No sentía su propia cara, y aún ni siquiera habían llegado a su destino, eso solo era para el camino.

Cuando pasaron por la puerta, como parte de sus reflejos, Dostoyevski tiró fuertemente al rubio contra la pared haciendo que el aire escasease.
Cuando estaba a punto de deslizarse hasta el suelo, el ruso lo sostuvo del pelo acercándose peligrosamente al ya severamente lastimado chico.

- cariño, ¿Porque trataste de escaparte? - su tono no concordaba con el agarre de su mano que se iba haciendo más y más fuerte- pensé que habíamos llegado a un acuerdo, ¿No es así? - alejó un poco la cabeza del ucraniano de la pared y volvió a hablar - ¿No te gusta como tres trato? - fuertemente volvió a azotarla, Nikolái sin poder evitarlosoltó un gemido agúdo de dolor.

- Fyodor... Yo...- pronunciaba con dificultad - lo si-ento... - su respiración iba entrecortada y rápida.

- ¿Qué debo hacer yo con tus disculpas?

- Fyod-or...

- ¿Eres imbécil?

- Fyodor... No me siento... Muy bien...

Sin amague alguno, el ruso simplemente lo soltó, haciendo que Gogol cayera desplomado al suelo.

Sus ojos se cerraron con ansias dejando de ver la luz, y subiéndose en un profundo sueño del cual tardaría en despertar