Capítulo 13.
Lo más común de un libro de romance adolescente eran las fiestas, no era extraño que estas fueran parte importante de la trama y hasta de las personalidades de los personajes, y este libro no era la excepción.
Como se esperaba de una fiesta de Matt: la gran casa estaba llena de alcohol y comida la cual rápidamente fue consumida por adolescentes estresados. Mañana era fin de semana y faltaba poco para las vacaciones, podían emborracharse sin culpa y, por sobre todo, de manera gratuita.
‹De seguro va a venir Amber sin lentes y el pelo suelto...› pensó Samantha de mal humor junto a un poco de vino. No entendía la lógica de que si la protagonista se soltaba el pelo y se quitaba los lentes se veía como modelo.
— ¿En serio estás tratando de aplicar la lógica en una novela romántica?
Suspiró al recordar lo que Aylin le dijo a Christina cuando hablaron sobre el "poder" de la cola de caballo y los lentes. Era cierto, estaba pidiéndole demasiado a la autora...
‹ ¿Siquiera puede ver sin lentes...? ›
Al poco tiempo, cuando iba por la mitad de su copa de vino, Samantha pudo escuchar susurros y demás.
‹Ya llegó› pensó, sintiendo como su humor se agriaba aún más, sabiendo que así era el modus operandi en estas situaciones: absolutamente a todos les importaba lo que hiciera la protagonista, incluso a los que no les importaba.
— ¿En serio son ellas?
— Dios, se ven hermosas...
‹ ¿"Hermosas"...? › repitió en su mente ‹ ¿Acaso Amber vino con su amiga? › se cuestionó, dándole un sorbo a su copa en un intento de sacarse el mal sabor que quedó en su boca. No había muchas chicas a las que les dieran protagonismo a menos que quisieran hacerlas lucir como malas o huecas para hacer lucir bien a la protagonista, así que ¿Quizás era Verónica quien la acompañaba...?
Bueno, su lógica no estaba equivocada, pero no fue así...
Sí, la protagonista había venido con el pelo suelto y sin lentes, pero eso no era todo. Estaba bien maquillada y bien peinada, dándole una apariencia inocente que le ponía de los nervios, además por primera vez la vio usar ropa que combinaba y no la hacía lucir mal, pero ella no venía sola...
‹ ¿Aylin...? › pensó, completamente conmocionada mientras veía a la chica que la acompañaba.
Su pelo estaba suelto y perfectamente peinado, con un tono discreto de maquillaje y una ropa que no dejaba de ser su estilo tomboy pero lucía más femenino. Unos jeans azules, unas zapatillas blancas, una camiseta blanca con rayas negras y un cárdigan color perla.
Samantha abrió la boca en una perfecta "o", incrédula de lo que sus ojos estaban viendo ¿Qué clase de broma era esta? ¿Aylin, vistiéndose bien por su cuenta...?
En ese momento, Aylin notó la mirada que Samantha le estaba dando y con una pequeña sonrisa insolente se acercó a ella.
— ¿Capté tu atención? —le preguntó, apoyándose juguetonamente en la mesa en la que estaba— Hoy me esmeré en lucir bien, como me lo pediste hace un tiempo —se acercó un poco más, disfrutando las reacciones que estaba obteniendo de la rubia— Pero, como lo predije, no parece que seas capaz de manejarlo, Samy~.
Nerviosa y sin saber muy bien que decir, Samantha tomó su copa de vino y se la terminó de golpe— Sólo me sorprendiste —se defendió, sin mirarla— ¿Quién las maquilló? —cambió el tema. La protagonista no sabía nada de maquillaje, ella misma lo había admitido varias veces.
— Ah, fui yo.
— ¿Ah?
Aylin se rió al ver su expresión de sorpresa— Puedo lucir descuidada la mayor parte del tiempo, pero sé bastante bien como maquillarme y arreglarme, ¿Sabes?
‹Lo noté› le dio la razón en su mente, sintiendo la necesidad de beber otra copa de vino. A este paso, por culpa de esta chica, iba a terminar emborrachándose antes de lo esperado— M-Me tengo que ir —se excusó, levantándose de la mesa a tropezones.
Aylin sonrió al verla huir de ella— Suerte, Sam.
Ella realmente necesitaba esa suerte ahora mismo...
En momentos como estos, lo típico era que los protagonistas hablarán y comenzaran una charla filosófica barata bajo los efectos del alcohol, en el peor de los casos podrían terminar besándose o haciendo más que eso. No podía permitir eso.
Sin embargo, ahora mismo Matt estaba hablando con sus amigos mientras bebían y ella no se sentía cómoda con interrumpirlos, así que comenzó a beber un par de cervezas a unos cuantos metros de distancia. Lo malo es que por beber perdió la noción del tiempo y, antes de darse cuenta, el grupo se había dispersado.
‹ ¿Dónde está...? › se cuestionó, comenzando a buscar a su novio con la mirada. ¿Quizás estaban en la terraza? Ese era el lugar más cliché para estas situaciones.
No, no estaba ahí, pero obviamente la terraza no estaba vacía en una fiesta tan grande...
— Eres muy lindo.
— ¿Qué clase de lindo...?
Sonrió— La clase adorable.
Ahí estaba el mejor amigo de Matt, Mike, sentado junto a Aylin. Sus narices estaban rozándose de lo cerca que estaban. Claramente estaban a punto de besarse.
Esto la molestó.
— Ejem —se aclaró la garganta, logrando que Mike se alejara de golpe de la chica por el susto de ser interrumpidos. Por su parte, Aylin no parecía feliz con su interrupción— Mike, ¿has visto a Matt? —cuestionó.
El chico, muy sonrojado, respondió sin mirarla— Creo que estaba en el patio... No recuerdo...—admitió, muy nervioso, mientras miraba las enredaderas que la madrastra de Matthew había puesto en la terraza.
—...
— ¿Quieres que te acompañe a buscarlo? —preguntó Mike, sintiéndose nervioso por el silencio.
— Sí.
Aylin vio la escena con las piernas cruzadas, apoyando su mejilla en su mano, mientras le daba una mirada de molestia. No, ella definitivamente no estaba feliz con su llegada, su mirada de reproche se lo dejaba ver, pero la ignoró.
‹ ¿Acaso le gusta Mike...? › no pudo evitar preguntarse, pero ella no dijo nada ni se ofreció a acompañarlos, así que lo dudaba. Aylin era demasiado descarada, si quisiera estar con él hubiera insistido ¿No?
Dejando de lado esos pensamientos, ella y Mike estuvieron un rato buscando a Matt, pero era como si se hubiera desvanecido, no estaba en ninguna parte, claramente la autora no quería que los interrumpiera, pero aunque la casa era grande y tenía varios cuartos era sólo cosa de tiempo antes de que los encontraran. Cuando por fin lo hicieron, lo encontraron en el patio trasero, junto a la piscina... con Amber.
— Matt, te estaba buscando.
Cuando lo llamó, la expresión de su novio cambió por completo y al mirarla su rostro sólo mostró desagrado.
— Tsk —molesto por haber sido interrumpido por su novia, Matt se alejó de Amber y se acercó a ambos— Gracias, Mike —le agradeció al chico de mala manera, tomándola de la muñeca con fuerza— Nos vamos.
— Matt —lo llamó, pero él no respondió— ¡Matt, suéltame! ¡Me lastimas...!
La soltó con brusquedad y se dio la vuelta, muy molesto— ¡Tú me lastimas a mí con tus malditos celos! —le gritó, apuntándole con el dedo. Esto le dolió— Amber es sólo una amiga, pero estas celosa de ella ¿Acaso te sientes insegura de ella? —le reprochó.
— ¿Insegura? —repitió, muy ofendida— ¡Esa chica está claramente coqueteando contigo y tú le sigues el juego...!
— ¡Eso no es cierto!
Sin importar que los demás invitados estuvieran viéndolos ambos se enfrascaron en una fuerte discusión. No recordaba la última vez que discutieron por algo, pero esta vez fue la pelea más fuerte que tuvieron, tan fuerte que Matt se fue... de su propia casa.
‹Maldita sea› pensó, muy frustrada, sentándose en la mesa donde estaba la comida y las bebidas. Frustrada, tomó una cerveza y la bebió de golpe.
Ella no hubiera ido a buscarlo si esa chica no fuera la maldita protagonista y él su interés amoroso ¿Creía que no sabía de sus coqueteos? Si Matt no reaccionara ante Amber, ella jamás habría ido a buscarlo.
Estaba tan enojada que bebió demasiado, al punto en que en algún punto de la noche perdió el conocimiento.
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