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Capítulo 23.60.

Feliz navidad -3-

...

Fue cuando Aylin estaba en el Uber que su celular vibró con un mensaje de Mary, quien se disculpaba porque tuvo que irse antes por una emergencia en su casa, que esos dos estaban durmiendo y que no se preocupara, pero claro, sus hermanos estaban durmiendo, pero no Amber, quien estaba muy despierta.

— Pensé que no ibas a venir —la voz llena de reproche de Amber diciendo aquellas palabras fue lo primero que Aylin escuchó al entrar a la casa.

— Pero lo hice —le restó importancia, aunque, si Amber no estuviera sentada en el sofá ella hubiera ignorado su ¿reproche?, ¿regaño? Quien sabe que fue eso, no es como si le importara, pero le parecía molesto que Amber le reclamara cosas así siendo que a veces ella se iba a quedar donde su tía o en casa de los Feld sin siquiera avisar.

— ¿Por qué tienes que ir a fiestas? —Amber se cruzó de brazos— Esos lugares están llenos de chicas básicas.

‹ ¿"Chicas básicas"? › repitió Aylin en su cabeza, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda ante lo similar que era esta chica con Kelly, su última novia. En su defensa, aceptó salir con ella antes de conocerla y por culpa de Oliver, su último novio, así que tardó un poco en descubrir eso. ‹ ¿Siquiera está escuchando lo que está diciendo? › se preguntó a sí misma, un tanto perturbada por lo misóginas que podían llegar a ser estas chicas que "no eran como las demás".

Decidiendo no responder, Aylin entró al cuarto donde sus hermanos dormían para cambiarse a algo más cómodo.

— Aylin —la llamó Amber, levantándose del sofá, un poco molesta al ver que la estaba ignorando. Ante esto Aylin suspiró y se dio la vuelta para verla, dejándole entonces ver Amber que ella estaba usando un simple crop top blanco con tirantes y sin mangas, dejando ver la mayor parte de su torso.

— Fui la única chica en la fiesta —admitió, notando que la mirada de la protagonista se dirigió a la marca en el cuello que ese chico le dejó. De hecho, de no ser porque traía toallitas desmaquillantes en su bandolera se notaría aún más que se besó con alguien en la fiesta— ¿Acaso yo también soy una chica básica o sólo estás molesta porque a mí sí me invitan a las fiestas? —preguntó, cruzándose de brazos, pero Amber no respondió, sólo se quedó viendo el chupetón en su cuello, sin saber qué decir o hacer. Dejar sin palabras a la protagonista era todo un mérito, normalmente les ponían una respuesta ingeniosa o hacían que se fueran llorando.

Ante la falta de respuesta de la protagonista, Aylin tomó su haori azul y se lo puso sin cuidado sobre su top antes de cerrar la puerta del cuarto de sus hermanos por fuera, no quería que esos dos se despertaran porque de seguro sería imposible lograr que volvieran a dormir y mañana tenían clases; y entonces se fue a sentar al sofá, aprovechando que este estaba desocupado.

‹Vamos a ver que otra serie cancelaron en Netflix› pensó, tomando el control remoto para ver qué había de interesante ahí. En serio, querían hacer pensar a los lectores de que los Smith eran ""pobres"" aun cuando estos tenían todos los servicios de streaming que conocía, sin mencionar que la televisión era mucho más grande que la propia Amber, abarcando toda la superficie de esa pared. ¿La televisión era muy grande o es que Amber era muy baja? ‹Creo que ambas› concluyó, viendo a la chica sentarse en silencio en el sofá.

Ahora que lo pensaba ¿Por qué la autora insistía en hacer a la protagonista de su historia fuera más baja que la media estadounidense? Ver a esta chica era como ver una Barbara Palvin en miniatura, aunque, en su defensa, esa modelo en realidad era un poco más alta que ella.

— ¿Qué estás viendo? —preguntó Amber con un tono mucho más tranquilo o contenido, sentándose en el otro extremo.

Le dio una mirada de reojo, dejando el control en la mesita junto al sofá— ¿No tenías que tenías que ver la transmisión de no sé qué banda de chicos?

— Eso es a las doce.

Como era de esperar, al igual que cada vez que ella se sentaba a ver televisión y Amber estaba ahí, la protagonista terminó tomando el control de la televisión y viendo algo que ella quería ver, sin siquiera preguntar.

‹Igual no había nada que quisiera ver› pensó, intentando mantener la calma mientras veía de soslayo a su compañera de piso, quien parecía muy entusiasmada viendo una película a la que no le prestó importancia.

Si te ponías a pensar sobre la situación de Amber te darías cuenta que, después de que ella tuviera que mudarse desde muy lejos por la muerte de su abuela, la mujer que la crio; se había quedado total y completamente sola y sin un solo amigo en este mundo. Había perdido el contacto con todos los amigos que tenía en su casa anterior, porque así la autora lo quiso, y en realidad no estaba logrando encajar en esta escuela por razones muy obvias.

A pesar de que la autora intentaba mostrar que Amber había logrado crear una relación muy fuerte con Verónica y William en el tiempo que llevaban juntos, el hecho es que estos dos estaban muy enamorados de ella y no querían ser sus amigos, y todo esto sin mencionar a Matthew, quien obviamente no quería una amistad, él quería meterse en la falda de monja de esta chica. Personas así no son amigos, son personas que mantienen una "amistad" con la esperanza de tener una oportunidad que nunca van a tener porque nunca dicen lo que en verdad sienten.

‹Aunque, viéndolo así, yo tampoco tenía muchos amigos en mi vida pasada...›

La verdad es que no quería pensar mucho acerca de sus vidas pasadas, pero, claro, ella fue la idiota que aceptó beber en la fiesta. Esas memorias sin alcohol ya le estaban haciendo pasar un mal rato y pensar específicamente en su vida anterior, donde tenía el mismo nombre y una apariencia muy parecida, sólo haría que la línea que trazó entre vidas se desvaneciera y eso iba a terminar muy mal, para ella, quien nunca tuvo un final feliz. Su vida siempre terminó de manera prematura, abrupta y traumática.

— ¿A dónde vas? —preguntó Amber al verla levantarse del sofá.

— Al baño —respondió sin darle una segunda mirada. Mientras esa chica siguiera viendo televisión en la sala ella no podría dormir, al menos no de manera cómoda.

Ser niñera de la protagonista podía ser algo bastante molesto, Amber no era alguien a quien pudieras dejar por su cuenta sin correr el riesgo real de que la casa se terminará quemando porque esta chica no sabía ni hacer un huevo sin quemar la sartén, pero por su "trabajo" al menos tenía un techo y comida gratis, así que no todo era malo.

‹Será problemático si esos dos ven esto› pensó, viendo el chupón que tenía en el cuello. Podía mentir y ocultarlo, pero la verdad es que tenerlo en el cuello ya le estaba molestando.

— ¡Demonios, ¿Por qué dejé que me hicieras esto?! —le reclamó Nina, viendo con horror las marcas que tenía en la zona del cuello y clavícula— Tenemos clase en una hora, ¿Qué se supone que diré?

— ¿Que te picaron los mosquitos?

— ¡Aylin, esto es serio! —le reclamó, tomando de la camisa al "mosquito"— No quiero que los demás vean esto, eso sería muy vergonzoso —se quejó, intimidada ante la idea de que alguien notara estas marcas.

— Bueno...—cedió, sin verle el problema ya que ella le hizo lo mismo, tenía muchas pruebas de aquello— ¿Por qué no lo buscamos en Google?

‹Agh, supongo que tener recuerdos de esta vida es más agradable que tener que revivir los de vidas anteriores› pensó, borrándose el chupón con el peine. Google funcionó bien esa vez, usar un peine para borrar los chupones podía ser muy efectivo y ella no tenía ninguna prisa en volver a la sala ya que había visto esa película al menos tres veces ya que a María, una "amiga" en su vida pasada, le gustaba esa película y la obligó a verla; como resultado de esto ella se sabía la trama y podría arruinarle la película a Amber con spoilers si así lo quisiera. ‹Okay, creo que mis recuerdos se están desviando demasiado de esta vida› concluyó tomando el hilo dental, sentía que tenía algo entre los dientes y esa sensación era muy molesta.

Para su desgracia fue entonces que el hilo dental se fue para dentro de su caja, obligándola a abrir el envase para recuperar la punta. Aunque esto podía parecer muy tonto, al ver la posición en que puso las manos mientras cerraba el empaque un pensamiento no muy sano llegó a su mente.

‹ ¿Y si hago eso? › pensó, dejando que los pensamientos intrusivos ganaran. "Eso" era un simple juego de rezarle a dios, pero no a cualquier dios, no, era rezarle al "Dios Verdadero", al imbécil de Lux, para que te concediera algo, un rezo que el mismo Lux le enseñó hace más vidas de las que quería repasar.

La primera vez que lo usó fue como la suma sacerdotisa y ella sólo tenía un deseo en mente: le pidió al Dios Verdadero que la liberara de la emperatriz o que la matara de una buena vez porque ya no quería seguir con esto, pero cuando notó que sus rezos fueron ignorados de manera insistente por parte del dios ella decidió que confiar algo así de importante a un dios era inútil y una estupidez y, en su lugar, decidió hacer algo ella misma. Desgraciadamente luego Lux le puso una maldición bastante horrible en un ataque de celos y... sí, mejor no recordar todo lo que pasó después, tardó demasiadas vidas en deshacer esa maldición.

Después de esa vida sólo volvió a usar este rezo en una ocasión, pero, a pesar de que Lux le concedió su deseo de prueba, o quizás no lo concedió y sólo fue una coincidencia, este luego ignoró lo que realmente quería y al ser una niña se terminó frustrando, así que, de nuevo, decidió que esto era inútil.

Si ya había comprobado dos veces que esta cosa era inútil, ¿Por qué lo intentó una tercera vez? Muy fácil: no estaba sobria y, en realidad, estaba muy aburrida además de que decidió intentarlo una vez más porque quería comprobar si ese dios de mierda respondía o no para así ver si esta vez estaba fuera de su jurisdicción, para comprobar si esta vez podría finalmente morir y desaparecer de la existencia como el resto de los mortales.

Fue entonces que escuchó a Amber escuchar la transmisión de esa boys band, tal parece iban a sortear un concierto en alguna ciudad del mundo al azar y obviamente esa chica chilló al escuchar eso. Sí, ese sonaba como un buen primer intento, aunque probablemente iba a estropear la trama de la historia si se cumplía y no era lo que la autora quería...

— ¡Y la ciudad elegida es...!

Lo siguiente que Aylin escuchó cuando salió del baño fue el sonido del control remoto estrellándose contra alguna superficie dura y un fuerte grito de parte de Amber, ruido que la hizo quitarse sus audífonos de inmediato.

— ¡Sí, sí! ¡Ellos darán un concierto aquí!

— ¡¿...?! —al ser de pronto jaloneada por una muy feliz Amber, Aylin concluyó que... sí, efectivamente este pequeño pueblo en los suburbios fue elegido en la gira de esa banda. ‹Supongo que eso es algo que la autora planeaba...› intentó darle una razón lógica.

Mientras Amber saltaba por todos lados mientras ella comprobaba que el escándalo de esta chica no despertó a sus hermanos, pensó que... esto no era prueba suficiente para decir que Lux la escuchó, esto pudo ser obra de la autora.

— Desde hace unos meses la escasez de agua de lluvia se ha vuelto una preocupación a los agricultores de la zona —escuchó al reportero local hablar por la televisión, ¿Por qué Amber puso el noticiero local? Tal parece que la televisión se cambió cuando lanzó el control remoto por la emoción. La verdad es que había escuchado de esto hace unos días, supuestamente el nivel del río estaba bajando por falta de agua y los agricultores no tenían agua suficiente para regar sus cultivos.

Sí, eso sí sonaba como un buen deseo, la probabilidad de lluvia era como 1% para esta semana, o eso dijo el meteorólogo ayer. Sin embargo, aunque la probabilidad era 1%, mientras Amber saltaba de la emoción un repentino trueno cruzó el cielo nocturno y su choque con la tierra fue tal que se cortó la luz.

— ¡Wah! —chilló Amber, aferrándose a Aylin del miedo. A Amber no le gustaban las tormentas eléctricas.

—...—Aylin se quedó quieta, viendo la repentina oscuridad sin saber qué hacer mientras el sonido de una fuerte lluvia cayendo inundó la sala. ‹Tienes que estar bromeando...› pensó, sin terminar de creerse que comenzará a llover de esta forma con un 1% de posibilidades de lluvia, ¿Quizás la autora sacó su lado activista y decidió hacer algo con el tema de la lluvia...?

Cuando la luz volvió dos minutos después del rayo, Aylin decidió que aún no estaba lista para aceptar la realidad, así que decidió hacer un tercer intento, uno tan pero tan específico que era imposible que la autora hubiera podido interferir porque era un pedido de comida, a la autora no le importaba qué es lo que Amber comiera a menos que esta comida fuera con uno de los protagonistas masculinos.

— ¿Eh? Aylin, te ves un poco pálida ¿Te sientes bien? —preguntó Amber, pudiendo notar con el regreso de la electricidad que Aylin estaba pálida— Eh, ¿Por qué sujetas tus manos así, acaso te dan miedo las tormentas?

Aylin desvió la mirada hacia una pared, realmente abrumada por la idea de que este mundo también estuviera bajo el mando de su acosador número uno— Sólo estoy estirando mis dedos, estoy bien —sonrió, ocultando con maestría lo aterrada que estaba ante tantas coincidencias. Sí, podía ser obra de la autora, pero, ¿Y si no lo fuera...?

Su tercera petición fue algo tan específico que parecía broma, pidió muchos menús de varios restaurantes diferentes en el área a las doce de la noche, hora en que la mayoría deberían estar prontos a cerrar o directamente cerrados, sin mencionar que el corte de luz debió ser un problema, y luego esperó, y esperó, pero nadie apareció en la puerta con aquel pedido de comida, algo normal ya que con la lluvia que había sólo un idiota saldría y más en motocicleta.

‹Sí, todo esto fue algo que la autora quería...› pensó, ya más tranquila, dejándose caer en el sofá mientras veía como Amber, para distraerse de la tormenta, había puesto videos de conciertos en vivo de esa banda que vendría al pueblo para empezar un karaoke muy extraño ya que, de hecho, Amber tenía una buena voz pero una pésima técnica vocal, a pesar de aquello ella sólo la dejó ser, ahora mismo ni siquiera Thoma teniendo una pesadilla podría alterarla.

Aunque, un golpe en la puerta a las una y media de la mañana sí pudo hacerlo...

— ¿Eh? ¿Pediste algo? —preguntó Amber pausando el video, sin entender la razón por la que alguien tocaría su puerta a esta hora. Ante esta pregunta, Aylin de inmediato negó con la cabeza ya que, aunque sí había pedido algo, ese algo no se lo pidió a un humano o a una máquina...

— Aquí tiene su pedido —dijo el repartidor, con una expresión de pocos amigos al terminar completamente empapado bajo la lluvia pues no pudo usar su paraguas con la moto en movimiento— A la próxima, si vas a hacer un pedido así, hazlo más temprano —refunfuñó el chico, entregándole varias bolsas secas a la protagonista, quien no entendía nada.

— E-Espere, no tengo dinero para pagar esto...—habló Amber, un tanto aterrada al ver todas las bolsas que el chico le dio, no tenía tanto dinero, no en efectivo, pero ante estas palabras, el chico puso los ojos en blanco, como si estuviera diciendo "¿Eres idiota o qué?" para luego tomar su casco e irse.

—...

—...

Un momento de silencio se formó en la sala de la casa, viendo que, tal parece, este pedido ya había sido pagado de antemano.

— ¿En serio no pediste nada...? —se atrevió a preguntar Amber, dejando las bolsas en la mesa sólo para notar que una de estas estaba la factura, factura que decía que el pedido era para "Aylin Vogel".

— Yo...—Aylin tomó la factura que Amber le extendió mientras ella comenzaba a acomodar las cosas en la mesa. Ahí, en el detalle, estaba todo lo que había pedido, todo, ¿Qué clase de mala broma era esta? ¿Quién pagó esto? Pero, todavía esperando que sólo fuera un error, se acercó a las bolsas y revisó sólo para comprobar que todo estaba ahí. ‹Estoy jodida› pensó, sudando frío.

El dios obsesionado con ella, aquel que la había maldecido a vivir incontables vidas horribles, también existía en este mundo.

— Aquí hay helado, ¿Debería meterlo en el congelador o quieres comerlo ahora? —señaló Amber, notando al menos cinco litros de helado de diferentes sabores en una de las bolsas.

— Déjalo en el congelador. Yo... no tengo hambre...

Ante estas palabras que nunca esperó escucharla decir, Amber puso cara de preocupación y le puso la mano en la frente, notando que ella estaba, de hecho, muy fría.

— ¡Dios, estás helada! Sabía que algo no estaba bien, ¿Estás enferma? ¿Te duele algo? Estás muy pálida.

— Jaja...—rió sin ganas, sintiendo una desagradable sensación de claustrofobia, como si de pronto el universo fuera demasiado pequeño— Si te dijera que yo deseé eso y mágicamente, una hora después, aparecieron aquí, ¿Me creerías...?

Amber la miró como si estuviera delirando— Siéntate, te traeré unas mantas —dijo, tomando la bolsa de helado para dejarla en el congelador. Era obvio que ella pensó que estaba bromeando o que sólo estaba teniendo un sueño febril y por eso le trajo unas mantas para envolverse y así recuperara un poco de su temperatura corporal normal— ¿Segura que no quieres comer nada de esto...?

— En serio, no tengo hambre —repitió por quinta vez, sintiéndose mareada, como si hubiera bebido mucho, pero no fue así, no estaba borracha, sólo estaba teniendo un ataque de ansiedad que amenazaba con convertirse en un ataque de pánico. Inhaló profundo y se cubrió el rostro con las manos, intentando tranquilizarse. ‹Lux, si escuchas eso, te odio›

En ese momento, una mezcla del sentimiento de "quiero morir" y "no quiero morir" se mezclaron en el interior de Aylin, quien no había tenido esa sensación en muchos años y... la verdad es que no extrañó ni un poco esa sensación, mucho menos al saber que si moría estaría condenada a estar junto a ese tipo otra vez y la verdad es que ella no quería estar con alguien que la condenó vivir un infierno por muchas vidas.

— Si tu deseas venganza, yo destruiré este mundo por ti.

Ahora mismo extrañaba tanto la ignorancia en la que estaba sumergida hace unas horas, ahora mismo sentía como si todo su instinto de supervivencia y de autoconservación se manifestaran de pronto en su cuerpo y la sensación era horrible. Lo peor es que la comida se veía deliciosa pero ahora mismo sentía que si comía algo iba a vomitar y eso era algo sorprendente, Lux de verdad había logrado lo imposible: que esa habilidad maldita se bloqueara por sí sola aun con comida frente a ella.

‹ ¿Por qué siempre me topo con gente loca y obsesiva...? › se preguntó mientras veía a Amber comer mientras miraba más videos del concierto en vivo de esos tipos.

Gracias al padre su alma se rompió y, aun cuando el imbécil la volvió a unir, la verdad era que gracias a eso su alma, la cual ya era extraña al ser un alma artificial, terminó luciendo como algo digno de la literatura lovecraftiana. Gracias al hijo su alma fue maldecida a tener vidas de mierda que harían que muriera antes de cumplir trece años ¿Por qué trece años? Eso era una larga historia que no tenía nada que ver con ella, porque la maldición que le lanzó ni siquiera iba originalmente a ella, sino a la reencarnación del padre a quien Lux quería que sacrificara para vengarse de él. Sí, Vito y Lux tenían una "grandiosa" relación padre e hijo.

‹Que dioses más inoperantes›

Y lo peor es que existían en este mundo también. Saber que esos dos controlaban el mundo era muy disgustante, casi tanto como lo era el saber que su vida dependía directamente de una escritora novata que ni siquiera había cumplido los quince años aún.

— Ya me voy a dormir. Si necesitas algo sólo dímelo —anunció Amber, guardando lo que no comió en el refrigerador, lo cual obviamente fue el 95% de las cosas, porque decir que comió como si el mundo se fuera a acabar sonaba mal para una chica como ella.

‹Sí, dame al menos un colchón en el piso› respondió con veneno en su mente. Aunque esta casa tenía tres cuartos Amber no quería que durmiera en el cuarto disponible ya que ese era "el cuarto de su padre", el mismo que literalmente no ponía un pie esta casa desde hace 10 años y que ni siquiera había pisado suelo estadounidense desde hace como 5 años, sin mencionar que en ese cuarto sólo había una cama, un escritorio, un closet y una mesita de noche, un lugar vacío y lleno de polvo, aunque esto último lo sabía sólo porque tuvo que entrar ahí para limpiar.

El alcohol de verdad había hecho efecto en su sistema, aunque no del modo tradicional pues no se emborrachó. El alcohol era una sustancia con efecto desinhibidor y ella tenía muchas cosas que inhibir o todo ardería y la verdad es que no quería lidiar con las cenizas de aquello.

— Estoy bien, ya vete a dormir —se quejó, recostándose en el sofá a pensar cuánto odiaba no haberse quedado como fantasma la última vez que se murió, eso sonaba como un mejor destino a terminar en manos de dos dioses dementes con demasiado poder en sus manos.

De no ser por la habilidad "procesamiento de pensamiento paralelo" lo más probable es que esa mañana Aylin habría despertado con un nuevo trauma y habría tenido que cambiar su medicación, pero después de una noche de sueño de seis horas ella ya había asimilado la situación y se había resignado al hecho de que estaba muy jodida.

‹Sólo espero que esta vida valga la pena› maldijo para sus adentros, pensando que ahora mismo sonaba muy tentador volver a reencarnar sin sentido durante miles de años como un ser humano en este planeta. Podía sonar exagerado querer volver a estar maldita, pero es que esos tipos en serio estaban locos y no los quería cerca, aunque, viendo los hechos, parecía que incluso si siguiera reencarnando tarde o temprano terminaría en manos de esos dos, a menos que reencarnará hasta que este universo explotará o algo así para que el Hacedor y el Dios Verdadero finalmente desaparecieran de la existencia.

Era un tanto deprimente caer en cuenta que, de todas las malas decisiones que había tomado en toda su existencia, encontrarse con esos dos no fue una mala decisión de por sí, ya que eso no fue algo que ella eligió por su propia cuenta, sino algo que fue decidido por alguien más. No eligió convertirse en el compañero de juegos de Vito ni tampoco eligió el ser desechada en el bosque donde Lux vivía, sólo fue algo que pasó y que estuvo fuera de su control, mas no podía decirse lo mismo de las acciones que estos dos tomaron...

— Agh...

Estuvo pensando en eso toda la noche y las primeras señales de una suave resaca le recordaron que no había solución: no había forma de librarse de esto porque todos los humanos morían tarde o temprano y cuando muriera estaría obligada a volver con ese par de locos, aunque no iba sólo a sentarse y esperar morir.

‹ ¿Cómo debería calentar la pizza? › pensó Aylin, mirando la caja de pizza que había en el refrigerador. Ayer había exagerado en su pedido porque no quería dejar margen de error en cuanto a saber si ahora era libre de la influencia de esos dos, pero, a decir verdad, se había pasado un poco ya que esta cantidad de comida chatarra era equivalente a una semana entera de comidas, aunque no es como si todo esto fuera a durar tanto ya que no vivía sola. 

Aylin tenía tanta hambre que desterró cualquier pensamiento relacionado a los rezos y, en su lugar, decidió irse de lleno a investigar el cómo recalentar pizza, hamburguesa y papas fritas para que estuvieran tan buenas como cuando estaban recién hechas. Sí, lo mejor es que sólo olvidara lo sucedido ayer, ella... sólo tuvo un impulso de idiotez por el alcohol y pidió demasiada comida ayer.

— ¡Eso huele rico, ¿Qué estás cocinando?! —cuestionó Yona, irrumpiendo en la cocina con su pijama con dinosaurios.

— Estoy recalentando papas fritas y pizza —respondió, friendo otra vez las papas que compró ayer. En el otro quemador estaba calentando la pizza y en el horno un par de hamburguesas con queso.

— ¡Yo quiero!

— Lo sé —era un hecho que Yona no la iba a dejar comer en paz si no le daba.

— Yo también quiero —esta vez fue turno de Thoma, quien estaba usando su pijama de gato.

— ¿Qué les he dicho de acercarse a la estufa cuando estoy cocinando? —aunque fue una pregunta muy tranquila, ambos niños de inmediato se alejaron de ella y se quedaron mirando todo desde la puerta de la cocina.

— ¡Yo quiero la hamburguesa! —dijo Thoma.

— ¡Y yo las papas!

Suspiró— Sí, sí...

Estaba muy segura de que, si les diera permiso, esos dos se pegarían a ella cuando estuviera cocinando como ya lo hacían cuando no usaba la estufa. No importaba que estuviera haciendo algo muy tonto, ellos exigían ser incluidos en ello.

‹Debería haberme comido esto ayer›. Pensó, viendo a esos dos comer como si esta fuera su última comida. Si bien la comida sabía muy bien, el hecho es que recién hecha debió saber mejor.

— ¿Podemos jugar en la consola? —preguntó Thoma, terminando su porción de su nada sano desayuno de hamburguesa con queso y pizza con pepperoni.

— Sí, pero antes lávense las manos y vístanse que el bus debería estar aquí en media hora —cedió, recostándose en el sofá mientras apoyaba su brazo en un cojín del mismo para así ver su celular sin cansar su brazo.

Cinco minutos después de que esos dos empezaran a jugar en su consola, Amber finalmente se levantó y no tardó en notar que ya habían desayunado.

— Eh... ¿Y no hay nada para mí? —preguntó con un aire desolado.

— Hay papas fritas en el sartén y una hamburguesa en el horno, sólo quita la tapa y usa una espátula para que no te quemes —agregó, sabiendo que Amber era capaz de quemarse de manera estúpida, ya la había visto hacerlo antes.

Al saber que había papas fritas esperándola, Amber de inmediato se dirigió a la cocina mientras Aylin seguía vagueando en el sofá hasta que un mensaje de un número desconocido le llegó.

「 Anoche fue increíble, espero verte otra vez, belleza 🧡 」

‹ ¿Cómo es que se llamaba este tipo...? › se preguntó Aylin, recordando que, efectivamente, le dio su número ayer. Su nombre era ¿Jay?, ¿Jim?, ¿Juan...? ‹Agh, como sea›

「 Pues parece que no es mutuo porque te dio mal su número 」

Eso era mentira, pero ¿Qué importaba? Ella le dijo que esto sería algo de una sola vez.

‹Ahora que lo pienso, ¿Siquiera le dije mi nombre? › se cuestionó, sin recordar en algún momento de la noche le dijo su nombre mientras que un aviso de Abismo le decía que Amber la estaba mirando desde la mesa. Bueno, si no lo recordaba probablemente no lo hizo— Si sigues mirando, vas a tener que pagar tú también —le dijo a Amber, notando que esta estaba mirando mucho su atuendo, el cual ciertamente dejaba ver mucha piel.

— ¿Eh? —al ser descubierta, Amber se paralizó en su sitio, quedándose con una papa en la mano, pero ella pronto notó algo raro en las palabras de Aylin. ‹ ¿"También"...? › repitió un tanto horrorizada en su mente mientras la volteaba a ver— ¿Cómo que también?

Aylin sonrió al ver su expresión— Como si fuera a decirte —se burló, volviendo su mirada a su celular.

Ya podía imaginarse los comentarios de los lectores exigiendo su cabeza en una bandeja de plata por tratar así a Amber y a este otro chico cuyo nombre aún no recordaba. A este paso Aylin podría jurar que, de manera lenta pero segura, ella se estaba convirtiendo una especie de enemigo jurado entre las fans de esta autora.

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