No podía siquiera moverse, le dolía todo el cuerpo.

Con dificultad abrió los ojos, estos le ardían un poco, no estaba seguro porque, quizás por dormir mucho... ¿Cuanto tiempo había pasado?

Cuando se giró a ver dónde estaba, se encontró en una amplia cama con miles de almohadones y mantas rojas y blancas.

No sentía uno de sus brazos, no podía entender porque, tampoco podía moverlo. El resto de su cuerpo estaba lleno de moratones, pero nada que no pudiese sanar en algunas semanas.

Escucho el picaporte de la puerta girar, y se alarmó al instante haciendo un movimiento brusco, el cual lamentó por todas sus heridas.

- No te asustes, soy solo yo - ese es justamente el problema, pensó Nikolái - vengo a tráete un poco de comida.

Gogol paralizado del terror de lo que pudiese hacerle, se quedó estático sin responder.

- ¿Me escuchaste? - alzó una ceja y dejo la bandeja que traía consigo sobre la cama, el rubio asintió apenas moviendo la cabeza.

¿Ese era el desayuno?

- no te muevas mucho, tienes el brazo quebrado - aclaró hechando un poco de café en una taza- ¿Quieres leche?

- No ...

- bien.

- ... Tú... - Fyodor alzó la vista asintiendo "mhm" - tú ¿Vas a dejarme allá abajo otra vez...? - tenía miedo de preguntar, pues la respuesta le atemorizaba.

- ¿A dónde? ¿Al sótano? - dejó el termo sobre la mesita de luz- ¡Pero claro que no! - contentó casi ofendido - tú eres un rey para mí, y los reyes no duermen en sótanos, verdad?

- Cierto...

- Pero... Todo tiene sus condiciones- lo miró a los ojos seriamente - si el rey se comporta como debe, estará bien, pero si al contrario, el rey hiciera algo malo... - se detuvo ahí- pero tú no harás nada de eso - le dió un pequeño toque con su dedo en la nariz.

Estaba preocupado, realmente preocupado.

Perdón tengo sueño pero quiero actualizar-