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Capítulo 19.

Lanzó el balón con toda la intención de hacer una canasta, pero ésta rebotó en el aro y cayó a un lado.

— Demonios...

Había mejorado, pero seguía sin poder hacer un juego perfecto, o al menos lograr la mitad de los tiros.

«¡El nivel de la habilidad "baloncesto" ha aumentado!»

‹ ¿Me estás jodiendo? ›. Se cuestionó, viendo con incredulidad el anuncio de que había llegado al nivel 4. Literalmente había fallado el tiro ¿Era algún tipo de requisito especial o había completado un número específico de juegos?. ‹Agh, no entiendo esta cosa›.

De todas formas, era un milagro que el sistema funcionara con el mundo original destruido y sin dioses ayudantes para mantenerlo. Era como si un juego online estuviera operativo después de quedar abandonado después del fin del mundo y estar sin mantenimiento por... millones de años.

— 4 de 10 canastas, eso es un buen número —escuchó decir a Logan.

— Podría ser mejor —sentenció, limpiándose el sudor con la camiseta de entrenamiento. Cuatro de diez tiros significaba que la probabilidad de que fallara el tiro era del 60%, y esa probabilidad era demasiado alta para su gusto.

En realidad, Aylin no tenía un interés especial en el baloncesto ni en quedarse después de clases entrenando, pero después de que Troy, el capitán del equipo de la escuela, la viera jugando con Logan en la hora del receso a este se le había metido en la cabeza que ella debía unirse al equipo de baloncesto e incluso convenció a su hermano de ayudarlo.

No entendía porque Troy había sido tan insistente en esto, era alta, sí, pero en realidad había muy pocas chicas en el equipo de baloncesto, por no decir que no había realmente un equipo femenino en la escuela porque la autora no estaba interesaba darle un mínimo de protagonismo a cualquier mujer que no fuera Amber, quien era un ratón de biblioteca. Aun así, aceptó cuando Troy le ofreció comprarle un helado después de cada entrenamiento.

‹Soy tan fácil de comprar...›. Pensó, un tanto disgustada consigo misma.

De cualquier modo, los chicos del equipo de baloncesto eran agradables, salir más temprano de clases para entrenar le gustaba y pronto encontró algo de diversión en jugar, aunque el nombre del capitán y el uniforme fueran iguales a los de High School Musical.

— ¿"Mejor"? —repitió Troy un tanto ofendido— ¿Acaso tus ojos están mal también? Sólo empezaste a jugar hace un par de meses y ya tienes un nivel increíble —la ¿regañó?, con los brazos cruzados—. No sería exagerado decir que eres una prodigio en baloncesto —declaró, consiguiendo algunos asentimientos de aprobación de sus compañeros.

— ¡Aylin, eres realmente buena!

— ¡Sí, no tienes que desanimarte, confiamos en ti!

‹Estos tipos son muy altos› pensó Aylin, viendo a los miembros del club animarla mientras se acomodaba su bandana roja en la muñeca. Como se esperaba del equipo de baloncesto, el chico más bajo le sacaba cinco centímetros mientras que los hermanos Clifford le sacaban más de veinte centímetros.

— Es cierto, has avanzado mucho en estos meses para sólo haber jugado ocasionalmente hasta ahora —los apoyó Logan, el cual era el más alto del equipo con 1,92.

— Ah... En realidad, solía jugar bastante al baloncesto con un amigo de mi padre —dijo, sin admitir que en realidad en su vida pasada jugó bastante al baloncesto y, en su lugar, rememoró cuando jugaba con Phillip en el verano. Ese tipo era tan alto que alcanzaba el aro de minibasket con sólo estirar el brazo.

Tal parecía ser, uno de los motivos por los que las chicas no querían unirse al equipo era que los chicos del equipo eran "muy altos" y eso las "intimidaba". La verdad es que esa razón le parecía bastante absurda por lo demás pues Matthew medía 1,83 y todas ellas babeaban por él y, a diferencia de Matt, los chicos del equipo no eran nada intimidantes así que posiblemente sólo era una forma de que el mundo intentaba acomodarse a los deseos de la autora sobre "ningún chico debe resaltar más que los protagonistas masculinos".

‹Eso es bastante estúpido›. Pensó, escuchando a sus compañeros de equipo hablar en el pequeño descanso de veinte minutos después de la práctica que estaban teniendo fuera ya que el piso del gimnasio estaba siendo reemplazado y no podían usarlo aún, disfrutando uno de los últimos entrenamientos semanales antes de las vacaciones. La verdad es que todo este libro era bastante estúpido, pero el mundo se las arreglaba para funcionar de alguna forma.

Aunque estaban en Estados Unidos todos aquí hablaban en español y "el mundo" lo arregló haciendo que la mayoría de la población de la ciudad fueran hijos de latinos que vinieron a trabajar a los campos del pueblo hace mucho tiempo. Si esto fuera una película y no un libro los espectadores notarían que la mayoría de los demás estudiantes eran hispanos mientras que los protagonistas eran blancos y con ojos claros, excepto Will, porque el segundo interés romántico obviamente tenía que ser latino, esa era la norma.

La mejor forma de describirlo es que era la misma lógica de los animes y mangas, donde los protagonistas destacan incluso en una multitud por x rasgo o vestimenta mientras que los personajes de fondo no tenían cara o esta era muy genérica y realmente no se veían más que una "multitud", aunque, si esto fuera un manga, probablemente la mayoría de las chicas no tendrían una cara dibujada, como en los mangas yaoi, y al igual que en los mangas yaoi las mujeres o son malas, o tontas, amigas o familiares, todo sea con tal de hacer lucir mejor a la protagonista.

‹ ¿Y por qué Amber se parece a Barbara Palvin si supuestamente es fea? ›. Se cuestionó, sin entender eso. También era obvio que esa chica tenía mucho dinero aun cuando intentarán de alguna forma mostrarla "humilde", a pesar de que toda su ropa era de marca y los muebles de la casa eran tan caros que le daba miedo dañar uno mientras limpiaba.

Bueno... cosa de escritores novatos...

— Oye, creo que "ese chico" viene para acá —le señaló Logan, apuntando a Mike, quien parecía estaba acercándose a ellos.

— Agh...

— ¿No que te gustaba? —le preguntó el chico, confundido ante la mala cara que puso ante su aviso. De fondo podía escuchar la música que su amiga escuchaba, se iba a quedar más sorda si seguía escuchando música a ese volumen.

Aylin suspiró— Es atractivo —como básicamente todos los personajes principales y secundarios—, y su personalidad es adorable, pero jamás saldría con él. Mike es el perro faldero y a la vez el felpudo de Matthew, si saliera con él sería salir también con Matthew —y la sola idea le daba escalofríos.

— Vamos, no es tanto...

— Aylin —entonces Mike se paró frente a la banca donde estaban tomando su descanso—, quería hablar contigo... preguntarte algo...—habló, muy nervioso.

Sonrió— ¿Qué sucede?

— Yo... Me gustaría que fuera en un lugar más... privado...—dijo, mirando a Logan y al resto del equipo, quienes parecían bastante interesados en la situación.

— Está bien.

Aylin sabía que iba a preguntarle, de hecho, todos ahí sabían que quería preguntar, a Mike se le notaba en toda la cara lo que quería hacer, pero ella también sabía que esto era un libro y que este chico era bastante cobarde, así que o alguien los iba a interrumpir o el pánico le ganaría y le pediría alguna tontería.

— Bueno, yo...—desvió su mirada al costado, incapaz de mirarla a la cara— Me preguntaba si tú...

— ¡Mike! —y como era de esperar, Matthew entró a escena e interrumpió sin mediar palabra e ignorando por completo la atmósfera puso su brazo sobre los hombros de Mike— ¿Dónde estabas? ¿Acaso olvidaste que hoy voy a tu casa? —preguntó, sin siquiera darle a ella una segunda mirada.

‹Qué grosero›. Pensó, confirmando su punto: jamás saldría con Mike.

— A-Ah, sí...—aceptó el chico, siendo arrastrado por su mejor amigo aun cuando claramente él no quería ir con él.

Y es por eso que nunca tendría algo remotamente serio con Mike o con alguien como él, Matthew ni siquiera se disculpó con ella por interrumpir ni Mike se excusó antes de irse con Matthew.

—...—Logan se quedó mirando con una cara llena de estupefacción cómo Mike sólo dejaba que el protagonista lo interrumpiera y se lo llevara ¿En serio ni siquiera se había excusado con ella o algo...?— Realmente tienes razón...

— Yo siempre tengo razón —se burló, volviendo a tomar asiento junto a él.

— ¿Saldrías con él si no fuera tan...? —preguntó, ignoró por completo la burla de su amiga.

— Sí —admitió, tomando su botella de agua.

Al escuchar esa respuesta la expresión de Logan se descompuso al ver como este chico había despreciado su oportunidad de tener novia sólo porque no podía decirle que no a un "amigo" que ni siquiera lo trataba bien.

— No es justo, él podría salir con una chica linda y sólo desperdicia su oportunidad por una tontería, y a mí las chicas no me dan ni la hora —se quejó, un tanto deprimido al recordar esto último— ¿Por qué no le gusto a las chicas...?

— Es por tu cara —respondió Aylin, dándole un sorbo a su botella.

Logan frunció un poco el entrecejo— ¿Qué hay de malo con mi rostro...?

— Nada, es sólo que tienes la cara de un extra, sin nada destacable, y las chicas están embobadas con los protagonistas.

No es que Logan fuera feo o algo así, incluso si lo fuera era alto, atlético, talentoso y su personalidad era tan buena que en cualquier otro lugar él conseguiría una novia fácilmente; es sólo que no era "un adonis" como Matthew o William y las chicas de la escuela estaban tan deslumbradas con esos dos como polillas yendo directo a una llama.

Logan suspiró, mirando al piso— Qué desagradable es que tengas razón...—refunfuñó, poniéndose de malas al recordar a sus compañeras de clases hablar sin parar de lo "guapo" que era William o lo "genial" que era Matthew.

La chica le dio una mirada compasiva— Yo también odio tener razón en eso —admitió.

Es por cosas como estas que los secundarios menores y los extras odiaban a los protagonistas. En esta escuela había más chicas que chicos porque una parte de estos estaban en la escuela privada, pero, aun cuando las estadísticas decían que los chicos deberían tener al menos una oportunidad con sus compañeras, las chicas estaban total y completamente embobadas por Matthew y/o William, porque esos dos debían tener muchas chicas que matarían por salir con ellos, impidiéndole a todos los chicos de su edad tener la oportunidad de tener una novia.

Al ser un personaje secundario destacado, pero sin mucha trascendencia en la trama, Aylin era la única que se libraba de este "problema", por llamarlo de alguna forma, pues los demás podían desarrollar un interés real por ella sin ser afectados por los deseos de la autora, incluso había personajes "de fondo" que estaban interesados en ella.

Los personajes de fondo, como llamaban ellos al equivalente de los personajes que en una película serían los extras que salen en el fondo del plano, no sabían que vivían en un libro y eran la mayoría de la población en el pueblo y el mundo, pero, a su vez, eran los que eran más influenciados por los deseos de la autora, por eso casi no había mujeres que se destacarán o siquiera tuvieran nombre en el libro además de Amber, Samantha o sus amigas y/o enemigas.

— ¡Ya te he dicho que ese no es tu asunto, deja de meterte en lo que no te incumbe! —escucharon ese grito que venía desde el estacionamiento, el cual estaba bastante cerca del lugar que les habían prestado para que entrenaran— Deberías estar feliz por mí, ¡Por fin encuentro algo que me gusta! ¡¿Qué hay de malo en eso?!

Por cierto, todos los chicos que Aylin conocía parecían tener un odio especial hacia Matthew, aunque no era sólo porque trataba a los demás con la punta del zapato y aun así todas las chicas lo amaban, no, era porque mientras ellos no podían conseguir a una chica que no estuviera obsesionada con él o William, este chico no sólo coqueteaba con la protagonista teniendo novia, sino que también trataba a su propia novia muy mal.

— ¿No deberíamos intervenir...? —le preguntó Aylin a sus compañeros, logrando que todos la miraran como si estuviera loca. Todos parecían mirar lo que pasaba, pero sólo eso, nadie dijo o hizo nada ante la escena aunque ese empujón que Matthew le dio a Samantha fue fuerte.

— Eso...—Troy dudó, incómodo y sin saber cómo excusarse.

— Nosotros nos meteremos en problemas si sólo fuéramos e hiciéramos algo así...—completó otro de los chicos.

Aylin miró a Logan, quien también parecía incómodo ante la idea de intervenir— Logan, ¿No que eres amigo de Matthew?

— Eso...—desvió la mirada— Eso es sólo porque él me compra el almuerzo...—admitió.

El padre de Troy y Logan había tenido un grave accidente en su trabajo y por culpa de ese accidente quedó con serios problemas una pierna, problemas que le impedían trabajar, por esto su madre comenzó a trabajar, pero aun cuando ella trabajaba mucho su sueldo no era suficiente y la pensión por invalidez de su padre no reemplazaba el sueldo que ganaba antes, por eso Logan fingía no odiar a Matthew a cambio de que él le comprara el almuerzo para así ahorrarse algo de dinero y tiempo.

‹ ¿Es en serio? ›.

Sabía que sus compañeros estaban asustados de alguna manera destacar en el libro y que la autora decidiera tomar represalias contra ellos por esto, pero ver que se quedaban ahí sin hacer nada le molestó profundamente.

— Espera, ¿Dónde vas...? —cuestionó Logan al verla dejar su botella en la banca y levantarse. ‹ ¿Acaso va a intervenir? › se cuestionó, totalmente aterrado ante la idea.

— No me voy a quedar aquí mirando —sentenció ella, sin darles una segunda mirada.

— ¡¿Acaso te quieres morir?! —Troy entonces se levantó de la banca y se apresuró a alcanzarla, poniendo su mano en su hombro en un intento de detenerla— ¡Sólo déjala sola...!

Esto no le gustaba a ninguno, si hubiera sido cualquier otra persona, si no fuera Samantha, si no fuera Matthew, ellos hubieran intervenido, estaban seguros de que incluso los personajes de fondo lo harían, pero no podían. Ir en contra de los deseos de la autora era muy riesgoso, imposible si eras un personaje de fondo. Meterse cuando la villana y el protagonista masculino están discutiendo es peligroso, si lo hicieran se meterían en muchos problemas.

Al verlos a todos tan preocupados y asustados por ella, Aylin sonrió y apartó la mano del capitán de su hombro.

— No te preocupes.

Todo estaba bien.

‹Yo no tengo miedo a morir›

— ¿Por qué siempre actúas como si tuvieras siete vidas disponibles? ¡Ya deja de hacer cosas tan peligrosas...!

Esas palabras se las dijo hace tiempo alguien a quien quiso mucho. Era verdad, siempre actuaba de manera imprudente, sin tenerle miedo a la muerte, quizás por eso había muerto tantas veces, porque había perdido gran parte de su instinto de autopreservación después de ser maldecida.

Había escuchado que los idiotas nunca cambian a menos que la vida los golpeé fuertemente, quizás dejar a Samantha sola en esto la haría reflexionar sobre la situación en la que estaba, pero no pudo sólo hacer la vista gorda o mirar a otro lado. Le molestaba mucho la lógica de este libro de que si eres atractivo y tienes dinero todo te está permitido, le molestaba que la autora mostrará todo esto como algo hermoso y que las lectoras vieran las acciones de Matthew como algo romántico y no por lo que eran realmente: las acciones de un narcisista abusivo; estaba molesta porque nadie hiciera nada por el miedo o por estar inhabilitados de hacerlo, no, no estaba molesta por eso, lo odiaba.

Si la autora hacía algo en su contra por meterse, si realmente moría por esto, que así fuera. De todas formas, sólo tenía dos opciones: volver a nacer o caer en las manos de Lux, y la verdad es que la idea de nacer una vez más no le importaba, de todas formas, ya había tenido vidas horribles y una más a la lista no marcaría la diferencia a este punto.

— Parece que necesitas ayuda.

Vio a Samantha fruncir el ceño al escucharla— ¿Eso crees? —le contestó de manera seca mientras recogía sus libros del suelo.

Sintió ganas de reír al verla tan molesta ‹Está muy enojada por lo de antes› pensó— Sí, eso creo —se rió, comenzando a ayudarla a recoger sus cosas. Aunque era obvio que Samantha estaba alterada por la pelea de un momento, pudo notar que lucía más relajada ahora que estaba ayudándola; de seguro había caído en cuenta de que todos vieron lo que pasó, y que nadie la ayudó a pesar de eso.

‹ ¿Por qué? ¿Por qué no haces nada para detenerlo...? ›

La desesperación, la desolación de saber que nadie vendrá a salvarte. Conocía muy bien ese sentimiento...

— La próxima vez, no te sobreesfuerces estudiando historia —comentó, ayudándola a cerrar su mochila con la cinta que traía entre sus cosas— Incluso las mochilas de buena calidad se pueden romper si te excedes.

— ¿Cómo...?

"¿Cómo lo sabes?".

— Historia no es tu fuerte, ¿No? —respondió con una sonrisa—, es por eso llevas todos estos libros a casa para así mantener tu A en la clase.

Al igual que con las heroínas, no había puntos intermedios para las villanas en estas historias: O son las mejores en todo lo que hagan o son tontas y lamentables. Samantha venía de una familia de dinero, sus padres eran médicos de renombre y sus hermanos estudiaban en la escuela privada del pueblo; no era tonta, pero definitivamente la autora no quería mostrarla como alguien mejor que Amber, así que, vulgarmente, la nerfeó.

En las clases que compartían siempre veía a Samantha tomar notas y estar atenta a las explicaciones del profesor, pero en historia siempre se veía un tanto frustrada, pérdida o confundida. Era obvio que le costaba historia y estaba intentando compensarlo leyendo los libros de historia que traía en la mochila.

— Listo, cerrada... al menos hasta que llegues al auto —dudó, sin saber muy bien como pegaba la cinta en la tela, extendiéndole la mochila.

—...—Samantha bajó la mirada— ¿Por qué...?

Era obvio lo que ella estaba pensando "¿Por qué ella y no Matt?".

‹Porque no le importas›. Pensó— Es sólo que me gusta esa parte de ti —en lugar de decir algo hiriente que la haría enojar, decidió responderle—. Trabajar duro durante tanto tiempo... hacer eso es realmente difícil —sonrió—. Realmente te respeto, Samantha.

Había olvidado ya la sensación de necesitar trabajar duro para conseguir algo, cuando recuerdas tus vidas anteriores la mayoría de las cosas son fáciles, e incluso las veces en que no las recordaba algunas habilidades se habían mantenido en su alma, esperando que lo intentara una vez más. No recordaba haber salido de su zona de confort en mucho tiempo, ¿Para qué? Como estaba todo estaba bien, pero eso hacía que admirara a la gente que se esforzaba para tener los mejores resultados posibles.

Samantha entonces le quitó la mochila de las manos. Tal parece ser que sus palabras la afectaron... porque no fue Matthew quien se las dijo.

— Te odio.

— Pff-...—contuvo una risa al escucharla decir eso. Se sentía como cuando un niño se enoja con sus padres y les dice "te odio" o "ya no te amo"— Sí, yo también te odio.

Lucía como que Samantha ya estaba mejor, así que decidió que era hora de volver al campo de baloncesto. Esa chica tenía mucho que pensar.

— Ya pasaron los veinte minutos de descanso, ¿Volvemos a entrenar? —sonrió, tomando el balón bajo la sorprendida mirada de sus compañeros de equipo.

...

Primera vez que dibujo un fondo, nice >:D

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