— Sam, ¿Quieres ir a mi casa? —sonrió Matt.

El rostro de Samantha se iluminó ante esta pregunta. Hace ya un tiempo que no iba a casa de Matt, específicamente desde que él comenzó a tener tutorías con la protagonista.

— ¡Por supuesto!

La familia de Matt era amiga de su propia familia desde hace muchos años, los conocía desde que podía recordar y su suegro a veces se refería a ella como "la hija que nunca tuvo".

‹ ¿Ves, Aylin? Él todavía piensa en mí›

Ella no había sido abandonada.

— Mi padre lleva un tiempo queriendo verte —comentó Matt, encendiendo el motor del auto— "¿Cuándo traes a mi nuera?" y cosas así. Creo que él y Linda se pondrán contentos cuando te vean.

Al escuchar a Matt decir eso con su habitual tono de voz, pero con un atisbo de molestia que sólo ella pudo notar, a Samantha se le formó un nudo en la boca del estómago.

— ¿No es eso un abandono?

¿Acaso Matt sólo la invitó a su casa porque no quería que su padre lo siguiera molestando con eso...?

‹Estoy pensando demasiado...› pensó, intentando apartar las dudas de su mente.

Ella sólo debía disfrutar de la visita familiar con Matt, ¿No...?

Pero... entonces ¿Por qué no podía dejar de pensar en ello...?