Capítulo 21.75.
Uno de los dentistas que trabajaba en el hospital de su padre afortunadamente logró salvarle los dientes a su novio, y afortunadamente la anestesia hizo que él no pudiera hablar por unas cuantas horas.
— Creo que debería contratar más dentistas —suspiró su padre, revisando las reservas del hospital en el sistema desde su laptop. La lista de espera para el dentista más disponible era en un mes, de no ser porque era una emergencia y un sobrecupo ese chico hubiera perdido los dientes— ¿Cómo es exactamente que ese chico terminó con los dientes sueltos...? —le preguntó a su hija, quien estaba abrazándolo.
Samantha desvió la mirada— Bueno...
¿Qué debería decir? Si su padre descubría que hizo Matthew y cómo es que él terminó recibiendo un golpe de esa magnitud se iba a enojar con él. Sabía que a su padre no le simpatizaba ni su novio ni tampoco el padre de este, a pesar de que este último trabajaba en el hospital; ella... sólo no quería causar problemas.
— Él... se metió en una pelea en la que no debió meterse...—fue todo lo que dijo, y aun así pudo ver la expresión de su padre estropearse un poco.
— ¿Por qué sales con un chico tan problemático? —se quejó Steven, preguntándose de dónde es que su hija había sacado eso. ‹Tal vez de Melissa...›. Meditó un momento, recordando a su cuñada mencionar que antes de salir con él, su esposa salió con varios "chicos malos". No es como si le importara, a final de cuentas a quien ella le pidió matrimonio fue a él y con quien se casó fue él, pero era algo curioso.
En respuesta a su pregunta, la chica suspiró— A veces me pregunto lo mismo...
Entonces el tono de llamada de un celular resonó en la sala, pero sólo Steven y sus hijos varones reaccionaron ante esto, Samantha ni siquiera se molestó en mirar su celular.
— ¿No vas a contestar?
Negó— No, no quiero —de seguro era Matt. No quería hablar con él— Sólo quiero pasar tiempo contigo, papá —sonrió.
Sus padres tenían una agenda muy ocupada, algo normal si piensas que su mamá era dermatóloga estética bastante exitosa y el hecho de que estaban en una zona agrícola rodeada de fábricas y que su papá era un cirujano traumatólogo con especialidad en manos y pies; es por eso que cada semana ellos le daban un día especial a cada uno para pasar el rato juntos. No quería que su tiempo exclusivo con sus padres se echara a perder por culpa de Matt.
— Bien, Sam, ¿Qué quieres hacer hoy? —preguntó su mamá, sentándose junto a ellos en el sofá.
— Panqueques —respondió ella con una seriedad sorprendente.
Ante este pedido Melissa rió— Bien, amor, te toca —señaló, a lo que su esposo asintió y se levantó con rumbo a la cocina. Siempre era igual, los panqueques de su esposo eran muy populares en casa.
Apenas Steven salió de la sala, el ambiente entre madre e hija cambió a uno más de complicidad.
— ¿Qué película deberíamos elegir hoy? —preguntó Melissa mientras Samantha apagaba el celular, ya molesta por las notificaciones de este.
— Una de terror —Samantha ni siquiera dudó, sabía muy bien lo que quería ver.
Y ante estas tres palabras de su hermana, Tyler y Joshua, quienes estaban pasando el rato en los sofás del salón, se tensaron en su lugar.
— Chicos, ¿A dónde van? —preguntó Melissa, viendo a sus dos hijos intentando escabullirse sin que ella se diera cuenta, lo cual, claramente, fue imposible.
— Eh... Ah, bueno... Tengo tarea...—se excusó Tyler, luciendo muy nervioso mientras cargaba en sus brazos a Pipo, quien, por su edad avanzada y tamaño, no debía subir las escaleras por su cuenta.
— Partida online...—la excusa de Joshua fue más directa e indiferente, pero, a los ojos de su madre y hermana, él estaba temblando ante la idea de ver una película de terror.
Sí, sus hermanos no eran buenos con el terror.
‹Cobardes›. Pensó, acomodándose junto a su mamá. Mejor así, no quería compartir sus panqueques.
— Aquí tienen.
El momento en que su padre volvió con los panqueques su mirada se dirigió a la película en la pantalla de la sala, la cual esperaba su llegada para iniciar, y entonces Samantha pudo ver como él también se ponía muy nervioso al reconocer el título de esta.
Su padre tampoco era bueno para el terror, pero él no intentó huir.
— ¿Ya pasó lo feo...? —preguntó Steven, ocultando su rostro en el hombro de su esposa mientras ella y su hija veían la masacre en la película.
— Todavía falta —dijo Melissa para después darle una mordida a sus panqueques, sin verse afectada en lo absoluto por la cantidad de sangre y tripas que habían en la pantalla.
A Samantha le sorprendía un poco que su padre, aun sabiendo perfectamente que tipo de película iba a elegir, siguiera aceptando sentarse con ellas a ver películas en la sala.
— Ya es tarde, es hora de dormir.
La chica infló una mejilla en señal de protesta mientras los créditos finales aparecían en la pantalla— Todavía es temprano —se quejó.
— Mañana tenemos trabajo y... no creo que tu padre soporte otra película —señaló con tranquilidad, notando que su esposo se notaba nervioso y un tanto paranoico por culpa de lo que vio en el filme. Él no era bueno con el terror— No te duermas muy tarde —le dio un beso en la frente.
— Sí...
Era una lástima que mañana hubiera clases, quizás hubiera podido convencer a sus padres de desvelarse un poco más.
Sabía que su papá tenía un trabajo muy importante, gracias a él había un montón de gente que se mantenía más o menos entera; así como sabía que el trabajo de su mamá era también importante pero en un sentido diferente. Si bien su mamá podía pasar mucho más tiempo con ellos apreciaba que ambos se esforzaran en pasar tiempo con ella y los miedosos de Tyler y Joshua.
Cuando llegó a su cuarto, Samantha por un momento se debatió entre encender el celular o dormir con este apagado. Hace un tiempo ya había perdido la emoción de ver el celular, no era igual, no había algo que esperar...
— Ya era hora de que contestaras ¿Por qué tardaste tanto en tomar el teléfono?
Apenas escuchó esto, Samantha sintió ganas de apagar el celular de nuevo— Estaba ocupada.
— ¿Ocupada con qué? ¿Qué podría ser más importante que tu novio, quien tuvo una cirugía hace sólo unas horas?
— Una cirugía que conseguiste por tu propia estupidez —respondió con un tono mordaz. Era una lástima que la anestesia ya hubiera perdido el efecto, aunque él todavía hablaba un poco extraño.
— ¿Qué dijiste?
Entrecerró los ojos— Lo que escuchaste —se negó a retractarse— ¿Por qué siempre estás buscando pelea? ¡Te dije que no te metieras con Aylin, incluso esa chica te lo dijo, pero no escuchaste!
— ¡Eso no fue así! ¡Tú viste que pasó, ¿Cómo puedes decir eso?! ¡Ella me atacó!
— ¡Tú fuiste quien la agarró de la chaqueta!
— ¡Eso fue porque estaba metiéndose con nosotros!
— ¡¿Con nosotros?! ¡Tú te pusiste a gritarme por chocar sin querer con esa chica!
— ¡Eso no es cierto!, ¿Por qué siempre malinterpretas lo que hago? ¡Incluso cuando intento cuidarte tú sólo-...! —ahogó un grito de frustración— ¿Sabes qué? Ya me harté de tus caprichos, tonta niña de papá. Hablaremos cuando te hayas tranquilizado —cortó.
Apretó los dientes, lanzando su teléfono hacia la cama para luego dejarse caer en esta de manera descuidada, sintiéndose muy cansada. Ahora mismo sentía como si esa discusión la hubiera drenado por completo.
‹"Niña de papá"...› repitió en su mente las palabras de Matthew. Es normal ser una niña de papá cuando a ti tu papá sí te quiere.
Entonces escuchó unos golpes en la puerta que la sacaron de sus pensamientos justo en el momento en que su hermano menor entró a su cuarto.
— ¿...?
¿Por qué Joshua vino a su cuarto?
‹No me digas que lo escuchó› pensó, sudando frío.
— Toma —le extendió su cargador, el cual le había prestado hace unas horas porque el de él se rompió.
— Ah...—una ola de alivio la recorrió al ver eso. Había olvidado que le prestó su cargador— Déjalo ahí —señaló su mesita de noche, sin tener energías para levantarse.
Joshua sólo hizo lo que le pidió, pero antes de irse se detuvo— ¿Estás bien?
Joshua era un chico lacónico y taciturno como él solo, incluso cuando eran niños él era muy callado y eso aún hoy en día se mantenía al punto en que a veces Tyler se reía diciendo que Joshua tenía una cuota de palabras diarias, pero no es que su hermano fuera tímido, sólo... introvertido.
— Nadie planea un asesinato en voz alta.
Y con una lengua bastante afilada. Es por eso que le sorprendió un poco que le preguntara si estaba bien.
Suspiró— Sí... sólo...—se pasó la mano por el pelo, echándose el flequillo para atrás— Estoy bien, no te preocupes.
—...—pudo notar que su hermano no le creyó, pero no insistió— Si tú lo dices...—fue todo lo que dijo, saliendo de su cuarto y cerrando la puerta.
Al estar sola en su cuarto, Samantha tuvo la libertad de descansar y divagar un poco lo que había pasado hoy. Hoy habían pasado muchas cosas...
‹Yo sólo...›
— ¡Ni siquiera lo intentes! ¿Quién podría amar a alguien como tú? ¡Nadie, nadie lo hará!
Al escuchar la voz de Matthew resonar en su cabeza Samantha se paralizó en su lugar.
‹Ya es tarde, debería dormir›. Pensó, extendiendo su mano hacia su luz de noche.
Ella... sólo no quería pensar en eso.
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