El resto del mes fue bastante tranquilo para Samantha. La mitad del trabajo ya estaba hecho y hacer la otra mitad no le tomó más de dos semanas, aunque fueron dos semanas porque lo hizo de manera ocasional y no de una sola vez.

A decir verdad, fue un poco raro estar tan tranquila mientras veía al resto quebrarse la cabeza intentando terminar el trabajo. Ahora sabía que sentía Aylin cuando pasaba la mitad de la clase haciendo tonterías, esa libertad de tener la tarea asegurada era muy relajante.

‹Ahora que lo pienso... no hemos hablado mucho desde entonces› pensó, viéndola en su asiento mientras escuchaba música con sus audífonos ¿Cómo lo sabía? Estaba oyendo un poco de la canción que ella estaba escuchando.

— Chūi jikō ga ikutsu ka arimasu. Tsume o kitte ren'ai wa dame! Kore dake wa yakusoku shite kudasai! Okane no tame ni jibun sutero!

‹ ¿Eso es japonés? › se cuestionó, sin entender absolutamente nada de lo que decía esa canción.

Aylin entonces notó la mirada de Samantha sobre ella y, decidiendo molestarla un poco, decidió hablar.

"¿Pasa algo?" preguntó con una sonrisa... en lengua de señas. La expresión de incredulidad de Samantha al notar sus acciones fue bastante divertida.

Ignorando las ocasionales burlas de Aylin, Samantha no tuvo mayor problema haciendo el resto del trabajo y cuando había pasado poco más de la mitad del plazo establecido, el trabajo ya estaba perfectamente hecho y hasta con decoraciones porque se aburrió y se puso a dibujar en este.

— Maldita sea, sólo queda una semana —escuchó a Matt maldecir mientras hacía su parte del trabajo en su casa.

— ¿Quieres ayuda...? —preguntó al notarlo tan estresado, cubriéndose ligeramente con las sábanas de su novio para acercarse a él.

— No, estoy bien —casi le gruñó, apartando su mano con cierta brusquedad.

—...

Matt nunca la había tratado así.

— Está bien...