Capítulo 17.66.
Tenía que disculparse antes de que fuera tarde.
No debió hacer eso, no debió gritarle eso cuando estaba enojado, después de todo ella tenía razón, los planes de sus familiares estaban fuera de cualquier límite, no era correcto que sus abuelos lo usaran como moneda de cambio para contentar a sus amigos con una visa, pero sólo cayó en cuenta de su error cuando, de todas las personas, sus padres lo señalaron.
Respiró profundo, listo para tocar la puerta. Extendió su mano, sintiendo como esta temblaba, y con el corazón en la garganta tocó la puerta tres veces.
Esto resultaría bien, ¿No? Era Aylin de quien estábamos hablando...
— No le veo sentido a tener una relación...—admitió— Yo... No quiero pasar el resto de mi vida peleando —como sus padres.
La mirada de curiosidad y algo de sorpresa que Aylin le dio ese día era algo que nunca olvidaría.
— Si hablamos de lo que nos pasa no veo el porqué tendríamos que pelear cada día.
Sí, sólo tenían que hablar las cosas y todo saldría bien...
‹Todo saldrá bien, ¿No es así? ›
Sólo había pasado un mes, ellos... él sólo tenía que disculparse...
Escuchó ruidos del otro lado de la puerta, pasos, y finalmente ella apareció por la puerta. Después de un mes sin verla, al verla ahí con el cabello despeinado, una camisa blanca mal abotonada sobre un short y una expresión de cansancio con un leve sonrojo sólo pudo pensar que se veía hermosa.
— ¿Quién es a esta-...? —cuando Aylin abrió los ojos y lo vio su expresión cambió por completo.
Apenas lo vio la reacción de Aylin fue cerrar la puerta, pero él puso el pie en la puerta, impidiendo que pudiera hacerlo, y aprovechando dicha apertura puso sus manos en la puerta.
— ¿Qué diablos haces aquí, Román? —gruñó, sin dejar de intentar de cerrar la puerta.
— Vine a hablar contigo —diablos, Aylin era demasiado fuerte.
— No hay nada de qué hablar. Piérdete —ordenó, dándole la misma mirada que le dio cuando tuvieron la última pelea.
Suspiró al ver que esta conversación había llegado a un callejón sin salida— Tomemos un descanso de esto, me estoy frustrando —le sonrió.
‹ ¿Qué? ¿No me vas a gritar? ›
Incluso ahora, ella no le gritó, aunque se lo merecía, pero eso no lo hacía sentir mejor.
— ¡Sólo déjame explicarte! Soy un idiota, ¿Sí? Sólo quiero que hablemos —le pidió, sin importarle que los vecinos pudieran escuchar este desastre.
Entrecerró los ojos— No quiero hablar contigo, ni verte, Schirmer.
— Por favor, sólo dame una oportunidad para arreglarlo —suplicó.
Una sonrisa cruel apareció en los labios de Aylin mientras seguía intentando cerrar la puerta— ¿Por qué debería dejarte hacerlo? Después de todo soy una mujer con corazón frío que no entiende nada y es mejor ser una visa gratuita para una desconocida a estar conmigo ¿Lo recuerdas, no? Porque yo no lo he olvidado.
Su cuerpo se estremeció al recordar eso, porque era verdad. Él...
— ¡¿Tú que vas a entender lo que significa la familia si tus padres te abandonaron?!
—...
Ella no respondió, pero su expresión le dejó ver que sus palabras la habían afectado, pero aun así él no se detuvo, tampoco se disculpó. Fue un idiota.
— ¡Sólo eres una mujer de corazón frío! ¡Ni siquiera entiendo por qué empecé a salir contigo!
—...—Aylin se quedó en silencio un momento— Tienes razón —le sonrió, una sonrisa vacía y sin sentimientos—. Terminemos.
Él realmente lo había arruinado ¿No es así?
En medio del forcejeo con la puerta la cerámica de baja calidad del piso de este edificio de departamentos le jugaron en contra y sus pies resbalaron, haciéndolo perder el equilibrio y caer hacia delante, abriendo la puerta de golpe y tirando a Aylin de paso.
— Au...—su mano dolía, ¿Acaso se había clavado una astilla? Pero rápidamente esos pensamientos fueron exiliados de su mente al ver a Aylin, quien estaba a menos de un metro de él, en el suelo, con una expresión de dolor mientras se sujetaba el brazo.
De inmediato intentó levantarse para ayudarla, pero se detuvo en seco al ver lo que había en la piel que la camisa dejó ver. Eran pequeñas marcas rojas, unas marcas que pudo reconocer de inmediato: eran las mismas marcas que hace un mes adornaban su piel.
— Aylin... ¿Qué es eso? —preguntó, sin aire.
Frunció el ceño— No es tu asunto, Schirmer —sentenció, acomodándose la ropa—. Ahora, vete antes de que llame a la policía —ordenó, levantándose para sacarlo de su cuarto.
— ¡Claro que-...!
— Aylin, ¿Con quién hablas?
Una tercera voz intervino en la discusión, una voz femenina que no era de la compañera de cuarto de Aylin ni nadie que él pudiera reconocer. Aun cuando estaba dentro él no pudo ver a la propietaria de esa voz porque antes de que pudiera hacer algo Aylin ya lo tenía en la puerta.
— Nadie —respondió con una voz seca, dejándolo fuera de su puerta.
La mirada que Aylin le dio antes de cerrar la puerta fue lo que más le dolió, una mirada sin ningún sentimiento. No había amor, ni odio, ni siquiera molestia, ella sólo... lo miró como si fuera una piedra en el camino.
— No es nadie.
Esas fueron las últimas palabras que le dedicó antes de cerrarle la puerta en la cara.
‹Llegaste tarde›
Su conciencia le reprochó sus acciones. No debió gritarle, no debió aceptar el rompimiento, no debió esperar a las vacaciones para hablar de eso con sus padres, no debió esperar un mes, él no...
— No te preocupes por eso —fue lo que le dijo Aylin a Denis poco después de terminar con Nina— Siempre puedo encontrar a alguien más.
Ella... realmente lo hizo...
— Yo... sólo quiero disculparme...
...
Dibujar chupones es más difícil de lo que pensé >~<
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