Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13.5.

  [Advertencia: Este capítulo contiene escenas sexuales no tan explicitas, están advertidos (☞゚∀゚)☞ ]

— Tsk...

No estaba feliz, ni en lo más mínimo, Samantha había interferido en su flirteo con Mike, aunque no entendía porqué lo hizo ¿Acaso estaba molesta con ella porque ayudó a Amber a maquillarse para la fiesta?

‹No es mi culpa que tu novio no te sea leal› rodó los ojos, levantándose de la terraza para ir al interior de la casa, donde había bebida y comida gratis.

Matthew le caía muy mal, era un estúpido y engreído cretino como la mayoría de protagonistas de estas tontas historias adolescentes, pero estaba feliz de no tener que cocinar y de no tener que pagar la comida que estaba comiéndose.

‹De todas formas tendré que pagarle la noche a la niñera› pensó sin mucho interés. Esa cuenta se la daría a sus padres. ‹De seguro me van a gritar por dejar a Thoma y Yona bajo el cuidado de una "desconocida"...›

Que hipócritas...

Habilidad abismo:

[Alguien te está mirando.]

— ¿...?

¿Quién la había estado mirando lo suficiente para que eso se activará?

Aylin, curiosa por esa alerta, miró a la dirección que le indicaron mientras mordía una de las galletas que había en la mesa. Fue entonces que su mirada se cruzó con la de una chica que estaba al otro lado de la mesa de bocadillos, la culpable de activar esa alerta.

‹Es linda› pensó, regalándole una sonrisa que pareció ponerla nerviosa. Cabello castaño, piel blanca y ojos oscuros, aunque no tenía ningún rasgo destacable al ser un personaje extra definitivamente era bonita.

En realidad, no había ido a esa fiesta por nadie en específico, Amber la obligó a acompañarla porque Verónica estaba enferma y le daba miedo ir sola, pero luego sólo desapareció entre la multitud para hacer quién sabe qué.

‹Típico de la protagonista› pensó, sin darle mucha importancia. De seguro ahora estaba con Matthew o algo así.

A decir verdad, sólo comenzó a flirtear con Mike porque él era un chico guapo y tenía una personalidad realmente adorable, con toda la energía de un Golden Retriever, pero, la verdad es que sólo era atracción superficial: Mike siempre dejaba que los demás lo pisotearan, sobre todo el idiota de Matthew, y eso no le gustaba. Aunque, no como si estuviera buscando una relación en una fiesta llena de adolescentes estresados.

— Hola —la saludó, sentándose junto a ella.

— ¡...! —Sofía se puso muy nerviosa cuando la chica que se había quedado mirando se acercara a ella a hablar ¿Acaso la había hecho enfadar...?

Había oído hablar de esta chica: se llamaba Aylin y era bastante popular en la escuela y ahora que estaba cerca de ella podía entender porque era popular. Ella era alta, olía muy rico y era muy hermosa, con un atractivo toque rebelde gracias a sus piercings y su cabello teñido, no podía evitar negar que por un momento se perdió en sus ojos...

— Lo siento, no quise asustarte —se disculpó, y Sofía pudo jurar que así debía ser la voz de los ángeles—. Me llamo Aylin. Es un placer conocerte.

— N-No te preocupes, yo... sólo me sorprendí —se apresuró a hablar, tropezando con sus propias palabras por el nerviosismo— Mi nombre es Sofía...

Ella sonrió, una sonrisa suave y amable pero con un toque seductor— ¿Estás sola?

— Sí, mis amigas me dejaron sola...—admitió, desviando su mirada hacia su vaso con cerveza. Aunque ellas la habían presionado para venir a esta fiesta en un intento de que se distrajera de su reciente ruptura con su ahora exnovio, ellas la terminaron dejando sola al poco tiempo.

— Qué coincidencia, yo también estoy sola —comentó Aylin con un tono juguetón mientras apoyaba su mejilla en su mano, mirándola con una mirada que parecía invitarla a perderse en esos ojos azules— Si no te molesta, ¿Quisieras tener una conversación conmigo?

A este punto estaba ahogándose con su propia saliva, así que sólo pudo asentir torpemente.

Fue una conversación tranquila y sin mayores altibajos, una charla casual en la que pudo notar que cuando Aylin se acomodó la camiseta que ella traía puesta unas cuantas estrellas se asomaron entre la tela.

— Oh...—pudo ver la mirada de curiosidad de Aylin, como preguntándole que ocurría— Yo... tengo curiosidad sobre el tatuaje de tu hombro —admitió—, ¿Tiene algún significado? Lo siento si es algo difícil de decir...

Al escucharla decir eso, Aylin soltó una risita— Eres sorprendentemente seria, eh —comentó con una sonrisa que la hizo sonrojar—. No tienen ningún significado, es como mi cabello o los agujeros en mis orejas.

— ¿Porque son lindos...? —habló con cierta duda en su voz.

— Correcto.

Tragó duro, sintiendo su garganta un poco seca— ¿Tienes más?

No fue hasta entonces que Sofía cayó en cuenta que la distancia entre ellas se había acortado de manera drástica.

— ¿Acaso quieres verlos...? —preguntó Aylin, a pocos centímetros de su rostro.

—...—quiso hablar, pero ninguna frase coherente salió de su boca— Justo ahora... ¿Estás coqueteando conmigo...? —se atrevió a preguntar.

Una sonrisa surcó los labios de la chica al escucharla decir eso— ¿Está funcionando...?

— Yo... creo que sí...—respondió, sin fuerzas.

Lo siguiente que Sofía supo es que se estaban besando. Esta era la primera vez que besaba a otra chica; el sabor de su brillo labial era agradable, un suave dulzor con un toque adictivo. A ella... ni siquiera le importó que alguien que conociera pudiera verla ahora.

— ¿Quieres ir a otro lugar...?

Esa fue la pregunta cerca de su oreja que marcó el punto de no retorno, un puente que ella misma quemó.

— Sí.

Aylin sonrió, tomando su rostro con delicadeza— Pero hay algo que debes tener en cuenta...—advirtió, sin alejarse de ella— Será mejor que te asegures de que soy la única persona en tu mente mientras estás conmigo —sentenció, mirándola directamente a los ojos con esos ojos suyos.

— ¿Cómo podría?

El punto de no retorno, el punto donde sus uñas se aferraron a su espalda. Suspiros y gemidos se escuchaban en el rincón oscuro donde estaban, un lugar alejado de miradas no deseadas. Los besos eran tan intensos que estaba segura de que sus labios mañana estarían hinchados, pero no le importó, ella sólo dejó que los devorara tal y como la estaba devorando a ella. Su ropa interior estaba corrida y su falda levantada, mientras sentía sus dedos ahí abajo no pudo agradecer el consejo de su madre de usar esa falda, que le quedaba bien.

— Haa... Ah...

Se aferró a su ropa, sintiendo el orgasmo a punto de llegar, y cuando llegó su tan ansiada liberación, su garganta la traicionó.

— ¡Daniel...!

Su mente, nublada por el orgasmo, sólo cayó en cuenta de su error cuando vio el rostro de la chica con la que había estado coqueteando esa noche. "¿Quién es Daniel?" parecía decir su rostro.

— A-Ah...

Al verse reflejada en esos ojos azules, tan profundos como el mar, tembló al caer en cuenta que dijo el nombre de su ex cuando estaba con otra persona, había hecho algo que Aylin le había dicho expresamente que no debía hacer. Se sintió tan avergonzada que, sin poder contenerse, comenzó a llorar.

—...—al ver a esta chica echarse a llorar delante de ella una leve sensación de pánico reemplazó a la indignación que sintió hace menos de un minuto. Ella ¿Qué se suponía que debía hacer en esta situación...?

— Niño, recuerda esto y grábalo en tu alma: es de mala educación tratar de manera fría e indiferente a la persona con la que has tenido sexo después de hacerlo, sin importar que sea un chico o una chica o que haya sido algo casual —fue el regaño de su maestro, quien estaba muy borracho en ese momento, al punto de que estaba sosteniéndose de sus hombros en un intento de no caerse al suelo del bar en que estaban—. La gente, y por sobre todo las mujeres, se ponen sensibles después de tener sexo, ¿Entendido? Si eres frío y cruel después del acto, nadie querrá hacerlo contigo.

Sintió ganas de maldecir a su maestro por enseñarle algo así, ¿Por qué querría obedecer esas palabras después de escuchar el nombre de alguien más de la boca de la chica con la que se había acostado...?

— ¿Estás bien? —preguntó, maldiciendo por dentro a su maestro, donde fuera que su alma estuviese, porque en realidad ahora mismo sólo quería mandar a esta chica al demonio pero su educación pasada le impidió hacerlo aun cuando su ego herido le exigía que lo hiciera.

— ¡No...! —sollozó, aferrándose a su espalda como lo hizo hace unos momentos, pero con un sentimiento completamente distinto. Estaba avergonzada, triste, desesperada, todos esos sentimientos salieron en sus lágrimas mientras se aferraba a ella— Yo...—hipo— Yo... lo extraño...—sollozó mientras recibía consuelo de alguien que no debería dárselo y que, en realidad, no quería dárselo.

‹Entonces ¿Por qué diablos aceptaste mis avances? › pensó, mordiéndose la lengua para no decir algo que empeorara la situación y, en su lugar, hizo más de lo que debió hacer: se quedó a su lado y la consoló, sin decir ni una sola palabra mientras ella lloraba y le contaba todo lo sucedido con ese tal Daniel, aunque en realidad ella no tenía ni el más mínimo interés en saber la historia. Incluso la acompañó al baño para que se lavara la cara y de paso aprovechó de lavarse las manos.

— ¿Por qué no me quiere...? —sollozó.

— Porque es un idiota —suspiró, sin saber cómo terminó en esta situación.

Sofía no estaba borracha, todo esto lo hizo de manera consciente, y eso lo hacía peor, si alguna de ellas o ambas hubiesen estado ebrias hubiera podido dejarlo pasar, pero no lo estaban ¿Qué había hecho para terminar en esta situación...? No había hecho nada para tener que lidiar con esto.

‹Aunque, sí he hecho muchas cosas malas...›. Divagó, rememorando todas las cosas malas que había hecho en toda su existencia; no eran pocas cosas, aunque en esta vida se había comportado.

Alguna vez mató a mucha gente, por su culpa muchas personas fueron infelices, por sus acciones mucha gente derramó lágrimas.

Rodó los ojos al recordar eso. ‹Olvídalo, sí lo merezco›.

Fue difícil, pero logró tranquilizar a Sofía lo suficiente como para que pudiera llamar a sus padres para que la llevaran a casa, su padre se escuchaba muy preocupado cuando su hija lo llamó con la voz rota. Hubiera sido incómodo si ella le hubiera pedido que la acompañara al auto, pero afortunadamente no lo hizo.

— Lo siento por esto...—se disculpó Sofía, realmente arrepentida y sobre todo muy avergonzada de haber hecho tal escena en una situación así.

Suspiró— No te preocupes, todos necesitamos desahogarnos de vez en cuando —aseguró con una pequeña sonrisa, más cansada que enojada a este punto.

Desvió la mirada, sintiéndose incapaz de mantenerle la mirada— Aun así, lo siento, y... Lamento tener que irme así.

— No te preocupes —intentó restarle importancia en un intento de no mostrar que en realidad quería que ella se fuera—. Regresa con cuidado, aún falta para que amanezca y puede ser peligroso.

— Sí, mi papá vendrá a buscarme. No te preocupes...

— Eso me tranquiliza un poco.

Sofía la miró, sin saber muy bien que decir, no sabía cómo pudo involucrarse con una chica así. Su mirada azulada era tan amable que sintió ganas de llorar otra vez.

Se limpió torpemente la nariz con un pañuelo, escuchando el tono de llamada de su padre sonar en su bolsillo— Ya me voy, mi papá llegó —se disculpó, tomando su celular y viendo la llamada de su padre— Yo... Realmente lo lamento —se disculpó de nuevo.

— Ve con cuidado —la cortó, sin querer escuchar más disculpas de esta chica.

Una vez Sofía salió de su campo visual, Aylin tomó su celular y borró el último contacto que había agregado, el número de esa chica. ‹Agh, soy demasiado joven para lidiar con esta mierda› pensó, con un mal sabor en la boca por culpa de esta situación. Esta era la primera vez que salía en un tiempo y sólo podía pensar en que debió mandar al diablo a Amber y quedarse viendo "buscando a Nemo" con sus hermanos.

De todas formas, sólo fue sexo, uno que ni siquiera fue lo suficientemente bueno para que esa chica dejara de pensar en el ex que la engañó ¿Qué más da si no la volvía a llamar...? Le dijo las reglas, pero ella fue quien decidió seguir y romperlas.

‹Que lástima...› pensó sin mucho interés, mientras apoyaba su celular en su barbilla ‹Me había gustado su personalidad›

¿Qué debería hacer...? ¿Debería ir a casa o pasar la noche de fiesta?

‹No, la verdad es que quiero mandarle la cuenta a esos dos...›

Tal parece que iba a disfrutar de la comida gratis un poco más. No es como si a alguien fuera a importarle que no fuera a dormir hoy de todas formas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro