sería, en la mañana decían que sería sólo medio metro de nieve.
— No se preocupen —habló Steven. A decir verdad el padre de Samantha lucía bastante tranquilo a pesar de todo— Si quieren quedarse tenemos espacio suficiente para albergarlos a todos, pero si quieren irse podemos adelantar los regalos —con una casa tan grande parecía ser que albergar a sus familiares cercanos no era problema.
Después de meditarlo un momento, Timothy, Lindsay, Alison y Sariel junto a sus hijos decidieron quedarse ya que vivían fuera de la ciudad y podía ser peligroso conducir a casa en estas circunstancias, mientras que Merry y Jenny junto a Luca y su hija Elaine, quienes vivían en la ciudad, dijeron que era una buena idea que se adelantaran los regalos unas cuantas horas.
— ¡Regalos~! —Yona estaba fascinado jugando con sus nuevos amigos y su nuevo auto a control remoto mientras que Thoma estaba armando la retroexcavadora de legos que le dieron. Por cierto, Melissa le había preguntado a Aylin qué les podría gustar a sus hermanos.
— Tú eres Aylin, ¿No? —fue entonces que Warren, el hijo de Sariel, se sentó junto a Aylin aprovechando que ella estaba sola— Mucho gusto, soy Warren —le sonrió.
— Ah, encantada de conocerte, Warren —respondió Aylin, evitando mirar al chico que había causado y ahora mismo estaba causando una alerta de Abismo un tanto rojiza y, en su lugar, decidió no mostrar ningún tipo de interés hacia él y sólo mirar sus hermanos jugar. Yona estaba actuando como un ciervo que saltaba por todos lados e hizo que los demás niños se pusieran igual de inquietos que él. ‹Al menos van a dormir esta noche...› pensó, escuchando de fondo el parloteo incesante del tipo que estaba intentando ignorar con la esperanza de que se aburriera y de que su aviso no tomará un tinte más rojizo.
‹Este chico...› pensó Samantha, mirando con desagrado el comportamiento de su primo mientras esperaba que sus hermanos terminaran de escarbar en el árbol para que le dieran sus regalos. Era obvio que Warren estaba intentando coquetear con Aylin, aunque ella no sólo no parecía interesada en él sino que lucía realmente incómoda por esto.
Siendo sincera, a ella no le caía bien su primo, de hecho él le parecía una persona sumamente desagradable. Más que la diferencia de edad, ya que Warren era mayor por dos años y pronto entraría a la universidad, a ella nunca le terminó de agradar ya que él era muy arrogante y le gustaba mucho presumir, sin mencionar que él no se hacía responsable de las consecuencias de sus propias acciones. En pocas palabras su primo era un completo idiota y tampoco ayudaba a su convivencia el hecho de que ellos sólo interactuaran en contadas ocasiones cada año debido a que sus padres estaban separados y él sólo estaba con su padre los fines de semana y algunos festivos.
— Y dime, ¿Tienes un novio o-...?
A este punto Samantha estaba a punto de intervenir, pero alguien se le adelantó.
— ¡Este es mi asiento! —fue la protesta de Yona, quien se interpuso entre ambos con su auto en brazos.
— ¿Eh...? —soltó Warren, sin esperarse que ese niño lo empujara con un auto de juguete.
— ¡Jiějiě, mira lo que hice! —exclamó Thoma, sentándose en su regazo sin siquiera preguntar mientras le mostraba la retroexcavadora completamente armada.
— Ja...—al ver cómo los planes de Warren, y el propio Warren, se frustraban, Samantha no pudo evitar reír por lo bajo. Él no vivía en la misma ciudad así que no podría intentarlo otra vez sin que esos dos estuvieran presentes.
Cuando la entrega de regalos terminó y sus familiares que vivían cerca se despidieron, el problema de cómo iban a dormir los que quedaron empezó. Eran dos cuartos de invitados y, si bien podían quedarse, tuvieron que alterar el cómo dormían normalmente ya que no tenían suficientes camas.
Yona parecía muy entusiasmado con la idea de pasar el rato con sus nuevos amigos y terminó convenciendo a Thoma de hacer una pequeña pijamada con los otros tres niños de la casa, lo cual llenó un cuarto con ellos y Timothy y Lindsay; por otro lado Alison y Sariel tuvieron que compartir el otro cuarto y, ya que Warren se negó a dormir con su padre, Tyler se vio obligado a ceder su cama y a dormir con Joshua, quien prefirió mil veces dormir con su hermano antes de permitirle a su primo estar cerca de preciosas figuras de colección. Joshua ya había tenido problemas con Warren en el pasado porque en el pasado él rompió algunas de sus figuras de colección y, aunque su tío lo compensó y repuso sus figuras rotas, él nunca lo perdonó.
— ¿Quieres dormir conmigo? —preguntó Samantha, sabiendo que sus opciones eran dormir con ella o dormir con su abuela y algo le decía que Aylin se iba a negar rotundamente a quedarse en su cuarto mientras ella dormía con su abuela.
La chica suspiró— Está bien —accedió a su propuesta sabiendo que ahora mismo estaban haciendo malabares para hacer que todos durmieran en una cálida cama y no en los sofás de la sala en pleno invierno y con una cruda tormenta aproximándose. De todas formas, no es como si fuera la primera vez que dormían juntas.
— ¿No crees que sea un poco incómodo para esa chica dormir con Sam? —preguntó Europa a su hija.
— No lo creo, la última vez que vino también fue así —respondió Melissa.
— ¿Eh? ¿No durmió en el cuarto de invitados? —preguntó la mujer, un poco preocupada.
— No, tuvieron una pijamada en su cuarto —Melissa le restó importancia a las preocupaciones de su madre.
Mientras los primeros copos de la tormenta caían y los adultos seguían discutiendo algunos ajustes finales, los más jóvenes se fueron a dormir, algunos disfrutando el momento y otros sólo deseando que la mañana llegará pronto. La tormenta sería fuerte así que se tomaron unas precauciones extra, como darle unas mantas extra a cada uno de los invitados en caso de que se fuera la luz, pero nadie estaba realmente preocupado por la nieve, después de todo en este estado era común que las temperaturas llegarán bajo cero.
— ¿No crees que haya problemas con que tus hermanos duerman sin ti? —preguntó Samantha, viendo a Aylin acomodarse en el otro extremo de la cama.
— Estarán bien —respondió Aylin, comenzando a quitarse la ropa que traía para la fiesta. No es como si sus hermanos no supieran dormir por su cuenta.
A Samantha casi le da algo a ver a Aylin desvestirse, pero pronto notó que ella traía ropa debajo, como pasó con su mala broma de la chaqueta— ¿Por qué siempre traes otra capa ropa debajo de la que traes puesta? —preguntó, mirando a cualquier otra parte en un intento de tranquilizarse.
— Costumbre —se quitó los audífonos, dejándolos en la mesita de noche antes de acostarse.
‹ ¿Costumbre? › repitió en su mente. Eso sonaba como una costumbre muy específica ¿Era algo de familia o algo que aprendió en el internado? ‹Son pequeños› pensó, viendo los audífonos. ‹Así que aquí también es sorda› Aylin nunca dijo nada sobre eso y, ahora que lo pensaba, nunca había visto algo en sus orejas además de sus piercings. ¿No quería que los demás lo supieran o sólo supuso que ella ya sabía? ‹ ¿Sabrá leer los labios? › se preguntó, sin atreverse a preguntárselo de manera directa— Aylin —la llamó, logrando que ella abriera los ojos.
— ¿Pasa algo? —preguntó con un tono un tanto aletargado. Tal parece que aquí estaba menos sorda que en su libro original.
—...—abrió la boca, intentando encontrar algo que decir, ¿Qué podía decir? No se le venía nada a la mente— ¿No te molesta dormir conmigo...? —preguntó en voz baja después de un minuto, eso fue lo único que se le ocurrió.
— Si me molestara no hubiera aceptado —le sonrió.
— Ya veo...—por alguna razón sintió la boca seca mientras la veía cerrar los ojos para volver a dormir. Había hablado en voz baja a propósito, pero parecía ser que ella sí podía leer los labios— Gracias...—dijo en voz baja, sabiendo que ella ya no podía escucharla.
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